HOMO SAPIENS SAPIENS
¿Dónde y cuando apareció el humano actual? Este enigma, que fue uno de los más debatidos entre los especialistas, finalmente parece haber sido resuelto con las aportaciones de las ciencias últimamente incorporadas a la antropología, en concreto la biología molecular.
La aparición del Homo Sapiens Sapiens por evolución del Homo Erectus es unánimemente aceptada en la actualidad por la comunidad científica, sin embargo, se da la controversia sobre el modo como se produjo tal evolución, controversia que ha dado lugar a dos hipótesis diferentes: la hipótesis de la Monogénesis (también llamada modelo del Arca de Noé o de sustitución) y la hipótesis del Multirregionalismo.
Según la primera, que en la actualidad es la imperante, y la que exponemos a continuación, nuestra especie proviene de una sola rama evolutiva que apareció en Africa hace unos 190 mil años desde donde emigró al resto del mundo, sustituyendo a las poblaciones Neanderthalenses existentes, sin que se diera mestizaje entre ellos.
La hipótesis del Multirregionalismo defiende la tesis de que el hombre actual evolucionó, de forma paralela, a partir de varias ramas surgidas del Erectus en regiones independientes, hasta alcanzar el grado de Homo Sapiens Sapiens hace aproximadamente unos 150-125 mil años. Este tipo de evolución habría producido rasgos anatómicos regionales propios que se habrían heredado y que se encontrarían en el fondo de las diferencias raciales.
Ahora bien, ¿Cuál es la genealogía del Homo Sapiens Sapiens? Su origen se encuentra en el Homo Erectos y, concretamente, en la rama que evolucionó en Africa, el llamado Homo Ergaster. Las condiciones de la sabana africana eran completamente diferentes de las de Europa sometida a los hielos, por lo que la evolución tomó otro camino. Evolución que si bien en el caso concreto del cerebro en cuanto a volumen fue menor, se desarrolló de manera diferente, y esto gracias a la aparición del lenguaje.
¿Cuándo se produce el despegue cultural que nos hace definitivamente Sapiens Sapiens? Resulta difícil dar respuestas a preguntas en las que intervienen elementos que no dejan huellas como el lenguaje, la inteligencia, la reorganización y el desarrollo de las capacidades mentales etc., pero acogiéndonos a los restos culturales se observa que los primeros Sapiens Sapiens utilizan un utillaje que apenas se diferencia de los Neanderthalenses, mientras que el Sapiens Sapiens que penetra en Europa, hace aproximadamente 45 mil años, ya ha comenzado a utilizar unos útiles claramente más avanzados. En muy poco tiempo este utillaje da un enorme salto cuantitativo y cualitativo, despegándose definitivamente del Neanderthal, que permanece estancado. La industria lítica del Sapiens Sapiens es de una perfección admirable, hojas finas, largas y afiladas como cuchillo, realizadas con gran maestría y precisión. Utilizan propulsores, arpones de diferentes tipos, gran diversidad de puntas, etc. Inventan el vestido y la aguja de coser. Utilizan el hueso y el marfil, sobre el que realizan tallas en muchos casos decorativas, con gran sentido estético. Todo esto indica que la capacidad creativa, de acumulación de conocimientos, de aprendizaje, en definitiva, su cultura, no tenía parangón en ninguna época anterior.
Hace 40 mil años nuestra especie ya está plenamente formada. Poseían todas las cualidades físicas y mentales que nos definen. Posesión del lenguaje, memoria, tradición, desarrollado aprendizaje, avanzada organización social, consciencia de la propia identidad y seguramente, digámoslo así, los atisbos de su propia posición en el mundo, como podemos deducir de su producción estética. Con la aparición del Homo Sapiens Sapiens ha aparecido definitivamente el humano y la cultura. A partir de este momento avanzará de manera progresivamente acelerada, al menos en los aspectos técnicos. Una vez puesta en marcha la cultura, ésta empezó a evolucionar según sus propias leyes de selección y pautas, curiosamente más parecidas a la teoría de Lamarck que a la de Darwin: herencia acumulativa de los caracteres adquiridos de generación en generación.
Pero durante estos 40-35 mil años, la selección natural siguió actuando. Ha moldeado el organismo humano, posiblemente por medio de una fuerte presión selectiva que ha sido auxiliada por la selección cultural. El organismo humano se ha adaptado a los más diversos niveles de altura y calidad del aire, desde el nivel del mar a los indios andinos o tibetanos (4 mil metros de altitud), al frío extremo y al calor (esquimales y nilóticos), intensidad de las radiaciones solares (diferentes colores de la piel), tipos de alimentación (lactosa, colesterol), etc. Cambios adaptativos que se encuentran en la base de la gran diversidad biológica y étnica de nuestra especie.
Pero, volviendo al tema que nos ocupa, nuestra evolución biológica, y al hilo de las reflexiones anteriores, es necesario realizar algunas preguntas: ¿Hemos superado por completo nuestra naturaleza biológica o por el contrario seguimos siendo grandes o pequeños deudores de aquellos simios y homínidos que nos han precedido?, ¿Qué queda de todos ellos en nosotros?, ¿Podemos hablar con legitimidad de simios intelectuales e imaginativos o ya sólo debemos centramos en nuestros aspectos intelectuales y espirituales, olvidándonos del simio ancestral?, ¿La cultura ha roto definitivamente con la biología, o por el contrario somos, salvando las distancias, como esos desgraciados chimpancés de los circos que montan en bicicletas, fuman, saben elegir frases, utilizar sombrero, etc.? El profundo mundo de la irracionalidad, los instintos, pulsiones, etc. ¿nos pertenecen en exclusiva o es herencia común con otros géneros del reino animal, como los pelos, las necesidades fisiológicas etc.? ¿Hemos conseguido el control total de nuestro fondo biológico? Las preguntas podrían seguir, pero creemos que ya son suficientes.
MÁS INFORMACION DE LA FILOGÉNESIS HUMANA
La aparición del Homo Sapiens Sapiens por evolución del Homo Erectus es unánimemente aceptada en la actualidad por la comunidad científica, sin embargo, se da la controversia sobre el modo como se produjo tal evolución, controversia que ha dado lugar a dos hipótesis diferentes: la hipótesis de la Monogénesis (también llamada modelo del Arca de Noé o de sustitución) y la hipótesis del Multirregionalismo.
Según la primera, que en la actualidad es la imperante, y la que exponemos a continuación, nuestra especie proviene de una sola rama evolutiva que apareció en Africa hace unos 190 mil años desde donde emigró al resto del mundo, sustituyendo a las poblaciones Neanderthalenses existentes, sin que se diera mestizaje entre ellos.
La hipótesis del Multirregionalismo defiende la tesis de que el hombre actual evolucionó, de forma paralela, a partir de varias ramas surgidas del Erectus en regiones independientes, hasta alcanzar el grado de Homo Sapiens Sapiens hace aproximadamente unos 150-125 mil años. Este tipo de evolución habría producido rasgos anatómicos regionales propios que se habrían heredado y que se encontrarían en el fondo de las diferencias raciales.
Ahora bien, ¿Cuál es la genealogía del Homo Sapiens Sapiens? Su origen se encuentra en el Homo Erectos y, concretamente, en la rama que evolucionó en Africa, el llamado Homo Ergaster. Las condiciones de la sabana africana eran completamente diferentes de las de Europa sometida a los hielos, por lo que la evolución tomó otro camino. Evolución que si bien en el caso concreto del cerebro en cuanto a volumen fue menor, se desarrolló de manera diferente, y esto gracias a la aparición del lenguaje.
¿Cuándo se produce el despegue cultural que nos hace definitivamente Sapiens Sapiens? Resulta difícil dar respuestas a preguntas en las que intervienen elementos que no dejan huellas como el lenguaje, la inteligencia, la reorganización y el desarrollo de las capacidades mentales etc., pero acogiéndonos a los restos culturales se observa que los primeros Sapiens Sapiens utilizan un utillaje que apenas se diferencia de los Neanderthalenses, mientras que el Sapiens Sapiens que penetra en Europa, hace aproximadamente 45 mil años, ya ha comenzado a utilizar unos útiles claramente más avanzados. En muy poco tiempo este utillaje da un enorme salto cuantitativo y cualitativo, despegándose definitivamente del Neanderthal, que permanece estancado. La industria lítica del Sapiens Sapiens es de una perfección admirable, hojas finas, largas y afiladas como cuchillo, realizadas con gran maestría y precisión. Utilizan propulsores, arpones de diferentes tipos, gran diversidad de puntas, etc. Inventan el vestido y la aguja de coser. Utilizan el hueso y el marfil, sobre el que realizan tallas en muchos casos decorativas, con gran sentido estético. Todo esto indica que la capacidad creativa, de acumulación de conocimientos, de aprendizaje, en definitiva, su cultura, no tenía parangón en ninguna época anterior.
Hace 40 mil años nuestra especie ya está plenamente formada. Poseían todas las cualidades físicas y mentales que nos definen. Posesión del lenguaje, memoria, tradición, desarrollado aprendizaje, avanzada organización social, consciencia de la propia identidad y seguramente, digámoslo así, los atisbos de su propia posición en el mundo, como podemos deducir de su producción estética. Con la aparición del Homo Sapiens Sapiens ha aparecido definitivamente el humano y la cultura. A partir de este momento avanzará de manera progresivamente acelerada, al menos en los aspectos técnicos. Una vez puesta en marcha la cultura, ésta empezó a evolucionar según sus propias leyes de selección y pautas, curiosamente más parecidas a la teoría de Lamarck que a la de Darwin: herencia acumulativa de los caracteres adquiridos de generación en generación.
Pero durante estos 40-35 mil años, la selección natural siguió actuando. Ha moldeado el organismo humano, posiblemente por medio de una fuerte presión selectiva que ha sido auxiliada por la selección cultural. El organismo humano se ha adaptado a los más diversos niveles de altura y calidad del aire, desde el nivel del mar a los indios andinos o tibetanos (4 mil metros de altitud), al frío extremo y al calor (esquimales y nilóticos), intensidad de las radiaciones solares (diferentes colores de la piel), tipos de alimentación (lactosa, colesterol), etc. Cambios adaptativos que se encuentran en la base de la gran diversidad biológica y étnica de nuestra especie.
Pero, volviendo al tema que nos ocupa, nuestra evolución biológica, y al hilo de las reflexiones anteriores, es necesario realizar algunas preguntas: ¿Hemos superado por completo nuestra naturaleza biológica o por el contrario seguimos siendo grandes o pequeños deudores de aquellos simios y homínidos que nos han precedido?, ¿Qué queda de todos ellos en nosotros?, ¿Podemos hablar con legitimidad de simios intelectuales e imaginativos o ya sólo debemos centramos en nuestros aspectos intelectuales y espirituales, olvidándonos del simio ancestral?, ¿La cultura ha roto definitivamente con la biología, o por el contrario somos, salvando las distancias, como esos desgraciados chimpancés de los circos que montan en bicicletas, fuman, saben elegir frases, utilizar sombrero, etc.? El profundo mundo de la irracionalidad, los instintos, pulsiones, etc. ¿nos pertenecen en exclusiva o es herencia común con otros géneros del reino animal, como los pelos, las necesidades fisiológicas etc.? ¿Hemos conseguido el control total de nuestro fondo biológico? Las preguntas podrían seguir, pero creemos que ya son suficientes.
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