¿QUÉ ES FILOSOFÍA?
TEXTO LIBRO X de ORTEGA Y GASSET: ¿Qué es la filosofía?
Definición
En general, "filosofía" en Grecia significó el gusto, el amor por la sabiduría (sophía) y por el conocimiento que se logra mediante el examen o la inspección de las cosas, conocimiento que los griegos llamaron theoría. Los conceptos de filosofía, sophía y theoría estuvieron siempre íntimamente asociados en la mente griega, y llevar a cabo una síntesis entre sophía y theoría fue el gran logro del espíritu griego. La nueva forma de saber y de pensar que desde los griegos se llamará "filosofía" se ha caracterizado históricamente, desde sus orígenes hasta la actualidad, por tres rasgos: su radicalidad inquiriente, su vitalidad secularizadora y su principialidad última. En primer lugar, la radicalidad del pensamiento discursivo frente a la imaginación mítica tiene su origen en el cuestionamiento de la explicación mítica por pérdida de credibilidad: "La filosofía sólo puede brotar cuando han acontecido estos dos hechos: que el hombre ha perdido una fe tradicional y ha ganado una nueva fe en un nuevo poder de que se descubre poseedor: el poder de los conceptos o razón. La filosofía es duda hacia todo lo tradicional; pero, a la vez, confianza en una vía novísima que ante sí encuentra franca el hombre. Duda o aporía, y euporeía o camino seguro, ´méthodos´, integran la condición histórica de la histórica ocupación que es filosofar. La duda sin vía a la vista no es duda, es desesperación. Y la desesperación no lleva a la filosofía, sino al salto mortal. El filósofo no necesita saltar, porque cree tener un camino por el cual se puede andar, avanzar, y salir a la Realidad por propios medios" (José Ortega y Gasset). En segundo lugar, la filosofía se caracteriza por el desplazamiento del objeto desde la esfera de lo sobrehumano a las cosas de la experiencia cotidiana: "La filosofía no puede ser algo primerizo en el hombre. ´Primum est vivere, deinde philosophari´. Resulta que esta bellaquería es verdad, previa extirpación de la infusa bellaquería. Quiere decir simplemente que el hombre "está ya ahí" antes de filosofar. Y ese "estar ahí" no es sólo, no es ante todo un hallarse en el espacio cósmico, sino un estar ya complicado en el vivir, actuando en él lo demás del Universo y reaccionando él frente a lo demás. Cuando la flauta filosófica empieza a sonar, entra ya predeterminada por una sinfonía que ha comenzado antes que ella, que la alienta y la condiciona. Primero es vivir; luego, filosofar. Se filosofa desde dentro de la vida cuando ya existe un pasado vital y en vista de cierta situación a la que se ha llegado" (José Ortega y Gasset). En tercer lugar, la persistencia de la intención de buscar la realidad última con una totalidad y hondura propias de lo religioso: "Los historiadores de la filosofía olvidan la importancia del atributo ´divino´ aplicada a la ´physis´ primordial, cuando en realidad su peso es tal que apenas si cabe exagerarlo. La filosofía es la sucesora inmediata de la teología, y las concepciones que sostuvieron los filósofos por lo que atañe a la relación entre la realidad última y el pluralismo del mundo sensorial están dominadas por concepciones religiosas aún más antiguas, pertenecientes a la relación entre Dios y el grupo humano o la naturaleza" (F. M. Cornford). En Sócrates, la filosofía más que una doctrina fue una actitud, una forma de saber distinta a la de los primeros filósofos y a la de los entendidos en asuntos de la vida pública (los sofistas). La filosofía no se posee, sino que se busca por pura complacencia de interrogar sobre el qué de los asuntos públicos, con la finalidad de conducir desde la autorreflexión (conócete a ti mismo) al concepto buscado plasmado en una definición. En esta autorreflexión encontraba Sócrates un nuevo tipo de vida, una vida feliz. Platón llevó las directrices socráticas hasta sus últimas consecuencias. Llamó "Idea" al ser de las cosas, que quedaba descubierto en la definición, y que se aprehendía solamente en la visión mental llamada Nous, la cual permitía captar la interna articulación de las notas y relaciones de la Idea de un modo dialéctico. Para Platón filosofía era dialéctica. En el círculo socrático-platónico, Aristóteles forjó su concepción de la filosofía en una triple dimensión: como modo de saber, como función intelectual y como actividad. La filosofía como forma de saber es el saber acerca de los entes en cuanto entes, el saber apodíctico de los principios del ente en cuanto tal y en su totalidad. Como función intelectual, la filosofía tiene la función de ser sabiduría por excelencia, sabiduría primera (metafísica). Como actividad, la filosofía es un bíos theoréticos (una "forma de vida teórica"), la forma suprema y más divina de actividad en el hombre: la vida según el Nous (inteligencia). Con posterioridad a Platón y a Aristóteles se sucedió un modo de entender la filosofía que la dividió en una parte teórica y una parte práctica, y que al centrar en ella la voluntad de salvación se convirtió poco a poco en un sucedáneo de la fe religiosa. En la crisis del helenismo "la filosofía ya no es la antorcha con que se iluminan unos cuantos buscadores intrépidos de la verdad, sino la ambulancia que sigue la ruta de la lucha por la existencia y recoge a los débiles y heridos" (B. Russell). Así, en el estoicismo y en el neoplatonismo, el contenido religioso y cosmológico absorbe de modo considerable el contenido del saber teórico. La filosofía es considerada entonces como la norma más adecuada para la acción, como el arte de conducir la propia vida según principios de razón y mediante la comprensión de los dictados de la dicha razón. El advenimiento del cristianismo, con su nueva concepción del hombre, su nueva visión de la historia y su nuevo sentido de la verdad, trajo consigo en un primer momento la negación de la filosofía. Sin embargo, esta negación se convirtió en afirmación cuando San Agustín asimiló el saber antiguo (especialmente el platonismo) a la nueva fe, y Santo Tomás de Aquino hizo lo propio con el aristotelismo. No obstante, esta afirmación tuvo siempre un carácter de subordinación de la filosofía y la razón a la verdad de la fe, subordinación que determinó en la Edad Media el predominio de las partes de la filosofía que más directamente servían para desempeñar esa función de instrumento al servicio de la ciencia sagrada. Para Descartes, "filosofía" significó el estudio de la sabiduría, entendiendo por sabiduría un conocimiento perfecto de todas las cosas que el hombre puede conocer, "tanto para la conducción de su vida y la conservación de su salud como para la invención de todas las artes". La filosofía era para Descartes un gran árbol en el que la metafísica ejercía la función de raíz; la física o filosofía natural, la de tronco; y las ciencias prácticas (la medicina, la mecánica y la moral), la de ramas. Descartes insistía en el valor práctico de la filosofía, especialmente de la ética, ya que: "lo mismo que no es de las raíces ni del tronco del árbol de donde recogemos el fruto, sino solamente de las extremidades de sus ramas, así la utilidad principal de la filosofía depende de aquellas de sus partes que no podemos aprender hasta el final". Bacon entendió la filosofía como el conocimiento de las cosas por sus principios inmutables, y no por sus fenómenos transitorios; sería la ciencia de las formas o esencias, y comprendería en su seno la investigación de la Naturaleza y de sus diversas causas. En el empirismo inglés (Locke, Berkeley y Hume) la filosofía se concibe como crítica de las ideas abstractas y como reflexión crítica sobre la experiencia. Para Kant, la filosofía es la ciencia especulativa de los principios de la razón como fundamento de la inteligibilidad de las cosas para el sujeto. Esto significa que los principios usan de los conceptos en dos direcciones que son los dos grandes órdenes de principios de la razón: el uso cognoscitivo (teorético) y el uso puramente intelectivo. El primero está determinado por la intuición, y el segundo por el Faktum de la moralidad. En el primer orden, la razón conduce al entendimiento como sistema de condiciones trascendentales de la posibilidad de todo objeto, es decir, de la posibilidad de la experiencia. En el segundo, la razón conduce al entendimiento a la intelección de lo trascendente. La filosofía es siempre y sólo una ciencia especulativa de este doble uso de la razón como principio de inteligibilidad trascendental de los objetos y como principio inteligible de la realidad trascendente. Con Hegel tiene lugar un cambio, tanto con respecto al concepto tradicional de filosofía, como con respecto al concepto crítico de Kant. Mientras que para Aristóteles la filosofía era la aspiración (´filo-´) a un saber (´-sofía´) universal y necesario de la totalidad de lo real, y para Kant era crítica, por no poder alcanzarse el ideal de un saber absoluto y total, para Hegel la filosofía deja de ser tendencia al saber para convertirse en un efectivo y pleno saber, para ser ciencia (Wissenschaft), es decir, ni aspiración ni crítica, sino sistema racional, el sistema absoluto y dialéctico de la totalidad de lo real. Comte afirmó el valor utilitario de la filosofía frente a la consideración aristotélica de la inutilidad, al considerarla como el saber más necesario para la vida del espíritu: no se puede vivir sin un régimen intelectual, y este régimen es la filosofía. La filosofía positiva es para Comte un conocimiento relativo, opuesto al saber absoluto de la teología y de la metafísica, que consiste en un saber lo que unas cosas son en relación con otras. Este saber positivo responde a un principio fundamental según el cual nada tiene sentido real e inteligible si no es la enunciación de un hecho o si no se reduce en última instancia al enunciado de un hecho, donde "hecho" significa la unidad de cuatro caracteres: ser un fenómeno, ser constatable, ser algo observable y ser verificable. Pero la filosofía tiene además la función de ser la única posibilidad de construir positivamente aquello que constituye la forma en que el espíritu existe: la moral. El espíritu está llamado a elaborar una moral positiva, no deducida de principios abstractos, sino de algo positivo como es la gran experiencia histórica de la humanidad (Grand être). La filosofía es para Husserl la indeclinable aspiración de la humanidad a un conocimiento puro y absoluto, conocimiento que debe recaer sobre un objeto que esté al alcance de todos sin distinción, y sobre el cual se vayan teniendo conocimientos justificados con plena evidencia por su propia índole. El objeto de la filosofía como ciencia estricta es para Husserl la reducción fenomenológica, cuyo correlato es la esencia. La filosofía es la ciencia estricta y rigurosa del mundo y de uno mismo, y su problema radical es la constitución de mi ´ego´ y del mundo en que este ´ego´ vive, es decir, el problema de la autoconstitución. Es el intento supremo de llevar a cabo lo que Husserl llamó razón: "la reconstitución evidencial de lo que soy como ´ego´ y de lo que es el mundo de este ´ego´". Esta reconstitución es para Husserl la suprema vivencia; por eso la filosofía es vida trascendental o esencial. Pero no una segunda vida junto a la natural, sino un segundo modo de vivir la vida misma: vivirla no en actitud de creencia en su realidad, sino de evidenciación de su esencia, es decir, razón absoluta. Husserl llamó a su filosofía "idealismo trascendental". Por tal idealismo no entendía el idealismo usual en su tiempo, sino otro de nuevo cuño, en el sentido de una facultad a priori que se constituye para el ´yo´ tan sólo por la intención de la conciencia pura. Según Heidegger, la filosofía es ontología. Para él resulta insuficiente el intento de Husserl de esclarecer el ser al entenderlo como la unidad de sentido que se llama esencia. El ser es algo distinto de la esencia, ya que la esencia es del ente (óntico) y no del ser (ontológico). Esta diferencia constituye lo que Heidegger llama la "diferencia ontológica". Tanto las realidades como las esencias de Husserl pertenecen para Heidegger al dominio de lo óntico. Sólo el ser es ontológico y sólo lo ontológico concierne al ser. El ser es lo que tanto pre-ontológicamente (ontología fundamental) como ontológicamente determina y descubre lo que son los entes. El objeto de la filosofía es el ser en cuanto tal. En ella, el hombre tiene la posibilidad intelectual de entrar plenamente en sí mismo. Para Ferrater Mora, la filosofía hoy se escinde en dos direcciones principales: la dirección que resuelve el filosofar en el vivir, es decir, que hace de la filosofía una actividad humana, y la dirección que aspira a una filosofía inquisitiva, de objetos y métodos análogos a los adoptados por la ciencia, que hace de la filosofía un conjunto de conocimientos y proposiciones. En el primer caso, la filosofía es una realidad personal o una realidad social y el examen de la filosofía es el estudio de su génesis personal, social o histórica. En el segundo caso, la filosofía consiste en un conjunto de proposiciones y en el examen de la índole y rasgos de ellas. Ambos aspectos constituyen para Ferrater Mora la efectiva realidad de la ilosofía. La filosofía es algo "en" la vida humana, y dice algo o bien sobre la realidad o bien sobre el lenguaje que se emplea para hablar acerca de la realidad.
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