PÁRRAFOS 16 Y 17: COMPENDIO DE UN LIBRO PUBLICADO RECIENTEMENTE TITULADO UN TRATADO DE LA NATURALEZA HUMANA
PÁRRAFO 16.- NO ACTUAMOS RACIONALMENTE SINO POR COSTUMBRE
TEXTO
No es, por lo tanto, la razón la que es la guía de la vida, sino la costumbre. Ella sola determina a la mente, en toda instancia, a suponer que el futuro es conforme al pasado. Por fácil que este paso pueda parecer, la razón nunca sería capaz, ni en toda la eternidad, de llevarlo a cabo.
TEXTO ORIGINAL
It is not, therefore, reason which is the guide of life, but custom. That alone determines the mind, in all instances, to suppose the future conformable to the past. However easy this step may seem, reason would never, to all eternity, be able to make it.
PÁRRAFO 17.- LA CREENCIA
Éste es un descubrimiento muy curioso, pero que nos conduce a otros que son más curiosos aún. Cuando veo una bola de billar moviéndose hacia otra, mi mente es inmediatamente llevada por el hábito al usual efecto, y anticipo mi visión al concebir la segunda bola en movimiento. Pero ¿es esto todo? ¿No hago nada sino concebir el movimiento de la segunda bola? No, a buen seguro. También creo que se moverá. ¿Qué es, entonces, esta creencia? Y ¿en qué difiere de la simple concepción de cualquier cosa? He aquí una nueva cuestión impensada por los filósofos.
TEXTO ORIGINAL
This is a very curious discovery, but leads us to others that are still more curious. When I see a billard ball moving towards another, my mind is immediately carried by habit to the usual effect, and anticipates my sight by conceiving the second ball in motion. But is this all? Do I nothing but conceive the motion of the second ball? No, surely. I also believe that it will move. What then is this belief? And how does it differ from the simple conception of anything? Here is a new question unthought of by philosophers.
ACLARACIONES RESUMEN A HUME
Hume expone en el Tratado sobre la naturaleza humana y en la Inves¬tigación concerniente al conocimiento humano su concepto de causa y su crítica al clásico concepto de causalidad. Analicemos sus rasgos funda¬mentales, estableciendo una secuencia de argumentos que permitan analizar el concepto de causa que Hume mantiene.
Para Hume, todo conocimiento procede de la experiencia. Todo el material de la mente humana se compone de impresiones e ideas, que se originan en los datos de los sentidos. Conocemos tan sólo mediante ideas, que son derivaciones de las impresiones y se diferencian en cuanto a su vivacidad y cercanía con los objetos o las realidades que las causan.
El concepto de idea en Hume es extremadamente rico y se encuentra so¬metido a diversas interpretaciones por los estudiosos de este autor. En el texto -y teniendo en cuenta el conjunto de la obra- una "idea" es una copia o derivación de la impresión sensible, que se produce por lo que aportan nuestros sentidos. Todas las percepciones de la mente humana se resuelven en impresiones e ideas. En ello, Hume parece seguir a Locke, que también establecía, con cierta confusión, una diferencia entre impresiones (ideas lockeanas de sentido y reflexión) e ideas (representaciones de la imaginación y de la memoria). Para Hume, el pensamiento es cuestión de imágenes mentales, cuyos constituyentes son siempre representaciones de nuestras impresiones sensibles.
De acuerdo con esta perspectiva, que contiene matices mucho más ricos y que se convierte en el fundamento de la filosofía de Hume y de sus perspicaces análisis y críticas, Hume propone tres instrumentos para el trabajo filosófico con las ideas. Se trata de tres instrumentos presentes en toda su investigación, que tienen una denominación metafórica:
a. El microscopio: Procedimiento que consiste en reducir una idea a sus constituyentes simples, produciendo la impresión sensible de la que deriva la idea.
b. La navaja: Si una idea no puede ser reducida a impresiones sensibles, el término con que se designa esa idea no tiene significado alguno (lo que concuerda parcialmente con el concepto empirista de verificación).
e. El tenedor: Los objetos de conocimiento se reducen a dos tipos: "relaciones entre ideas" (cuyo modelo de análisis es el conocimiento de las matemáticas) y "cuestiones de hecho" (encierran el conocimiento de la realidad que no puede seguirse de un modo axiomático, y es siempre un conocimiento probable).
De acuerdo con la anterior distinción, Hume piensa que todo objeto posible de nuestro conocimiento puede ser de dos tipos: cuestiones de hecho y relaciones entre ideas. Las "cuestiones de hecho" no son nunca necesarias y se deducen mediante razonamientos probables. Las "relaciones entre ideas", por el contrario, se deducen siempre mediante argumentos demostrativos necesarios y son siempre ciertas (su modelo es la geometría, el álgebra o la aritmética). La mayoría de cuestiones que se refieren al mundo real serán una "cuestión de hecho", y en esa estructura tiene un papel predominante la relación entre causa y efecto, que se encuentra en la base del conocimiento del mundo. El ámbito de análisis de la causalidad se identifica, pues, con el análisis de las cuestiones de hecho.
La experiencia nos muestra tan sólo relaciones de semejanza entre diferentes objetos naturales. Cuando hablamos de que algo es causa de un determinado efecto, no hacemos, en realidad, más que afirmar que entre lo que denominamos causa y lo que denominamos efecto existe una relación de semejanza, y que siempre que se da lo que denominamos causa ocurrirá, en el futuro, lo que denominamos efecto. Es decir, siempre que se produzcan determinados objetos que denominamos causas, esperamos que, en el futuro, se producirán objetos que denominamos efectos. La costumbre de que siempre ocurre así, me induce a la creencia de que existe algo que se denomina causa y de algo que se denomina efecto. Pero no tengo más argumento que la costumbre para atestiguar esa relación. No hay, por tanto, una experiencia directa de la relación de causalidad y, por ello, no hay argumentos racionales para sostener el principio de causalidad.
Hume distingue dos rasgos principales del concepto de causa: 1) lo que denominamos causa es un objeto precedente en el tiempo y contiguo en el espacio a otro: hay una contigüidad espacial y una antelación en el espacio entre ambos; 2) causa es un objeto precedente en el tiempo y contiguo en el espacio a otro, de modo que la idea de uno determina a la mente a formar la idea de otro, y la impresión del primero determina a formar una idea mas viva del segundo. Tan sólo la prelación en el tiempo, la contigüidad en el espacio y la costumbre que me hace pensar en que siempre que se da lo que denominamos causa, se produce lo que denominamos efecto, es lo que me permite hablar de causa, de efecto y de relación de causalidad.
La causalidad para Hume no es más que un producto de la memoria y la costumbre. Nunca tenemos experiencia directa de la relación de causalidad. Y, por lo tanto, no podemos afirmar que exista realmente. El conocimiento de la causalidad no es más que un conocimiento probable, guiado por la costumbre, y nunca un conocimiento racionalmente fundamentado.
TEXTO
No es, por lo tanto, la razón la que es la guía de la vida, sino la costumbre. Ella sola determina a la mente, en toda instancia, a suponer que el futuro es conforme al pasado. Por fácil que este paso pueda parecer, la razón nunca sería capaz, ni en toda la eternidad, de llevarlo a cabo.
TEXTO ORIGINAL
It is not, therefore, reason which is the guide of life, but custom. That alone determines the mind, in all instances, to suppose the future conformable to the past. However easy this step may seem, reason would never, to all eternity, be able to make it.
PÁRRAFO 17.- LA CREENCIA
Éste es un descubrimiento muy curioso, pero que nos conduce a otros que son más curiosos aún. Cuando veo una bola de billar moviéndose hacia otra, mi mente es inmediatamente llevada por el hábito al usual efecto, y anticipo mi visión al concebir la segunda bola en movimiento. Pero ¿es esto todo? ¿No hago nada sino concebir el movimiento de la segunda bola? No, a buen seguro. También creo que se moverá. ¿Qué es, entonces, esta creencia? Y ¿en qué difiere de la simple concepción de cualquier cosa? He aquí una nueva cuestión impensada por los filósofos.
TEXTO ORIGINAL
This is a very curious discovery, but leads us to others that are still more curious. When I see a billard ball moving towards another, my mind is immediately carried by habit to the usual effect, and anticipates my sight by conceiving the second ball in motion. But is this all? Do I nothing but conceive the motion of the second ball? No, surely. I also believe that it will move. What then is this belief? And how does it differ from the simple conception of anything? Here is a new question unthought of by philosophers.
ACLARACIONES RESUMEN A HUME
Hume expone en el Tratado sobre la naturaleza humana y en la Inves¬tigación concerniente al conocimiento humano su concepto de causa y su crítica al clásico concepto de causalidad. Analicemos sus rasgos funda¬mentales, estableciendo una secuencia de argumentos que permitan analizar el concepto de causa que Hume mantiene.
Para Hume, todo conocimiento procede de la experiencia. Todo el material de la mente humana se compone de impresiones e ideas, que se originan en los datos de los sentidos. Conocemos tan sólo mediante ideas, que son derivaciones de las impresiones y se diferencian en cuanto a su vivacidad y cercanía con los objetos o las realidades que las causan.
El concepto de idea en Hume es extremadamente rico y se encuentra so¬metido a diversas interpretaciones por los estudiosos de este autor. En el texto -y teniendo en cuenta el conjunto de la obra- una "idea" es una copia o derivación de la impresión sensible, que se produce por lo que aportan nuestros sentidos. Todas las percepciones de la mente humana se resuelven en impresiones e ideas. En ello, Hume parece seguir a Locke, que también establecía, con cierta confusión, una diferencia entre impresiones (ideas lockeanas de sentido y reflexión) e ideas (representaciones de la imaginación y de la memoria). Para Hume, el pensamiento es cuestión de imágenes mentales, cuyos constituyentes son siempre representaciones de nuestras impresiones sensibles.
De acuerdo con esta perspectiva, que contiene matices mucho más ricos y que se convierte en el fundamento de la filosofía de Hume y de sus perspicaces análisis y críticas, Hume propone tres instrumentos para el trabajo filosófico con las ideas. Se trata de tres instrumentos presentes en toda su investigación, que tienen una denominación metafórica:
a. El microscopio: Procedimiento que consiste en reducir una idea a sus constituyentes simples, produciendo la impresión sensible de la que deriva la idea.
b. La navaja: Si una idea no puede ser reducida a impresiones sensibles, el término con que se designa esa idea no tiene significado alguno (lo que concuerda parcialmente con el concepto empirista de verificación).
e. El tenedor: Los objetos de conocimiento se reducen a dos tipos: "relaciones entre ideas" (cuyo modelo de análisis es el conocimiento de las matemáticas) y "cuestiones de hecho" (encierran el conocimiento de la realidad que no puede seguirse de un modo axiomático, y es siempre un conocimiento probable).
De acuerdo con la anterior distinción, Hume piensa que todo objeto posible de nuestro conocimiento puede ser de dos tipos: cuestiones de hecho y relaciones entre ideas. Las "cuestiones de hecho" no son nunca necesarias y se deducen mediante razonamientos probables. Las "relaciones entre ideas", por el contrario, se deducen siempre mediante argumentos demostrativos necesarios y son siempre ciertas (su modelo es la geometría, el álgebra o la aritmética). La mayoría de cuestiones que se refieren al mundo real serán una "cuestión de hecho", y en esa estructura tiene un papel predominante la relación entre causa y efecto, que se encuentra en la base del conocimiento del mundo. El ámbito de análisis de la causalidad se identifica, pues, con el análisis de las cuestiones de hecho.
La experiencia nos muestra tan sólo relaciones de semejanza entre diferentes objetos naturales. Cuando hablamos de que algo es causa de un determinado efecto, no hacemos, en realidad, más que afirmar que entre lo que denominamos causa y lo que denominamos efecto existe una relación de semejanza, y que siempre que se da lo que denominamos causa ocurrirá, en el futuro, lo que denominamos efecto. Es decir, siempre que se produzcan determinados objetos que denominamos causas, esperamos que, en el futuro, se producirán objetos que denominamos efectos. La costumbre de que siempre ocurre así, me induce a la creencia de que existe algo que se denomina causa y de algo que se denomina efecto. Pero no tengo más argumento que la costumbre para atestiguar esa relación. No hay, por tanto, una experiencia directa de la relación de causalidad y, por ello, no hay argumentos racionales para sostener el principio de causalidad.
Hume distingue dos rasgos principales del concepto de causa: 1) lo que denominamos causa es un objeto precedente en el tiempo y contiguo en el espacio a otro: hay una contigüidad espacial y una antelación en el espacio entre ambos; 2) causa es un objeto precedente en el tiempo y contiguo en el espacio a otro, de modo que la idea de uno determina a la mente a formar la idea de otro, y la impresión del primero determina a formar una idea mas viva del segundo. Tan sólo la prelación en el tiempo, la contigüidad en el espacio y la costumbre que me hace pensar en que siempre que se da lo que denominamos causa, se produce lo que denominamos efecto, es lo que me permite hablar de causa, de efecto y de relación de causalidad.
La causalidad para Hume no es más que un producto de la memoria y la costumbre. Nunca tenemos experiencia directa de la relación de causalidad. Y, por lo tanto, no podemos afirmar que exista realmente. El conocimiento de la causalidad no es más que un conocimiento probable, guiado por la costumbre, y nunca un conocimiento racionalmente fundamentado.
0 comentarios