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¿SON LAS PERSONAS RESPONSABLES DE SUS ACTOS?

¿SON LAS PERSONAS RESPONSABLES DE SUS ACTOS?

PROPUESTA AUDIOVISUAL: -PELÍCULA: “VENCEDORES O VENCIDOS Dirección: Stanley Kramer. Música: Ernst Gold. Producción: Estados Unidos, Roxlom Films Inc., 1961. Spencer Tracy, Burt Lancaster, Richard Widmark, Marlene Dietrich, Judy Garland, Montgomery Clift

 

Cualquier decisión política con implicaciones morales se toma en un determinado contexto. Las éticas contextua­listas consideran que es necesario conocer ese contexto antes de juzgar moralmente las decisiones políticas. Esto no signifi­ca justificar cualquier tipo de acción política. El objetivo es evi­tar dar un juicio a priori y comprender la situación en la que se produjo el hecho que se juzga.

Valga como ejemplo el fragmento que os proponemos del monólogo que realiza el juez Daniel Haywood (interpretado por el genial actor Spencer Tracy) en el filme Vencedores o vencidos (Jugdment at Nuremberg), dirigido por Stanley Kra­mer en 1961. La escena se corresponde con el veredicto con­tra una serie de jueces alemanes acusados de colaborar con el régimen nazi. Este juicio se llevó a cabo en Nuremberg en 1948, en los albores de la Guerra Fría. El abogado defensor Hans Rolfe (Maximilian Schell) ha esgrimido brillantes argu­mentos que contextualizan y justifican las decisiones tomadas por los jueces nazis, en especial las de Ernst Janning (Burt Lancaster), eminente jurista. El juez Haywood valora esa con­textualización porque quiere comprender realmente qué ocu­rrió en Alemania. Su veredicto es el siguiente:

 

Simples crímenes y atrocidades no constituyen el punto más grave de los cargos formulados. Lo grave es el hecho de haber tomado parte conscientemente en un sistema de tremenda crueldad e injusticia impuesto por el gobierno con absoluto desprecio de todos los principios morales y legales reconocidos en las naciones civilizadas. Minuciosamente este tribunal ha estudiado los informes presentados y encuentra en ellos evidencias suficientes para apoyar sin temor a equívoco los cargos contra estos acusados.

El señor Rolphe, en su muy hábil defensa, ha afirmado que existen otros que deberían compartir la responsabilidad de lo sucedido en Alemania. Hay verdad en ello. Quien realmente pide justicia ante este tribunal es la civilización. Pero el tribunal afirma que los hombres que hoy se sientan en el banquillo son responsables de sus actos. Hombres que, vestidos con negras togas, juzgaban a otros hombres. Hombres que tomaron parte en la promulgación de leyes y decretos cuyo propósito era el exterminio de seres humanos. Hombres que, ocupando cargos relevantes, tomaron parte activa en el cumplimiento de aquellas leyes que trasgredían incluso la propia ley alemana. [...] El señor Rolphe nos asegura que el acusado Janing fue un excelente jurista y que obró de acuerdo con lo que creyó mejor para su patria. También hay verdad en ello. Janing es, sin duda, una trágica figura. Creemos que abomina del hombre que fue. Pero la compasión por la actual tortura de su alma no debe llevamos al olvido de la tortura y la muerte de millones de hombres provocada por el gobierno del que formó parte. La historia y el destino de Janing iluminan la más rotunda verdad que hemos conseguido poner de relieve en este juicio. [...] Si él y los demás acusados hubieran sido seres perversos y si los jefes que mandaban en el III Reich hubieran sido monstruos y maniacos, lo ocurrido no habría tenido una mayor significación moral que un terremoto o cualquier otra catástrofe. Pero este juicio ha demostrado que, durante una crisis nacional, seres normales incluso hombres capaces y excepcionales pueden engañarse a sí mismos hasta cometer crímenes tan espantosos e ingentes que rebasan cuanto puede imaginarse.

Reconozco que en nuestro país también hay quien habla de la protección de la patria, de supervivencia. Llega un momento en todo país en el que se debe tomar una decisión en el preciso momento en que el enemigo se aferra a su garganta. Entonces parece que el único modo de sobrevivir es emplear los media del enemigo ¡Hay que sobrevivir como sea, por encima de todo, sin escrúpulos! En tal caso, yo me pregunto: ¿sobrevivir como qué? ¡Una nación no es una roca, tampoco es la prolongación de uno mismo! Es la causa que defiende. Es aquello que defiende cuando defender algo es lo más difícil. Ante los pueblos del mundo, permítanme ustedes que proclame en nuestro fallo aquello que defendemos: justicia, verdad y el respeto que merece el ser humano.

 

CUESTIÓN: Localiza en el texto los condicionantes que justificarían absolver a los acusados, organizados de la siguiente manera:

-Históricos: la excepcionalidad del momento histórico.

- Legales y patrióticos: los jueces solo aplican la ley, no la ela­boran. Como patriotas, deben cumplir con su deber.

-Universalidad de la culpa: otros -los mismos países que acusan- hacen cosas parecidas.

-Políticos: la Guerra Fría ha comenzado y conviene ganarse a los alemanes frente a los soviéticos.

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