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EL TÉRMINO FILOSOFÍA (1/10/04)

EL TÉRMINO FILOSOFÍA (1/10/04) Filo-sofía es una expresión griega compuesta de philos -"el perteneciente a", "el que gusta de", "el aficionado a", "el enamorado de", "el aplicado a", "el que ama a", "el que anda perdido por", "el amigo de"- y de sophía, vocablo emparentado con sophós -"el diestro", "el hábil", "el competente", "el que sabe", "el entendido en algo"-; si sophós es "el-que-sabe", la sophía es el saber mismo, es la sabiduría, es un peculiar saber acerca de todo, a la vez teórico y práctico, un saber del universo y de la vida, tanto de la vida privada como de la ciudadana. La "filo-sofía" -philo-sophía fue, pues, algo así como una persecución de aquel conocer que llena, fue ganas de saber de una vez por todas. A tal conclusión se llegó en el interior del círculo socrático - Sócrates fue un ateniense que vivió entre el 470 y el 399 antes de Cristo-.

Obsérvese que se trata de philo-sophía y no, justamente, de philo-epistéme. La epistéme constituyó un conocimiento exclusivamente teórico. Tampoco es cuestión de philo-téckhne o de un "saber-hacer-cosas" -saber sólo práctico-, sino que nos referimos a la philosophía; la sophía, la sabiduría, era un saber a una teórico y práctico, fue un conocimiento de la realidad y a la par del saber vivir o saborear acertadamente la vida; fue conocer intelectual -theoría- con fines práxicos. La filosofía constituyó doctrina, pero sobre todo fue un talante, una actitud existencial.

Dentro de la literatura filosófica, de que disponemos, aparece antes que otras formas el nombre philósophos. Fue Heráclito -o Heracleitos-, un griego que vivió en Efeso, en la costa occidental de la actual Turquía, entre el 576 y el 480 antes de Cristo-, fue Heráclito el primero que se sirvió de la palabra filósofo. Se trata del fragmento B 35, de entre los 130 que se conocen de este pensador griego que habitó en la Jonia. En dicho fragmento utiliza el nombre philósophos al señalar que "Conviene que los hombres filósofos sean sabedores de muchas cosas".

De fiarnos de los datos de que se dispone, el historiador griego Herodoto - Hérodotos vivió entre el año 484 y el 425 antes de Cristo- fue quien, el primero, usó el verbo filosofar. Este verbo aparece en el pasaje en que Herodoto cuenta -1, 30- como Creso saluda a Solón con las palabras siguientes:

"Han llegado hasta nosotros muchas noticias tuyas, tanto de tu sabiduría como de tus viajes, y de que movido por el gusto del saber – filosofar has recorrido muchos países con ánimo de examinarlos".
Pitágoras -Puthagoras- fue un matemático y un filósofo que vivió durante el siglo VI antes de Cristo.Había nacido en la isla de Samos -en el mar Egeo, cerca de la actual costa turca-; se trasladó a Crotona, en el sur de Italia, donde fundó comunidades de "filósofos-matemáticos". Se atribuyen a estas comunidades: la tabla de multiplicar, el sistema decimal, el Teorema de Pitágoras... Se admite corrientemente que Pitágoras fue el primero en llamarse a sí mismo filósofo -philósophos-, en tanto que enamorado de la sabiduría, a diferencia de sophos -sabio-, que era quien la poseía ya.

Como se señaló antes, el substantivo filosofía adquiere fuerza y uso habitual en el círculo que se formó en la ciudad de Atenas alrededor del personaje Sócrates - Sókrates -, quien se dedicó a educar a la juventud de aquella hermosa población. Discutía en las calles, en las plazas, en los gimnasios, durante los banquetes..., despertando simpatías e igualmente hostilidades considerables. Sus enemigos lograron que se le condenara a muerte, acusado de impiedad y de corromper a los jóvenes. Sucedió esto en el año 399 antes de Cristo. En este ambiente, la palabra filosofía adquirió semánticamente un significado preciso, opuesto al de sophía. Frente al sophistés -sofista o sabedor de las cosas públicas- y frente a los sophoí -que pretenden poseerla sabiduría acerca de todo-, Sócrates y sus discípulos sostienen que la única sabiduría es la ignorancia -"Sé que no sé nada"-. La sophía deja de ser un saber que se sabe para mudarse en un saber que se busca; la sophía se convierte dentro del grupo socrático en philosophía. La decisión de tal saber está justamente en que sea buscado. La pregunta y la crítica inflexible son métodos de este conocer, tan aparentemente modesto -"Conócete a ti mismo"-.

Platón -que fue discípulo de Sócrates desde el año 408 hasta el 399- reforzó y modeló la concepción socrática de filosofía. El saber era uno, lo cual forzaba a superar la diferencia entre apariencia y realidad; el único saber válido es el de la realidad, el de las cosas mismas -ideas perfectas de las cosas- y su circunstancial y volandera aparición a los sentidos. Lo serio es la idea de triángulo y no los múltiples triángulos dibujados que asaltan a la vista. La filosofía es busca de la sabiduría -de aquello que vale siempre y autónomamente- por ella misma, al margen de su eventual utilización.

Se comprende ahora que Platón relacionara la filosofía con la muerte -Fedón; 64, a-. Filosofar es prepararse a morir, a fin de que, libres de los sentidos, podamos contemplar la Idea de Triángulo, y todas las restantes ideas, en vez de enredarnos con la visión ocular de incontables y mudables triángulos, todos ellos imperfectos.

Aristóteles fue un macedonio -del norte de Grecia-, que vivió entre los años 384 y 322, convertido totalmente a la cultura griega. Fue discípulo de Platón desde el 367 hasta el 347, por espacio, pues, de veinte años. Según Aristóteles, la sophía es en definitiva felicidad y la filosofía, por consiguiente, aspiración a la felicidad. Lo esencial del hombre es que puede ser feliz; dios, en cambio, no puede ser feliz porque ya lo es.

La felicidad reside, siguiendo a Aristóteles, en la vida filosófica, en el bíos theoretikós, en la vida consagrada a inspeccionar, no sólo las cosas tales como son, sino en tanto que son. La dicha suprema reside en el theorein o saber que sabe por saber y no a causa de su utilidad; el theorein sabe "lo que siempre es". Este modelo de saber le pertenece en propio al Theós -dios- mismo, cuya actividad consiste en saberse a sí mismo.

Escribe Aristóteles -Metafísica; 1177, b, 26- 1178, a, 8- las líneas siguientes:
"La vida teorética, si existe, es superior a lo humano, pues así no puede vivir el hombre en cuanto hombre, sino en cuanto hay en él algo divino... No hay que dar crédito a esas exhortaciones, según las cuales, siendo hombres, sólo podemos pensar cosas humanas..., sino que, en la medida en que nos es posible, hemos de inmortalizarnos... El Nous es lo mejor del hombre".

El filósofo aristotélico es el más feliz porque entiende lo que es ser o, mejor, se halla en camino de entenderlo aunque "sólo sea por corto tiempo" -Metafísica; 1072, b, 15-. La filosofía es eudairnonía, actividad felicitante.

Si en el comienzo, filosofar se entendió genéricamente en el sentido de estudiar teóricamente la realidad -lo cual contenía las actividades de historiadores, de físicos, de matemáticos, de astrónomos, de fisiólogos, de sabios, de sofistas... todos ellos llamados filósofos-, a partir de Sócrates, el significante filosofía adquirió un sentido más peculiar y menos preciso, según acabamos de ver.

Lo que queda fijado es que el quehacer filosófico es una peregrinación intelectual desde la oscuridad hasta la luz, desde la opinión hasta el conocimiento, desde lo sensorial hasta la intelección más abstracta, universal y necesaria. Las Ideas de Platón son las condiciones de posibilidad de todo conocimiento fiable; el estudio reflexivo-anamnético de aquellas Ideas constituye el desideratum de la filosofía, que no es otra cosa que la exigencia esencial de todo conocimiento que se respete a sí mismo.
La filosofía -según su origen semántico - carece de contenidos objetivables, consistiendo en una dinámica racional, basada en la negación, desde la cual se esbozan comprensiones del mundo. La reflexión filosófica posee función crítica, entendiéndose la verdad como la disolución del error. La verdad filosófica es el no-error; se trata de un concepto negativo y crítico de verdad. Lo verdadero, filosóficamente, tan sólo se intelige en su relación con lo erróneo, entendido, éste, como aquello que debe de ser suprimido.

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