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UN LUGAR PARA APRENDER FILOSOFÍA

HUME

CENTRO DE ÉTICA DE DAVID HUME -INTERESANTE-

http://noticias.ufm.edu/index.php/Categor%C3%ADa:Centro_de_%C3%89tica_David_Hume

¿QUÉ DIRÍA HUME AL SIGUIENTE ARTÍCULO?

ARTÍCULO: LAS CASUALIDADES NO EXISTEN

RACIONALISTAS - EMPIRISTAS

Breve comparación entre las corrientes racionalista y empirista en el siguiente enlace:

http://www.youtube.com/watch?v=kkQeofvtfXQ

La Ética de Hume: el sentimiento moral

 FUENTE

"Si podemos depender de algún principio que aprendamos de la filosofía es éste, que pienso puede ser considerado cierto e indudable: no hay nada en sí mismo valioso o despreciable, deseable u odioso, bello o deforme, sino que estos atributos nacen de la particular constitución y estructura del sentimiento y afecto humanos." (El escéptico)

1.

Además de lo dicho en el "Tratado", Hume dedicará las "Investigaciones sobre los principios de la moral" a fundamentar su filosofía moral. En consonancia con la oposición al racionalismo, mostrada en la explicación del conocimiento y en la crítica de la metafísica, se opondrá a los sistemas éticos que pretenden fundar en la razón la distinción entre el bien y el mal y, en consecuencia, la vida moral del ser humano.

2.

Que la moralidad existe es considerado por Hume como una cuestión de hecho: todo el mundo hace distinciones morales; cada uno de nosotros se ve afectado por consideraciones sobre lo bueno y lo malo y, del mismo modo, podemos observar en los demás distinciones, o conductas que derivan de tales distinciones, semejantes. Las discrepancias empiezan cuando nos preguntamos por el fundamento de tales distinciones morales: ¿Se fundan en la razón, como han afirmado los filósofos desde la antigüedad clásica, de modo que lo bueno y lo malo son lo mismo para todos los seres humanos? ¿O se fundan en el sentimiento, en la forma en que reaccionamos ante los "objetos morales" según nuestra constitución humana?

3.

Hume nos ofrece argumentos detallados con los que rechazar la posibilidad de que la razón sea la fuente de la moralidad, que derivan, en última instancia, de su análisis del conocimiento. Nos había dicho, en efecto, que sólo existían dos operaciones del entendimiento, dos modos mediante los cuales puede la razón conocer algo: el conocimiento de hechos y el conocimiento de relaciones de ideas. Si decimos que la razón es la fuente de las distinciones morales, tales distinciones deberían obtenerse mediante uno de los dos tipos de conocimiento señalados. Pero no ocurre así: ninguno de ellos nos permite obtener la menor noción de lo bueno y lo malo.

A) Las distinciones morales no proceden del conocimiento de hechos.

1.

Lo que denominamos "bueno" y "malo" no puede ser considerado como algo que constituya una cualidad o propiedad de un objeto moral. Si analizamos una acción moral, sea buena o mala, y describimos los hechos, aparecerán las propiedades de los objetos que interviene en la acción, pero no aparecerá por ninguna parte lo "bueno" o lo "malo" como cualidad de ninguno de los objetos que intervienen en la acción, sino como un "sentimiento" de aprobación o desaprobación de los hechos descritos.

"La razón puede juzgar acerca de una cuestión de hecho o acerca de relaciones. Preguntaos, pues, en primer lugar, donde está la cuestión de hecho que aquí llamamos crimen; determinad el momento de su existencia; describid su esencia o naturaleza; exponed el sentido o la facultad a los que se manifiesta. Reside en el alma de la persona ingrata; tal persona debe, por tanto, sentirla y ser consciente de ella. Pero nada hay ahí, excepto la pasión de mala voluntad o de absoluta indiferencia." (Investigación sobre los principios de la moral, apéndice 1)

2.

Por lo demás, la moralidad no se ocupa del ámbito del ser, sino del deber ser: no pretende describir lo que es, sino prescribir lo que debe ser. Pero de la simple observación y análisis de los hechos no se podrá deducir nunca un juicio moral, lo que "debe ser". Hay un paso ilegítimo del ser (los hechos) al deber ser (la moralidad). Tal paso ilegítimo conduce a la llamada "falacia naturalista", sobre la que descansan en última instancia tales argumentos.

B) Las distinciones morales no proceden del conocimiento de relación de ideas.

Si la moralidad no es una cuestión de hecho, ya que los juicios morales no se refieren a lo que es, sino a lo que debe ser, queda sólo la posibilidad de que se trate y de un conocimiento de relación de ideas, en cuyo caso debería ser una relación del siguiente tipo: de semejanza, de contrariedad, de grados de cualidad, o de proporciones en cantidad y número. Pero estas relaciones se encuentran tanto en las cosas materiales (incluyendo a los animales), en nosotros mismos, en nuestras acciones pasiones y voliciones. En este caso deberíamos considerar lo "bueno" y lo "malo" del mismo modo, tanto en la acción humana como en la acción de la naturaleza y de los seres irracionales, lo que, por supuesto, no hacemos. Un terremoto con numerosas víctimas mortales, un rayo que mata a una persona, un animal que incurre en conducta incestuosa... nada de eso nos hace juzgar esas relaciones como "buenas" o "malas", porque no hay, en tales relaciones, fundamento alguno para lo bueno y lo malo. Si la maldad fuese una relación tendríamos que percibirla en todas esas relaciones: pero no la percibimos, porque no está ahí, nos dice Hume.

C) La moralidad se funda en el sentimiento

1.

La razón no puede, pues, encontrar fundamento alguno para la distinción de lo "bueno" y lo "malo", para las distinciones morales en general, ni a través del conocimiento de hechos ni a través del conocimiento de relación de ideas, por lo que parece quedar claro, dice Hume, que la moralidad no se funda en la razón. Sólo queda, pues, que se base en, (y / o derive del), sentimiento.

"... incluso cuando la mente opera por sí sola y, experimentando el sentimiento de condena o aprobación, declara un objeto deforme y odioso, otro bello y deseable, incluso en ese caso, sostengo que esas cualidades no están realmente en los objetos, sino que pertenecen totalmente al sentimiento de la mente que condena o alaba". (El escéptico)

2.

Consideramos, pues, que algo es bueno o malo, justo o injusto, virtuoso o vicioso, no porque la razón capte o aprehenda ninguna cualidad en el objeto moral, sino por el sentimiento de agrado o desagrado, de aprobación o rechazo que se genera en nosotros al observar dicho objeto moral, según las características propias de la naturaleza humana. Las valoraciones morales no dependen, pues, de un juicio de la razón, sino del sentimiento. ¿Qué garantía tenemos, entonces, de coincidir con los demás en tales valoraciones morales, eliminada la posibilidad de que la valoración moral dependa de categorías racionales, objetivas, universales? ¿No nos conduce a esta teoría a un relativismo moral?

3.

Hume da por supuesto que la naturaleza humana es común y constante y que, del mismo modo que el establecimiento de distinciones morales es general, las pautas por las que se regulan los sentimientos estarán sometidas también a una cierta regularidad o concordancia. Uno de esos elementos concordantes es la utilidad, en la que Hume encontrará una de las causas de la aprobación moral. La utilidad, en efecto, la encontrará Hume en la base de virtudes como la benevolencia y la justicia, cuyo análisis realizará en las secciones segunda y tercera de la "Investigación sobre los principios de la moral".

"La utilidad ha de ser, por tanto, la fuente de una parte considerable del mérito adscrito al humanitarismo, la benevolencia, la amistad, el espíritu cívico y otras virtudes sociales de esta clase; y es también la sola fuente de la aprobación moral que concedemos a la felicidad, la justicia, la veracidad, la integridad y todos los demás principios y cualidades estimables y útiles."
"Parece un hecho que la circunstancia de la utilidad es una fuente de alabanza y de aprobación; que es algo a lo que constantemente se apela en todas las decisiones relacionadas con el mérito y el de mérito de las acciones, que es la sola fuente de ese gran respeto que prestamos a la justicia, a la fidelidad, al honor, a la lealtad y a la castidad; que es inseparable de todas las demás virtudes sociales, tales como el humanitarismo, la generosidad, la caridad, la afabilidad, la indulgencia, la lástima y la moderación; y en una palabra, que es el fundamento principal de la moral que se refiere el género humano y a nuestros prójimos."

JOHN PASSMORE: HUME

 

FERNANDO SAVATER: HUME

RACIONALISMO VS EMPIRISMO

EJERCICIOS SELECTIVIDAD: HUME -AÑOS 2003-2008-

EJERCICIO SELECTIVIDAD 2002-03 –HUME-

 

TEXTO

 

Es evidente que Adán con toda sus ciencia, no sería ca­paz nunca de demostrar que el curso de la naturaleza debe seguir uniformemente igual y que el futuro debe asemejarse al pasado. Lo que es posible nunca puede demostrarse como falso, y es posible que el curso de la naturaleza pueda cam­biar, ya que podemos concebir tal cambio. A pesar de todo, proseguiré afirmando que no podría llegar a probar por me­dio de ningún argumento probable que el futuro debe ase­mejarse al pasado. Todos los argumentos probables se cons­truyen sobre la suposición de que existe conformidad entre el pasado y el futuro y, por consiguiente, nada puede probar esto. Esta conformidad es una cuestión de hecho y si ha de ser probada no admitirá más prueba que la experiencia. Mas, nuestra experiencia en el pasado no puede ser prueba de nada en el futuro, si no es sobre la suposición de que existe una semejanza entre ellos. Por consiguiente, ésta es una cuestión que no admite prueba alguna y que damos por sentada sin pruebas.

Estamos impelidos sólo por la COSTUMBRE a su­poner que el futuro se asemeja al pasado. Cuando veo una bola de billar que se mueve hacia otra, mi mente es llevada inmediatamente por el hábito hasta el efecto corriente y se anticipa a mi vista concibiendo en movimiento la segunda bola. No hay nada en estos objetos considerados en abstracto, y en independencia de la experiencia, que me conduzca a es­tablecer una conclusión tal. E incluso después de haber teni­do experiencia de muchos efectos repetidos de esta clase, no hay ningún argumento que me empuje a suponer que el efecto se adecuará a la experiencia pasada. Los poderes por medio de los que operan los cuerpos nos son totalmente desconoci­dos. Sólo percibimos sus cualidades sensibles y ¿qué razón tenemos para pensar que los mismos poderes irán unidos siem­pre a las mismas cualidades sensibles?

Por consiguiente, no es la razón la guía de la vida sino la costumbre. Sólo ella mueve a la mente, en todos los casos, a suponer que el futuro se asemeja al pasado. Por muy fácil que pueda parecer este paso, la razón nunca sería capaz de darlo en toda la eternidad.

Este es un descubrimiento muy curioso, pero nos con­duce a otros que son aún más curiosos. Cuando veo una bola que se mueve en dirección a la otra, mi mente es conducida de modo inmediato por el hábito hasta el efecto corriente, y se anticipa a mi vista al concebir a la segunda bola en movi­miento." Pero ¿es esto todo? ¿No hago más que CONCEBIR el movimiento de la segunda bola? Seguramente no. Tam­bién CREO que se moverá. ¿Qué es, entonces, esta creencia? ¿Y cómo difiere de la simple concepción de cualquier cosa? Aquí tenemos una nueva pregunta no meditada por los filó­sofos.

 

CUESTIONES:
1. Analice el alumno/a el significado que tienen en el texto las nociones de "cuestión de hecho" y "argumentos probables".


2. Explique el alumno/a el razonamiento empleado por Hume para concluir: "No es, por lo tanto, la razón la que es la guía de la vida, sino la costumbre".


REDACCIÓN: Elementos del conocimiento humano según Hume.

 

 

 

EJERCICIO FILOSOFIA JUNIO 2008 –AUTOR: HUME-

 

Puede que agrade, tal vez, más al lector que se le informe de lo que nuestro autor dice sobre el libre albedrío. Los fundamentos de su doctrina quedaron sentados al tratar de la causa y el efecto, como anteriormente se ha explicado. "Es universalmente reconocido que las operaciones de los cuerpos externos son necesarias, y que en la comunicación de sus movimientos, en su atracción y mutua cohesión, no hay la menor traza de indiferencia o libertad" ... "Por tanto, todo lo que en este respecto esté en pie de igualdad con la materia, ha de reconocerse que es necesario. Con el fin de saber si tal es lo que sucede con las acciones de la mente, podemos examinar la materia, y considerar en qué se funda la idea de necesidad en sus operaciones, y por qué concluimos que un cuerpo o una acción es la causa infalible de otro u otra.

Ya se ha observado que no hay una sola instancia en la que sea susceptible de ser descubierta la conexión última de objeto alguno, o bien por nuestros sentidos o por la razón, y que jamás podemos penetrar tanto en la esencia y construcción de los cuerpos como para percibir el principio en que se funda su mutua influencia. Es sólo con su unión constante con lo que estamos familiarizados; y es de la unión constante de donde surge la necesidad, cuando la mente se determina a pasar de un objeto a su acompañante usual e infiere la existencia de uno a partir de la del otro. He aquí pues dos particulares que vamos a considerar como esenciales para la necesidad, a saber, la unión constante y la inferencia de la mente, y allí donde descubramos a éstos hemos de reconocer una necesidad". Ahora bien, nada es más evidente que la unión constante de acciones particulares con motivos particulares. Si todas las acciones no están constantemente unidas con sus propios motivos, esta incertidumbre no es distinta de la que puede observarse a diario en las acciones de la materia, en donde por razón de la diversidad e incertidumbre de las causas, el efecto es con frecuencia variable e incierto. Treinta granos de opio matarán a cualquier hombre que no esté acostumbrado a él; mientras que treinta granos de ruibarbo no siempre lo purgarán. De la misma manera, el temor a la muerte hará siempre que un hombre se aparte veinte pasos de su camino; mientras que no siempre le hará cometer una mala acción.

Y como se da con frecuencia una conjunción constante de las acciones de la voluntad con sus motivos, así la inferencia de las unas a los otros es a menudo tan cierta como cualquier razonamiento respecto a los cuerpos: y siempre hay una inferencia proporcionada a la constancia de la conjunción. En esto se funda nuestra creencia en testimonios, el crédito que damos a la historia, como también todos los géneros de evidencia moral, y casi la totalidad de nuestra conducta en la vida. (HUMU, Un compendio de un tratado de la naturaleza humana).

 

CUESTIONES:

1. Analiza el significado en el texto de los conceptos «causa» y «efecto» y defínelos.

 

2. Reconstruir el razonamiento que lleva a Hume a concluir: "En esto se funda nuestra creencia en testimonios, el crédito que damos a la historia, como también todos los géneros de evidencia moral, y casi la totalidad de nuestra conducta en la vida"

 

REDACCIÓN: La ciencia de la naturaleza humana.

 

 

 

 

HUME -MAPAS CONCEPTUALES-

Hume Mapas Conceptuales

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LIBRE ALBEDRIO Y DETERMINISMO

CRÍTICA AL PRINCIPIO DE CAUSALIDAD SEGÚN HUME

http://www.pascualgc.com/archivo/02_hume-causalidad.htm

HUME EN BOULESIS

http://www.boulesis.com/imprimir/?url=%2Fdidactica%2Fapuntes%2F%3Fa%3D161%26p%3D3

LA ILUSTRACIÓN

DE LA HETERONOMIA A LA AUTONOMIA

EL DESARROLLO DEL JUICIO MORAL

Algunos psicólogos como Jean Piaget y Lawrence Kohlberg, han interpretado la conciencia moral como la capacidad de formular juicios sobre lo justo y lo injusto, y han estudiado cómo se desarrolla esta capacidad desde la niñez hasta la edad adulta, llegando a resultados como los siguientes:

- En el terreno de la moral formulamos juicios y, por tanto, es un tipo de conocimiento sobre el que se puede argumentar.
- Aunque los contenidos de los juicios morales son diferentes en diversas culturas, la estructura del juicio moral es igual en todos los individuos.
- Es posible educar la conciencia moral en las formas más justas de tomar decisiones, porque las cuestiones de justicia se pueden universalizar.

La estructura universal de los juicios morales, según Kohlberg, se desarrollan a través de unas etapas, que siguen una secuencia idéntica en personas de diversas culturas, y se ordenan en tres niveles, cada uno de los cuales supone un mayor grado de madurez en relación con los anteriores:

- En el nivel preconvencional, la persona tiene por justo lo que satisface sus intereses. La persona respeta las normas sólo por las consecuencias que pueda acarrearle vulnerarlas (castigo o ausencia de premio).
- En el nivel convencional, la persona considera justo lo que concuerda con las leyes propias de su sociedad. En este nivel, la persona se siente ante todo miembro de una comunidad, cuyas normas, reglas y principios reconoce y admite. Por ejemplo, muchas personas admiten ciertos prejuicios sexistas, chovinistas y racistas porque en la sociedad en que viven es algo legal y socialmente aceptado. De ese modo encuentran justificados ciertos comportamientos discriminatorios que desde el punto de vista del nivel siguiente no serían aceptables.
- En el nivel postconvencional, la persona distingue entre las normas de su sociedad y los principios morales universales. La persona ya se siente miembro de la humanidad, de modo que la justicia particular es inseparable de la solidaridad global. Es el caso de los defensores de ciertos derechos, que actúan por el convencimiento de la universalidad de los mismos.

LA MADUREZ MORAL: AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD
La teoría de Kohlberg se basa en la idea kantiana de que la madurez moral es un proceso que comienza con la heteronomía moral y culmina con la autonomía moral.

Esto significa, que las personas más inmaduras moralmente, aquellas que razonan desde el nivel preconvencional son las que se dejan llevar por sus impulsos egocéntricos, y no son verdaderamente dueñas de su propio comportamiento. Esta palabra, que proviene del griego heteros, “otro”, y nomos “ley”, norma, designa a aquellas personas que siguen la norma de otro y no la suya propia. Ser autónomo, no significa hacer lo que me venga en gana, sino en adoptar personalmente unos principios morales y regirse por ellos, aunque a veces perjudique los propios intereses. Pero las personas a las que nos estamos refiriendo ahora son aquellas que apenas rigen su comportamiento por normas ni principios, sino que entienden por justo lo que les conviene en cada momento.
En segundo lugar, las personas que poseen un grado intermedio de madurez moral, que a menudo coinciden con las que razonan desde el nivel convencional, todavía siguen siendo bastante heterónomas, porque a pesar de que ahora consiguen controlar sus impulsos egocéntricos, lo hacen para adaptar su comportamiento a lo que se espera de ese otro sea la sociedad en su conjunto. Pero son más autónomas que las del nivel anterior, puesto que se muestran capaces de regir su comportamiento conforme a las normas del orden social establecido. Tienen por justo lo que se considera normal en su sociedad.
Por último, las personas que alcanzan el grado máximo de madurez moral, personas que razonan con los esquemas del nivel postconvencional, son las personas autónomas. Porque rigen su comportamiento por los principios que su propia conciencia reconoce como universalmente vinculantes. Lo justo ahora se define por la decisión razonable y bien meditada que adopta la perspectiva del respeto por la igual dignidad de todos los seres humanos, superando cualquier discriminación que se encontrase aceptable en el nivel anterior.

EJERCICIO HUME SELECTIVIDAD CURSO 2002-03

TEXTO
Es evidente que Adán con toda su ciencia, nunca hubiera sido capaz de de demostrar que el curso de la naturaleza ha de continuar siendo uniformemente el mismo, y que el futuro ha de ser conformable al pasado. De lo que es posible nunca puede demostrarse que sea falso; y es posible que el curso de la naturaleza pueda cambiar, puesto que podemos concebir un tal cambio. Más aún. iré mas lejos y afirmaré que Adán tampoco podría probar mediante argumento probable alguno, que el futuro haya de ser conformable al pasado. Todos los argumentos probables están montados sobre la suposición de que existe esta conformidad entre el futuro y el pasado, y, por lo tanto, nunca la pueden probar. Esta conformidad es una cuestión de hecho, y si ha de ser probada, nunca admitirá prueba alguna que no parta de la experiencia. Pero nuestra experiencia en el pasado no puede ser prueba de nada para el futuro, sino bajo la suposición de que hay una semejanza entre ellos. Es éste, por lo tanto, un punto que no puede admitir prueba en absoluto, y que damos por sentado sin prueba alguna.
Estamos determinados sólo por la costumbre a suponer que el futuro es conformable al pasado. Cuando veo una bola de billar moviéndose hacia otra, mi mente es inmediatamente llevada por el hábito al usual efecto, y anticipa mi visión al concebir a la segunda bola en movimiento. No hay nada en estos objetos, abstractamente considerados, e independiente de la experiencia, que me lleve a formar una tal conclusión: e incluso después de haber tenido experiencia de muchos efectos repetidos de este género, no hay argumento alguno que me determine a suponer que el efecto será conformable a la pasada experiencia. Las fuerzas por las que operan los cuerpos son enteramente desconocidas. Nosotros percibimos sólo sus cualidades sensibles; y ¿qué razón tenemos para pensar que las mismas fuerzas hayan de estar siempre conectadas con las mismas cualidades sensibles?.
No es, por lo tanto, la razón la que es la guía de la vida, sino la costumbre. Ella sola determina a la mente, en toda instancia, a suponer que el futuro es conformable al pasado. Por fácil que este paso pueda parecer, la razón nunca sería capaz, ni en toda la eternidad, de llevarlo a cabo. (D. HUME. Un compendia de un tratado de ta naturaleza humana).

CUESTIONES:
1. Analice el alumno/a el significado que tienen en el texto las nociones de "cuestión de hecho" y "argumentos probables".

2. Explique el alumno/a el razonamiento empleado por Hume para concluir: "No es, por lo tanto, la razón la que es la guía de la vida, sino la costumbre".

REDACCIÓN: Elementos del conocimiento humano según Hume.

INTRODUCCIÓN AL COMPENDIO

Autora: Carmen Garcia Trevijano Introducción al libro "Compendio" publicado por Teorema en 1977
En enero de 1739 publicaba David Hume, anónimente, su primera gran obra: Un Tratado de la naturaleza humana, en dos volúmenes. El joven autor, que por entonces contaba 28 años, alimentaba grandes ilusiones sobre el impacto que habían de causar en el mundo filosófico la originalidad y novedad de su sistema. Pero la realidad fue muy otra. En contra de lo esperado, la obra llevaba todas las trazas de convertirse en un fracaso editorial: nadie parecía hacerse eco de las revolucionarias ideas en ella contenidas, ni aparecía en parte alguna la menor noticia de la nueva publicación.
La impaciencia y el desencanto se adueñan de Hume, quien, en el verano de ese mismo año, se decidiría a redactar un compendio o resumen del Tratado, esperando romper con él la indiferencia del público y coadyuvar así a una mayor difusión de la obra. A principios del año 1740 ese compendio se publica (anónimamente también) en Londres.
Este ensayo constituye, como dicen Keynes y Sraffa, "una breve introducción, tan excelente como no cabe hallar otra, a la esencia y el genio original del Tratado. Hume ha señalado con dedo infalible aquellos pasajes que, a los ojos de la posteridad al igual que a los del autor, `sacuden el yugo de la autoridad, acostumbran a los hombres a pensar por sí mismos, ofrecen nuevas sugerencias que los hombres de genio pueden llevar adelante, y, por su genuina actitud de oposición,' ilustran puntos allí donde nadie sospechara antes dificultad alguna' ".
Consciente de los límites de espacio a que ha de sujetarse, el autor del Compendio centra su atención en el primero de los dos volúmenes del Tratado (que se ocupa del entendimiento, es decir, de lógica y psicología), para poner de relieve su parte más original, que es la teoría de la causalidad.
Las diez primeras páginas del Compendio se consagran a una presentación general de la filosofía del Tratado, como una especie de anatomía de la naturaleza humana en donde se prefiere la experiencia a las hipótesis y a introducir el principio básico del empirismo de Hume ("la primera proposición ... es que todas nuestras ideas, o percepciones débiles, se derivan de nuestras impresiones, o percepciones fuertes"), subrayando su significación metodológica .
A continuación viene el núcleo principal del Compendio, donde se desarrolla y vuelve a formularse la teoría de Hume sobre la causalidad. "No hay en el Tratado, afirman Keynes y Sraffa, "un sumario tan conciso y efectivo como la formulación que hace Hume en estas páginas del Compendio" : De estas mismas páginas dice en otro lugar Max Black que "expresan la esencia de la posición de Hume" sobre la inducción, la causalidad y el origen de la creencia en la costumbre. "No es, por lo tanto, la razón la que es la guía de la vida, sino la costumbre. Ella sola determina a la mente, en toda instancia, a suponer que el futuro es conformable al pasado. Por fácil que este paso pueda parecer, la razón nunca sería capaz, ni en toda la eternidad, de llevarlo a cabo".
El resumen de la doctrina del entendimiento se cierra con una obligada alusión a las implicaciones escép¬ticas del empirismo ("la filosofía nos volvería a todos completamente escépticos, si la naturaleza no fuese dema¬siado fuerte para impedirlo'; y dos digresiones menores sobre la mente y Descartes y la divisibilidad infinita de la extensión.
Por ser "de más fácil comprensión". aunque "contiene opiniones ... no menos nuevas y extraordinarias", el volumen segundo del Tratado (que se ocupa de las pasiones y la moral), es considerado sólo marginalmente en el Compendio, que se limita a presentar un breve panorama de las pasiones y un sumario de la doctrina de Hu¬me sobre el libre albedrío.
El párrafo final del Compendio ensalza la originalidad de la teoría humeana de la asociación de ideas, cuyos tres principios básicos (semejanza, contigüidad, causalidad), al darnos la clave del enlace de nuestros pensamientos, "son realmente, para nosotros, el cemento del universo". En 1938, los economistas J.M. Jeynes y P. Sraffa reeditaron en Cambridge el texto original del Compendio, precedido de una erudita "Introducción" en la que sos¬tienen la tesis de que el autor de este resumen es el propio Hume. Hasta entonces, historiadores y biógrafos habían coincidido tradicionalmente en atribuir la paternidad del Compendio al gran economista y amigo de Hume Adam Smith.
El origen de esta tradicional atribución parece encontrarse en una carta escrita a Hutcheson en 4 de marzo de 1740 por Hume, quien dice en ella haber enviado un ejemplar del Tratado a un "Sr. Smith "; dada la estrecha amistad que existió entre Hume y Adam Smith, se ha pensado generalmente que el filósofo se refería en esta carta al futuro economista, por entonces alumno de Hutcheson en la Universidad de Glasgow.
Según Keynes y Sraffa, el "Sr. Smith" de la carta no es otro que John Smith, editor de Dublín, con quien Hume deseaba contratar una segunda edición de su Tratado que superara a la ya existente en Londres por una serie de adiciones y enmiendas preparadas durante el tiempo de redacción del Compendio.
John Smith había editado en Dublín varias obras de Hutcheson, y del contexto de la referida carta de 4 de marzo cabe inferir que Hume pedía a Hutcheson que intercediese ante su editor irlandés a fin de agilizar la im¬presión del Tratado.
Ahora bien, la doble relación de Hutcheson con Adam Smith (de profesor a alumno) por una parte, y con John Smith (de autor a editor) por otra, ha podido dar lugar a una errónea identificación del "Sr. Smith ". Tal es la interpretación que Keynes y Sraffa proponen en su estudio introductorio al Compendio; interpretación que avalan con una serie de análisis y testimonios documentales, que el lector interesado en más detalles podrá comprobar en las secciones II y III de dicha "Introducción ".
La sección IV contiene argumentos de tipo inter¬no en favor de la paternidad humeana del Compendio. La comparación entre el contenido de éste y el de las adiciones y enmiendas preparadas para la segunda edición del Tratado, revela que hay muchos puntos tocados en el Compendio que no figuraban en la primera edición del Tratado, pero sí aparecieron luego explicados y desarrollados en forma de "Apéndice" a un tercer volumen del mismo. Así, las dos pruebas del "Apéndice" sobre la falsedad de la hipótesis de que "la creencia es una nueva idea que añadimos a la simple concepción del objeto", y la conclusión de que lo distintivo de la creencia es el darse acompañada por un cierto sentimiento, distinto de las ensoñaciones de la imaginación, encuentran sus res¬pectivos paralelos en las páginas del presente resumen; y la dificultad de encontrar una palabra que describa este sentimiento, la alusión al sentimiento que despierta la poesía, y el análisis sobre la falta de conexión causal entre la voluntad y su efecto, figuran asimismo en el "Apéndice" : Por añadidura, hay dos pasajes en el Compendio (la crítica de la teoría de las ideas innatas de Locke, y el ejemplo de las bolas de billar) que no aparecen en el "Apéndice" ni en el Tratado, pero que posteriormente fueron utilizados en los Philosophical Essays concerning Human Understanding (1748), denominados después Enquiry.
Con base en los argumentos aducidos, concluyen Keynes y Sraffa, "estamos autorizados a sacar de nuevo a la luz un ensayo filosófico escrito por Hume `en aquellos días en que estaba, como en 1676 dijo de sí mismo Newton, `en la flor de su edad para la inventiva y la inspiración en matemática y filosofía' ".

VOCABULARIO MUY RESUMIDO DE HUME

Arnauld, Antoine (1612-1694) Filósofo y teólogo francés que sostuvo polémicas con los principales intelectuales de su época (Descartes, Leibniz y Malebranche entre otros). Trata de conciliar el cartesianismo con el agustinismo. Sistematiza la filosofía cartesiana y orienta la lógica hacia el descubrimiento de nuevas verdades, más que a la ordenación de los conocimientos ya adquiridos. Sus obras principales son El arte de pensar (Lógica de Port-Royal) (1662) y Sobre las ideas verdaderas y falsas (1683).

Bacon, Francis (1561-1626) Filósofo y político inglés, que desarrolló una crítica del saber tradicional (fundamentalmente aristotélico) y propuso un nuevo método para el conocimiento, de carácter inductivo y basado en la experiencia, aunque no tratada matemáticamente. Esta propuesta, junto a la de Galileo, constituiría el germen del método científico desarrollado posteriormente por Newton y legitimado filosóficamente por Descartes y Kant. Su obra principal es La gran restauración (1620).

Butler, Joseph (1692-1752) Pensador inglés, que desarrolló una teoría del hombre en torno a la noción de conciencia, una especie de instinto ordenador y racionalizador de la compleja trama que es la realidad humana, la cual sigue una trayectoria de progreso moral. También se esforzó por mostrar la razonabilidad del cristianismo. Su obra más importante se titula Quince sermones sobre la naturaleza humana (1726).

causa Según Hume, causa es un objeto precedente y contiguo a otro, y unido de tal forma con él que la idea del uno determina a la mente a formar la idea del otro, y la impresión del uno a formar una idea más viva del otro (Tratado, 253).

ciencia del hombre También llamada antropología. Su objeto es una reflexión filosófica acerca de la especificidad de la realidad humana, su papel y relación con el conjunto del universo y el sentido de su vida. Hume pretende hacer de la ciencia del hombre el fundamento sistematizador de todos los saberes.

Cooper, Anthony Ashley, conde de Shaftesbury (1671-1713) Político y pensador inglés, que contribuyó a la formación y difusión del espíritu ilustrado. Centró sus reflexiones en los ámbitos de la ética y la estética. Elaboró una moral del sentimiento basada en el instinto moral del hombre y desarrollada en el ámbito de la libertad y de la crítica. Sus escritos principales están recogidos en la obra Características de hombres, maneras, opiniones, tiempos (1711).

creencia Idea vivaz relacionada o asociada con una impresión presente (Tratado, 161).

Descartes, René (1596-1650) Filósofo francés que inauguró una nueva etapa en el pensamiento y la cultura europea. Desarrolló una teoría del conocimiento que tenía como objetivo primero evitar errores y, por tanto, alcanzar verdades seguras y fiables. Para ello realiza un giro hacia la propia conciencia. Ahí el individuo puede estar seguro de lo que halla: ideas. Utiliza la duda como método para prescindir de todo saber incierto y finalmente necesita establecer la verdad del mundo exterior. Para ello se apoya en la noción de Dios. Sienta las bases del idealismo subjetivista, que se prolongará hasta el siglo xx. Sus obras más importantes son Discurso del método (1637) y Meditaciones metafísicas (1641).

empirismo Doctrina filosófica que ha recorrido toda la historia del pensamiento. Tiene una época de especial relevancia en el siglo XVIII con Locke, Berkeley y Hume. La tesis fundamental de esta doctrina es que todo lo que constituye el conocimiento del mundo ha de proceder de la sensibilidad (externa o interna).

entendimiento Facultad de conocimiento humana, cuya misión es organizar la experiencia y establecer verdades mediante juicios. Se la suele distinguir de la sensibilidad y la razón.

escepticismo Doctrina filosófica fundada por Pirrón de Elis en el siglo iv a. C. Sostiene que no hay ni puede haber ningún conocimiento verdadero, porque nunca el conocimiento ni los medios empleados en él son totalmente fiables. A lo largo de la historia ha habido diversos tipos de escepticismos: gnoseológicos, religiosos, morales, ontológicos, etc.

gnoseología Parte de la filosofía dedicada al análisis del conocimiento. También es llamada teoría del conocimiento o epistemología. En este último caso se refiere, en sentido estricto, al caso concreto del conocimiento científico.

Hutcheson, Francis (1664-1746) Filósofo moral, que trabajó fundamentalmente en Escocia y siguió los planteamientos de Shaftesbury. Su ética gira en torno a la noción de "sentido moral", presente en el hombre y que de modo natural lleva a distinguir lo bueno de lo malo e inclina hacia el bien común. Su obra principal se llama Sistema de filosofa moral, publicada póstumamente en 1755.

idea Imagen de objetos o sentimientos rememorados, a raíz de otros anteriores. Se trata de percepciones más débiles, porque en cierto modo son "copias" de las impresiones.

idea innata Literalmente significa un contenido de la conciencia que está presente en la mente ya al nacer. Pero Hume lo utiliza en el sentido de algo natural e inmediato para la conciencia, que no se deriva de ninguna otra cosa anterior. En este sentido, tanto las sensaciones como los sentimientos (impresiones) son innatos. No así las ideas, que son siempre derivadas (Tratado, 50).

idealismo Doctrina filosófica que defiende la prioridad de las ideas sobre los objetos sensibles. El idealismo puede ser objetivo (Platón) o subjetivo. Este último, iniciado por Descartes, ha recorrido con diversos matices toda la modernidad. La priori¬dad de las ideas, en cuanto contenidos mentales, implica una reflexión hacia el interior del sujeto y la concentración en la propia conciencia. Las ideas son el punto de partida desde el cual se accede a la realidad.

impresión Presencia actual de una imagen o sentimiento en la conciéncia. Constituye el tipo de percepciones más fuertes y vivas.

Leibniz, Gottfried Wilhelm (1646-1716) Político, científico, matemático y filósofo alemán, representante principal del racionalismo clásico. En el ámbito filosófico mantuvo una polémica importante con Locke y con Newton. Elaboró un sistema filosófico basado en la noción de individuo (que llamó mónada), que constituye el componente último de todo lo real y que tiene actividad propia. Todos los individuos forman un sistema único. Su concepción de la individualidad impregnó el desarrollo posterior de la modernidad. También impulsó el desarrollo de la lógica clásica, siendo uno de los antecedentes más importantes de la lógica actual. Sus obras más importantes son Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano (1704) y Monadología (1714).

leyes de asociación de ideas Conjunto de principios psicológicos que gobiernan las relaciones de ideas entre sí, constituyendo nuevas ideas más complejas y ligando unas a otras según determinadas regularidades. Hume alude a tres: semejanza, contigüidad y causalidad (Tratado, pp. 54-60).

libre albedrío Expresión que alude a la libertad. Es una característica de la voluntad humana que permite la autodeterminación, es decir, la elección entre posibilidades. Cuando se niega el libre albedrío, se está en algún tipo de determinismo.

Locke, John (1632-1704) Filósofo, político, médico y teórico de la educación y de la sociedad. Se le considera el creador del empirismo clásico británico a raíz de la filosofía cartesiana. Niega la posibilidad del conocimiento de la sustancia, aunque la sigue manteniendo, y niega también la existencia de ideas innatas. La doctrina de Hume se elabora de modo muy significativo como desarrollo y crítica de la teoría de Locke acerca de las percepciones y su génesis psicológica. En el ámbito de la teoría del conocimiento la obra más relevante de Locke es Ensayo sobre el entendimiento humano (1690). También tiene gran interés la Carta sobre la tolerancia (1689).

Malebranche, Nicolas de (1638-1715) Filósofo francés, seguidor de algunas doctrinas cartesianas. Formula la teoría del ocasionalismo, según la cual toda acción, al no tener la materia movimiento propio (Descartes: la materia es en última instancia extensión), es en el fondo una actuación de Dios, el cual se rige por leyes inmutables. Sustituye las causas efi¬cientes por las causas ocasionales. Su obra principal es La investigación de la verdad (1675).

Mandeville, Bernard de (1670-1733) Pensador nacido en Holanda, pero afincado en Londres. Es conocido por su divertida e impactante obra Fábula de las abejas. Vicios privados, beneficios públicos (1705). Sostiene Mandeville que la cohesión social procede de la actuación egoísta de los individuos en la persecución de sus intereses particulares. Esto conduce de modo natural al progreso colectivo y a la felicidad individual. La acción en provecho propio produce el bien común. Por lo tanto, es inútil e inconveniente suprimir esa tendencia básica en el hombre; más bien, lo que hay que promocionar es la libertad y la acción espontánea.

percepción Todo contenido de la conciencia, proceda del exterior a través de los sentidos, o bien del interior del propio individuo, en forma de sentimiento o razonamiento.

Pirrón (370-260 a. C.) Filósofo griego, representante clásico del escepticismo. Parte de una teoría del conocimiento: todo saber acerca de las cosas del mundo es convencional, nada es verdadero o falso por naturaleza, ésta es cambiante y los sentidos así lo muestran. Por ello, lo único razonable es abstenerse de todo juicio, ya que no es posible determinar de modo seguro y definitivo lo que las cosas verdaderamente son. A partir de esta posición acerca del conocimiento, acaba en una ética: para conseguir la felicidad el camino es permanecer indiferente ante todo acontecimiento (pues no es posible alcanzar su verdad), vivir en la absoluta calma e imperturbabilidad, ajeno a las cosas. Esta es la verdadera sabiduría. No dejó escritos. Sabemos de su doctrina por los relatos de discípulos e historiadores de la época.

principio de regularidad de la naturaleza Afirma que el mundo se comporta de modo regular y estable, y además va a seguir haciéndolo del mismo modo en el futuro. Es un presupuesto de la ciencia.

racionalismo Doctrina filosófica que defiende la prioridad y espontaneidad de la razón y el orden racional del mundo. La razón posee contenidos o estructuras propios que no proceden de la experiencia (ni externa ni interna), sino que justamente la hacen posible. Ha habido racionalismos a lo largo de toda la historia del pensamiento, pero su época "clásica" han sido los siglos xvü y xviii, con autores como Descartes, Spinoza y Leibniz.

sustancia Categoría propuesta por Aristóteles para expresar lo más esencial de los objetos reales, aquello que permanece en todo cambio y que por lo tanto hace a los objetos ser lo que son. Descartes distingue tres tipos de sustancia o de realidad extensa (mundo material), pensante (seres humanos) e infinita (Dios). Hume rechaza, por primera vez, la concepción sustancialista de la realidad. Posteriormente Kant la recuperará de nuevo, en un sentido distinto al de Aristóteles.

HUME FILÓSOFO DE LA ILUSTRACIÓN

Cada filósofo lleva sobre sus espaldas el peso de la historia que le antecede, y está subordinado a las coordenadas de su concreto momento histórico. La comprensión adecuada del pensamiento de Hume exige, la contextualización ambiental.
En Hume, este contexto es la ilustración. Y Hume es un autor profundamente ilustrado en el sentido de compromiso con los imperativos de la cultura y la sociedad de su tiempo.
Es habitual considerar la ilustración como una etapa cultural, sociológica y política que se desarrolla entre dos revoluciones. Se abre con la revolución inglesa del 1688-1689 y se cierra con la revolución francesa de 1789. Dos hechos políticos cargados de significación cultural: el primero viene a coincidir con la proclamación de una ideología liberal, y el segundo es la consecuencia socio-política de un siglo de fermentación de ideas surgidas al calor del primero.
Dentro del siglo de la ilustración es habitual hablar en filosofía de tres generaciones: la primera conexión con Locke lo constituyen figuras como Montesquieu y Voltaire; la segunda es el núcleo central cabe destacar a Bufón, Hume, Diderot, d´Alembert, Rousseau, Condillac, Franklin y Helvetius; y la tercera autores como Kant, Lessing, Beccaria etc...
La mayor novedad del s. XVIII frente al s. XVII es el intento de eliminar el prejuicio, la tradición, la antigüedad, la autoridad que subyuga que no permite pensar por uno mismo; se busca remontarse a principios claros, a examinarlos, a discutirlos, a no admitir nada que no se base en el testimonio de la experiencia. Atreverse a pensar sobre la base de la experiencia y de la propia razón. Se busca un ejercicio metódico y controlado. El cientismo o quehacer científico posee muchos admiradores y aficionados, tanbién el humanismo, la preocupación por el hombre es muy importante. Se desea hacer más feliz al hombre, mejorar sus condiciones de vida, sentir la alegría de vivir porque es posible vivir con decoro moral, político e incluso económico.
Estamos ante una cultura preocupada por la coherencia, el rigor, que intenta consolidar más que inventar, organiza y difunde más que crea.
La ilustración viene a ser una mezcla de clasicismo, impiedad y ciencia. El clasicismo le viene del Renacimiento, se hacen elogios a los antiguos pero lo que dicen los antiguos ya no tiene por qué ser dogma de fe. Más que lo que dicen se alaba su modo de decirlo. El término impiedad o secularización lleva consigo en Francia e Inglaterra un anticlericalismo manifiesto, y unos ataques despiadados a toda forma de religión institucionalizada, sea católica o protestante. La religión cedía el culto a la ciencia que ofrecía códigos nuevos para descifrar el mundo terrestre y astronómico.
Pero lo más destacado es la libertad: libertad de expresión, estética, de interpretación moral... una libertad defendida por la razón: la libertad de la razón que habiendo llegado a mayoría de edad reclama la autogestión. Esto desde una dimensión filosófica es un repudio a la metafísica griega y escolástica. Se trataba de acabar con el confusionismo entre perspectivas religiosas y filosóficas. Reduzcámonos a los hechos, observémolos cuidadosamente y tratemos de lograr formular una ley expresiva de su acontecer. Ir más allá es problemático.

GRANDES TEMAS DEL PENSAMIENTO ILUSTRADO
El tema que condiciona a todos los demás es la razón. Pero no una razón analítica, teórica. La razón va a asumir en sí todo aquello que se podía considerar incluido en las razones del corazón de Pascal: pierde mucho de su carácter geométrico a favor de una humanización, siendo una edad de la razón puede ser una rebelión contra el racionalismo. Es muy importante sentir la realidad, es el primer germen del romanticismo.
La razón deja de ser una especie de depósito de contenidos del conociiento para pasar a ser una adquisición. Es una energía, una fuerza es una razón que frente a la de los racionalistas que se entendía como autónoma a la experiencia, ahora está esencialmente necesitada de la experiencia (esto tiene su génesis en el empirismo inglés).
A la naturaleza se la valora muchísimo, se desea pensar menos y observar más, menos análisis de los espíritus y más análisis de los fenómenos del mundo. Hablar de la naturaleza es hablar de continuidad, coherencia, uniformidad de hechos. La meta es descubrir la leyes que rigen la uniformidad. La naturaleza es racional y la razón es natural. Naturaleza y razón están hechas una para la otra.
El tercer tema es el del hombre. La preocupación por el hombre, la compleja reflexión sobre el hombre y sus conquistas. El hombre parte integrante de la naturaleza debe estudiarse con las mismas premisas y método que cualquier ciencia natural. Es un intento de introducir el método experimental en los problemas morales. El someter la naturaleza humana a un estudio científico pondrá en nuestras manos un mayor conocimiento del instrumental del que nos valemos en cualquier otra ciencia y, propiciará el desarrollo del saber humano por cuanto aprenderemos mejor el manejo de los instrumentos por un mayor conocimiento de los mismos.

ILUSTRACIÓN Y FILOSOFÍA
El hombre culto y el filósofo son sinónimos en la ilustración. Hombres como Newton y Locke son propiamente ilustrados, los autores ingleses son admirados en Francia, y se ponen de moda los viajes a Inglaterra para empaparse de su ambiente, ideas sociales, políticas.
La meta partiendo de un estudio epistemológico es el tema de moral, intentar comprender y dirigir la mirada a una vida más feliz y llevadera. Todo lleva consigo una especial atención la psicología.

HUME Y SU CONTEXTO FILOSÓFICO
Pocos autores son más representativos del estilo de pensar de esta época que él. Tuvo plena conciencia del momento cultural en que le tocó vivir y madurez que había llegado al pensamiento. Los estímulos culturales y filosóficos de la época actúan intensamente sobre él. Admirador por el mundo francés de su época reclamaba libertad de expresión, desea hacer una filosofía absolutamente al margen de Dios. Ni Dios ni ninguna religión institucional son tema de la filosofía y de la razón; son tema de una problemática de fe. La religión es una hipótesis, algo que ni tiene fundamento ni puede ser fundamento de conocimiento. Hume, fue tenido por ateo desde el punto de vista práctico. No niega a Dios pero no cuenta con él. Condenará a fuego todos los libros usuales de metafísica, desea evitar cuestiones abstrusas.
Hume va a intentar hacer una filosofía moral al estilo de la filosofía natural de Newton. Intenta imitar el método, y transferir al orden psíquico de la ley newtoniana de la gravitación.

PÁRRAFO 35.- COMPENDIO DE UN LIBRO PUBLICADO RECIENTEMENTE TITULADO UN TRATADO DE LA NATURALEZA HUMANA

PÁRRAFO 35.- EL PRINCIPIO DE ASOCIACIÓN DE IDEAS
TEXTO
A través de todo el curso de este libro se hallan grandes pretensiones de nuevos descubrimientos en filosofía; pero si algo puede dar derecho al autor a un nombre tan glorioso como el de inventor, es el uso que hace del principio de la asociación de ideas, que interviene por doquier en su filosofía. Nuestra imaginación tiene una gran autoridad sobre nuestras ideas; y no hay ideas, que siendo diferentes entre sí, ella no pueda separar, y juntar, y componer en todas las variedades de la ficción. Pero pese al imperio de la imaginación, existe un secreto lazo o unión entre ciertas ideas particulares, que es causa de que la mente las conjunte con mayor frecuencia, haciendo que la una, al aparecer, introduzca a la otra. De aquí surge lo que llamamos el apropos del discurso: de aquí la conexión de un escrito: y de aquí ese hilo, o cadena de pensamiento, que un hombre mantiene incluso en el más vago reverie. Estos principios de asociación son reducidos a tres, a saber:
- Semejanza; un cuadro nos hace pensar naturalmente en el hombre que fue pintado.
- Contigüidad; cuando se menciona al St. Dennis, ocurre naturalmente la idea de París.
- Causación; cuando pensamos en el hijo, propendemos a dirigir nuestra atención hacia el padre.
Será fácil concebir cuán vasta consecuencia han de tener esos principios en la ciencia de la naturaleza humana, si consideramos que, en cuanto respecta a la mente, ellos son los únicos vínculos que reúnen las partes del universo, o nos ponen en conexión con cualquier persona u objeto exterior a nosotros mismos. Porque como es tan sólo por medio del pensamiento como opera una cosa sobre nuestras pasiones, y como estos principios son los únicos lazos de nuestros pensamientos, ellos son realmente para nosotros el cemento del universo, y todas las operaciones de la mente precisan, en una gran medida, depender de ellos.
TEXTO ORIGINAL
Through this whole book there are great pretensions to new discoveries in philosophy; but if anything can entitle the author to so glorious a name as that of an inventor, it is the use he makes of the principle of the association of ideas, which enters into most of his philosophy. Our imagination has a great authority over our ideas; and there are no ideas that are different from each other which it cannot separate, and join, and compose into all the varieties of fiction. But notwithstanding the empire of the imagination, there is a secret tie or union among particular ideas, which causes the mind to conjoin them more frequently together, and makes the one, upon its appearance, introduce the other. Hence arises what we call the apropos of discourse; hence the connexion of writing; and hence that thread, or chain of thought, which a man naturally supports even in the loosest reverie. These principles of association are reduced to three, viz. Resemblance - a picture naturally makes us think of the man it was drawn for: contiguity - when St. Denis is mentioned, the idea of Paris naturally occurs: causation - when we think of the son, we are apt to carry our attention to the father. It will be easy to conceive of what vast consequence these principles must be in the science of human nature, if we consider that, so far as regards the mind, these are the only links that bind the parts of the universe together, or connect us with any person or object exterior to ourselves. For as it is by means of thought only that anything operates upon our passions, and as these are the only ties of our thoughts, they are really to us the cement of the universe, and all the operations of the mind must, in a great measure, depend on them.
COMENTARIOS PÁRRAFO 35
Aunque en el Compendio aparece colocado en el último párrafo, en el libro que es compendiado - -e/Tratado- aparece precisamente al inicio porque sin él poco se puede comprender del resto del libro.
A pesar de que la imaginación tiene un gran poder sobre las ideas (que siempre son consecuencia de impresiones anteriores) y es quien las une o separa, quien las incre¬menta o disminuye, es posible encontrar el mecanismo bajo el cual todo esto ocurre, que es lo que hace que el discurso sea coherente y oportuno.
Estos- principios que unen, separan, vinculan, etc. las ideas entre sí son los siguientes:
a) Semejanza: la similitud nos induce en pensar en una cosa semejante o parecida.
b) Contigüidad: la costumbre de ver dos cosas siempre en los mismos espacios, al evocar una, nos vemos inducidos a pensar en la otra.
c) Causalidad (no la relación causa-efecto, aunque sea muy parecida): saber que algo es causa de otra cosa, pensar en la causa (o en el efecto) nos lleva a pensar en el efecto (o en la causa).
Todo nuestro conocimiento radica en estos principios de asociación de ideas (entre sí); y sólo en ellos se basan todo el conocimiento que podamos tener del mundo.
Todas las operaciones de la mente dependen de ellos.

PÁRRAFO 34.- COMPENDIO DE UN LIBRO PUBLICADO RECIENTEMENTE TITULADO UN TRATADO DE LA NATURALEZA HUMANA

PÁRRAFO 34.- LA VOLUNTAD ES NECESIDAD
TEXTO
Nuestro autor pretende que este razonamiento pone toda la controversia bajo una nueva luz, al proporcionar una nueva definición de la necesidad. Y, con entera certeza, los más celosos abogados del libre albedrío tendrán que admitir esta unión y esta inferencia con respecto a las acciones humanas. Sólo negarán que toda la necesidad se reduzca a esto. Pero entonces habrán de mostrar que tenemos una idea de alguna otra cosa en las acciones de la materia; lo cual, de acuerdo con el razonamiento que antecede, es imposible.
TEXTO ORIGINAL
Our author pretends that this reasoning puts the whole controversy in a new light, by giving a new definition of necessity. And indeed the most zealous advocates for free will must allow this union and inference with regard to human actions. They will only deny that this makes the whole of necessity. But then they must show that we have an idea of something else in the actions of matter; which, according to the foregoing reasoning, is impossible.
COMENTARIOS PÁRRAFO 34
Al haber establecido de una manera nueva el concepto de "necesidad" (tanto en el mundo de la materia como en el de la voluntad), el autor pretende haber puesto bajo una nueva perspectiva la problemática (de la libertad frente al determinismo).
Evidentemente, a favor del determinismo, haciéndolo equivalente a que cada acción humana tiene una causa (hay unión entre acción y motivo, e inferencia de la mente que los une).
Incluso los mayores defensores del libre albedrío tendrán que aceptarlo para las acciones humanas (es decir, que éstas están unidas con sus causas y que en base ello establecemos una conexión necesaria entre ambos; en caso contrario la vida sería incomprensible e imposible).
Ellos rechazarán que la necesidad sólo sea eso (pensarán que es algo más que a deter¬minación de la voluntad con sus motivos; pensarán que la idea de necesidad se extiende a otros asuntos), pero entonces han de verse obligados a probar qué son- las cosas, lo cual es imposible con los razonamientos anteriores.
Hume quiere decir que si se atreven a decir que la necesidad es algo más de lo señalado por él es porque saben lo que son las cosas, lo cual parece imposible porque nunca podemos conocerla ultima rayón de ser de las cosas.