Según el Informe PISA 2006 de la OCDE, Finlandia es el país que obtiene mejores resultados educativos. ¿Por qué Finlandia ocupa el primer puesto y España es de los peores?
Para los finlandeses, la educación ha de ser igualitaria y gratuita. Hay una fuerte concienciación al respecto, y prácticamente no existe educación privada. Por ejemplo, existen 20 Universidades y todas ellas son públicas y gratuitas, ni siquiera se cobran matrículas. La Constitución de Finlandia dice que todas las personas tienen derecho a una educación básica sin importar su origen social o cultural, y que ésta debe ser absolutamente gratis. Por eso el sistema educativo finlandés es público y gratuito desde que un niño nace hasta que hace el doctorado en la Universidad. El Estado paga todo el material escolar, desde los libros hasta el último lápiz, o el transporte para los alumnos que viven lejos. Además, los alumnos reciben una comida caliente todos los días al mediodía que garantiza su buena alimentación.
La formación de los profesores en Finlandia es muy exigente y completa, y es un empleo con una alta consideración social y bien pagado. Para ser profesor hay que tener una titulación universitaria superior. Por ejemplo, ser maestro de Primaria requiere seis años de carrera (recordemos que en España son tres), pero es que además solo ingresan a ella el 20% de los aspirantes. Al final del proceso los centros tienen autonomía para elegir a los más cualificados, y solo los que demuestran estar realmente capacitados para la enseñanza serán contratados. Las relaciones entre los profesores y los alumnos son de gran familiaridad, lo que no excluye en ningún caso el respeto mutuo. Los profesores son accesibles y atentos, están siempre disponibles y mantienen una relación muy fluida con los padres.
Hay una fuerte descentralización, especialmente a partir de los años 90, cuando las escuelas pasaron a ser municipales (aunque financiadas por el gobierno central). Esto redunda en mayores atribuciones para los centros y los maestros, que pueden elegir los libros de texto, el programa educativo de la escuela, fijar directivas sobre cuestiones disciplinarias, de evaluación, así como de cooperación entre la escuela y los padres.
Los conflictos escolares son muy infrecuentes en Finlandia, y cuando ocurren se procura atajarlos pronto. El profesor es el que da la voz de alarma. En cada centro hay un trabajador social, un médico, un enfermero, y un alumno elegido por sus compañeros que recibe algunas nociones sobre como tratar conflictos. El tutor también se encarga de estos asuntos, con la colaboración de la familia. Entre todos tratan de zanjar el problema antes de que vaya a más.
El sistema es muy equitativo, y no hay grandes diferencias entre los mejores alumnos y los peores. Uno de los aspectos más importantes del sistema es que los profesores se aseguran de que ningún alumno se quede atrasado. Si eso ocurre se ponen todos los medios a su disposición, incluyendo un profesor particular, psicólogo, etc. Todo el mundo es igual. Nadie repite curso, sencillamente porque no se deja que ningún alumno quede atrás.
Los ordenadores e Internet son herramientas de uso diario en las aulas. Los niños los manejan desde el primer curso. Finlandia tiene una política taxativa de incluir a la totalidad de su población en la sociedad de la información.
Hasta los 9 años los alumnos no son evaluados con notas. Sólo a esa edad se evaluan, pero aun sin emplear cifras. Así, la adquisición de los saberes fundamentales puede hacerse sin la tensión de las notas y sin la estigmatización de los alumnos más lentos. Las notas expresadas en cifras sólo aparecen cuando los niños tienen ya 13 años, y van del 4 a 10. Están proscritos el 0 infamante y las puntuaciones muy bajas, ¿qué sentido tiene construir una escala de la ignorancia?
En Finlandia se otorga gran importancia a la apertura hacia el exterior. La cooperación entre las instituciones educativas y las empresas está muy desarrollada en el marco de una iniciación a la vida profesional. Los consejeros ayudan a los alumnos a tener una visión más amplia de sus estudios en relación con su futuro.
Las ayudas otorgadas por el Estado permiten que los jóvenes se independicen muy pronto de sus familias. Se otorgan pagas mensuales a los universitarios para que puedan vivir en cualquier ciudad de Finlandia y estudiar lo que más les guste sin depender del dinero paterno. Esto unido a que las casas son muy baratas hace que la mayoría de los jovenes a los 18 años sea ya independiente. De este modo disfrutan de una mayor libertad y no hay esa mentalidad que prioriza los valores familiares, como ocurre en España. Se desarrollan una pluralidad de formas de vida y de convivencia que hacen de Finlandia una sociedad muy abierta y tolerante.
En Finlandia rara vez se encuentran libros, películas o revistas traducidos al finés. La televisión en Finlandia no dobla los programas o las películas extranjeras, lo que hace que los niños se familiaricen con otros idiomas, especialmente el inglés, desde muy pequeños. La gran mayoría de la población habla inglés sin ningún problema. De hecho si no tienes un buen nivel de inglés difícilmente podrás acceder a la Universidad.
Hay unos elevados índices de lectura y de difusión de prensa, y los jóvenes siguen leyendo a pesar de todos los recursos digitales que hay a su alrededor. En Finlandia los periódicos no son "prensa de partido" como en España, sino que intentan acercarse a la realidad desde una visión pluralista y pedagógica.
La educación para adultos es una parte importante de la política educativa finlandesa, sobre todo en los últimos años. Puesto que las generaciones mayores tienen menor nivel de instrucción que las jóvenes, necesitan educación adicional y complementaria. Incluso después de la jubilación, los finlandeses son entusiastas estudiantes.
Obviamente, en Finlandia los impuestos son más altos que en España. Y cuando llegan las elecciones, los partidos no se dedican a competir para ver quien reduce más los impuestos. Es casi lo contrario. La gente desea unos servicios públicos de calidad y saben que eso hay que pagarlo.
Entre los finlandeses existe un fuerte sentido de la responsabilidad y de la honradez, y la gente no abusa de los servicios públicos por mucho que sean gratuitos. La sostenibilidad del sistema depende de esos valores compartidos. En Finlandia no es necesario que un guardia vigile que la gente no se cuele en el metro, y si te olvidas la cartera en algún sitio puedes volver allí a por ella. Prácticamente no existe la corrupción.
Enlaces:
- Así estudian los niños más listos del mundo
- Finlandia: cambiar la educación (ricardoroman.cl)
- El país de los maestros (elpais.com)
- La educación en Finlandia (virtual finland)
- La escuela en Finlandia (stecyl.es)
- La educación en Finlandia (kaosenlared)
- La educación en Finlandia: los secretos de un éxito asombroso
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