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UNA GRATIFICANTE EXPERIENCIA: FOTOFILOSOFIA

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PENSEMOS

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ACTIVIDAD: EL ANILLO DE GIGES

ACTIVIDAD: EL ANILLO DE GIGES

A continuación os presentamos el libro II de LA REPÚBLICA texto escrito por el filósofo griego Platón, en él que se narra la historia del anillo de Giges...   

"...Giges era un pastor al servicio del rey de Lidia. Un día, después de una violenta tempestad y de un temblor de tierra, se agrietó el suelo y se abrió un abismo en el sitio donde Giges hacía pacer sus rebaños. Asombrado, cuentan, Giges descendió al abismo y allí vio, entre otras maravillas, un caballo de cobre, hueco, con multitud de aberturas pequeñas, por una de las cuales introdujo Giges la cabeza y alcanzó a ver en su interior un cadáver de talla superior a la humana, que no llevaba sobre sí más que un anillo de oro en un dedo. Giges tomó el anillo y se fue. Los pastores solían reunirse todos los meses para enviar un informe al rey sobre el estado de los rebaños. Giges concurrió también a esta asamblea llevando consigo el anillo y tomó asiento y, al punto, se hizo invisible para los demás pastores, que comenzaron a hablar como si él se hubiese retirado, lo cual lo llenó de asombro. Entonces, volvió con suavidad el engarce hacia fuera, y de nuevo se hizo visible. El hecho despertó su curiosidad, y a fin de saber si obedecía a una virtud propia del anillo, repitió la experiencia: cuantas veces volvió el anillo hacia adentro se tornó invisible, y siempre que lo volvía hacia afuera, tornaba a hacerse visible. Seguro ya de la virtud del anillo, se hizo nombrar miembro de la comisión de pastores que debía rendir cuentas al rey. En cuanto llegó al palacio, sedujo a la reina, y entendiéndose con ella atacó y mató al rey, y se apoderó del trono.”
¿Qué harías si tuvieras el anillo?

El paleontólogo Juan Luis Arsuaga copresentador

VER EL PROGRAMA

Una vez por semana, una figura destacada del mundo del cine, la literatura, la ciencia, la música, la sociedad o los negocios dirigirá La 2 Noticias. La idea es que el invitado ponga su sello personal al programa, hable de sus hábitos informativos y seleccione sus contenidos atendiendo o no a la agenda mediática, según su criterio.

El paleontólogo Juan Luis Arsuaga, Premio Príncipe de Asturias, es el primero en tomar las riendas de La 2 Noticias por un día. Arsuaga ha querido llamar la atención sobre la gente excepcional, pero desconocida, que no siempre vive en Madrid y, rara vez, aparece en los medios.

Es el caso de Fernando Fueyo, "el pintor de naturalezas vivas". Por encargo suyo, el programa ha ido a Avilés a conocer a este personaje sobresaliente que ha dado vida con sus dibujos a todos los grandes hallazgos de Arsuaga y su equipo.Y que es también un gran ilustrador de la flora y fauna de un planeta que lucha activamente por proteger participando en campañas conservacionistas.

El profesor de Paleontología, como a él le gusta presentarse, también ha apostado por un género de reportajes que, según él, no abundan en televisión. Son los que llama "al filo de lo posible", ni tan exigentes como los de aventura extrema ni tan cómodos como los de crucero, y en los que se aprende viajando de la mano de expertos y no solo de "españoles por el mundo".

COMENTARIO DE TEXTO: SABER FILOSÓFICO

Comentario de texto –UNIDAD 1-

Hace tiempo, en el coloquio tras la charla que acababa de pronunciar una muy inteligente antropóloga argentina amiga mía, un oyente juvenil exclamó estrepitosamente: “¡Pero no me negará usted que esta vida es un asco!” Y mi amiga repuso sin inmutarse: “¿Comparada con qué?” Esa pregunta, utilizada como respuesta, me parece un estupendo ejemplo de manifestación filosófica. Para empezar, tiene un benéfico efecto curativo: sirve para librarnos de un tópico fantasmal, de un falso dogma acongojante, de un brindis a la sombra depresivo y quizá mañana represivo. Pero, además, plantea una inquietud muy legítima, un problema que no parece tener ninguna utilidad inmediata, pero que, sin embargo está lleno de sentido; un interrogante que no se resuelve con una simple contestación, sino que nos remite a otras muchas cuestiones: ¿Podemos juzgar si la vida vale o no la pena? ¿Tiene la vida tuya y mía un valor determinado, o todos los valores los determina la vida? ¿Hay formas de vivir mejores y peores? ¿Por qué? ¿Nos preocupa lo que la vida es, lo que podría ser o lo que debería ser? ¿Qué podría ser la vida y aún no es o ya no es? ¿Qué significa decir que la vivida no es lo que debería ser? [...] Al conjunto de preguntas como éstas o, aún mejor, al afán de preguntar cosas así es a lo que llamamos filosofía. Son preguntas enormes, radicales, absolutas, como las que plantean los niños antes de que los domestiquen en el colegio o las de los borrachos a las cuatro de la madrugada. Son preguntas imposibles, como las que se hace uno en el entierro de un ser querido o las que susurran los enamorados, mirándose a los ojos: “¿Me quieres?”. Las grandes preguntas de la vida y de la muerte, los interrogantes de la violencia y del amor. A lo largo de los siglos, los filósofos han vuelto a plantearlas una y otra vez, ofreciendo cada uno sus respuestas peculiares y contradiciéndose unos a otros, ante el desbarajuste de tanta diversidad, algunos pueden pensar que la filosofía es un galimatías del que no hay forma de sacar nada en limpio. ¿Se saca algo en limpio de la filosofía? Pues sí, al menos algo muy importante: las preguntas mismas (...) Son las preguntas de nuestra vida, el catálogo esencial de nuestros “¿por qué?”. En el centro, la que las condensa todas, la que nadie humano –es decir, consciente y racional- puede dejar de hacerse: “¿qué significa todo esto (la vida, la muerte, lo que nos pasa, los demás, las cosas, el tiempo, el miedo, el gozo, la pena...)?

SAVATER, F., “Urgencia y presencia de la Filosofía”

 

ACTIVIDADES

1.  Escribe una síntesis del texto en la que se haga patente el tema (asunto del que trata el texto), la tesis (la idea principal que el autor defiende) y el problema del mismo (los interrogantes que se intenta dar respuesta)

2.  Análisis conceptual: Analiza en el texto el significado y el uso de la expresión “pregunta” filosófica.

3.  Cuestión argumentativa: ¿Considera el autor que la filosofía es algo inútil? Explica las razones en las que basa su respuesta.

EL PAIS DE LOS ESTUDIANTES

En marcha la X edición del País de los Estudiantes

El País y Endesafieles a su compromiso con la educación, desarrollan un año más El País de los Estudiantes, el programa de prensa-escuela que reúne cada curso a miles de estudiantes y profesores para hacerles trabajar en equipo fomentando el hábito de la lectura, la libertad de expresión y los valores democráticos.

 

Esta iniciativa, dirigida al profesorado y alumnado de 2º ciclo de ESO, bachillerato y FP de grado medio de toda España, propone desarrollar un periódico en clase a través de una sencilla herramienta informática. Asimismo, la organización pone a disposición de todos los participantes, una completa selección de recursos de apoyo como por ejemplo guías, tutorías técnicas y periodísticas o una suscripción gratuita de El País y el Suplemento El País de los Estudiantes, editado por Santillana.

El curso pasado más de 6.500 profesores y profesoras y 44.171 alumnos y alumnas de toda España se registraron en www.estudiantes.elpais.com y participaron en las diferentes propuestas lúdico-educativas que El País de los Estudiantes puso a su disposición.

Con el objetivo de premiar el trabajo y esfuerzo de los equipos participantes que, tras registrarse en www.estudiantes.elpais.com, publiquen un periódico antes del 17 de abril de 2011, El País y Endesa entregarán a los tres finalistas nacionales un cheque regalo para un viaje de fin de curso para el equipo y material informático para el centro.

Asimismo, el programa también valora la excelencia periodística de los trabajos presentados por los alumnos en 8 categorías: mejor entrevista, mejor infografía, mejor publicidad, mejor tira cómica, mejor fotografía, mejor sección en inglés, mejor reportaje y mejor contenido sobre redes sociales.

Con motivo de la celebración del décimo aniversario de El País de los Estudiantes, se presenta un nuevo premio especial: mejor making of. Para participar, los equipos deberán hacer un video en el que muestren su propia experiencia a la hora de participar en el programa, eligiendo ellos mismos el estilo (documental, musical, cómico, etc.).

En cuanto a la parte lúdico-educativa del programa, el 2 de noviembre se abrieron las puertas de "El Rincón del Ocio", un espacio en el que los alumnos podrán participar en el Trivial y el juego sobre actualidad El Más Informado y ganar consolas Nintendo DS o juegos de mesa Trivial.

ACTIVIDADES DE FILOSOFÍA

http://www.iesmurgi.org/filosofia/etica/Indice%20y%20Secciones.htm

PROTESTAS, PARA EL CIERRE DE GUANTÁNAMO

PROTESTAS, PARA EL CIERRE DE GUANTÁNAMO

 

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ANIMACIÓN CON ENCANTO

DIA MUNDIAL DE LA FILOSOFÍA -21 DE NOVIEMBRE-

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LO QUE NOS PROPONEMOS ES: APRENDER A RAZONAR

LO QUE NOS PROPONEMOS ES: APRENDER A RAZONAR

ARTÍCULO: APRENDER A RAZONAR

AUTOR: GABRIEL FERRATÉ

EL PAIS, 24/02/2003 

Agobiados por el sobrepeso de sus mochilas, miles de escolares inician la dura carrera de su proceso de formación sin sospechar que al final de ese largo período, la mayor parte de los conocimientos que habrán adquirido tendrán fecha de caducidad. La inmensa mayoría de los que lleguen a los últimos escalones de esa dura ascensión hacia el conocimiento –en cursos de posgrado, especialización, doctorado o masters- comprobarán que, en unos pocos años desde que dieron el último adiós a las aulas, una gran parte del saber que acumularon está prácticamente obsoleto. Lamentarán entonces que en esa primera mochila con material escolar no hubiese algo mínimamente relacionado con una asignatura primordial y olvidada: aprender a razonar.La disponibilidad de la información ha alcanzado tal grado de globalización  que hasta el más ignorante de los mortales –sabiendo manejar un ratón y con acceso a la Red- puede razonablemente sortear cualquier test de conocimientos avanzados y lograr una elevada calificación. La acumulación de saberes mediante métodos meramente memorísticos conforma todavía buena parte de nuestra realidad pedagógica, inmersa en una estrategia absolutamente desfasada y corta vista, que puede acabar generando una masa de incapacitados intelectuales.Estamos llamados a seguir de por vida un proceso continuo de aprendizaje, de reciclaje constante, de adquisición y abandono perpetuo de conocimientos. Tal como hemos indicado, la gran mayoría de los conocimientos con los que renovamos nuestro saber los iremos adquiriendo mediante procedimientos crecientemente basados en los avances de la sociedad en red. A mayor abundamiento, la comprobación de estos saberes se hará también de forma no presencial, en una noria constante de prueba o de exámenes, con libre acceso a la información y realizados desde el lugar de trabajo o el propio domicilio. Todo ello ha de permitir compaginar la formación permanente con la vida profesional, familiar y los momentos de ocio. La única forma inteligente de sobrevivir y destacar en esa jungla de datos de acceso universal, superando los retos de una sociedad en permanente renovación, es una herramienta simple pero no banal: saber razonar. Aprender a razonar.No hay que darle demasiadas vueltas para ser consciente de que la acumulación de conocimientos va a dejar de ser señal distintiva del intelectualmente preparado y que esa distinción habrá que lograrla mediante la demostración de capacidades de análisis, de relación, de contextualización, de comunicación, que sólo la aptitud para razonar proporciona.Hay que tener esto muy claro. Dentro de muy poco a nadie se le va a dar un diploma por contestar a unas preguntas, sino por saber desarrollar ideas en todos sus aspectos y variables, con sus ventajas, sus inconvenientes y repercusiones. Y dará igual que el examinado tenga a su disposición todos los libros, apuntes y documentos que desee. Si no demuestra esa capacidad de razonar, no deberá superar la prueba. Hay que introducir cambios de forma institucionalizada en el sistema pedagógico… Hay que empezar a inculcar a cualquier escolar, desde el primer día que pisa un centro, que gran parte de los conocimientos universales están a su alcance a través de las nuevas tecnologías y de su ordenador, un ordenador que debe saber manejar a las mil maravillas. Por ello debe también saber que repetir de forma más o menos ingeniosa esos conocimientos no tiene sentido y que la única forma de aprovecharlos eficazmente y desarrollar todo su potencial intelectual para cualquier actividad de su vida futura es mediante el uso sistemático de su capacidad crítica y relacional.La información cambia cada pocos días, el conocimiento se renueva cada pocos años, pero la sabiduría continúa siendo la misma que permitió a Sócrates comprender –o intuir- que sólo sabía que no sabía nada.

ACTIVIDADES

1.- Enumerar las ideas del texto. Indicar de modo especial la idea principal.

2.- Resumir el texto.

3.- Redactar el tema del texto. Recordar que debe contener el tópico principal y la intencionalidad. 

EDUCAR LA GENEROSIDAD

EDUCAR LA GENEROSIDAD

¿Qué te gustaría que tus hijos fueran de mayores?

Yo, contestaría que lo primero, que sean buenas personas. A partir de ahí, lo mismo me da que prefieran ser fontaneros como ingenieros aeronáuticos.

Por eso, es importante inculcar valores a nuestros hijos (autoestima, cordialidad, compañerismo, capacidad de pedir perdón y perdonar ...). La tarea no es fácil, pero creo que merece la pena.

¿De qué valor podemos hablar hoy?

De la generosidad –del valor de no esperar nada a cambio-. En clase hemos visto la vida de Teresa de Calcuta, la cual ya anciana, se esforzaba por hacer la vida más agradable a moribundos despreciados por sus propias familias, un día un jovén le pregunto qué le movia a hacer semejante labor, sacrificando su vida con gente que no conocía de nada. Contestó: “El que no sirve para servir, no sirve para vivir”.

La tendencia natural cuando somos pequeños es desear convertirnos en el centro del universo familiar, y no resulta difícil puesto que al niño se le mima, luego viene alguna experiencia en convencernos que debemos compartir con el hermano el coche, o los lápices de colores con el compañero, nos somos fáciles de convencer.

La generosidad es la tendencia a ayudar a los demás y a dar las cosas propias sin esperar nada a cambio, gracias a ellas contamos con grandes obras que provienen de personas que desinteresadamente han ofrecido su inteligencia y esfuerzo a la humanidad. Educar la generosidad tiene una gran importancia, como habilidad para relacionarnos con los demás y obligarnos a entender qué deseos puedan los demás tener y facilitará realizar un mundo más humano.

Para enseñar a un niño a que sea generoso, lo más eficaz es nuestro ejemplo. Cuando el niño ve cómo su padre cede el sitio a un anciano, o cómo su madre ayuda a subir la bolsa de la compra a la vecina, está viendo algo más que buena educación. El chico comprende que sus padres están anteponiendo las necesidades y comodidades de los demás a su propio interés y, como segunda enseñanza, no piden nada a cambio. Si, tras llevar a cabo este tipo de acciones, las comentamos juntos, les daremos la oportunidad de que reflexionen e interioricen.

También podemos contar a los niños cuentos en los que los protagonistas lleven a cabo acciones de generosidad con las personas que le rodean. El niño escucha atento el relato que su padre le hace, y como consecuencia de los actos del protagonista, descubre que recibe el cariño y la admiración de los demás. Estamos educando valores, ya que el héroe de nuestro cuento no recibe algo material, y estamos haciéndole ver que existen otras cosas por las cuales puede apreciarse a los demás. EJEMPLO DE CUENTO

Como tercera estrategia debemos controlar nuestro propio comportamiento. Si un niño aprende que su padre va a concederle cada cosa que pida, estamos educando el egoísmo y dando a lo material un valor excesivo. Advertirle de que no está bien quitarle el columpio a otro niño son sencillas herramientas para el día a día.

Las alabanzas y las frases cariñosas de los padres ante un comportamiento desprendido del niño son la recompensa ideal. No debemos utilizar regalos u otras cosas materiales, tenemos que demostrar a nuestro hijo que, con su comportamiento, ha logrado el respeto de los que tiene alrededor.

ESTRATEGIAS PARA ESTIMULAR LA GENEROSIDAD

1.- Ayudo en las tareas de la cas, como sacar la basura, poner la mesa o recoger mi cuarto.

2.- Dejo mis juegos para ayudar a mamá cuando me necesite.

3.- Ayudo a mi hermano pequeño con las tareas del colegio.

4.- Pido perdón si me equivoco o he herido a alguien.

5.- Colaboro en clase en los trabajos de grupo.

6.- Comparto lo mío sin esperar nada a cambio.

7.- Me esfuerzo por los demás.

8.- Regalo cosas en buen estado.

9.- Empleo tiempo para hablar con mis abuelos o visitarlos.

10.- Ayudo sin esperar nada a cambio.

11.- Regalo la ropa que no necesito y que está en buenas condiciones.

12.- Dejo que mi hermano elija la película en el cine, mañana elegiré yo.

13.- Comparto mi merienda en el colegio o en el parque.

14.- Ayudo a mis compañeros de clase en las asignaturas que a ellos más les cuestan y a mí se me dan bien.

15.- Estoy pendiente de si alguien puede necesitar mi ayuda.

16.- En el autobús cedo mi asiento a las personas mayores.

17.- Me pongo en el lugar de los demás

 

LA CABINA

http://es.wikipedia.org/wiki/La_cabina

http://antoniomercero.iespana.es/cabina.htm

http://86400.es/2006/09/25/la-cabina/

EL INICIADOR DE SONRISAS

EL INICIADOR DE SONRISAS

http://www.vedrunacs.org/SONRIE.pps

http://www.salud.gob.mx/dirgrss/sistema_gestion2006/tabasco/aval_semillas.pdf#search=%22risas%20powerpoint%22

COMENTARIO DE TEXTO: PRESTIGIO A LOS NECIOS

Autor: Rafael Argullol, El País - Opinión (06-06-2005)

En el suicidio de la joven de Elda sometida a acoso escolar se reúnen muchas circunstancias tristes e inquietantes, pero una, particularmente siniestra, nos indica hasta qué punto la necedad ha llegado en nuestros días a gozar de un prestigio que parece imparable. Según las informaciones que hemos podido leer en los periódicos, esta estudiante de 16 años, con un excelente rendimiento escolar en el pasado, había empezado a suspender asignaturas para, así, confundirse con la mediocridad general y, en consecuencia, librarse, con un poco de suerte, de la presión brutal que padecía.

No lo consiguió, pero su caso se asemeja en todo a los informes que una y otra vez nos dan a conocer el estado de sitio en el que se encuentran muchos de los institutos de enseñanza media en los que el conocimiento ha pasado prácticamente a la clandestinidad. Aunque suene a disparate difícil de creer, no es infrecuente, de acuerdo con tales informes, que los escasos estudiantes propensos a leer algún libro lo hagan en secreto, ocultos a las miradas de los demás, no sea que llegue a los matones de turno y sus estultos seguidores la noticia de que alguien quiere saber algo que no está en la televisión o en la publicidad.

Desde luego, ni el acoso escolar ni la existencia de matones tiene nada de nuevo y todos seguramente recordaremos episodios de violencia en nuestra adolescencia y también antes en la niñez. La novedad estriba en el actual prestigio de la necedad, a la que no sólo no se pone socialmente coto, sino que se alaba hasta límites seguramente insospechados en cualquier época precedente. Los jóvenes de nuestro tiempo están tan acostumbrados a comprobar que a su alrededor lo necio es más valioso que lo noble que dan casi por descontado hacia dónde debe dirigirse uno si quiere prosperar o simplemente resistir.

El necio posee la llave del paraíso, y para hacerse con ella es importante compartir sus armas: la vulgaridad, la estupidez y esa entrañable y racial costumbre que nos lleva a preferir el gracejo a la inteligencia y la picardía a la cultura. Naturalmente, por sólido que fuera nuestro sistema escolar, que es más bien miserable y se ha empeorado gracias a las sucesivas reformas, nada podría hacer ante el acoso de la necedad proveniente de todos los rincones.

El pequeño matón y su imprescindible pareja, el servil reidor de sus gracias, crecen en la convicción de que el mundo está formado por gentes como las que ellos aspiran a ser, es decir, una legión de matones y serviles reidores. No entienden, por tanto, que deban modificar en absoluto su conducta, puesto que los triunfadores -los que les dicen que cuentan- ya son como ellos; si se afanan en su chulería y su servilismo, lo serán en el futuro.

El cachorro de la hiena, depredadora y riente, se ve inmerso así en una suerte de anticaverna de Platón por la cual lo auténticamente existente, lo que está más allá de las imperfectas necedades cotidianas, la Necedad Absoluta, será aquel paraíso cuya llave le brindan abundantes guías.

¿Y antes de encontrarlos en la propia escuela el aprendiz de matón dónde ha encontrado tantos guías?. Casi a cada instante de su vida.

 Si dejamos de lado a las familias (¿pueden dejarse de lado en esta cuestión cuando escuchamos el hermoso y rico lenguaje familiar en calles, restaurantes y lugares de ocio?) para trasladarnos a una esfera menos íntima comprobaremos que el aprendiz de matón tiene tantas oportunidades para su aprendizaje que sería un milagro verle desviado hacia una mayor competencia moral. Desde que ha tenido uso de visión el desfile de imágenes ha sido incesante y en una inmensa mayoría ha descubierto la rentabilidad de la trampa y de la violencia. Paralelamente se ha ido cerciorando de que la verdad tiene escasa importancia en relación a la capacidad de persuasión. Por fin también ha sabido que ridiculizar otorga más dividendos que argumentar. Con los ojos pegados a la pantalla, el aprendiz de matón y su servil acompañante aprenden, paso a paso, el camino del porvenir.

Cuando despegan los ojos de la pantalla, lo cual a menudo sucede muy poco, el lenguaje que llega a sus oídos también les señala el camino: pocas palabras -y cuanto más reiteradas, mejor- con la suficiente dosis de bronca y zafiedad. Son las que escuchan por todos lados y corroboran que son las "únicas", no sólo porque nadie se atreve a corregirles, sino porque la publicidad las adopta como consignas. ¿Para qué buscar un lenguaje más complejo y que describa mejor la complejidad del mundo si el triunfo social está equiparado al mayor de los simplismos? ¿Para qué la cultura si los adultos acogen y aconsejan la necedad?.

El aprendiz de matón se siente seguro del camino escogido porque no ve indicio alguno de que las cosas vayan en otra dirección. Poseedor de todos los derechos e ignorante de cualquier deber, se convierte en un maestro del chantaje. Nada es más útil que infundir temor en un mundo en que los padres tienen miedo de los hijos, y los profesores, de los alumnos.

¿Y qué decir de la vida pública? En el supuesto de que el matón llegara a interesarse por la vida pública percibiría que tampoco allí la ley es distinta y que con tranquilizadora frecuencia -para él- en el escenario político conviven también la coacción y el servilismo. El aprendiz, ya muy avanzado su aprendizaje, podría identificarse fácilmente con algunos de los personajes que pueblan los foros y las tertulias y convencerse de que la autoridad moral se expresa por la boca de gritones, maldicientes y analfabetos.

¿Cómo no va haber matones en las escuelas o en las calles o en las casas si los hay en los parlamentos, y con tantos siervos dispuestos a reírles las gracias?.

 

TEXTOS FILOSÓFICOS A COMENTAR

TEXTOS FILOSÓFICOS A COMENTAR

“Pues los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la admiración: al principio, admirados por los fenómenos sorprendentes más comunes: luego, avanzando poco a poco y planteándose problemas mayores, como los cambios de la Luna y los relativos al Sol y a las estrellas, y la generación del Universo. Pero el que se plantea un problema o se admira, reconoce su ignorancia. (Por eso también el que ama los mitos es en cierto modo filósofo; pues el mito se compone de elementos maravillosos.) De suerte que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en vista del conocimiento, y no por utilidad alguna. Y así lo atestigua lo ocurrido. Pues esta disciplina comenzó a buscarse cuando ya existían casi todas las cosas necesarias y relativas al descanso y al ornato de la vida"

Aristóteles: Metafísica, 982 G 10-25

 

“Pues he aquí lo que sucede: ninguno de los dioses filosofa ni desea hacerse sabio, porque ya lo es, ni filosofa todo aquel que sea sabio. Pero a su vez los ignorantes ni filosofan ni desean hacerse sabios, pues en esto estriba el mal de la ignorancia: en no ser ni noble, ni bueno, ni sabio y tener la ilusión de serlo en grado suficiente. Así, el que no cree estar falto de nada no siente deseo de lo que no cree necesitar”

Platón: Banquete, 203 D-204

 

“Se trata, en primer lugar, de la cuestión de la apreciación justa de todo afán filosófico en el transcurso de la historia. Con demasiada frecuencia se suele menospreciar su alcance: la filosofía, se afirma, no es más que un conglomerado de especulaciones abstractas sin significación alguna para la vida; lo que hace falta es estudiar las ciencias prácticas que nos suministran la base de la técnica en todos los campos (no sólo la técnica del ingeniero, sino la del pedagogo y la del psicólogo), también en la ciencia social, la economía y la política. Porque “Primum vivere, deinde philosophari” y el “philosophari” no tiene importancia mayor para la vida. Otros consideran en cambio que esta idea, hoy tan extendida, es fundamentalmente falsa y que, además, representa un error espiritual peligroso. Y defienden que si se pretende limitar el saber y el conocimiento a su aspecto técnico-práctico, entonces bastará con saber cada vez cómo hay que hacer esto o aquello. Pero con anterioridad a la cuestión del “cómo”, se plantea la cuestión del “Porqué”. Ahora bien, la respuesta al último porqué sólo la religión y la filosofía nos la pueden ofrecer. Como ya sabemos ambos son saberes muy distintos, el primero nos da una respuesta irracional mientras que el segundo nos da una respuesta racional. El hombre siempre utilizará su razón y, cuando no lo hace de forma consciente y filosófica, lo hace, sin duda, en forma inconsciente y con diletantismo. Esto se aplica también, sin excepción, a todos los que se creen emancipados de cualquier filosofía. La filosofía es un saber inevitable y necesario; las cuestiones filosóficas están muy ligadas a la existencia y a la vida del hombre”

L. Kolakovski: El hombre sin alternativa 

 

“Alrededor de los catorce años mucha gente comienza a pensar por su cuenta en problemas filosóficos: sobre aquello que realmente existe, si podemos saber algo, si una cosa es realmente buena o mala, si la vida tiene algún significado, si la muerte es el final. Se ha escrito mucho sobre estos temas durante miles de años, pero la materia prima filosófica proviene directamente del mundo y de la relación que tenemos con él, no de los escritos del pasado. Esta es la razón de que estos problemas se los planteen aquellos que nunca han leído nada”

Thomas Ángel: ¿Qué significa todo esto? 

 

“Todos los hombres y todas las mujeres son filósofos; o, permitirnos decir, si ellos no son conscientes de tener problemas filosóficos, tienen, en cualquier caso, prejuicios filosóficos. La mayor parte de estos prejuicios son teorías que inconscientemente dan por sentadas, o que han absorbido de su ambiente intelectual o de la tradición.

Puesto que pocas de estas teorías son conscientemente sostenidas, constituyen prejuicios en el sentido de que son sostenidas sin examen crítico, incluso a pesar de que puedan ser de gran importancia para las acciones prácticas de la gente y para su vida entera.

Una justificación de la existencia de la filosofía profesional reside en el hecho de que los hombres necesitan que haya quien examine críticamente estas extendidas e influyentes teorías.

Este es el inseguro punto de partida de toda ciencia y toda filosofía. Toda filosofía debe partir de las dudosas y a menudo perniciosas concepciones del sentido común acrítico.

Su objetivo es el sentido crítico e ilustrado: una concepción más próxima a la verdad y con una influencia menos perniciosa sobre la vida humana.

 […] Todos los seres humanos son filósofos porque, de una manera u otra, todos adoptan una actitud ante la vida y la muerte”

Karl R. Popper: Cómo veo la filosofía, Pág. 64

 

“La palabra griega filósofo (philosophos) se formó en oposición a sophos. Es decir, amante del conocimiento, a diferencia de quien, en posesión del conocimiento, se denominaba sabio. Este sentido de la palabra perdura hasta hoy: la búsqueda de la verdad -no la posesión de la verdad- es la esencia de la filosofía […] Filosofía quiere decir hacer camino. Sus preguntas son más esenciales que sus respuestas, y cada respuesta se convierte en una nueva pregunta”

Karl Jaspers: Introducción a la filosofía 

 

“De hecho, el valor de la filosofía debe ser buscado en una larga medida en su real incertidumbre. El hombre que no tiene ningún barniz de filosofía, va por la vida prisionero de los prejuicios que derivan del sentido común, de las creencias habituales en su tiempo y en su país, y de las que se han desarrollado en su espíritu sin la cooperación ni el consentimiento deliberado de su razón. Para este hombre el mundo tiende a hacerse preciso, definido, obvio, los objetos habituales no suscitan problema alguno, y las posibilidades no familiares son desdeñosamente rechazadas. Desde el momento en que empezamos a filosofar, hallamos, por el contrario, como hemos visto en nuestros primeros capítulos, que aun los objetos más ordinarios conducen a problemas a los cuales sólo podemos dar respuestas muy incompletas. La filosofía, aunque incapaz de decirnos con certeza cuál es la verdadera respuesta a las dudas que suscita, es capaz de sugerir diversas posibilidades que amplían nuestros pensamientos y nos liberan de la tiranía de la costumbre. Así, al disminuir nuestro sentimiento de certeza sobre lo que las cosas son, aumenta en alto grado nuestro conocimiento de lo que pueden ser; rechaza el dogmatismo algo arrogante de los que no se han introducido jamás en la región de la duda liberadora y guarda vivaz nuestro sentido de la admiración, presentando los objetos familiares en un aspecto no familiar”

B. Russell: Los problemas de la filosofía 

 

Cuando se me pregunta qué es un intelectual sólo se me ocurre una respuesta: considero intelectual a todo aquel que trata a los demás como si fueran intelectuales o para que lleguen a serlo. Es decir, quien se dirige a la capacidad de razonamiento abstracto que hay en los otros y la reclama frente a las urgencias sociales o políticas del momento. Será así intelectual el que no pretende hipnotizar a su público, ni intimidarlo, ni chocarle o desconcertarle, sino que aspira a hacerle pensar. Los que se comportan de este modo son intelectuales, aunque su profesión habitual sea la de payaso de circo, albañil o bombero. Y quienes sólo magnetizan o deslumbran no merecen ese nombre, por muchos títulos académicos que posean

Una expresión española me parece convenir bien a este empeño intelectual, este empeño de quienes pueden ser considerados intelectuales "dar que pensar". Se dice que algo "da que pensar" cuando nos despierta sospecha o inquietud, cuando se convierte en un motivo de atención interesada que acaba con la rutina de lo aceptado sin examen. Pues bien, yo creo que hoy el intelectual debe precisamente señalar todo aquello que da que pensar en nuestro entorno. Tendría que ser capaz de suscitar preocupaciones racionales, zozobras que provienen de desajustes de ideas y no del mal funcionamiento de aparatos o instituciones. Sobre todo debe defender y comparar las ideas entre sí: nuestra cultura se basa en lo abstracto, en nociones -felicidad, democracia, violencia, legalidad, humanidad, …- que no pueden sustituirse por imágenes, que son pensables pero no visibles. Símbolos, no iconos. La invasión de lo audiovisual convierte en superfluo y desdeñable todo aquello que no logra ser "virtualizado" en tres dimensiones, mutilando así decisivamente la capacidad de deliberar a partir de conceptos sin la que puede haber vida instrumental, pero no reflexión sobre la vida

El intelectual da que pensar sin pretender pensar por los demás ni pensar sin los demás. Su labor está marcada por la paradoja suicida que conoce muy bien cualquier educador: su éxito no estriba en hacerse insustituible, sino al contrario en lograr que aquellos a quienes se dirige puedan antes o después prescindir de él y continuar razonando sin su tutela. Es la levadura de un pan que nadie puede amasar solo ni comer sin compañía

Fernando Savater, Dar que pensar El País Semanal

NECESIDAD DEL ASOMBRO

La sorpresa parece haber sido devorada por la costumbre. Ese asombro en la mirada de un niño, el asombro ante lo creado, ante el brillo humedecido de una hoja, el asombro ante el rocío, ante los movimientos de un animal, ante el contraste de los colores, parece que desapareciera bajo el traqueteo de los días iguales, el paso de tren de las estaciones iguales, el ciclo de las circunferencias idénticas, los fines de semana monótonos, el ruido encadenado de tazas entre bostezos y escaleras, pasos y autobuses en procesión hacia despachos, ojos resbalando por pantallas, cafés, informes, idas y venidas de colegios rutinarios, idas y venidas de veraneos similares, entradas por autopistas a la gran capital, entradas por pasillos a los nuevos cursos, vueltas al colegio, vuelta a las navidades, vuelta a las cuestas de enero, vueltas a las primaveras, vueltas y revueltas del estío, luces del verano, sombras aparentes de otoños idénticos.

"Los GRIEGOS QUERÍAN ser un pueblo de filósofos, y no de tecnócratas, es decir, eternos niños, que veían en el asombro la condición más elevada de la existencia humana. Solamente así puede explicarse el hecho significativo de que los griegos no hicieran uso práctico de innumerables hallazgos"

¿Por qué se pierde el asombro, cómo se pierde?

Los inventos que nos ofrecen en bandeja las televisiones ya no nos producen estupor sino avidez de tomarlos prontamente y consumirlos. Hay una costumbre, un hábito rumiante de consumir masticando lo nuevo, a veces triturando lo último, a vez sin siquiera atragantarse, tan voraces somos. Se consume y se consume, se circula y se circula, se recorre el mundo instantáneamente con sólo oprimir el teclado, únicamente moviendo el volante. ¿Y el silencio, la sorpresa, la quietud? Parecen haber desaparecido. Y sin embargo, "la sorpresa es una categoría importante en la vida. Mas, al menos para mí, todavía hay otra cosa importante en la creación...

La curiosidad. Nadie incluye la curiosidad entre los sentimientos, pero yo creo que la curiosidad es un sentimiento. Cuando la miro a usted, tengo curiosidad". (Wislawa Szymborska). Esa actitud de los ojos alargados de la curiosidad que muestra la Premio Nobel polaca al mirar a la periodista que le entrevista, esa tensión de la atenci tendida hacia lo ajeno, hacia lo otro, hacia otro -lo que me va a revelar el otro, lo q ," ya me está revelando, lo que me ha reve " ." do-, esa postura anímica expectante hacia que me va a desvelar hoy la vida, este esta persona que entra ahora en el despa y que se sienta ante mí con su pregunta y problema, incluso con su abanico de sol ciones aún sin decidir, todo esto se halla el centro de la curiosidad y a pocos pasos umbral del asombro.

Se consume y se consume. Se circula y se circula ¿Y el silencio, la sorpresa, la quietud? Parecen haber desaparecido

Yo todos los años me quedo asombrado en la primera hora de la primera clase del curso universitario. Vienen ante mí todos los alumnos de todos los puntos del país y se posan como bandada de ideas y de cuestiones sentados en semicírculo, absortos ante las cuestiones e ideas que se les pueda plantear. Aún no han sido tocados por la sombra del escepticismo ni les ha caído encima una mota de aburrimiento. Están allí sentados, abierto su cuaderno virginal de ignorancias en espera del alimento que reciban. Y prácticamente todos ellos -aun sin formularla de manera explícita- guardan una pregunta escondida que no sé qué padre ni qué madre ni qué escuela les haya podido señalar y tampoco imagino en qué momento.

¿Qué es la verdad? éY la bondad? ¿Y la ética? ¿Dónde está el bien en este mundo tan injusto? ¿Y la belleza? Recuerdo las frases de Kafka paseando por Praga con su amigo janouch. Decía Kafka: "La juventud es feliz porque posee la capacidad de ver la belleza. Es al perder esta capacidad cuando comienza el penoso envejecimiento, la decadencia, la infelicidad". Janouch le preguntó: "¿Entonces la vejez excluye toda posibilidad de felicidad?". Y Kafka respondió: "No. La felicidad excluye a la vejez. Quien conserva la capacidad de ver la belleza no envejece".

Naturalmente esa briosa acometida que siempre es la juventud -generación tras generación- en su perpetuo anhelo de ir en busca de la felicidad, del bien, de la verdad y de la belleza toma un impulso ascendente que se mantendrá hasta ser tentado por los anzuelos de la utilidad o quedar fatigado por el cansancio. Entonces los caminos del ver se bifurcan -o a veces se entremezclan-, y unos ven únicamente la utilidad de las cosas y otros tan sólo la belleza. De cualquier forma, ese empuje continuo de la juventud por remontar las fuentes siempre me ha dejado asombrado y uno procura, en su pequeña medida, responder alentando y manteniendo cada vez más vivo ese entusiasmo por el asombro.

SIN ABURGUESAMIENTO

Aprender a ver. Sorprenderse dentro del mapa de lo conocido. No aburguesarse en las costumbres de lo cotidiano. La novelista norteamericana Flannery O"Connor comentaba: "Tengo una amiga que está tomando clases de actuación en Nueva York con una dama rusa de gran reputación en su campo. Mi amiga me escribe que, durante el primer mes, los alumnos no hablan una sola línea, sólo aprenden a ver. Y es que aprender a ver es la base de todas las artes, excepto de la música. Conozco a muchos escritores de ficción que además pintan, no porque posean talento alguno para la pintura, sino porque hacerlo les sirve de gran ayuda en su escritura. Los obliga a mirar las cosas". Esto nos lleva casi de la mano a lo que

Aprender a ver. Nuestra pupila ve los telediarios y no los mira, los mira y no los comprende. A la pupila le falta muchas veces la comprensión

Picasso le dijo un día a Sabartés sobre Cézanne: "Si Cézanne es Cézanne, es porque cuando está frente a un árbol mira atentamente lo que tiene ante sus ojos; lo observa fijamente como un cazador que apunta al animal que quiere abatir. Muchas veces un cuadro no es más que esto... Hay que poner toda la atención".

El ojo de Picasso mirando el ojo de Cézanne y el ojo de Cézanne mirando a su vez el ojo de Monet: "Monet -dirá Cézanne- sólo es un ojo, pero ¡qué ojo!": Era aquel Monet que manifestaría haber deseado nacer ciego y recuperar repentinamente la vista para no saber nada de los objetos y hallarse en estado virgen ante las apariencias.

Aprender a ver. Ejercitar el ojo para abrirse al asombro. Nuestra pupila ve los telediarios y no los mira, los mira y no los comprende. A la pupila le falta muchas veces la comprensión, ese ponerse en lugar del otro, no recibir tan sólo sino aprehender imágenes y sonidos que nos desvelan lo que ese otro lleva dentro. A ese otro, en directo y mientras cenamos, le están acribillando con los ojos vendados ante un pelotón de fusilamiento. Hace años escribí en un libro: "Ese hombre, como todos los hombres, va a morir; va a morir por primera y última vez". No me acostumbro a ello. Me lo repito continuamente. Aunque fuera en diferido, los disparos siempre son definitivos porque esa vida es única e irrepetible y el cuerpo de la venda cae doblado sin poderse sustituir. El asombro, sin embargo, nos tienta en la pantalla con el siguiente anuncio de líneas aerodinámicas de un automóvil. Nos tienen necesariamente que tentar con la sorpresa porque la publicidad sabe que nos estábamos quedando adormecidos con tanta muerte. Se nos sacude entonces con los objetos deslumbrantes ya que al parecer los sujetos repetitivos y sangrantes -quizá sólo por ser repeutivos- nos provocan sopor. Entonces pasa y vuelve a pasar el objeto iluminado y musical desde todos los ángulos insólitos y se deja ver, mirar y admirar cuantas veces sea necesario hasta que lo consumamos en vida antes de que la muerte llegue. Cuando la muerte llega de nuevo en la secuencia siguiente del noticiario -ese tanque, por ejemplo, que está aplastando al niño inocenteno sabemos si ello es realidad o ficción, tan maquillada aparece la realidad con su disfraz de afeites. Exclamamos entonces, ¡qué horror! Pero estamos en el segundo plato y continuamos masticando nuestra cena de horrores. La vida sigue.

UN CAMINO PARA APRENDER A VER: VER

"Aprendo a ver", confesaba Rilke caminando por las calles de París. "No sé por qué decía-, todo penetra en mí más profundamente y no permanece donde, hasta ahora, todo terminaba siempre. Tengo un interior que ignoraba. Así es desde ahora. No sé lo que pasa (...) ¿.Lo he dicho ya? Aprendo a ver -repetía-. Sí, comienzo" (Los apuntes de Malte Laurids Brigge).

¿Dónde aprendió esto Rilke? Lo aprendió en Cézanne, pero antes lo aprendió en Rodin, viendo trabajar a Rodin. "No se trata más que de ver", dirá también Rodin.

Naturalmente, no se puede ver continuamente, en el sentido de atender, de comprender sin pausa.

Para eso están la vigilia y el sueño, el reposo y la acción. El ojo no sólo necesita pestañear sino relajarse para tomar nuevo impulso, para proyectarse otra vez. La mirada oscila en su movimiento, como oscila la respiración, como lo hace la atención. "La atención, por sí misma, no tolera la fatiga -dirá Guitton citando a Simone Weil-. Guando esta se hace sentir, la atención ya no es casi posible a menos que se esté bien ejercitado. Vale más, entonces, abandonarse, hacer una pausa; después, más tarde, recomenzar, interrumpirse y volver a empezar, tal como se inspira y se expira".

Pero en el momento del proyectarse de nuevo, la pupila que cae sobre el espacio -sobre nuestros vecinos, nuestros contemporáneos, nuestros próximos/prójimos en el espacio cercano- no puede rastrear con somnolencia el tiempo en que vivimos, es decir, no puede adormecerse sobre las personas vivas -no soñadas ni recortadas- en el tiempo.

Aquella frase que oí directamente en el boulevard Raspail de París en el tan comentado mayo del 68 -"que paren el mundo, que me quiero bajar"- era un resoplido de hastío y de abandono en una boca de vejez juvenil. El mundo ha de continuar (y queramos o no continúa), y la valentía es proseguir en el mundo -hacerse mundo- y mejorarlo a cada vuelta. Las vueltas las da el mundo y las doy yo con él, o quizá al revés, cuanto mejor dé yo la vuelta mejorando mi giro personal y en apariencia tan insignificante, más se enriquecerá la vuelta del mundo en el girar de la historia.

Para eso está la atención, la comprensión, la compasión, el aprender a ver al otro lado y dentro de los demás, el aprender a ver dentro de uno mismo. Para eso está el asombro. El asombro es poner de rodillas a la inteligencia ante la naturaleza. La poetisa polaca Szymborska, premio Nobel en 1996, exclamaba: "Las nubes son una cosa tan maravillosa, un fenómeno tan magnífico, que se debería escribir sobre ellas. Es un eterno happening sobre el cielo, un espectáculo absoluto: algo que es inagotable en formas, ideas; un descubrimiento conmovedor de la naturaleza. Intente imaginarse el mundo sin nubes".

Entre nosotros, Claudio Rodríguez ha cantado excepcionalmente a la mirada absoluta en "Alianza y Condena":

Porque no poseemos, vemos. La combustión del ojo en esta hora del día, cuando la luz, cruel de tan veraz, daña la mirada, ya no me trae aquella sencillez. Ya no sé qué es lo que muere, qué lo que resucita. Pero miro, "Sin el asombro, el hombre caería en la repetitividad y, poco a poco, sería incapaz de vivir una existencia verdaderamente personal" (fe y razón) cojo fervor, y la mirada se hace beso, ya no sé si de amor o traicionero.

¿QUÉ SE VE CUANDO SE MIRA AL HOMBRE?

La mirada se hace beso, escribe el gran poeta español. Estamos, pues, en el otro extremo del espacio del ojo. Al "ojo por ojo" del Antiguo Testamento se le procura reemplazar con "el amor es ojo", en expresión de Ricardo de San Víctor. Pero hay que preguntarse si en las enormes urbes hostiles, con sus calles de precipitación y sus grandes superficies de consumismo, ante las aceras de inmigrantes y en los portales del paro, bajo ventanas de violencia y chillido y también en las plazas ociosas de los bostezos, el amor llega a ser ojo, el amor es ojo, de tan cargada que esté la pupila de compresión. é0 estamos aún en el ojo por ojo, no hemos salido aún del ojo por ojo en el cruce sesgado de los rencores?

La luz de la pupila del hombre no puede dirigirse tan sólo a los objetos y a las acciones sino mirar profundamente al propio hombre. "El ojo que ves no es/ ojo porque tú lo ves,/ es ojo porque te ve", dirá Machado. ¿Qué se ve entonces cuando se mira al hombre? ¿Se mira algo realmente? En el hombre "los conocimientos fundamentales derivan del asombro suscitado en él por la contemplación de la creación: el ser humano se sorprende al descubrirse inmerso en el mundo, en relación con sus semejantes con los cuales comparte el destino. De aquí arranca el camino que lo llevará al descubrimiento de horizontes de conocimientos siempre nuevos. Sin el asombro el hombre caería en la repetitividad y, poco a poco, sería incapaz de vivir una existencia verdaderamente personal" (Fe y razón).

Lo más curioso es que estamos llamados a perpetuarnos en el asombro.

Nosotros, que vivimos en el dejá vu, en la costumbre de creer haberlo visto todo, la frase de San Pablo "ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasó por el corazón del hombre, las cosas que preparó Dios para los que le aman" (I Cor 2,9) nos proyecta a una sorpresa sin cansancio, nos conduce a un asombro infinito cuyo secreto está en que nunca dejaremos de asombrarnos.


AUTOR:(*) José Julio Perlado. En Nuestro Tiempo Nº 567 septiembre 2001.

¿PARA QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA?

Autor: Antonio Orozco-Delclós

 La FILOSOFÍA (amor a la sabiduría) responde al deseo de saber, que brota naturalmente del ser humano. Aristóteles decía que el alma es deseo (orexis). No es sólo eso, desde luego. Ni todo en la vida consiste en saber. La vida es también praxis, acción. Y, como el ser humano es tanto deseo de saber como deseo de praxis, un saber que no sirva para nada no interesa nada. A algunos filósofos les gusta repetir que la Filosofía "no sirve para nada", pero esto es falso, a no ser que se trate de una falsa filosofía. Todo saber sirve para mucho. Quizá no de una manera inmediata, y desde luego, no para saber cómo se construyen los puentes, levantan edificios o descubren nuevas fuentes de energía.La filosofía no pretende enseñar a hacer zapatos, pero es capaz de descubrir el más profundo por qué es conveniente fabricar buenos zapatos. Sin filosofía no conoceríamos el "sentido" último de la fabricación de zapatos, ni de nada. Porque no es algo que se pueda "ver" u "oír" en modo alguno.¿Para qué sirven la Historia, el Latín, el Griego, la Filosofía, la Lengua, la Literatura? Son disciplinas fascinantes, pero ¿no sirven para nada útil?. «La cuestión es: ¿para qué necesitamos un objeto que no sea útil? Bien. ¿Qué hay, por ejemplo, en nuestra sala de estar? Objetos que sirven para algo: sillas para sentarse, mesa, ceniceros, radiadores, etcétera. Pero también encontramos cuadros, esculturas, fotografías de parientes y amigos. ¿Para qué sirven todas estas cosas? ¿Qué se puede hacer con ellas? Aparentemente nada. ¿Para qué sirven? Para decorar. Aquí nos encontramos con un valor que no es inmediatamente útil, el decoro» (Alejandro Llano).El ser humano es un ser teórico-práctico: no se puede amputar. Para que su acción le satisfaga ha de ser fruto de una buena teoría. No hay nada más práctico que una buena teoría, es decir, una buena ciencia de porqués últimos. Ganar dinero es un porqué inmediato. Pero no es un porqué último. Por eso no podemos evitar la pregunta: ¿Por qué ganar dinero?En definitiva,
¿por qué vivir?,
¿por qué trabajar,
por qué descansar,
por qué? ¿Qué es lo que pretendo?
¿Qué sentido tiene todo esto?
¿De dónde viene mi vida?
¿A dónde va mi vida?
¿A dónde puede ir?
¿A dónde debe ir, para ir bien?
¿Tiene una finalidad?¿Qué hace un ente como yo en un sitio como éste?Si no sé contestar satisfactoriamente a estas preguntas, aunque sepa mucha matemática, biología, medicina, paleontología, economía, etc., no me conozco, es decir, soy un desconocido para mí mismo; y no sé siquiera para qué hago todo lo que hago. Necesito saber, no sólo simplemente para saber, sino saber para qué sirve el saber. ¿Qué hago, qué voy a hacer conmigo mismo, con lo que sé y lo que puedo hacer?Sólo el pensamiento filosófico puede responder a la pregunta por el sentido del vivir.Cuando del hombre sólo se considera la fisonomía, la anatomía, la fisiología, puede parecer que no es más que un simio evolucionado. Sólo se ha visto una faceta del ser humano y no se ha considerado la que más importa: la intelectual y libre, en una palabra, la dimensión espiritual. Es famoso un científico que después de hacer la disección de un cadáver, declaró que el alma no existía, porque él no la había visto. Es una manifestación de uno de los errores más corrientes en el mundo de los científicos: pensar que sólo es real lo que se percibe, experimenta y comprueban en un laboratorio o de un modo similar. Pero el universo está lleno de cosas que los científicos no pueden percibir en sus laboratorios o bibliotecas.Si ahora tomamos un cilindro de un metro de diámetro y un metro de alto y lo proyectamos en dos planos, uno horizontal y otro vertical, ¿qué resulta?Si nos fijamos sólo en la proyección, podemos llegar a la conclusión de que el cilindro en realidad es un círculo, aunque también un cuadrado. ¿Es posible que un círculo sea cuadrado? No parece, pues ni siquiera la cuadratura del círculo ha sido lograda hasta la fecha.Si nos fijamos en secciones particulares del ser humano podemos llegar a conclusiones de lo más pintorescas. Las ciencias particulares son eso: “particulares”, contemplan sola uno o algunos segmentos del ser humano (o del que se trate). Nos podrán decir qué tiene el ser humano desde su punto de vista (orejas, huesos, músculos, células, átomos, etc.) Pero nunca podrán decirnos qué es el ser humano.También se ha dicho que en el conocimiento de las ciencias experimentales (a las que no despreciamos, al contrario, las estimamos en todo lo que valen, ni más ni menos) sucede como en el análisis por partes del elefante. Si se mira sólo un fragmento de pata, de rabo, de oreja, etc., olvidando todo lo demás, se podría llegar a la conclusión de que el elefante es una palmera, un pteridáctilo u otro ente que no tenga nada que ver con el elefante.Para saber lo qué son las cosas y cuál es el sentido de su existencia es preciso enfocarlas desde una perspectiva que pueda alcanzar su propio ser y esencia. Lo cual podrá vislumbrarse si contemplamos las cosas —y en particular al hombre— desde todos los puntos de vista posibles. Entonces, una vez considerados todos los fenómenos (aspectos) a nuestro alcance, podremos aproximarnos al conocimiento de su naturaleza, es decir, de su esencia. Así llegamos a conocer al hombre como un ser que tiene mucho en común con los animales, pero que es infinitamente más que un animal irracional.A esta conclusión sólo puede llegar una inteligencia que no se limita a ver y a experimentar, sino que razona sobre los datos de la experiencia (lo físico) y saca conclusiones que la física no percibe, porque se refieren a realidades meta-físicas; es decir, a realidades que son más íntimas a las cosas que sus propiedades físicas y requieren, para ser desveladas, la aplicación y ejercicio del intelecto. Esto es precisamente lo que compete a la filosofía y más concretamente a la antropología filosófica.En filosofía hacemos mucho caso de los datos que aportan las ciencias empíricas. Pero en todos ellos nos preguntamos: ¿qué es esto?, ¿cuál es su causa primera?, ¿cuál es el sentido de su existencia?Por eso cabe adelantar que la Filosofía es lo más vital que existe. «Vivir no es necesario, navegar sí», rezaba una inscripción en una nave griega. Consideraban que hay algo más importante que vivir: navegar, porque de la navegación dependía su riqueza y su poder. También se dice: «primum vivere, deinde philosophare». Sí, para filosofar es necesario primero vivir y, por lo tanto, comer. Pero para vivir conforme a la categoría y dignidad del ser humano es necesario saber por qué vivir y cómo conviene vivir dentro de las diversas opciones que se me presentan.La verdad del vivir, esto es, en síntesis, lo que ha interesado e interesa al filósofo; y es, en definitiva, lo que interesa a todo hombre que utilice con lógica el entendimiento. La verdad: ¿qué es la verdad?, ¿es posible conocer alguna verdad?, ¿qué verdades es posible conocer? Son cuestiones netamente filosóficas. Se comprende pues que la filosofía sea el quehacer intelectual más importante para el vivir conforme a la categoría y dignidad del ser humano.
FILOSOFIA Y VIDACiertamente hay filósofos que sólo parecen ocuparse de problemas exclusivos de los filósofos y se despreocupan de todo lo que preocupa al hombre corriente. Pero, como dice Putnam, los problemas de los filósofos y los problemas de los hombres y las mujeres están conectados, y es parte de la tarea de una filosofía responsable hallar la conexión.Todos tenemos nuestra teoría de la vida y del mundo, más o menos elaborada y definida, conforme a la cual, las más de las veces, actuamos. Quizá hemos dedicado muy poco tiempo a reflexionar y a construir nuestra propia teoría de la vida, pero contamos siempre con alguna. Casi todos los errores prácticos disponen de una filosofía (falsa, pero filosofía) propia, con sus manuales, sus profesores y hasta su tradición escolar.Evidentemente, la manera que tiene la persona de tratarse a sí misma, a los demás, a las cosas propias y ajenas, así como los asuntos públicos, es muy distinta si se piensa, por ejemplo, que el hombre es simplemente un pez evolucionado que si se sabe que es un ser personal creado por Dios a su imagen y semejanza. La idea que cada uno se forja de "hombre" o de "persona" influye decisivamente en su estado de ánimo y comportamiento. El hombre es un ser racional, un animal cuya actividad más específica es razonar, hallar los porqués de las cosas e inferir las consecuencias de unos principios adoptados, etcétera. Por eso sólo lo razonable da paz al espíritu. El hombre siente la necesidad de respaldar con razones sus emociones, deseos, impulsos y acciones; y si no las encuentra y quiere seguir en la misma dirección de sus sentimientos, tiende a construir alguna teoría "vero-simil", que le tranquilice o acaso narcotice. Puede encerrarse en su subjetividad y negarse a reconocer la verdad de las cosas. Puede abandonar la verdad de las cosas para refugiarse en certezas meramente subjetivas, con el riesgo de caer en la soledad de aquel poeta que escribió los siguientes versos:En mi soledad
he visto cosas muy claras
que no son verdad.Con "su verdad" subjetiva, el hombre se exculpa y se aquieta, al considerar que la conclusión es de una "lógica aplastante". En todo caso ha optado por una idea —más o menos clara, más o menos verdadera— de hombre, de mundo y de Dios.En resumidas cuentas, Filosofía significa enterarse del sentido de la vida humana. Y hay que captarlo también filosóficamente, razonadamente.El hombre sin metafísica, sin respuesta a la pregunta de las preguntas, al porqué de todos los porqués, es un ser radicalmente inseguro y agobiado. Puede incrementar sin término su saber operativo (práctico), construir y manejar cosas, aparatos, instrumentos,... pero ¿para qué? Aunque llegase a dominar el universo: "¿para qué?". Acabaríamos preguntando, con el escepticismo de Lenin: "La libertad, ¿para qué?"; o con el de Pilato: "la verdad, ¿qué es la verdad?"; o con el tremendo pesimismo del ateísmo de un Jean Paul Sartre: "el hombre es una pasión inútil, el niño es un ser vomitado al mundo, la libertad es una condena"La seguridad íntima, la paz interior que ya era objeto de preocupación por parte de los antiguos filósofos griegos, no se obtiene más que por el conocimiento metafísico de la realidad, que no es de carácter técnico. La técnica mantiene una elocuente amenaza a la supervivencia de la Humanidad, lo cual es una manifestación clara de su radical insuficiencia para resolver las cuestiones fundamentales de la existencia humana.Queremos saber no sólo cómo son las cosas y cómo se comportan, y cómo puedo aprovecharme de ellas de un modo inmediato, sino qué sentido tienen para mí; qué puedo esperar de ellas en último término.Lamentablemente, la sabiduría —como dice Carlos Cardona— ha sido sustituida por la técnica. La filosofía —en el sentido clásico del término— ha sido declarada inútil. Sin embargo, San Agustín afirmaba que la razón del filosofar está precisamente en la felicidad (nulla est homini causa philosophandi, nisi ut beatus sit). El hombre, nos atrevemos a decir, para ser feliz necesita filosofar. Porque ¿cómo se puede ser feliz sin saber de dónde vengo, a dónde voy, dónde me encuentro, qué sentido tiene mi vida, que va a ser de mí, qué caminos me pueden conducir a alguna parte?Contemplar el mundo intentando captarlo en su totalidad, eso —dice Schumacher— es filosofar. Esto es indispensable para orientarme en el mundo. Pieper dice que la característica principal de toda pregunta filosófica es la de implicar una pregunta por el todo. "Todas las preguntas filosóficas ponen inevitablemente en cuestión el todo de la existencia. Y quien la quiera discutir habrá de declarar y poner sobre el tapete sus convicciones más íntimas y sus tomas de postura últimas".Esto es inevitable también porque las objeciones que agresivamente se oponen hoy a la utilidad de la Filosofía implican una concepción global del mundo, del conjunto de la realidad y de la existencia.

LOS PREJUICIOS

LOS PREJUICIOS

FRACASOS COGNITIVOS

Todos hemos tenido fracasos relacionados con errores, creíamos haber apagado la luz, y compruebo que no fue así. Confiaba en una persona y estaba equivocado. Reconocer la equivocación –darse cuenta de ella- y aprovecharla es un alarde que ronda la genialidad. Se cuenta que los técnicos de 3M estaban buscando un pegamento de gran resistencia. Fracasaron al conseguir uno debilísimo, hasta que alguien pensó que esa debilidad podía resultar una ventaja. Aparecieron las etiquetas de pegar y despegar. Habían conseguido aprovechar un error.Fracasamos si negamos la evidencia, cuando no nos apeamos del burro, cuando no se aprende de la experiencia, el blindaje contra las evidencias o contra los argumentos adversos. Vamos a estudiar el prejuicio, la superstición y el dogmatismo, y una mezcla de los tres que es el fanatismo.

EL PREJUICIO: Tener un prejuicio es estar absolutamente seguro de una cosa que no se sabe. Un racista sólo recordará del periódico la noticia de un asesinato cometido por un negro, pero olvidará los cometidos por los blancos. De esta manera se ha inmunizado contra toda posible crítica. La palabra “prejuicio” significa “juzgar anticipadamente un hecho”, es decir, antes que haya sucedido o antes de conocer realmente lo sucedido. Los prejuicios son peligrosos (se dan en todos los sectores sociales), y provocan daños inevitablemente. Timothy Beneke, en su libro Los hombres y la violación, enumera algunas de las ideas que los violadores tienen sobre sus víctimas:-         A todas las mujeres les gusta ser violadas.-         A las mujeres no hay que creerlas-         Cuando una mujer dice “no” en realidad está diciendo “sí”-         Ellas provocan, ellas se la buscanCreencias acerca de los hombres:-         la sociedad marca cómo debe ser un hombre de verdad: debe hacer el amor muchas veces y debe ser agresivo con las mujeres.

-         Nadie va a violar a una mujer que no lo haya provocado.

 ACTIVIDAD: Realizar una lista de prejuicios relacionados con los INMIGRANTES