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REFLEXIÓN

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No te cases con una mujer de pies grandes

Bertine Krol

25-01-2007

"Una mujer tiene la forma de un ángel, el corazón de una serpiente y el cerebro de un asno". "Un hombre es tan viejo como él se sienta, una mujer tiene la edad que aparenta". "Si amas a una mujer, deberás pegarle".
 
Estas frases proceden de una enorme base de dichos populares sobre mujeres que, provenientes de todo el mundo, han sido recopilados y analizados por Mineke Schipper, profesora de Estudios literarios interculturales en la Universidad de Leiden, Holanda. Su colección muestra la imagen negativa que, a través de los siglos, los refranes reflejan de la mujer, a quien se representa como un ser tonto, falso, malévolo y peligroso.
 
Inicialmente, Mineke Schipper, quien describe sus vivencias en "No te cases con una mujer de pies grandes", se asombró ante la gran cantidad de refranes negativos sobre la mujer, y la reducida cantidad desde una perspectiva femenina.
 
15.000 refranes
Schipper comenzó a recopilar refranes y dichos populares de otras culturas cuando estaba escribiendo otro libro sobre mujeres y literatura. El material le proporcionó una base de datos de más de 15.000 refranes y metáforas procedentes de cientos de países. Resalta el hecho de que en 4.000 refranes de su libro se perfila una imagen negativa de la mujer, aunque destaca que la madre constituye una excepción, pues en todos se le coloca en un pedestal. "Las madres son queridas, elogiadas y expuestas como ejemplo de lo que debe ser una mujer: fuerte, solícita, cariñosa y desinteresada", dice Schipper.

En lo que se refiere a las otras mujeres, siempre que desempeñen un papel maternal para los hombres de su entorno, podrán contar con calificativos favorables. Pero en el momento en que quede embarazada, ya se le considera sospechosa. Un hombre nunca sabrá con total certeza si él es el padre del niño. En el libro se recoge un refrán jamaicano: "el nombre del padre es el secreto de la madre".
 
La mitad dominante
El temor varonil es, según Schipper, la razón principal de todos estos calificativos negativos. "Son refranes horribles. Por ejemplo, en mi libro hay toda una sección dedicada a la violencia. Golpeando a la mujer, el hombre demuestra que es la parte dominante de la relación", opina Schipper, a lo que añade que la violencia es una señal de impotencia y falta de aptitud verbal.

En todo el mundo, los dichos populares ilustran la necesidad varonil de sentirse superior a la mujer. "Cásate con una mujer que tenga los pies más grandes que tú", reza un proverbio de Malawi y Mozambique, que le sirvió de inspiración para el título del libro. Pero encontró el mismo refrán en China, donde se solía decir que "una mujer de pies grandes se queda sola en una habitación". En ambos casos se quiere decir que una mujer con muchos talentos es una amenaza para su marido ya que ¿cómo puede tener el mando él, si ella tiene tantos talentos?"
 
Paralelismo
Schipper descubrió que la mayoría de los refranes tienen su paralelo en otra cultura. "Los antropólogos recalcan siempre las diferencias entre culturas, pero yo encontré muchas correspondencias", señala. Por ejemplo, el refrán inglés que reza "una mujer abandona su casa tres veces en su vida: cuando se bautiza, cuando se casa y cuando se muere" tiene su equivalente casi idéntico en Afganistán e Irán, donde se suele decir: 'una mujer abandona su casa solo dos veces: cuando se casa y cuando
va envuelta en una mortaja".

"Hay un paralelismo", opina Schipper, "y creo que está basado en el hecho de que todas las personas del mundo comparten las mismas formas corporales. Tenemos también las mismas experiencias básicas: nacimiento, matrimonio, muerte, lo cual ocasiona, probablemente, los mismos temores."

Por lo general, los refranes están bajo el signo de los intereses masculinos, pero eso no significa que las mujeres no los utilicen. "He vivido en el Congo, donde dicen: 'comer con una mujer es comer con una bruja'. Si bien uno no espera que una mujer emplee tales expresiones, este dicho era muy popular, precisamente, entre mujeres congoleñas cuyos hijos estaban a punto de casarse".

"Las futuras esposas son seres extraños para la familia y pueden envenenarla o embrujarla," explica Schipper. Por lo tanto, el hijo debe ser muy cauteloso. Además, el hijo y la madre deben defender los mismos intereses, precisa. En África, donde Schipper vivió y trabajó durante muchos años, los dichos populares siguen teniendo un importante papel en la vida diaria. "Son los ornamentos del idioma, el aceite de palma con el que se ingieren las palabras," dice Schipper citando un refrán nigeriano.

Aunque las sociedades occidentales no siguen usando los refranes, las hipótesis en las que se fundan siguen en pie. Schipper: "Podemos creer que nuestra sociedad occidental se ha desarrollado y que las mujeres son iguales a los hombres, pero, inconscientemente, nos aferramos a algunos temores e ideas que pertenecen a los refranes. Si observamos nuestro entorno vemos que los hombres suelen ser mayores y más altos que sus esposas, y ganar más dinero que ellas. Y quien se toma la molestia de investigar, comprueba que muchos opinan que esto es lo correcto, agrega la investigadora.

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