PÁRRAFO 4. COMPENDIO DE UN LIBRO PUBLICADO RECIENTEMENTE TITULADO UN TRATADO DE LA NATURALEZA HUMANA
PÁRRAFO 4.- DEMOSTRACIÓN CONTRA INFERENCIA
TEXTO
El celebrado Monsieur Leibniz ha observado un defecto en los sistema comunes de lógica: que son muy prolijos cuando explican las operaciones del entendimiento en la construcción de demostraciones, pero son harto concisos cuando tratan de probabilidades y de aquellas otras medidas de evidencia de las que dependen enteramente la vida y la acción, y que son nuestras guías incluso en la mayor parte de nuestras especulaciones filosóficas. Bajo esta censura él incluye The essay on human understanding, La recherche de la verité y Lart de penser. El autor del Treatise of human nature parece haber advertido este defecto en esos filósofos, y se ha esforzado, en la medida de su capacidad, por salvarlo. Como su libro contiene un gran número de especulaciones muy nuevas y notorias, sería imposible dar al lector una noción cabal de la totalidad de ellas. Nos confinaremos, por lo tanto, principalmente, a su explicación de nuestros razonamientos por causa y efecto. Ello pudiera servir si logramos hacerlo inteligible al lector, como una muestra de la totalidad de la obra.
TEXTO ORIGINAL
The celebrated Monsieur Leibnitz has observed it to be a defect in the common systems of logic that they are very copious when they explain the operations of the understanding in the forming of demonstrations, but are too concise when they treat of probabilities, and those other measures of evidence on which life and action entirely depend, and which are our guides even in most of our philosophical speculations. In this censure he comprehends The Essay on Human Understanding, Le Recherche de la Verité, and LArt de Penser. The author of the Treatise of Human Nature seems to have been sensible of this defect in these philosophers, and has endeavoured, as much as he can, to supply it. As his book contains a great number of speculations very new and remarkable, it will be impossible to give the reader a just notion of the whole. We shall, therefore, chiefly confine ourselves to his explication of our reasonings from cause and effect. If we can make this intelligible to the reader, it may serve as a specimen of the whole.
COMENTARIOS PÁRRAFO 4
A través de Leibniz Hume se queja de que la mayoría de los autores han estudiado el conocimiento por demostración (pensamiento deductivo que desde unas premisas obtiene una conclusión relaciones entre ideas-) olvidándose del conocimiento de probabilidad (pensamiento que depende del azar y de la contingencia cuestiones de hecho-). Hume insiste en la defensa de la necesidad de concer mejor el conocimiento probable las relaciones causa-efecto que vienen a ser las cuestiones de hecho. Frente al demostrativo. Esto es un tema crucial para entender la cuestión de causalidad de Hume.
Hume nos advierte de la existencia de dos dominios primarios de conocimiento, el demostrativo y el probable, después de lo cual señalaría que la relación causal es objeto de una inferencia y cualquier inferencia relativa a un asunto de experiencia cuestión de hecho- resulta susceptible de conocimiento probable pero no demostrativo o necesario.
TERMINOLOGÍA
Verdades de razón y cuestiones de hecho
Todos los objetos de la razón e investigación hu¬mana -dice Hume- pueden dividirse en dos grupos: relaciones de ideas y cuestiones de hecho; a la primera clase pertenecen las ciencias de la Geometría, Algebra y Aritmética y, brevemente, toda afirmación que es intuitiva o demostrativamente cierta. Que el cuadrado de la hipotenusa es igual al cuadrado de los dos lados es una proposición que expresa la relación entre estas partes del triángulo. Que tres veces cinco es igual a la mitad de treinta expresa una relación entre estos números. (Investigación sobre el entendimiento humano., sec. 4, 1)
La matemática expresa verdades de razón, relaciones formales entre ideas, sin atender para nada a cuestio¬nes de existencia o cuestiones de hecho, es decir, con inde¬pendencia de lo que pueda existir en cualquier parte del universo. Así, tres conjuntos de 5 «lo que sea» equivalen a 15 «lo que sea» (independientemente de que, de hecho, se encuentren o no 15 «lo que sea» y de que puedan o no formar tres conjuntos); y como 30 es dos veces 15, entonces es posible concluir (con absoluta independencia de los hechos) que 3 X 5 = 15 = 30/2. Esas relaciones valen sin necesidad de que los signos que las componen sean referidos a existentes de hecho, sencillamente porque el negarlas sería contradictorio. Claro está que eso no nos garantiza «30 qué» co¬sas puede haber en un lugar o un momento dado, pero sí las hay, las relaciones se cumplirán, como se cumplen aunque no los haya, porque no corresponden a cosas existentes sino a «las ideas mismas» de 3, 5, 15 y 30. Así pues, en esto (pero sólo en esto) es posible la necesidad y la universalidad.
Una universalidad, desde luego, que sólo puede tener valor formal, pues contenidos universales * no existen; en esto Hume sigue a Berkeley de cerca y sin reservas. Las «ideas generales» no son sino «ideas particulares añadidas a un cierto término que las confiere mayor extensión» porque «recuerdan ocasionalmente a otros individuos similares». Es decir, que «5 pájaros» no serían cinco versiones del «universal-pájaro», sino 5 seres individuales y distintos entre sí, a los que se asignaría un mismo nombre porque, para los fines que sean, nos parecen suficientemente parecidos. Como toda cosa de la naturaleza es individual, dice Hume, «es absurdo suponer que un triángulo realmente existente no tenga una proporción determinada de lados y ángulos», y
lo que es absurdo de hecho y en la realidad debe serlo también en la idea, pues nada de lo que po¬damos formarnos una idea clara y distinta es absurdo e imposible [...] [y] como es imposible formar idea de un objeto que tenga cantidad y cualidad, pero no un grado preciso de ambas, es igualmente imposible formar una idea que no se halle limitada en esos aspectos. Las ideas abstractas son, pues, individuales en sí, aunque puedan hacerse generales en la representación La imagen de la mente es la de un objeto particular, aunque en nuestro razonamiento la apliquemos como si fuera universal [...] [Porque] cuando hemos encontrado semejanza entre varios ob¬jetos [...] aplicamos el mismo nombre a todos ellos, con independencia de las diferencias que podamos observar en los grados de su cantidad y cualidad [...] La palabra despierta una idea individual y a la vez una cierta costumbre que produce cualquier otra idea que podamos tener ocasión de emplear [por su semejanza en aquel aspecto que pueda servir a nuestros fines y aunque] difieran en otros muchos aspectos [de la primera].
(HUME: Tratado de la naturaleza humana, 1, 1, 7)
Fuera de las «relaciones de ideas» no nos quedan, pues, como conocimientos, más que las puras cuestiones de hecho (matters of Fact). Las palabras finales de la Investigación sobre el entendimiento humano son terminantes:
Si [al recorrer los libros de una biblioteca] cae en nuestras manos, por ejemplo, algún volumen de teología, o de metafísica escolástica, preguntémonos: ¿contiene algún razonamiento abstracto relativo a una cantidad o a un número? No. ¿Contiene algún razonamiento experimental sobre cuestiones de hecho y de existencia? No. Entonces, arrojémoslo a las llamas, porque sólo puede contener sofismas y supercherías.
En cuanto a las verdades de hecho, no ofrecen en absoluto el grado de necesidad de las ciencias forma¬les y no son averiguadas de la misma manera [ya que] lo contrario de cualquier «matter of fact» es todavía posible, porque nunca implica contradicción. Que el sol no salga mañana es una proposición ni menos inteligible ni más contradictoria que la afirmación de que saldrá. En vano, pues, intentaríamos demostrar su falsedad. (HUME: Investigación sobre el entendimiento...,sec. 4, 1)
Adán no habría podido deducir de la fluidez y transparencia del agua que se podía ahogar en ella, ni del brillo y el calor del fuego que éste podría destruirlo. Igualmente, que la pólvora tiene fuerza explosiva y el imán atrae, que el pan es un buen alimento para el hombre y no para el león, son hechos que no cabría deducir del análisis de sus respectivas ideas. En ese tipo de hechos, la experiencia nos hace reconocer una relación causa-efecto, pero por mucho que analicemos la relación -tal como se da, por ejemplo, en el caso del calor y la dilatación-, es imposible descubrir la segunda idea en la primera, o viceversa. Nadie puede deducir de la idea de una cosa qué efectos producirá ni qué causa la ha producido, pues lo que llamamos causa y lo que llamamos efecto son existentes diferentes. El que de hecho se den conexiones entre ellos, y cómo sean esas conexiones, sólo puede sernos indicado por la experiencia.
TEXTO
El celebrado Monsieur Leibniz ha observado un defecto en los sistema comunes de lógica: que son muy prolijos cuando explican las operaciones del entendimiento en la construcción de demostraciones, pero son harto concisos cuando tratan de probabilidades y de aquellas otras medidas de evidencia de las que dependen enteramente la vida y la acción, y que son nuestras guías incluso en la mayor parte de nuestras especulaciones filosóficas. Bajo esta censura él incluye The essay on human understanding, La recherche de la verité y Lart de penser. El autor del Treatise of human nature parece haber advertido este defecto en esos filósofos, y se ha esforzado, en la medida de su capacidad, por salvarlo. Como su libro contiene un gran número de especulaciones muy nuevas y notorias, sería imposible dar al lector una noción cabal de la totalidad de ellas. Nos confinaremos, por lo tanto, principalmente, a su explicación de nuestros razonamientos por causa y efecto. Ello pudiera servir si logramos hacerlo inteligible al lector, como una muestra de la totalidad de la obra.
TEXTO ORIGINAL
The celebrated Monsieur Leibnitz has observed it to be a defect in the common systems of logic that they are very copious when they explain the operations of the understanding in the forming of demonstrations, but are too concise when they treat of probabilities, and those other measures of evidence on which life and action entirely depend, and which are our guides even in most of our philosophical speculations. In this censure he comprehends The Essay on Human Understanding, Le Recherche de la Verité, and LArt de Penser. The author of the Treatise of Human Nature seems to have been sensible of this defect in these philosophers, and has endeavoured, as much as he can, to supply it. As his book contains a great number of speculations very new and remarkable, it will be impossible to give the reader a just notion of the whole. We shall, therefore, chiefly confine ourselves to his explication of our reasonings from cause and effect. If we can make this intelligible to the reader, it may serve as a specimen of the whole.
COMENTARIOS PÁRRAFO 4
A través de Leibniz Hume se queja de que la mayoría de los autores han estudiado el conocimiento por demostración (pensamiento deductivo que desde unas premisas obtiene una conclusión relaciones entre ideas-) olvidándose del conocimiento de probabilidad (pensamiento que depende del azar y de la contingencia cuestiones de hecho-). Hume insiste en la defensa de la necesidad de concer mejor el conocimiento probable las relaciones causa-efecto que vienen a ser las cuestiones de hecho. Frente al demostrativo. Esto es un tema crucial para entender la cuestión de causalidad de Hume.
Hume nos advierte de la existencia de dos dominios primarios de conocimiento, el demostrativo y el probable, después de lo cual señalaría que la relación causal es objeto de una inferencia y cualquier inferencia relativa a un asunto de experiencia cuestión de hecho- resulta susceptible de conocimiento probable pero no demostrativo o necesario.
TERMINOLOGÍA
Verdades de razón y cuestiones de hecho
Todos los objetos de la razón e investigación hu¬mana -dice Hume- pueden dividirse en dos grupos: relaciones de ideas y cuestiones de hecho; a la primera clase pertenecen las ciencias de la Geometría, Algebra y Aritmética y, brevemente, toda afirmación que es intuitiva o demostrativamente cierta. Que el cuadrado de la hipotenusa es igual al cuadrado de los dos lados es una proposición que expresa la relación entre estas partes del triángulo. Que tres veces cinco es igual a la mitad de treinta expresa una relación entre estos números. (Investigación sobre el entendimiento humano., sec. 4, 1)
La matemática expresa verdades de razón, relaciones formales entre ideas, sin atender para nada a cuestio¬nes de existencia o cuestiones de hecho, es decir, con inde¬pendencia de lo que pueda existir en cualquier parte del universo. Así, tres conjuntos de 5 «lo que sea» equivalen a 15 «lo que sea» (independientemente de que, de hecho, se encuentren o no 15 «lo que sea» y de que puedan o no formar tres conjuntos); y como 30 es dos veces 15, entonces es posible concluir (con absoluta independencia de los hechos) que 3 X 5 = 15 = 30/2. Esas relaciones valen sin necesidad de que los signos que las componen sean referidos a existentes de hecho, sencillamente porque el negarlas sería contradictorio. Claro está que eso no nos garantiza «30 qué» co¬sas puede haber en un lugar o un momento dado, pero sí las hay, las relaciones se cumplirán, como se cumplen aunque no los haya, porque no corresponden a cosas existentes sino a «las ideas mismas» de 3, 5, 15 y 30. Así pues, en esto (pero sólo en esto) es posible la necesidad y la universalidad.
Una universalidad, desde luego, que sólo puede tener valor formal, pues contenidos universales * no existen; en esto Hume sigue a Berkeley de cerca y sin reservas. Las «ideas generales» no son sino «ideas particulares añadidas a un cierto término que las confiere mayor extensión» porque «recuerdan ocasionalmente a otros individuos similares». Es decir, que «5 pájaros» no serían cinco versiones del «universal-pájaro», sino 5 seres individuales y distintos entre sí, a los que se asignaría un mismo nombre porque, para los fines que sean, nos parecen suficientemente parecidos. Como toda cosa de la naturaleza es individual, dice Hume, «es absurdo suponer que un triángulo realmente existente no tenga una proporción determinada de lados y ángulos», y
lo que es absurdo de hecho y en la realidad debe serlo también en la idea, pues nada de lo que po¬damos formarnos una idea clara y distinta es absurdo e imposible [...] [y] como es imposible formar idea de un objeto que tenga cantidad y cualidad, pero no un grado preciso de ambas, es igualmente imposible formar una idea que no se halle limitada en esos aspectos. Las ideas abstractas son, pues, individuales en sí, aunque puedan hacerse generales en la representación La imagen de la mente es la de un objeto particular, aunque en nuestro razonamiento la apliquemos como si fuera universal [...] [Porque] cuando hemos encontrado semejanza entre varios ob¬jetos [...] aplicamos el mismo nombre a todos ellos, con independencia de las diferencias que podamos observar en los grados de su cantidad y cualidad [...] La palabra despierta una idea individual y a la vez una cierta costumbre que produce cualquier otra idea que podamos tener ocasión de emplear [por su semejanza en aquel aspecto que pueda servir a nuestros fines y aunque] difieran en otros muchos aspectos [de la primera].
(HUME: Tratado de la naturaleza humana, 1, 1, 7)
Fuera de las «relaciones de ideas» no nos quedan, pues, como conocimientos, más que las puras cuestiones de hecho (matters of Fact). Las palabras finales de la Investigación sobre el entendimiento humano son terminantes:
Si [al recorrer los libros de una biblioteca] cae en nuestras manos, por ejemplo, algún volumen de teología, o de metafísica escolástica, preguntémonos: ¿contiene algún razonamiento abstracto relativo a una cantidad o a un número? No. ¿Contiene algún razonamiento experimental sobre cuestiones de hecho y de existencia? No. Entonces, arrojémoslo a las llamas, porque sólo puede contener sofismas y supercherías.
En cuanto a las verdades de hecho, no ofrecen en absoluto el grado de necesidad de las ciencias forma¬les y no son averiguadas de la misma manera [ya que] lo contrario de cualquier «matter of fact» es todavía posible, porque nunca implica contradicción. Que el sol no salga mañana es una proposición ni menos inteligible ni más contradictoria que la afirmación de que saldrá. En vano, pues, intentaríamos demostrar su falsedad. (HUME: Investigación sobre el entendimiento...,sec. 4, 1)
Adán no habría podido deducir de la fluidez y transparencia del agua que se podía ahogar en ella, ni del brillo y el calor del fuego que éste podría destruirlo. Igualmente, que la pólvora tiene fuerza explosiva y el imán atrae, que el pan es un buen alimento para el hombre y no para el león, son hechos que no cabría deducir del análisis de sus respectivas ideas. En ese tipo de hechos, la experiencia nos hace reconocer una relación causa-efecto, pero por mucho que analicemos la relación -tal como se da, por ejemplo, en el caso del calor y la dilatación-, es imposible descubrir la segunda idea en la primera, o viceversa. Nadie puede deducir de la idea de una cosa qué efectos producirá ni qué causa la ha producido, pues lo que llamamos causa y lo que llamamos efecto son existentes diferentes. El que de hecho se den conexiones entre ellos, y cómo sean esas conexiones, sólo puede sernos indicado por la experiencia.
0 comentarios