PÁRRAFO 27.- COMPENDIO DE UN LIBRO PUBLICADO RECIENTEMENTE TITULADO UN TRATADO DE LA NATURALEZA HUMANA
PÁRRAFO 27.- LA FILOSOFÍA EXPUESTA ANTERIORMENTE ES ESCÉPTICA
TEXTO
Por todo lo que se ha dicho, el lector percibirá fácilmente que la filosofía contenida en este libro es muy escéptica, y tiende a darnos una noción de las imperfecciones y estrechos límites del entendimiento humano. Casi todo razonamiento es aquí reducido a la experiencia; y la creencia, que acompaña a la experiencia, es explicada como no otra cosa que un peculiar sentimiento, o concepción vívida producida por el hábito. Mas ni siquiera es esto todo: cuando creemos en una cosa cualquiera de existencia externa, o suponemos que un objeto existe un momento después de no ser ya percibido, esta creencia no es nada más que un sentimiento del mismo género. Nuestro autor insiste en otros varios tópicos escépticos; y concluye en suma que asentimos a nuestras facultades y empleamos nuestra razón sólo porque no podemos remediarlo. La filosofía nos convertiría por entero en pirrónicos, si la naturaleza no fuese demasiado fuerte para impedirlo.
TEXTO ORIGINAL
By all that has been said the reader will easily perceive that the philosophy contained in this book is very sceptical, and tends to give us a notion of the imperfections and narrow limits of human understanding. Almost all reasoning is there reduced to experience; and the belief, which attends experience, is explained to be nothing but a peculiar sentiment, or lively conception produced by habit. Nor is this all; when we believe anything of external existence, or suppose an object to exist a moment after it is no longer perceived, this belief is nothing but a sentiment of the same kind. Our author insists upon several other sceptical topics; and upon the whole concludes that we assent to our faculties, and employ our reason, only because we cannot help it. Philosophy would render us entirely Pyrrhonian, were not nature too strong for it.
COMENTARIOS AL PÁRRAFO 27
Hume, después de exponer sus propósitos filosóficos básicos (resumidos en el establecimiento de una Ciencia de la Natu¬raleza Humana), comienza los trabajos encaminados al logro de tales objetivos definiendo los principios metodológicos bá¬sicos derivados del primado básico de la experiencia que es su supuesto fundamental; esos principios son: a) la prioridad de las impresiones frente a las ideas y, por tanto, la reducción del significado de éstas a una referencia a impresiones originarias; y b) el establecimiento de dos ámbitos de conocimiento con similar legitimidad, las matters offact, base del conocimiento probable, inferencial o experiencial, y las relations of ideas, o base del conocimiento cierto y demostrativo. Después de eso, Hume realizará un intento de desarrollo y aplicación práctica de la metodología aquí formulada aplicando los elementos básicos de su teoría del conocimiento a la crítica de algunos conceptos básicos de la metafísica racionalista -en el Abstract sustancia, yo y causa-, lo cual no significa, que los intereses gnoseológicos sean prioritarios en la obra de Hume, sino que la filosofía de Hume tiene pretensiones sistemáticas y que en su tarea de construcción de una Ciencia del Hombre, en la que creo que priman los intereses prácticos, morales, políti¬cos y jurídicos, ocupa un lugar fundamental la delimitación de los elementos del conocimiento y la crítica de los principa¬les conceptos de la metafísica racionalista, elementos que ac¬túan como una suerte de propedéutica para el resto de la filo¬sofía humeana. A estos elementos se refiere prioritariamente el Resumen del Tratado de la Naturaleza Humana, aunque tam¬bién incluya, como ya hemos dicho, importantes referencias a los apartados prácticos -Teoría de las pasiones, por ejemplo ¬que desarrollaría Hume posteriormente en los libros II y III del Tratado de la Naturaleza Humana y que también resumiría o ampliaría en la Disertación sobre las pasiones y en la Investigación sobre los principios de la Moral. En todas ellas, también por supuesto en el Resumen del Tratado, David Hume expone y defiende esa propuesta de una filosofía mundana, terrenal, que a medio camino del escepticismo, a muy poca distancia del pesimismo, sin embargo, defiende con vigor la necesidad de que el pensamiento sea por y para el hombre, de que la filosofía, la ética, sea Ciencia del Hombre o no sea nada:
« [Hume) Estaba dispuesto a vivir con incertidumbre, sin justificaciones sobrenaturales, sin ex¬plicaciones definitivas, sin promesas de estabilidad permanente, con guías de validez meramente probable,... Hume, por consiguiente, de forma más terminante que muchos de sus hermanos de la Ilustración, se sitúa en el umbral de la modernidad y exhibe sus riesgos y sus posibilidades... Hume deja bien claro que, puesto que Dios guarda silencio, el hombre es su propio dueño: debe vivir en un mundo desencantado, someterlo todo a la crítica de la razón, y abrirse su propio camino.»
«El llamado escepticismo de Hume no es más que la descripción de un mundo en el que, como Nietzsche ha dicho en un tono más dramático, Dios ha muerto... Hume es el primer filósofo en decir, con toda franqueza, que no existe más que la caverna, y que sin embargo se interesa por lo que ocurre en la caverna sin soñar en escapar.»
TEXTO
Por todo lo que se ha dicho, el lector percibirá fácilmente que la filosofía contenida en este libro es muy escéptica, y tiende a darnos una noción de las imperfecciones y estrechos límites del entendimiento humano. Casi todo razonamiento es aquí reducido a la experiencia; y la creencia, que acompaña a la experiencia, es explicada como no otra cosa que un peculiar sentimiento, o concepción vívida producida por el hábito. Mas ni siquiera es esto todo: cuando creemos en una cosa cualquiera de existencia externa, o suponemos que un objeto existe un momento después de no ser ya percibido, esta creencia no es nada más que un sentimiento del mismo género. Nuestro autor insiste en otros varios tópicos escépticos; y concluye en suma que asentimos a nuestras facultades y empleamos nuestra razón sólo porque no podemos remediarlo. La filosofía nos convertiría por entero en pirrónicos, si la naturaleza no fuese demasiado fuerte para impedirlo.
TEXTO ORIGINAL
By all that has been said the reader will easily perceive that the philosophy contained in this book is very sceptical, and tends to give us a notion of the imperfections and narrow limits of human understanding. Almost all reasoning is there reduced to experience; and the belief, which attends experience, is explained to be nothing but a peculiar sentiment, or lively conception produced by habit. Nor is this all; when we believe anything of external existence, or suppose an object to exist a moment after it is no longer perceived, this belief is nothing but a sentiment of the same kind. Our author insists upon several other sceptical topics; and upon the whole concludes that we assent to our faculties, and employ our reason, only because we cannot help it. Philosophy would render us entirely Pyrrhonian, were not nature too strong for it.
COMENTARIOS AL PÁRRAFO 27
Hume, después de exponer sus propósitos filosóficos básicos (resumidos en el establecimiento de una Ciencia de la Natu¬raleza Humana), comienza los trabajos encaminados al logro de tales objetivos definiendo los principios metodológicos bá¬sicos derivados del primado básico de la experiencia que es su supuesto fundamental; esos principios son: a) la prioridad de las impresiones frente a las ideas y, por tanto, la reducción del significado de éstas a una referencia a impresiones originarias; y b) el establecimiento de dos ámbitos de conocimiento con similar legitimidad, las matters offact, base del conocimiento probable, inferencial o experiencial, y las relations of ideas, o base del conocimiento cierto y demostrativo. Después de eso, Hume realizará un intento de desarrollo y aplicación práctica de la metodología aquí formulada aplicando los elementos básicos de su teoría del conocimiento a la crítica de algunos conceptos básicos de la metafísica racionalista -en el Abstract sustancia, yo y causa-, lo cual no significa, que los intereses gnoseológicos sean prioritarios en la obra de Hume, sino que la filosofía de Hume tiene pretensiones sistemáticas y que en su tarea de construcción de una Ciencia del Hombre, en la que creo que priman los intereses prácticos, morales, políti¬cos y jurídicos, ocupa un lugar fundamental la delimitación de los elementos del conocimiento y la crítica de los principa¬les conceptos de la metafísica racionalista, elementos que ac¬túan como una suerte de propedéutica para el resto de la filo¬sofía humeana. A estos elementos se refiere prioritariamente el Resumen del Tratado de la Naturaleza Humana, aunque tam¬bién incluya, como ya hemos dicho, importantes referencias a los apartados prácticos -Teoría de las pasiones, por ejemplo ¬que desarrollaría Hume posteriormente en los libros II y III del Tratado de la Naturaleza Humana y que también resumiría o ampliaría en la Disertación sobre las pasiones y en la Investigación sobre los principios de la Moral. En todas ellas, también por supuesto en el Resumen del Tratado, David Hume expone y defiende esa propuesta de una filosofía mundana, terrenal, que a medio camino del escepticismo, a muy poca distancia del pesimismo, sin embargo, defiende con vigor la necesidad de que el pensamiento sea por y para el hombre, de que la filosofía, la ética, sea Ciencia del Hombre o no sea nada:
« [Hume) Estaba dispuesto a vivir con incertidumbre, sin justificaciones sobrenaturales, sin ex¬plicaciones definitivas, sin promesas de estabilidad permanente, con guías de validez meramente probable,... Hume, por consiguiente, de forma más terminante que muchos de sus hermanos de la Ilustración, se sitúa en el umbral de la modernidad y exhibe sus riesgos y sus posibilidades... Hume deja bien claro que, puesto que Dios guarda silencio, el hombre es su propio dueño: debe vivir en un mundo desencantado, someterlo todo a la crítica de la razón, y abrirse su propio camino.»
«El llamado escepticismo de Hume no es más que la descripción de un mundo en el que, como Nietzsche ha dicho en un tono más dramático, Dios ha muerto... Hume es el primer filósofo en decir, con toda franqueza, que no existe más que la caverna, y que sin embargo se interesa por lo que ocurre en la caverna sin soñar en escapar.»
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