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LA ESCULTURA DE NUESTRA VIDA

LA ESCULTURA DE NUESTRA VIDA

Un artista, famoso por la belleza de las esculturas que realizaba, tuvo un sueño. Soñó que salía de sus manos una escultura realmente extraordinaria; vio cómo transformaba un gran bloque de mármol en la imagen de un bebé que dormía plácidamente en los brazos de su madre.

 

Al despertarse, puso manos a la obra. Sus vecinos, al verle trabajar el mármol se atrevían a darle todo tipo de consejos:

 

- Podías hacer al niño como si estu­viera despierto, quedaría mejor.

- Yo le cambiaría los rasgos de la cara a la madre.

- Creo que junto a la madre deberías tallar la imagen del padre.

- ¿Por qué no añades algún objeto que decore?

- ¿Y si hicieras la escultura un poco más pequeña? 

El pobre artista estaba desesperado. Quería hacer caso a los consejos de sus vecinos y su obra no avanzaba, incluso algún día sentía que había estropeado el trabajo del día anterior. Se echó a llorar y decidió no continuar su obra. Su mujer le animó mucho a que continuara y le dijo: Cierra los ojos y recuerda lo que soñaste. Céntrate sólo en esa ima­gen, hasta que salga de tus manos la escultura que un día llenó de alegría tu corazón. Efectivamente, semanas después, de las manos del artista salió la imagen, tal como la había soña­do. Todo el pueblo reconoció que era de una belleza extraor­dinaria. 

Con sus manos, golpe a golpe, había logrado plasmar su sueño sobre un gran bloque de mármol.

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