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APRENDER DE LOS FRACASOS

APRENDER DE LOS FRACASOS

Las desilusiones, los errores o los rechazos son la materia prima de eso que muchos llaman fracaso. Queremos evitarlo a toda costa porque es doloroso y porque tememos convertimos en `perdedores' para siempre. Pero las personas que consiguen lo que desean nos enseñan todo lo contrario, que eso sólo es posible tras una larga lista de intentos infructuosos. Y, sobre todo, tras reconocer y admitir el fracaso, y aprender de él para volver a intentarlo con deseos renovados. 

Hace algunos años, vi una publi­cidad de una conocida marca de indumentaria deportiva que he recordado desde entonces. En ella se ve a Michael Jordan -seguramente el mejor jugador de baloncesto de la his­toria- caminando con lentitud por un co­rredor apenas iluminado. Viste con traje os­curo, lleva gafas negras y se le nota abatido. Mientras avanza, se escucha su voz que pausadamente dice: "He fallado 12.670 lan­zamientos a canasta, he errado 980 tiros li­bres, he perdido 564 partidos, en 27 ocasiones me confiaron la jugada que decidía el partido y fallé... He fallado una y otra y otra vez. Y por eso... he triunfado".

Dos cosas me impactaron de aquella pu­blicidad. En primer lugar, allí estaba un hom­bre a quien se podría considerar el arqueti­po del éxito en su actividad, sin duda uno de los deportistas más admirados por to­da una generación y, asociada a él, una enor­me enumeración de fallos. No recuerdo los números exactos, pero ¡era abrumador!. 

También Michael Jordan debía de haber pa­sado, todas y cada una de esas veces, por la experiencia de la frustración. En todas aque­llas ocasiones, las cosas no salieron como él hubiera deseado. Pero lo que más me im­presionó fue que él mismo afirmaba al fi­nal del anuncio: "Por eso... he triunfado".No era "a pesar de" haber fallado tantas veces por lo que había triunfado, sino justamente "por eso". Eran precisamente esas experiencias -no las otras, más alegres- las que lo habían convertido en uno de los de­portistas más grandes de la historia.

Fallar, ser rechazados, fracasar... son los dis­tintos nombres que le ponemos a la expe­riencia de que las cosas no resulten como habíamos pensado o deseado. Y pasar por esas experiencias es inevitable. Sólo un ne­cio puede creer que siempre conseguirá lo que desea, que siempre acertará, que podrá vivir sin atravesar algo de frustración.....

 (Extraido de la revista mente sana Artículo de Demián Bucay)

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