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UN LUGAR PARA APRENDER FILOSOFÍA

LA COCINA Y EL ESTUDIO

LA COCINA Y EL ESTUDIO El cocinar aparece asociado al arte o a la técnica de preparar alimentos desde un método, un procedimiento en el que se alternan los análisis y la síntesis. Y es que, cocinar un plato es como escribir un ensayo que aunque podamos improvisar el procedimiento suele ser metódico y respetuoso a la hora de escribir, daremos vueltas a la paleta -al concepto- de una salsa, seguiremos una receta un esquema: introducción, desarrollo, objeciones, conclusiones.. Podemos improvisar, pero esto requiere inspiración y supone riesgo o sorpresa ante un resultado que puede ser muy original.
¿RECETA o INSPIRACIÓN?
En cualquier caso debemos seleccionar los ingredientes, procurarnos en el supermercado (preelaborados) o en la biblioteca, libros, escritos ya publicados por otros. Si confiamos en la inspiración podemos recoger una verdura que hemos producido y cultivado nosotros, cosa muy difícil si requerimos por ejemplo de cacao. Mejor adaptarnos a las leyes del mercado, sean fresco o en conserva.
A continuación, ingredientes y materiales han de transportarse a la mesa de cocina o despacho, cortar en daditos, lonchas, salados, marinados; clasificados, agrupados por temas, resumidos, comentados. En ocasiones debemos cocinar por separado pimientos, berenjenas, cebollas o tomates, por ejemplo el preparar una sencilla tarta de manzana requiere preparar por un lado la masa y por otro el relleno. Para hacer un ensayo, un capítulo, tendré que pensar en preparar anticipadamente fichas separadas que reposen para luego volver a mirar, antes de juntarlo todo. Momento de extender la masa de hojaldre, añadir las rodajitas de manzana y realizar el juego de palabras del ensayo. Para encender el horno y ver cómo aparecen en el hoja en blanco pensamientos y palabras que se funden en forma acabada, deseosa de ser saboreado siempre pasado un tiempo, para una ocasión especial.
La filosofía ofrece también lo mejor de sí misma en el momento en que mezcla, amasa y cuece los pensamientos juntos, en vez de mantenerlos como frases sueltas. Afín a la cocina ambas artes se desarrollan a nutrir cuerpo y espíritu.

LA COMIDA RÁPIDA basada en productos ya elaborados, precocinados, congelados y enlatados se está extendiendo: pan y pescado congelados traídos desde Holanda, salsas preparadas en Alemania, semillas de lechuga de California etc.. Y mucha grasa.
Hay productos preparados que ofrecen ciertas garantías, pero el mejor precocinado que existe es un guiso bien reposado. Las prisas no son buenas para nada.
Lo mejor es comer los alimentos frescos de cada momento. Con el verano, la tierra produce sandía, melón o judías verdes, en invierno judías blancas y garbanzos. La dieta mediterránea, equilibrada y rica en sabores.
Muchos precocinados calman el hambre pero no sirven para nada, su aporte en proteínas y vitaminas es casi nulo. Los fabricantes pretenden que el alimento aguante el mayor tiempo posible y se pasteurizan los alimentos, se tiende a esterilizarlos.. al final no saben a nada y pierden gran parte de su valor nutritivo.
Además perdemos el referente cultural, llega un momento en que los jóvenes son huérfanos de recetas, carecen de patrimonio culinario. No heredan sabores de sus padres o abuelos. La cacerola en el fuego permite disfrutar de los olores que se van desprendiendo, ver como cambian los colores y la textura del guiso..

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