EL AMOR ES: ¿Flechazo (amor-sorpresa) o predisposición?
Existe un tópico según el cual uno no elige caer enamorado, sino que es algo que surge en nosotros espontáneamente, que nos llega fuera de la voluntad, como la imagen de las flechas del caprichoso cupido. Ahora bien cuando el amor se ha estabilizado, sometiéndose a las reglas sociales y a la institución (noviazgo, matrimonio, parejas de hecho etc.), la voluntad de los implicados y su esfuerzo son claves para mantener una situación que ya no es estrictamente personal, sino social.
Desde la sociología o psicología se coincide que el supuesto flechazo estaba ya preparado. Nos enamoramos cuando estábamos predispuestos para ello. Sin el previo deseo y ofrecimiento no se produciría el enamoramiento.
El enamoramiento piensan algunos, depende de la cultura en que ha crecido la persona y por una previa disposición del ánimo. La misma palabra enamoramiento es un producto cultural, de tal manera que ningún amor es original, sino podemos decir es contagio.
Es clave en el enamoramiento el estado psicológico del individuo. Cuando estamos satisfechos con la propia vida no nos enamoramos fácilmente, pues el enamoramiento comporta el riesgo de la alteración de un mundo personal, de una forma de vida en la que estamos instalados. De ahí que en ciertas etapas vitales de inseguridad (juventud, final de la juventud o vejez) sean etapas abiertas donde consciente o inconscientemente, envidiamos.
La mujer es educada muchas veces como ideal de amante, esposa, madre, responsable del hogar etc..., se siente mal cuando no lo cumple, y los otros se lo reprochan y la miran mal. Cuántas veces se oye decir: “ Pero cómo llevas así a tu marido, a tus hijos...”. Éste “así” puede ser sin planchar la ropa, despeinado, pelo largo o lo que sea.
Parece ser que la pasión amorosa está vinculada a la voluntad: para sentir tal pasión hay que desearla.
Desde la sociología o psicología se coincide que el supuesto flechazo estaba ya preparado. Nos enamoramos cuando estábamos predispuestos para ello. Sin el previo deseo y ofrecimiento no se produciría el enamoramiento.
El enamoramiento piensan algunos, depende de la cultura en que ha crecido la persona y por una previa disposición del ánimo. La misma palabra enamoramiento es un producto cultural, de tal manera que ningún amor es original, sino podemos decir es contagio.
Es clave en el enamoramiento el estado psicológico del individuo. Cuando estamos satisfechos con la propia vida no nos enamoramos fácilmente, pues el enamoramiento comporta el riesgo de la alteración de un mundo personal, de una forma de vida en la que estamos instalados. De ahí que en ciertas etapas vitales de inseguridad (juventud, final de la juventud o vejez) sean etapas abiertas donde consciente o inconscientemente, envidiamos.
La mujer es educada muchas veces como ideal de amante, esposa, madre, responsable del hogar etc..., se siente mal cuando no lo cumple, y los otros se lo reprochan y la miran mal. Cuántas veces se oye decir: “ Pero cómo llevas así a tu marido, a tus hijos...”. Éste “así” puede ser sin planchar la ropa, despeinado, pelo largo o lo que sea.
Parece ser que la pasión amorosa está vinculada a la voluntad: para sentir tal pasión hay que desearla.
ACTIVIDAD: Escribe un guión sobre el “ligue”. Dónde se produce, circunstancias personales de los protagonistas etc..
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