INTRODUCCIÓN AL COMPENDIO
Autora: Carmen Garcia Trevijano Introducción al libro "Compendio" publicado por Teorema en 1977
En enero de 1739 publicaba David Hume, anónimente, su primera gran obra: Un Tratado de la naturaleza humana, en dos volúmenes. El joven autor, que por entonces contaba 28 años, alimentaba grandes ilusiones sobre el impacto que habían de causar en el mundo filosófico la originalidad y novedad de su sistema. Pero la realidad fue muy otra. En contra de lo esperado, la obra llevaba todas las trazas de convertirse en un fracaso editorial: nadie parecía hacerse eco de las revolucionarias ideas en ella contenidas, ni aparecía en parte alguna la menor noticia de la nueva publicación.
La impaciencia y el desencanto se adueñan de Hume, quien, en el verano de ese mismo año, se decidiría a redactar un compendio o resumen del Tratado, esperando romper con él la indiferencia del público y coadyuvar así a una mayor difusión de la obra. A principios del año 1740 ese compendio se publica (anónimamente también) en Londres.
Este ensayo constituye, como dicen Keynes y Sraffa, "una breve introducción, tan excelente como no cabe hallar otra, a la esencia y el genio original del Tratado. Hume ha señalado con dedo infalible aquellos pasajes que, a los ojos de la posteridad al igual que a los del autor, `sacuden el yugo de la autoridad, acostumbran a los hombres a pensar por sí mismos, ofrecen nuevas sugerencias que los hombres de genio pueden llevar adelante, y, por su genuina actitud de oposición,' ilustran puntos allí donde nadie sospechara antes dificultad alguna' ".
Consciente de los límites de espacio a que ha de sujetarse, el autor del Compendio centra su atención en el primero de los dos volúmenes del Tratado (que se ocupa del entendimiento, es decir, de lógica y psicología), para poner de relieve su parte más original, que es la teoría de la causalidad.
Las diez primeras páginas del Compendio se consagran a una presentación general de la filosofía del Tratado, como una especie de anatomía de la naturaleza humana en donde se prefiere la experiencia a las hipótesis y a introducir el principio básico del empirismo de Hume ("la primera proposición ... es que todas nuestras ideas, o percepciones débiles, se derivan de nuestras impresiones, o percepciones fuertes"), subrayando su significación metodológica .
A continuación viene el núcleo principal del Compendio, donde se desarrolla y vuelve a formularse la teoría de Hume sobre la causalidad. "No hay en el Tratado, afirman Keynes y Sraffa, "un sumario tan conciso y efectivo como la formulación que hace Hume en estas páginas del Compendio" : De estas mismas páginas dice en otro lugar Max Black que "expresan la esencia de la posición de Hume" sobre la inducción, la causalidad y el origen de la creencia en la costumbre. "No es, por lo tanto, la razón la que es la guía de la vida, sino la costumbre. Ella sola determina a la mente, en toda instancia, a suponer que el futuro es conformable al pasado. Por fácil que este paso pueda parecer, la razón nunca sería capaz, ni en toda la eternidad, de llevarlo a cabo".
El resumen de la doctrina del entendimiento se cierra con una obligada alusión a las implicaciones escép¬ticas del empirismo ("la filosofía nos volvería a todos completamente escépticos, si la naturaleza no fuese dema¬siado fuerte para impedirlo'; y dos digresiones menores sobre la mente y Descartes y la divisibilidad infinita de la extensión.
Por ser "de más fácil comprensión". aunque "contiene opiniones ... no menos nuevas y extraordinarias", el volumen segundo del Tratado (que se ocupa de las pasiones y la moral), es considerado sólo marginalmente en el Compendio, que se limita a presentar un breve panorama de las pasiones y un sumario de la doctrina de Hu¬me sobre el libre albedrío.
El párrafo final del Compendio ensalza la originalidad de la teoría humeana de la asociación de ideas, cuyos tres principios básicos (semejanza, contigüidad, causalidad), al darnos la clave del enlace de nuestros pensamientos, "son realmente, para nosotros, el cemento del universo". En 1938, los economistas J.M. Jeynes y P. Sraffa reeditaron en Cambridge el texto original del Compendio, precedido de una erudita "Introducción" en la que sos¬tienen la tesis de que el autor de este resumen es el propio Hume. Hasta entonces, historiadores y biógrafos habían coincidido tradicionalmente en atribuir la paternidad del Compendio al gran economista y amigo de Hume Adam Smith.
El origen de esta tradicional atribución parece encontrarse en una carta escrita a Hutcheson en 4 de marzo de 1740 por Hume, quien dice en ella haber enviado un ejemplar del Tratado a un "Sr. Smith "; dada la estrecha amistad que existió entre Hume y Adam Smith, se ha pensado generalmente que el filósofo se refería en esta carta al futuro economista, por entonces alumno de Hutcheson en la Universidad de Glasgow.
Según Keynes y Sraffa, el "Sr. Smith" de la carta no es otro que John Smith, editor de Dublín, con quien Hume deseaba contratar una segunda edición de su Tratado que superara a la ya existente en Londres por una serie de adiciones y enmiendas preparadas durante el tiempo de redacción del Compendio.
John Smith había editado en Dublín varias obras de Hutcheson, y del contexto de la referida carta de 4 de marzo cabe inferir que Hume pedía a Hutcheson que intercediese ante su editor irlandés a fin de agilizar la im¬presión del Tratado.
Ahora bien, la doble relación de Hutcheson con Adam Smith (de profesor a alumno) por una parte, y con John Smith (de autor a editor) por otra, ha podido dar lugar a una errónea identificación del "Sr. Smith ". Tal es la interpretación que Keynes y Sraffa proponen en su estudio introductorio al Compendio; interpretación que avalan con una serie de análisis y testimonios documentales, que el lector interesado en más detalles podrá comprobar en las secciones II y III de dicha "Introducción ".
La sección IV contiene argumentos de tipo inter¬no en favor de la paternidad humeana del Compendio. La comparación entre el contenido de éste y el de las adiciones y enmiendas preparadas para la segunda edición del Tratado, revela que hay muchos puntos tocados en el Compendio que no figuraban en la primera edición del Tratado, pero sí aparecieron luego explicados y desarrollados en forma de "Apéndice" a un tercer volumen del mismo. Así, las dos pruebas del "Apéndice" sobre la falsedad de la hipótesis de que "la creencia es una nueva idea que añadimos a la simple concepción del objeto", y la conclusión de que lo distintivo de la creencia es el darse acompañada por un cierto sentimiento, distinto de las ensoñaciones de la imaginación, encuentran sus res¬pectivos paralelos en las páginas del presente resumen; y la dificultad de encontrar una palabra que describa este sentimiento, la alusión al sentimiento que despierta la poesía, y el análisis sobre la falta de conexión causal entre la voluntad y su efecto, figuran asimismo en el "Apéndice" : Por añadidura, hay dos pasajes en el Compendio (la crítica de la teoría de las ideas innatas de Locke, y el ejemplo de las bolas de billar) que no aparecen en el "Apéndice" ni en el Tratado, pero que posteriormente fueron utilizados en los Philosophical Essays concerning Human Understanding (1748), denominados después Enquiry.
Con base en los argumentos aducidos, concluyen Keynes y Sraffa, "estamos autorizados a sacar de nuevo a la luz un ensayo filosófico escrito por Hume `en aquellos días en que estaba, como en 1676 dijo de sí mismo Newton, `en la flor de su edad para la inventiva y la inspiración en matemática y filosofía' ".
En enero de 1739 publicaba David Hume, anónimente, su primera gran obra: Un Tratado de la naturaleza humana, en dos volúmenes. El joven autor, que por entonces contaba 28 años, alimentaba grandes ilusiones sobre el impacto que habían de causar en el mundo filosófico la originalidad y novedad de su sistema. Pero la realidad fue muy otra. En contra de lo esperado, la obra llevaba todas las trazas de convertirse en un fracaso editorial: nadie parecía hacerse eco de las revolucionarias ideas en ella contenidas, ni aparecía en parte alguna la menor noticia de la nueva publicación.
La impaciencia y el desencanto se adueñan de Hume, quien, en el verano de ese mismo año, se decidiría a redactar un compendio o resumen del Tratado, esperando romper con él la indiferencia del público y coadyuvar así a una mayor difusión de la obra. A principios del año 1740 ese compendio se publica (anónimamente también) en Londres.
Este ensayo constituye, como dicen Keynes y Sraffa, "una breve introducción, tan excelente como no cabe hallar otra, a la esencia y el genio original del Tratado. Hume ha señalado con dedo infalible aquellos pasajes que, a los ojos de la posteridad al igual que a los del autor, `sacuden el yugo de la autoridad, acostumbran a los hombres a pensar por sí mismos, ofrecen nuevas sugerencias que los hombres de genio pueden llevar adelante, y, por su genuina actitud de oposición,' ilustran puntos allí donde nadie sospechara antes dificultad alguna' ".
Consciente de los límites de espacio a que ha de sujetarse, el autor del Compendio centra su atención en el primero de los dos volúmenes del Tratado (que se ocupa del entendimiento, es decir, de lógica y psicología), para poner de relieve su parte más original, que es la teoría de la causalidad.
Las diez primeras páginas del Compendio se consagran a una presentación general de la filosofía del Tratado, como una especie de anatomía de la naturaleza humana en donde se prefiere la experiencia a las hipótesis y a introducir el principio básico del empirismo de Hume ("la primera proposición ... es que todas nuestras ideas, o percepciones débiles, se derivan de nuestras impresiones, o percepciones fuertes"), subrayando su significación metodológica .
A continuación viene el núcleo principal del Compendio, donde se desarrolla y vuelve a formularse la teoría de Hume sobre la causalidad. "No hay en el Tratado, afirman Keynes y Sraffa, "un sumario tan conciso y efectivo como la formulación que hace Hume en estas páginas del Compendio" : De estas mismas páginas dice en otro lugar Max Black que "expresan la esencia de la posición de Hume" sobre la inducción, la causalidad y el origen de la creencia en la costumbre. "No es, por lo tanto, la razón la que es la guía de la vida, sino la costumbre. Ella sola determina a la mente, en toda instancia, a suponer que el futuro es conformable al pasado. Por fácil que este paso pueda parecer, la razón nunca sería capaz, ni en toda la eternidad, de llevarlo a cabo".
El resumen de la doctrina del entendimiento se cierra con una obligada alusión a las implicaciones escép¬ticas del empirismo ("la filosofía nos volvería a todos completamente escépticos, si la naturaleza no fuese dema¬siado fuerte para impedirlo'; y dos digresiones menores sobre la mente y Descartes y la divisibilidad infinita de la extensión.
Por ser "de más fácil comprensión". aunque "contiene opiniones ... no menos nuevas y extraordinarias", el volumen segundo del Tratado (que se ocupa de las pasiones y la moral), es considerado sólo marginalmente en el Compendio, que se limita a presentar un breve panorama de las pasiones y un sumario de la doctrina de Hu¬me sobre el libre albedrío.
El párrafo final del Compendio ensalza la originalidad de la teoría humeana de la asociación de ideas, cuyos tres principios básicos (semejanza, contigüidad, causalidad), al darnos la clave del enlace de nuestros pensamientos, "son realmente, para nosotros, el cemento del universo". En 1938, los economistas J.M. Jeynes y P. Sraffa reeditaron en Cambridge el texto original del Compendio, precedido de una erudita "Introducción" en la que sos¬tienen la tesis de que el autor de este resumen es el propio Hume. Hasta entonces, historiadores y biógrafos habían coincidido tradicionalmente en atribuir la paternidad del Compendio al gran economista y amigo de Hume Adam Smith.
El origen de esta tradicional atribución parece encontrarse en una carta escrita a Hutcheson en 4 de marzo de 1740 por Hume, quien dice en ella haber enviado un ejemplar del Tratado a un "Sr. Smith "; dada la estrecha amistad que existió entre Hume y Adam Smith, se ha pensado generalmente que el filósofo se refería en esta carta al futuro economista, por entonces alumno de Hutcheson en la Universidad de Glasgow.
Según Keynes y Sraffa, el "Sr. Smith" de la carta no es otro que John Smith, editor de Dublín, con quien Hume deseaba contratar una segunda edición de su Tratado que superara a la ya existente en Londres por una serie de adiciones y enmiendas preparadas durante el tiempo de redacción del Compendio.
John Smith había editado en Dublín varias obras de Hutcheson, y del contexto de la referida carta de 4 de marzo cabe inferir que Hume pedía a Hutcheson que intercediese ante su editor irlandés a fin de agilizar la im¬presión del Tratado.
Ahora bien, la doble relación de Hutcheson con Adam Smith (de profesor a alumno) por una parte, y con John Smith (de autor a editor) por otra, ha podido dar lugar a una errónea identificación del "Sr. Smith ". Tal es la interpretación que Keynes y Sraffa proponen en su estudio introductorio al Compendio; interpretación que avalan con una serie de análisis y testimonios documentales, que el lector interesado en más detalles podrá comprobar en las secciones II y III de dicha "Introducción ".
La sección IV contiene argumentos de tipo inter¬no en favor de la paternidad humeana del Compendio. La comparación entre el contenido de éste y el de las adiciones y enmiendas preparadas para la segunda edición del Tratado, revela que hay muchos puntos tocados en el Compendio que no figuraban en la primera edición del Tratado, pero sí aparecieron luego explicados y desarrollados en forma de "Apéndice" a un tercer volumen del mismo. Así, las dos pruebas del "Apéndice" sobre la falsedad de la hipótesis de que "la creencia es una nueva idea que añadimos a la simple concepción del objeto", y la conclusión de que lo distintivo de la creencia es el darse acompañada por un cierto sentimiento, distinto de las ensoñaciones de la imaginación, encuentran sus res¬pectivos paralelos en las páginas del presente resumen; y la dificultad de encontrar una palabra que describa este sentimiento, la alusión al sentimiento que despierta la poesía, y el análisis sobre la falta de conexión causal entre la voluntad y su efecto, figuran asimismo en el "Apéndice" : Por añadidura, hay dos pasajes en el Compendio (la crítica de la teoría de las ideas innatas de Locke, y el ejemplo de las bolas de billar) que no aparecen en el "Apéndice" ni en el Tratado, pero que posteriormente fueron utilizados en los Philosophical Essays concerning Human Understanding (1748), denominados después Enquiry.
Con base en los argumentos aducidos, concluyen Keynes y Sraffa, "estamos autorizados a sacar de nuevo a la luz un ensayo filosófico escrito por Hume `en aquellos días en que estaba, como en 1676 dijo de sí mismo Newton, `en la flor de su edad para la inventiva y la inspiración en matemática y filosofía' ".
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