EJERCICIO SELECTIVIDAD FILOSOFÍA PLATÓN
TEXTO
- Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la Idea del Bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
-También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo.
-Pues bien -dije-, dame también la razón en esto otro: no te extrañes de que los que han llegado a ese punto no quieran ocuparse en asuntos humanos, antes bien, sus almas tienden siempre a permanecer en las alturas, y es natural, creo yo, que así ocurra, al menos si también esto concuerda con la imagen de que se ha hablado.
-Es natural, desde luego -dijo.
-¿Y qué? ¿Crees -dije yo- que haya que extrañarse de que, al pasar un hombre de las contemplaciones divinas a las miserias humanas, se muestre torpe y sumamente ridículo cuando, viendo todavía mal y no hallándose aún suficientemente acostumbrado a las tinieblas que le rodean, se ve obligado a discutir, en los tribunales o en otro lugar cualquiera, acerca de las sombras de lo justo o de las imágenes de que son ellas reflejo y a contender acerca del modo en que interpretan estas cosas los que jamás han visto la justicia en sí?
-No es nada extraño -dijo.
-Antes bien -dije-, toda persona razonable debe recordar que son dos las maneras y dos las causas por las cuales se ofuscan los ojos: al pasar de la luz a la tiniebla y al pasar de la tiniebla a la luz. Y una vez haya pensado que también le ocurre lo mismo al alma, no se reirá insensatamente cuando vea a alguna que, por estar ofuscada, no es capaz de discernir los objetos, sino que averiguará si es que, viniendo de una vida más luminosa, está cegada por falta de costumbre o si, al pa¬sar de una mayor ignorancia a una mayor luz, se ha deslumbrado por el exceso de ésta; y así considerará dichosa a la primera alma, que de tal manera se conduce y vive, y compadecerá a la otra, o bien, si quiere reírse de ella, esa risa será menos ridícula que si se burlara del alma que desciende de la luz.
-Es muy razonable- asintió -lo que dices.
-Es necesario, por tanto -dije-, que, si esto es verdad, nosotros consideremos lo siguiente acerca de ello: que la educación no es tal corno proclaman algunos que es. En efecto, dicen, según creo, que ellos proporcionan ciencia al alma que no la tiene del mismo modo que sí infundieran vista a unos ojos ciegos.
-En efecto, así lo dicen -convino.
-Ahora bien, la discusión de ahora -dije- muestra que esta facultad, existente en el alma de cada uno, y el órgano con que cada cual aprende, deben volverse, apartándose de lo que nace, con el alma entera -del mismo modo que el ojo no es capaz de volverse hacia la luz, dejando la tiniebla, sino en compañía del cuerpo entero-, hasta que se hallen en condiciones de afrontar la contemplación del ser, e incluso de la parte más brillante del ser, que es aquello a lo que llamamos bien. ¿No es eso?
- Eso es.
CUESTI0NES:
1. Analice el alumno el significado que tienen en el texto las nociones de "región inteligible y "mundo visible".
2. Analice el alumno el argumento en virtud del cual afirma el texto que la facultad educativa "y el órgano con que cada cual aprende, deben volverse, apartándose de lo que nace ... hasta que se hallen en condiciones de afrontar la contemplación del ser".
REDACCIÓN:
Educación y conocimiento de la verdad en el pensamiento de Platón.
RESPUESTA CUESTIÓN - 1:
Al enfrentarte a un texto de selectividad en principio debes actuar como si se tratara de cualquier otro texto que te pidan para comentar en la clase. La idea es que debes conocer qué dice el texto, de qué habla, que cuenta. Para ello debes: 1) leerlo entero de una vez antes de subrayar nada; 2) en la segunda lectura debes subrayar aquello que te parece más importante; y 3) escribe en el primer resumen todo lo que se te ocurra y ya después irás eliminando. No debes subrayar sin haberlo leído entero porque entonces corres el riesgo de que todo te parezca importante y de que subrayes demasiado. Y luego, una vez subrayado cuando lo pases al papel, cuando hagas el resumen, veras que hay cosas que te sobran, algo completamente normal. Hecho esto, estarás en condiciones de enfrentarte a las preguntas. Además con esta breve introducción habrás ido haciendo algo similar a calentar motores, pues hasta que no lleves un poco de tiempo con el texto, o con cualquier otra actividad, no logras el mayor rendimiento. A medida que vayas trabajando verás que te vas acordando de más cosas y serás capaz de relacionarlas mejor. Es más, si te vas acordando de cosas que has de desarrollar posteriormente puedes ir haciéndote una especie de guión o esquema.
Análisis del contenido filosófico del texto
Para contestar a este punto, debes tener en cuenta dos cosas: una, detectar los temas o problemas tratados en el texto (puedes anotarlos al margen con lápiz) y otra contestar a ellos con lo que sabes del autor. Con la suma de estos dos elementos y enrollándote recordando todo lo que sabes puedes escribir tu respuesta. No te debes asustar sino intentar, te lo repito otra vez, detectar los temas o problemas del texto. Luego, tu puedes caminar en la elaboración de tu respuesta metiendo lo que sabes del autor de cada tema detectado. Esto es clave. Fíjate, que en este texto se detectan tres temas o conceptos de Platón: el tema de la realidad (división de ella), el del conocimiento y el papel de la idea de la bien. Yo voy a escribir sobre ellos por este orden. Tu puedes hacer lo mismo con tus palabras, aunque yo intentaré no irme mucho por las ramas (no es fácil). Recuerda que citar alguna frase entrecomillada del texto para apoyar tu comentario siempre luce.
Hay en el texto planteadas cuestiones filosóficas esenciales al pensamiento platónico. Una de ellas se relaciona con el aspecto ontológico, la teoría de la realidad. En este fragmento se ve claramente una división de la realidad entre los órdenes visible e inteligible, tal y como fue formulada por Platón. Cabe recordar que el filósofo estableció la existencia, por un lado, de un mundo inteligible, en el que se hallarían las ideas y también los conceptos matemáticos, y un mundo perceptible o visible formado por las cosas y todo aquello que captamos a través de los sentidos. Ambos ámbitos son completamente diferentes, existiendo entre ellos una relación de imitación o copia, donde el mundo visible, el de los sentidos o las cosas, imita o copia al mundo inteligible. Este dualismo ontológico, división de la realidad en dos, se concluye de su teoría de las ideas. En este dualismo, el mundo de los objetos que captamos con nuestros sentidos es un mundo de sombras, tal como se expresa en el fragmento comentado. Un mundo copiado pero que los prisioneros toman como realidad, sin percatarse que la realidad auténtica se encuentra tras ellos. Sin embargo, los prisioneros toman las sombras por realidad. De este modo, los objetos y las cosas que nos rodean serían para Platón un mundo de apariencias y de sombras y lo importante es alcanzar el mundo de la inteligencia y el pensamiento que nos llevará a las ideas. Podríamos decir, entre paréntesis, que hoy en día resulta curioso cómo a través de los medios de comunicación, sobre todo la televisión, en cierto modo hay gente que toma por realidad lo que podemos considerar una realidad proyectada: lo que Platón llamaría el mundo de las sombras.
El segundo gran tema filosófico que se puede extraer del texto comentado, y que deriva de esa división de la realidad, es el problema del conocimiento. Si la realidad se halla escindida, dividida, en dos partes perfectamente diferenciadas, el modo de acceder a cada una de ellas, el modo de conocerlas, ha de ser forzosamente distinto. De una lado, el mundo de las cosas que nos rodean, es accesible a nosotros por medio de los sentidos y, según Platón, genera en nosotros opiniones (doxa), pero no ciencia. Es, por tanto un mundo del que cabe desconfiar. Frente a él se halla el mundo inteligible accesible únicamente mediante nuestra razón, y que nos produce el verdadero conocimiento, la ciencia (episteme). De este modo tenemos dos formas de conocimiento que se corresponden con las dos realidades existentes, opinión y ciencia. Ambos conocimientos poseen características distintas; así, mientras que las opiniones son inestables y susceptibles de error, la ciencia es por naturaleza segura y estable, al basarse en razones. Platón se refiere a esta distinción para señalar que muchos sofistas y políticos se mueven exclusivamente en el ámbito de la opinión. Y mientras que el objeto de la ciencia son las ideas, el de la opinión es el mundo físico o sensible. Para Platón el conocimiento auténtico lo constituye el relacionado con el mundo de las ideas, de ahí que encierre cierta dificultad alcanzarlo. Para lograrlo hay que ir ascendiendo desde el conocimiento matemático hasta las ideas en un proceso llamado dialéctico, el más elevado proceso de conocimiento para Platón y que da acceso a las ideas. Es a este proceso a lo que alude al mundo de arriba y la ascensión del alma hasta la región inteligible. En resumen, Platón distingue entre conocimiento intelectual, ligado a la razón y el mundo de las ideas y conocimiento sensible, relativo al mundo físico o de las cosas. Los sentidos nos proporcionan opinión y la razón verdadero saber o ciencia (doxa vs. episteme). De este modo se establece una correlación entre el dualismo ontológico (doble realidad), integrado por el mundo de las ideas y el de las cosas, y el dualismo epistemológico (dos modos de conocimiento), la razón (conocimiento intelectual) y los sentidos (conocimiento sensible).
Un tercer aspecto que puede verse en el texto se refiere a la importancia que en el ámbito de la ideas tiene la idea de Bien. Recordamos que Platón establecía una jerarquización entre las ideas, es decir, un orden o clasificación atendiendo a su importancia. Según esta clasificación de abajo arriba, en el nivel inferior estarían las ideas relativas al mundo físico (de mesa, por ejemplo), luego los objetos matemáticos, después los valores morales (la dignidad, por ejemplo) y en lo más alto, presidiendo y gobernando nuestras acciones estaría la idea de Bien. Con ello Platón nos da a entender que el bien, lo que es bueno para los seres humanos debe ser el valor que dirige y gobierna nuestro conocimiento y nuestro comportamiento. Esto significa que está por encima incluso de la idea de verdad. Lo que puede entenderse como que lo que nos hace buenos, lo que supone el bien para nosotros es más importante que la misma verdad. Hay aquí una sumisión del conocimiento a la moral, algo frecuente entre los griegos. Además, la idea de bien se identifica con la de belleza en la cúspide de las ideas. Lo que denota un concepto de belleza más ligado al alma que al cuerpo. Platón compara la idea de bien con el sol, en otro apartado de La República. Al igual que el sol ilumina nuestro conocimiento, el bien debe guiar y orientar nuestras actitudes y nuestros comportamientos tanto privados como públicos: tanto morales como políticos. Con toda claridad afirma Platón que por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública. Con ello nos está señalando el verdadero sentido de lo que habrá de ser el diseño de su estado ideal y que deberá se gobernado por el bien.
1/ Definir los conceptos de "lo visible" y "lo inteligible" según el texto.
Lo visible. La estructura de la realidad (ontología) platónica se compone de dos regiones perfectamente diferenciadas: mundo sensible y mundo inteligible. La primera integra los elementos perceptibles y la segunda, los inteligibles. A ellas corresponden dos facultades cognoscitivas, sentidos y razón. En el texto comentado Platón incluye en el reino de lo sensible, es decir, de lo visible, dos tipos de objetos, las imágenes y las cosas del mundo. Desde una vertiente epistemológica (del conocimiento) para alcanzar las imágenes debemos hacer conjeturas; mientras que de las cosas sólo podemos tener creencias. Esto demuestra la desconfianza hacia los sentidos que profesaba el filósofo, en línea con una amplia tradición filosófica que sitúa a la razón muy por encima de aquellos. En el texto queda patente esta desconfianza llegando Platón a referirse a lo visible como el reino de la no verdad. De él, seguirá afirmando, sólo se puede lograr opiniones (doxa) pero no ciencia (episteme). En el mito de la caverna el filósofo ateniense describe de manera gráfica ese ámbito de lo visible, presentándolo como lugar de oscuridad e incertidumbre, muy diferente al de lo inteligible, espacio de la luz. Los prisioneros están encerrados, encadenados, a sus opiniones, conjeturas y especulaciones. Es lo que da de sí el mundo de lo perceptible para un pensador idealista, que desconfía de los sentidos.
Lo inteligible. A diferencia de lo visible, esta región es fundamental en el pensamiento platónico. Se refiere a ella como la zona de la verdad, del conocimiento epistémico (ciencia). La validez de este conocimiento no reside en los sentidos, que sólo podrían proporcionarnos opiniones, sino en la propia razón humana. Ontológicamente lo inteligible es un ámbito compuesto de dos elementos, los objetos matemáticos y las ideas. A los objetos matemáticos se llega mediante el uso del pensamiento discursivo, que procede, a partir de unos supuestos dados, de manera deductiva para llegar a ciertas conclusiones. En este proceso es la propia razón humana la que interviene sin apelar a los sentidos. En lo más alto de este universo, constituido por aquello que sólo es accesible a nuestro intelecto, se hallan las ideas. Aquí se precisa el más alto grado de utilización de la razón para llegar hasta ellas, la inteligencia, que procederá dialécticamente. Retornando al mito de la caverna, Platón cree necesario liberar a los prisioneros de su error, alejarlos del mundo de los sentidos y de la oscuridad e introducirlos en el del conocimiento intelectual: en suma, en el bello mundo de las ideas."
- Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la Idea del Bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
-También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo.
-Pues bien -dije-, dame también la razón en esto otro: no te extrañes de que los que han llegado a ese punto no quieran ocuparse en asuntos humanos, antes bien, sus almas tienden siempre a permanecer en las alturas, y es natural, creo yo, que así ocurra, al menos si también esto concuerda con la imagen de que se ha hablado.
-Es natural, desde luego -dijo.
-¿Y qué? ¿Crees -dije yo- que haya que extrañarse de que, al pasar un hombre de las contemplaciones divinas a las miserias humanas, se muestre torpe y sumamente ridículo cuando, viendo todavía mal y no hallándose aún suficientemente acostumbrado a las tinieblas que le rodean, se ve obligado a discutir, en los tribunales o en otro lugar cualquiera, acerca de las sombras de lo justo o de las imágenes de que son ellas reflejo y a contender acerca del modo en que interpretan estas cosas los que jamás han visto la justicia en sí?
-No es nada extraño -dijo.
-Antes bien -dije-, toda persona razonable debe recordar que son dos las maneras y dos las causas por las cuales se ofuscan los ojos: al pasar de la luz a la tiniebla y al pasar de la tiniebla a la luz. Y una vez haya pensado que también le ocurre lo mismo al alma, no se reirá insensatamente cuando vea a alguna que, por estar ofuscada, no es capaz de discernir los objetos, sino que averiguará si es que, viniendo de una vida más luminosa, está cegada por falta de costumbre o si, al pa¬sar de una mayor ignorancia a una mayor luz, se ha deslumbrado por el exceso de ésta; y así considerará dichosa a la primera alma, que de tal manera se conduce y vive, y compadecerá a la otra, o bien, si quiere reírse de ella, esa risa será menos ridícula que si se burlara del alma que desciende de la luz.
-Es muy razonable- asintió -lo que dices.
-Es necesario, por tanto -dije-, que, si esto es verdad, nosotros consideremos lo siguiente acerca de ello: que la educación no es tal corno proclaman algunos que es. En efecto, dicen, según creo, que ellos proporcionan ciencia al alma que no la tiene del mismo modo que sí infundieran vista a unos ojos ciegos.
-En efecto, así lo dicen -convino.
-Ahora bien, la discusión de ahora -dije- muestra que esta facultad, existente en el alma de cada uno, y el órgano con que cada cual aprende, deben volverse, apartándose de lo que nace, con el alma entera -del mismo modo que el ojo no es capaz de volverse hacia la luz, dejando la tiniebla, sino en compañía del cuerpo entero-, hasta que se hallen en condiciones de afrontar la contemplación del ser, e incluso de la parte más brillante del ser, que es aquello a lo que llamamos bien. ¿No es eso?
- Eso es.
CUESTI0NES:
1. Analice el alumno el significado que tienen en el texto las nociones de "región inteligible y "mundo visible".
2. Analice el alumno el argumento en virtud del cual afirma el texto que la facultad educativa "y el órgano con que cada cual aprende, deben volverse, apartándose de lo que nace ... hasta que se hallen en condiciones de afrontar la contemplación del ser".
REDACCIÓN:
Educación y conocimiento de la verdad en el pensamiento de Platón.
RESPUESTA CUESTIÓN - 1:
Al enfrentarte a un texto de selectividad en principio debes actuar como si se tratara de cualquier otro texto que te pidan para comentar en la clase. La idea es que debes conocer qué dice el texto, de qué habla, que cuenta. Para ello debes: 1) leerlo entero de una vez antes de subrayar nada; 2) en la segunda lectura debes subrayar aquello que te parece más importante; y 3) escribe en el primer resumen todo lo que se te ocurra y ya después irás eliminando. No debes subrayar sin haberlo leído entero porque entonces corres el riesgo de que todo te parezca importante y de que subrayes demasiado. Y luego, una vez subrayado cuando lo pases al papel, cuando hagas el resumen, veras que hay cosas que te sobran, algo completamente normal. Hecho esto, estarás en condiciones de enfrentarte a las preguntas. Además con esta breve introducción habrás ido haciendo algo similar a calentar motores, pues hasta que no lleves un poco de tiempo con el texto, o con cualquier otra actividad, no logras el mayor rendimiento. A medida que vayas trabajando verás que te vas acordando de más cosas y serás capaz de relacionarlas mejor. Es más, si te vas acordando de cosas que has de desarrollar posteriormente puedes ir haciéndote una especie de guión o esquema.
Análisis del contenido filosófico del texto
Para contestar a este punto, debes tener en cuenta dos cosas: una, detectar los temas o problemas tratados en el texto (puedes anotarlos al margen con lápiz) y otra contestar a ellos con lo que sabes del autor. Con la suma de estos dos elementos y enrollándote recordando todo lo que sabes puedes escribir tu respuesta. No te debes asustar sino intentar, te lo repito otra vez, detectar los temas o problemas del texto. Luego, tu puedes caminar en la elaboración de tu respuesta metiendo lo que sabes del autor de cada tema detectado. Esto es clave. Fíjate, que en este texto se detectan tres temas o conceptos de Platón: el tema de la realidad (división de ella), el del conocimiento y el papel de la idea de la bien. Yo voy a escribir sobre ellos por este orden. Tu puedes hacer lo mismo con tus palabras, aunque yo intentaré no irme mucho por las ramas (no es fácil). Recuerda que citar alguna frase entrecomillada del texto para apoyar tu comentario siempre luce.
Hay en el texto planteadas cuestiones filosóficas esenciales al pensamiento platónico. Una de ellas se relaciona con el aspecto ontológico, la teoría de la realidad. En este fragmento se ve claramente una división de la realidad entre los órdenes visible e inteligible, tal y como fue formulada por Platón. Cabe recordar que el filósofo estableció la existencia, por un lado, de un mundo inteligible, en el que se hallarían las ideas y también los conceptos matemáticos, y un mundo perceptible o visible formado por las cosas y todo aquello que captamos a través de los sentidos. Ambos ámbitos son completamente diferentes, existiendo entre ellos una relación de imitación o copia, donde el mundo visible, el de los sentidos o las cosas, imita o copia al mundo inteligible. Este dualismo ontológico, división de la realidad en dos, se concluye de su teoría de las ideas. En este dualismo, el mundo de los objetos que captamos con nuestros sentidos es un mundo de sombras, tal como se expresa en el fragmento comentado. Un mundo copiado pero que los prisioneros toman como realidad, sin percatarse que la realidad auténtica se encuentra tras ellos. Sin embargo, los prisioneros toman las sombras por realidad. De este modo, los objetos y las cosas que nos rodean serían para Platón un mundo de apariencias y de sombras y lo importante es alcanzar el mundo de la inteligencia y el pensamiento que nos llevará a las ideas. Podríamos decir, entre paréntesis, que hoy en día resulta curioso cómo a través de los medios de comunicación, sobre todo la televisión, en cierto modo hay gente que toma por realidad lo que podemos considerar una realidad proyectada: lo que Platón llamaría el mundo de las sombras.
El segundo gran tema filosófico que se puede extraer del texto comentado, y que deriva de esa división de la realidad, es el problema del conocimiento. Si la realidad se halla escindida, dividida, en dos partes perfectamente diferenciadas, el modo de acceder a cada una de ellas, el modo de conocerlas, ha de ser forzosamente distinto. De una lado, el mundo de las cosas que nos rodean, es accesible a nosotros por medio de los sentidos y, según Platón, genera en nosotros opiniones (doxa), pero no ciencia. Es, por tanto un mundo del que cabe desconfiar. Frente a él se halla el mundo inteligible accesible únicamente mediante nuestra razón, y que nos produce el verdadero conocimiento, la ciencia (episteme). De este modo tenemos dos formas de conocimiento que se corresponden con las dos realidades existentes, opinión y ciencia. Ambos conocimientos poseen características distintas; así, mientras que las opiniones son inestables y susceptibles de error, la ciencia es por naturaleza segura y estable, al basarse en razones. Platón se refiere a esta distinción para señalar que muchos sofistas y políticos se mueven exclusivamente en el ámbito de la opinión. Y mientras que el objeto de la ciencia son las ideas, el de la opinión es el mundo físico o sensible. Para Platón el conocimiento auténtico lo constituye el relacionado con el mundo de las ideas, de ahí que encierre cierta dificultad alcanzarlo. Para lograrlo hay que ir ascendiendo desde el conocimiento matemático hasta las ideas en un proceso llamado dialéctico, el más elevado proceso de conocimiento para Platón y que da acceso a las ideas. Es a este proceso a lo que alude al mundo de arriba y la ascensión del alma hasta la región inteligible. En resumen, Platón distingue entre conocimiento intelectual, ligado a la razón y el mundo de las ideas y conocimiento sensible, relativo al mundo físico o de las cosas. Los sentidos nos proporcionan opinión y la razón verdadero saber o ciencia (doxa vs. episteme). De este modo se establece una correlación entre el dualismo ontológico (doble realidad), integrado por el mundo de las ideas y el de las cosas, y el dualismo epistemológico (dos modos de conocimiento), la razón (conocimiento intelectual) y los sentidos (conocimiento sensible).
Un tercer aspecto que puede verse en el texto se refiere a la importancia que en el ámbito de la ideas tiene la idea de Bien. Recordamos que Platón establecía una jerarquización entre las ideas, es decir, un orden o clasificación atendiendo a su importancia. Según esta clasificación de abajo arriba, en el nivel inferior estarían las ideas relativas al mundo físico (de mesa, por ejemplo), luego los objetos matemáticos, después los valores morales (la dignidad, por ejemplo) y en lo más alto, presidiendo y gobernando nuestras acciones estaría la idea de Bien. Con ello Platón nos da a entender que el bien, lo que es bueno para los seres humanos debe ser el valor que dirige y gobierna nuestro conocimiento y nuestro comportamiento. Esto significa que está por encima incluso de la idea de verdad. Lo que puede entenderse como que lo que nos hace buenos, lo que supone el bien para nosotros es más importante que la misma verdad. Hay aquí una sumisión del conocimiento a la moral, algo frecuente entre los griegos. Además, la idea de bien se identifica con la de belleza en la cúspide de las ideas. Lo que denota un concepto de belleza más ligado al alma que al cuerpo. Platón compara la idea de bien con el sol, en otro apartado de La República. Al igual que el sol ilumina nuestro conocimiento, el bien debe guiar y orientar nuestras actitudes y nuestros comportamientos tanto privados como públicos: tanto morales como políticos. Con toda claridad afirma Platón que por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública. Con ello nos está señalando el verdadero sentido de lo que habrá de ser el diseño de su estado ideal y que deberá se gobernado por el bien.
1/ Definir los conceptos de "lo visible" y "lo inteligible" según el texto.
Lo visible. La estructura de la realidad (ontología) platónica se compone de dos regiones perfectamente diferenciadas: mundo sensible y mundo inteligible. La primera integra los elementos perceptibles y la segunda, los inteligibles. A ellas corresponden dos facultades cognoscitivas, sentidos y razón. En el texto comentado Platón incluye en el reino de lo sensible, es decir, de lo visible, dos tipos de objetos, las imágenes y las cosas del mundo. Desde una vertiente epistemológica (del conocimiento) para alcanzar las imágenes debemos hacer conjeturas; mientras que de las cosas sólo podemos tener creencias. Esto demuestra la desconfianza hacia los sentidos que profesaba el filósofo, en línea con una amplia tradición filosófica que sitúa a la razón muy por encima de aquellos. En el texto queda patente esta desconfianza llegando Platón a referirse a lo visible como el reino de la no verdad. De él, seguirá afirmando, sólo se puede lograr opiniones (doxa) pero no ciencia (episteme). En el mito de la caverna el filósofo ateniense describe de manera gráfica ese ámbito de lo visible, presentándolo como lugar de oscuridad e incertidumbre, muy diferente al de lo inteligible, espacio de la luz. Los prisioneros están encerrados, encadenados, a sus opiniones, conjeturas y especulaciones. Es lo que da de sí el mundo de lo perceptible para un pensador idealista, que desconfía de los sentidos.
Lo inteligible. A diferencia de lo visible, esta región es fundamental en el pensamiento platónico. Se refiere a ella como la zona de la verdad, del conocimiento epistémico (ciencia). La validez de este conocimiento no reside en los sentidos, que sólo podrían proporcionarnos opiniones, sino en la propia razón humana. Ontológicamente lo inteligible es un ámbito compuesto de dos elementos, los objetos matemáticos y las ideas. A los objetos matemáticos se llega mediante el uso del pensamiento discursivo, que procede, a partir de unos supuestos dados, de manera deductiva para llegar a ciertas conclusiones. En este proceso es la propia razón humana la que interviene sin apelar a los sentidos. En lo más alto de este universo, constituido por aquello que sólo es accesible a nuestro intelecto, se hallan las ideas. Aquí se precisa el más alto grado de utilización de la razón para llegar hasta ellas, la inteligencia, que procederá dialécticamente. Retornando al mito de la caverna, Platón cree necesario liberar a los prisioneros de su error, alejarlos del mundo de los sentidos y de la oscuridad e introducirlos en el del conocimiento intelectual: en suma, en el bello mundo de las ideas."
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