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ESTEREOTIPOS - EL MITO DEL INMIGRANTE

ESTEREOTIPOS - EL MITO DEL INMIGRANTE El mito del inmigrante

Saïd el Kadaoui Moussaoui - Barcelona

EL PAÍS - Opinión - 17-10-2004
Una amiga colombiana me explicó la siguiente anécdota: va al médico aquejada de un dolor de espalda y agarrotamiento de hombros. Mi amiga hacía poco había presentado la tesis doctoral e intuía que la tensión acumulada y los largos ratos pasados delante del ordenador podían tener alguna cosa que ver.

Antes de poder explicarle esto al médico, éste le dice que los dolores que describía eran frecuentes en personas que se dedicaban a las tareas domésticas -dando por hecho que ésta era su principal dedicación-.

Esta anécdota, y otras, reflejan claramente una visión estereotipada que se da de las personas que venimos de otros países.

Esta imagen es totalmente contraria a otra que se tenía de las personas "blancas" en los países colonizados. Se daba un fenómeno que algunos han llamado el "mito del hombre blanco" (u occidental). Muchos nativos pensaban que aquellas personas que habían llegado a su país eran inmensamente ricas y venían de países donde no había pobreza, delincuencia, etcétera.

Pues bien, hoy, con la inmigración, creo que en nuestro país (y también en otros que son receptores de personas que emigran) se da otro fenómeno que podríamos llamar "mito del inmigrante".

Según este mito, muy extendido, el inmigrante sería una persona frágil, que viene buscando sobrevivir de cualquier manera, que viene a ocupar los lugares de trabajo que los otros no quieren, etcétera. Si bien muchos inmigrantes trabajan efectivamente en situaciones precarias y en trabajos que no están muy bien remunerados, aspiran y aspirarán siempre a mejorar su posición laboral y su calidad de vida (como la inmensa mayoría de gente). Y muchos de ellos lo conseguirán, entre otras cosas, porque el nivel de formación de muchos inmigrantes que están llegando es considerable.

Los mitos son complejas uniones de realidades, fantasías, verdades, mentiras, que acaban formando una especie de lentes desde las que miramos la realidad. Quitarse estas lentes es necesario si queremos entender algo de esta realidad compleja y variada.

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