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LOS SIGNIFICADOS DEL MITO DE LA CAVERNA

Aunque es el mismo Platón el que nos pone en las pistas de la interpretación del mito (según acabamos de ver en la sección III) no pareciendo querer dejar a otros su inter¬pretación, sí al menos, y siguiendo fielmente, la lectura platónica, al mito de la caverna se pueden asociar, al menos, las siguientes interpretaciones:
(1) La primera, indudablemente y siguiendo al propio Platón, es la de «con respecto a la educación o falta de ella, se halla nuestra naturalezas. Por lo tanto, la descripción de nuestro estado de ignorancia (con respecto a la verdad) en la que nos encontramos al estar encadenados en el fondo de la caverna frente al estado de conocimiento (haber alcanzado la verdad) después de haber salido de la caverna.
(2) También siguiendo a Platón, se expresa la relación que existe entre la verdad y la opinión; entre los mundos racional o inteligible (mundo ideal, representado por el exterior de la caverna) y sensible (mundo material, representado por el interior de la caverna). Y por la misma razón, la relación existente entre el conocimiento verdadero y el conocimiento sujeto a la opinión. Hay grados del ser (sombras, reflejos, cosas y sol) y, correspondientemente, grados del conocer.
(3) El proceso que lleva al prisionero liberado desde el fondo de la gruta a la contemplación de las cosas verdaderas es el proceso educativo o ascensión que debe seguirse (gradual y sucesivamente más complejo) para alcanzar la verdad.
(4) La relación que existe entre las enseñanzas de los sofistas (el engaño y la persuasión) frente al conocimiento del verdadero filósofo (Sócrates; la verdad y las esencias).
(5) Por otro lado es el proceso de liberación del alma desde el fondo de la caverna hasta la contemplación directa de las cosas y del sol (el bien), que es la causa de todo. Esta liberación es la purificación del alma desde el engaño a la verdad y, por lo tanto, su preparación para cuando tenga que abandonar el mundo.
(6) También es un símil con lo que debe ser la vida del gobernante: primero liberarse y ascender hasta la contemplación de la verdad, pero sin quedarse en ese lugar, sino que tiene que descender para enseñar la verdad a los que aún siguen encadenados: obligación de quien ha alcanzado la verdad de ocuparse como misión de los asuntos humanos.

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