La palabra alma (psique) significa, en los poemas homéricos, «vida». Vida como principio, como latido, como movimiento. Esta idea de que el cuerpo está recorrido por un soplo que lo alienta se encuentra ya en los primeros testimonios escritos de nuestra cultura. Pero estos comienzos de la terminología filosófica tienen lugar siempre en la observación de la naturaleza, del mundo que nos rodea. Por ello, alma tiene que ver con el verbo griego que significa «respirar». Ese movimiento que se percibe en nuestros pulmones es, pues, el signo que manifiesta, en el hombre, el proceso de vivir. Este hecho físico se expresó, al mismo tiempo, no ya en un verbo, sino en un sustantivo, psique, que significaba no solo el movimiento, sino su principio originador. Platón determinará ya con claridad este cambio e iniciará la descripción de lo que posteriormente habrá de llamarse psicología. El alma es, pues, el principio de la vida del cuerpo y, siguiendo con una cierta concepción dualista, el elemento opuesto a la corporeidad.
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