Blogia
UN LUGAR PARA APRENDER FILOSOFÍA

PLATÓN

VOCABULARIO PLATÓN -SEGUNDA PARTE-

VOCABULARIO PLATÓN -SEGUNDA PARTE- CONJETURA
Crítica platónica al relativismo sofista por sus implicaciones escépticas y absurdas y por ser inadecuado para la fundamentación última de la vida ética y política.
Cabe entender la filosofía platónica como uno de los más importantes y radicales intentos de superar el relativismo. El relativismo al que se va a enfrentar Platón (como antes su maestro Sócrates) es el de los sofistas, y fue precisamente uno de
estos filósofos, Protágoras, quien expresó gráficamente la esencia del relativismo con la frase "el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son y de las que no son en tanto que no son".
Fueron varios los motivos que le llevaron a Platón a rechazar el relativismo; los siguientes son seguramente los más importantes:

I. Desde el punto de vista ético y político:
Platón creyó que sólo la existencia de valores morales absolutos puede permitir la vida buena y la acción política justa,, y precisamente el Mundo de las Ideas quiere ser ese marco de referencia absoluto "que es necesario tener en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público", como nos dice al final de la exposición del mito de la caverna en la "República".
II. Desde el punto de vista lógico y epistemológico:
A. Motivos epistemológicos:
Una de las críticas más razonadas y cuidadosas se refiere a las implicaciones del relativismo desde el punto de vista de la posibilidad del conocimiento: como en el caso anterior, sólo la existencia de un mundo de entidades absolutas -las Ideas- puede permitir la superación del relativismo y la instauración de la ciencia entendida como saber estricto.
B. Motivos lógicos:
En el "Teetetos" (obra en la que Platón analiza la esencia de la ciencia)
presenta los argumentos más precisos y rigurosos en contra del relativismo,
argumentos que se pueden resumir como sigue:
1. si el relativismo estuviese en lo cierto no tendría sentido la enseñanza y todos estarían ya en la verdad o el conocimiento si así les parece:
Con cierta ironía, Platón nos dice que si cuando a uno algo le parece verdadero, ese juicio ya es verdadero (tal y como afirma el relativismo), no se ve qué privilegio tiene el propio Protágoras "para creerse con derecho para enseñar a los demás y para poner sus lecciones a tan alto precio. Y nosotros, si fuéramos a su escuela ¿no seríamos unos necios, puesto que cada uno tiene en sí mismo la medida de su sabiduría? ... ¿no es una insigne extravagancia querer examinar y refutar mutuamente nuestras ideas y opiniones, mientras que todas ellas son verdaderas para cada uno, si la verdad es como la define Protágoras?"
2. si el relativismo fuese cierto entonces habría que aceptar que una opi¬nión propia es verdadera para uno y .falsa para otro:
si nos formamos un juicio sobre un objeto cualquiera, esta opinión nos parecerá verdadera, pero los demás también la pueden juzgar y en algunos casos la pueden juzgar falsa, con lo que es verdad que es falsa puesto que según el relativismo si a una persona una opinión le parece falsa -o verdadera- ésta es falsa -o verdadera-; de ese modo, tendríamos que la misma opinión puede ser verdadera y falsa. Este argumento se puede ilustrar con claridad si tomamos el siguiente ejemplo: para los creyentes la opinión (el juicio diríamos nosotros ahora) "Dios existe" es verdadera, luego es verdadera según el relativismo porque a algunas personas les parece verdadera; sin embargo el ateo considera que es falsa, luego es falsa según el relativismo porque a algunas personas les parece falsa. Esta conclusión parece atentar contra lo que ahora llamamos principio de no contradicción: no es posible que una proposición y su contradictoria sean ambas verdaderas; o dicho de otro forma: una misma proposición no puede ser verdadera y falsa.
3. si el relativismo fuese cierto también sería cierta la tesis contraria, luego el relativismo es falso:
dice Platón por boca de Sócrates: "... he aquí lo más gracioso. Protágoras, reconociendo que lo que parece a cada uno es verdadero, concede que la opinión de los que contradicen la suya, y a causa de la que creen ellos que él se engaña, es verdadera. ... Luego conviene en que su opinión es falsa, puesto que reconoce y tiene por verdadera la opinión de los que creen que él está en el error... Los otros, a su vez, no convienen ni confiesan que se engañan... Está pues obligado a tener también esta misma opinión por verdadera, conforme a su sistema... Así, puesto que es combatida por todo el mundo la verdad de Protágoras, no es verdadera para nadie, ni para él mismo..."; concluye Teodoro, seguidor de Protágoras: "Sócrates, tratamos muy mal a mi amigo".
Fijémonos en las siguientes proposiciones: a) "el relativismo es verdadero"
b) "el relativismo es falso"
a) y b) son proposiciones contradictorias; la primera le parece verdadera a Protágoras y a todos los relativistas; la segunda a Platón y a todos los que defienden el punto de vista objetivista. El objetivismo considera que no pueden ser ambas verdaderas, que la primera es falsa y la segunda verdadera. El relativismo, sin embargo, tiene que admitir que ambas son verdaderas puesto que la primera les parece verdadera a los relativistas y la segunda a los objetivistas (recordemos que para el relativismo una opinión es verdadera si así se lo parece a alguien). En definitiva, el argumento que presenta aquí Platón le llevaría a Protágoras a defender que su teoría es verdadera (pues así lo considera él mismo) y falsa (puesto que así lo consideran otras personas).

MUNDO INTELIGIBLE
El Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas es la auténtica realidad, el ámbito en el que se sitúan las Ideas.
A este mundo no se puede acceder con el uso de los sentidos sino que se llega a él gracias al uso de la parte más excelente del alma, que para Platón es la razón. El Mundo Inteligible es la auténtica realidad, tiene para este autor un carácter religioso y consecuencias en el campo de la epistemología, la ética y la política. En el mito de la caverna la metáfora del Mundo Inteligible es el mundo exterior al que accede el prisionero cuando pierde las cadenas y sale de la caverna.
Platón establece una jerarquía en las entidades que pueblan este mundo: situándose por encima de todas las Ideas encontramos la Idea de Bien, que en ciertos textos parece identificar con Dios. Después la Idea de Belleza y la Idea de Verdad; tras estas, Ideas fundamentales como la de Unidad, Multiplicidad, Ser y No Ser; a continuación las Ideas matemáticas; finalmente, el resto de Ideas. Aunque la lógica que le lleva a Platón a postular la existencia de este mundo le tendría que obligar a admitir tantas Ideas como términos universales existan, su punto de vista esta influido por consideraciones valorativas y así, en el diálogo "Parménides", se niega a aceptar que puedan existir Ideas que correspondan a realidades con connotaciones negativas o referidas a realidades con escaso valor: Idea de pelo, de uña, ..., admitiendo tan sólo las Ideas matemáticas y las que tienen una connotación estético-moral.
Ver "dualismo ontológico" y "Mundo Sensible".

MUNDO SENSIBLE
El Mundo Sensible o Mundo Visible es el conjunto de todo aquello que se muestra a los sentidos, fundamentalmente las cosas físicas.
Las características de este mundo son su carácter temporal, espacial, cambiante y corruptible. Nuestro cuerpo se incluye en el Mundo Sensible. Del Mundo Sensible no cabe la ciencia sino la mera opinión. En el mito de la caverna, la metáfora del Mundo Sensible es el mundo del interior de la caverna.
Las cosas del Mundo Sensible tienen ser en la medida en que participan o imitan del mundo eterno de las Ideas. Este Mundo ha sido 'fabricado" (que no creado) por el Demiurgo a partir de la modificación y transformación que ejerce sobre la materia informe tomando como modelo el Mundo Inteligible.
Ver "dualismo ontológico", "Demiurgo", "Mundo Inteligible" y "participación".

OPINIÓN
La "opinión" o "doxa" es el título que da Platón a una de las formas de conocimiento. Este conocimiento se fundamenta en la percepción, se refiere al Mundo Sensible, es decir a las cosas espacio-temporales, a las entidades corporales, y, en la escala de los conocimientos, es el género de conocimiento inferior.
La opinión se divide a su vez en dos especies o tipos de conocimiento: la conjetura, que es el conocimiento que tenemos de las cosas cuando vemos sus sombras o reflejos, y la creencia, que es el conocimiento que tenemos de las cosas cuando las percibimos directamente y nos formamos un juicio de ellas.

PARTICIPACIÓN
Modo de vincularse el Mundo Sensible con el Mundo Inteligible gracias al cual las cosas físicas gozan de cierto ser e inteligibilidad.
Platón considera que el verdadero ser pertenece a las Ideas y en su conjunto al Mundo Inteligible. Sin embargo, a diferencia de lo que parece defender Parménides, no niega toda realidad a las cosas físicas o perceptibles ni al conjunto de ellas o Mundo Sensible. Las cosas visibles tienen ser pero no un ser perfecto ni genuino: son (así lo expresa metafóricamente en el Mito de la Caverna) como sombras de la auténtica realidad. Las cosas del mundo sensible 'tienen realidad en la medida en que en ellas de alguna manera se realizan o concretizan las entidades universales o Ideas. Esta vaga forma de hablar es intencionada y responde a la dificultad reconocida por el propio Platón para explicar el modo de vincularse las cosas físicas con las Ideas y de dar estas últimas ser e inteligibilidad a aquellas. Platón emplea dos expresiones para indicar este vínculo entre ambos mundos: en algunos textos nos dice que el Mundo Sensible "participa" del ser del Mundo Inteligible y en otros que "imita" dicho ser. Pero en varios diálogos, y en particular en el "Parménides", se lamenta de la inevitable y tal vez irresoluble oscuridad del problema.

TEORÍA DE LAS IDEAS
La teoría de las Ideas es la parte básica de la filosofía platónica. En lo fundamental consiste en defender la existencia de lo absoluto (las Ideas o Formas), frente al que se sitúa el mundo corpóreo, mortal y relativo.
A diferencia del pensamiento cristiano (que también acepta lo absoluto identificándolo con Dios) el absoluto al que se refiere Platón no tiene carácter personal. Platón consideró que la realidad se divide en dos grandes géneros: el Mundo Sensible (también emplea con frecuencia la expresión "mundo visible") y el Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas. Lo absoluto al que él se refiere es precisamente este último ámbito de realidad. El Mundo Sensible es el conjunto de entidades que se ofrecen a los sentidos, realidades particulares, cambiantes, múltiples, que nacen, duran y mueren y se captan con los sentidos. El Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas está poblado por entidades absolutas, universales, independientes, eternas, inmutables; entidades que están más allá del tiempo y del espacio, y que se conocen mediante la parte más excelente del alma, la racional. En este segundo ámbito la realidad más valiosa la constituye la Idea del Bien (que para muchos autores Platón identifica con Dios).
La tarea de la filosofía consiste en ascender desde el Mundo Sensible al Mundo de las Ideas y en éste contemplar la Idea de Bien (por eso Platón define la filosofía como "una ascensión al ser"). Esta teoría es fundamentalmente una teoría ontológica pero tiene claras repercusiones en otros ámbitos como la antropología, la teoría del conocimiento, la ética y la política.
Aunque algunos autores señalan la influencia de elementos religiosos como los pitagóricos o la motivación política para explicar porqué Platón postuló dicha teoría, no hay que olvidar que la motivación más importante es de carácter filosófico y tiene que ver con, al menos, los siguientes argumentos:
1. La crítica al conocimiento sensible y al relativismo elaborada por Platón en el diálogo "Teetetos" .
En el este diálogo muestra que el conocimiento no puede referirse a lo que se ofrece a los sentidos o cosas sensibles pues dichas cosas conducen al relativismo y el relativismo al absurdo; por ello es preciso suponer que el conocimiento estricto o absoluto necesita referirse a entidades absolutas a las que llamará Ideas; en muchas ocasiones Platón dice que la única alternativa al relativismo es su Teoría de las Ideas.
II. El uso del lenguaje y el problema de la referencia de los términos universales.
Según Platón, términos universales como los nombres comunes ("mesa", "casa",...), los adjetivos ("bueno", "bello',...) o los sustantivos abstractos ("vir¬tud", "belleza", "bien.', ... ) no se refieren directamente a las cosas individuales que se ofrecen a los sentidos (esta mesa concreta, este hombre concreto, este cuadro bello concreto, ...) sino a entidades universales como la Belleza, el Bien, el Hombre, ... Estas entidades o Formas son lo que tradicionalmente se denominan esencias de las cosas pero, desde su punto de vista, separadas de las cosas individuales, las cuales participan o imitan a dichas Formas (la mesa concreta es mesa porque de algún modo participa de la Idea de Mesa, ...); Aristóteles llamará a esta prueba argumento del "uno sobre muchos".
III. La posibilidad del conocimiento científico.
En el diálogo "Crátilo" Platón parte de la existencia del conocimiento para demostrar la existencia de objetos no sensibles e inmutables. Aristóteles llamará más tarde "argumento desde las ciencias" a esta demostración y se puede resumir del siguiente modo:
A. las cosas sensibles están en continuo cambio;
B. la ciencia no puede hacerse de lo que está en continuo cambio;
C. luego la ciencia no se puede referir a las cosas sensibles sino a entidades que
no cambian (entidades que Platón llamará "Ideas o Formas").
Brevemente, Platón consideró que el conocimiento absoluto (como el que poseemos de hecho en las matemáticas) sólo se puede alcanzar si existen entidades absolutas, y éstas son las Ideas."

VOCABULARIO PLATÓN -SEGUNDA PARTE-

VOCABULARIO PLATÓN -SEGUNDA PARTE- CONJETURA
Crítica platónica al relativismo sofista por sus implicaciones escépticas y absurdas y por ser inadecuado para la fundamentación última de la vida ética y política.
Cabe entender la filosofía platónica como uno de los más importantes y radicales intentos de superar el relativismo. El relativismo al que se va a enfrentar Platón (como antes su maestro Sócrates) es el de los sofistas, y fue precisamente uno de
estos filósofos, Protágoras, quien expresó gráficamente la esencia del relativismo con la frase "el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son y de las que no son en tanto que no son".
Fueron varios los motivos que le llevaron a Platón a rechazar el relativismo; los siguientes son seguramente los más importantes:

I. Desde el punto de vista ético y político:
Platón creyó que sólo la existencia de valores morales absolutos puede permitir la vida buena y la acción política justa,, y precisamente el Mundo de las Ideas quiere ser ese marco de referencia absoluto "que es necesario tener en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público", como nos dice al final de la exposición del mito de la caverna en la "República".
II. Desde el punto de vista lógico y epistemológico:
A. Motivos epistemológicos:
Una de las críticas más razonadas y cuidadosas se refiere a las implicaciones del relativismo desde el punto de vista de la posibilidad del conocimiento: como en el caso anterior, sólo la existencia de un mundo de entidades absolutas -las Ideas- puede permitir la superación del relativismo y la instauración de la ciencia entendida como saber estricto.
B. Motivos lógicos:
En el "Teetetos" (obra en la que Platón analiza la esencia de la ciencia)
presenta los argumentos más precisos y rigurosos en contra del relativismo,
argumentos que se pueden resumir como sigue:
1. si el relativismo estuviese en lo cierto no tendría sentido la enseñanza y todos estarían ya en la verdad o el conocimiento si así les parece:
Con cierta ironía, Platón nos dice que si cuando a uno algo le parece verdadero, ese juicio ya es verdadero (tal y como afirma el relativismo), no se ve qué privilegio tiene el propio Protágoras "para creerse con derecho para enseñar a los demás y para poner sus lecciones a tan alto precio. Y nosotros, si fuéramos a su escuela ¿no seríamos unos necios, puesto que cada uno tiene en sí mismo la medida de su sabiduría? ... ¿no es una insigne extravagancia querer examinar y refutar mutuamente nuestras ideas y opiniones, mientras que todas ellas son verdaderas para cada uno, si la verdad es como la define Protágoras?"
2. si el relativismo fuese cierto entonces habría que aceptar que una opi¬nión propia es verdadera para uno y .falsa para otro:
si nos formamos un juicio sobre un objeto cualquiera, esta opinión nos parecerá verdadera, pero los demás también la pueden juzgar y en algunos casos la pueden juzgar falsa, con lo que es verdad que es falsa puesto que según el relativismo si a una persona una opinión le parece falsa -o verdadera- ésta es falsa -o verdadera-; de ese modo, tendríamos que la misma opinión puede ser verdadera y falsa. Este argumento se puede ilustrar con claridad si tomamos el siguiente ejemplo: para los creyentes la opinión (el juicio diríamos nosotros ahora) "Dios existe" es verdadera, luego es verdadera según el relativismo porque a algunas personas les parece verdadera; sin embargo el ateo considera que es falsa, luego es falsa según el relativismo porque a algunas personas les parece falsa. Esta conclusión parece atentar contra lo que ahora llamamos principio de no contradicción: no es posible que una proposición y su contradictoria sean ambas verdaderas; o dicho de otro forma: una misma proposición no puede ser verdadera y falsa.
3. si el relativismo fuese cierto también sería cierta la tesis contraria, luego el relativismo es falso:
dice Platón por boca de Sócrates: "... he aquí lo más gracioso. Protágoras, reconociendo que lo que parece a cada uno es verdadero, concede que la opinión de los que contradicen la suya, y a causa de la que creen ellos que él se engaña, es verdadera. ... Luego conviene en que su opinión es falsa, puesto que reconoce y tiene por verdadera la opinión de los que creen que él está en el error... Los otros, a su vez, no convienen ni confiesan que se engañan... Está pues obligado a tener también esta misma opinión por verdadera, conforme a su sistema... Así, puesto que es combatida por todo el mundo la verdad de Protágoras, no es verdadera para nadie, ni para él mismo..."; concluye Teodoro, seguidor de Protágoras: "Sócrates, tratamos muy mal a mi amigo".
Fijémonos en las siguientes proposiciones: a) "el relativismo es verdadero"
b) "el relativismo es falso"
a) y b) son proposiciones contradictorias; la primera le parece verdadera a Protágoras y a todos los relativistas; la segunda a Platón y a todos los que defienden el punto de vista objetivista. El objetivismo considera que no pueden ser ambas verdaderas, que la primera es falsa y la segunda verdadera. El relativismo, sin embargo, tiene que admitir que ambas son verdaderas puesto que la primera les parece verdadera a los relativistas y la segunda a los objetivistas (recordemos que para el relativismo una opinión es verdadera si así se lo parece a alguien). En definitiva, el argumento que presenta aquí Platón le llevaría a Protágoras a defender que su teoría es verdadera (pues así lo considera él mismo) y falsa (puesto que así lo consideran otras personas).

MUNDO INTELIGIBLE
El Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas es la auténtica realidad, el ámbito en el que se sitúan las Ideas.
A este mundo no se puede acceder con el uso de los sentidos sino que se llega a él gracias al uso de la parte más excelente del alma, que para Platón es la razón. El Mundo Inteligible es la auténtica realidad, tiene para este autor un carácter religioso y consecuencias en el campo de la epistemología, la ética y la política. En el mito de la caverna la metáfora del Mundo Inteligible es el mundo exterior al que accede el prisionero cuando pierde las cadenas y sale de la caverna.
Platón establece una jerarquía en las entidades que pueblan este mundo: situándose por encima de todas las Ideas encontramos la Idea de Bien, que en ciertos textos parece identificar con Dios. Después la Idea de Belleza y la Idea de Verdad; tras estas, Ideas fundamentales como la de Unidad, Multiplicidad, Ser y No Ser; a continuación las Ideas matemáticas; finalmente, el resto de Ideas. Aunque la lógica que le lleva a Platón a postular la existencia de este mundo le tendría que obligar a admitir tantas Ideas como términos universales existan, su punto de vista esta influido por consideraciones valorativas y así, en el diálogo "Parménides", se niega a aceptar que puedan existir Ideas que correspondan a realidades con connotaciones negativas o referidas a realidades con escaso valor: Idea de pelo, de uña, ..., admitiendo tan sólo las Ideas matemáticas y las que tienen una connotación estético-moral.
Ver "dualismo ontológico" y "Mundo Sensible".

MUNDO SENSIBLE
El Mundo Sensible o Mundo Visible es el conjunto de todo aquello que se muestra a los sentidos, fundamentalmente las cosas físicas.
Las características de este mundo son su carácter temporal, espacial, cambiante y corruptible. Nuestro cuerpo se incluye en el Mundo Sensible. Del Mundo Sensible no cabe la ciencia sino la mera opinión. En el mito de la caverna, la metáfora del Mundo Sensible es el mundo del interior de la caverna.
Las cosas del Mundo Sensible tienen ser en la medida en que participan o imitan del mundo eterno de las Ideas. Este Mundo ha sido 'fabricado" (que no creado) por el Demiurgo a partir de la modificación y transformación que ejerce sobre la materia informe tomando como modelo el Mundo Inteligible.
Ver "dualismo ontológico", "Demiurgo", "Mundo Inteligible" y "participación".

OPINIÓN
La "opinión" o "doxa" es el título que da Platón a una de las formas de conocimiento. Este conocimiento se fundamenta en la percepción, se refiere al Mundo Sensible, es decir a las cosas espacio-temporales, a las entidades corporales, y, en la escala de los conocimientos, es el género de conocimiento inferior.
La opinión se divide a su vez en dos especies o tipos de conocimiento: la conjetura, que es el conocimiento que tenemos de las cosas cuando vemos sus sombras o reflejos, y la creencia, que es el conocimiento que tenemos de las cosas cuando las percibimos directamente y nos formamos un juicio de ellas.

PARTICIPACIÓN
Modo de vincularse el Mundo Sensible con el Mundo Inteligible gracias al cual las cosas físicas gozan de cierto ser e inteligibilidad.
Platón considera que el verdadero ser pertenece a las Ideas y en su conjunto al Mundo Inteligible. Sin embargo, a diferencia de lo que parece defender Parménides, no niega toda realidad a las cosas físicas o perceptibles ni al conjunto de ellas o Mundo Sensible. Las cosas visibles tienen ser pero no un ser perfecto ni genuino: son (así lo expresa metafóricamente en el Mito de la Caverna) como sombras de la auténtica realidad. Las cosas del mundo sensible 'tienen realidad en la medida en que en ellas de alguna manera se realizan o concretizan las entidades universales o Ideas. Esta vaga forma de hablar es intencionada y responde a la dificultad reconocida por el propio Platón para explicar el modo de vincularse las cosas físicas con las Ideas y de dar estas últimas ser e inteligibilidad a aquellas. Platón emplea dos expresiones para indicar este vínculo entre ambos mundos: en algunos textos nos dice que el Mundo Sensible "participa" del ser del Mundo Inteligible y en otros que "imita" dicho ser. Pero en varios diálogos, y en particular en el "Parménides", se lamenta de la inevitable y tal vez irresoluble oscuridad del problema.

TEORÍA DE LAS IDEAS
La teoría de las Ideas es la parte básica de la filosofía platónica. En lo fundamental consiste en defender la existencia de lo absoluto (las Ideas o Formas), frente al que se sitúa el mundo corpóreo, mortal y relativo.
A diferencia del pensamiento cristiano (que también acepta lo absoluto identificándolo con Dios) el absoluto al que se refiere Platón no tiene carácter personal. Platón consideró que la realidad se divide en dos grandes géneros: el Mundo Sensible (también emplea con frecuencia la expresión "mundo visible") y el Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas. Lo absoluto al que él se refiere es precisamente este último ámbito de realidad. El Mundo Sensible es el conjunto de entidades que se ofrecen a los sentidos, realidades particulares, cambiantes, múltiples, que nacen, duran y mueren y se captan con los sentidos. El Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas está poblado por entidades absolutas, universales, independientes, eternas, inmutables; entidades que están más allá del tiempo y del espacio, y que se conocen mediante la parte más excelente del alma, la racional. En este segundo ámbito la realidad más valiosa la constituye la Idea del Bien (que para muchos autores Platón identifica con Dios).
La tarea de la filosofía consiste en ascender desde el Mundo Sensible al Mundo de las Ideas y en éste contemplar la Idea de Bien (por eso Platón define la filosofía como "una ascensión al ser"). Esta teoría es fundamentalmente una teoría ontológica pero tiene claras repercusiones en otros ámbitos como la antropología, la teoría del conocimiento, la ética y la política.
Aunque algunos autores señalan la influencia de elementos religiosos como los pitagóricos o la motivación política para explicar porqué Platón postuló dicha teoría, no hay que olvidar que la motivación más importante es de carácter filosófico y tiene que ver con, al menos, los siguientes argumentos:
1. La crítica al conocimiento sensible y al relativismo elaborada por Platón en el diálogo "Teetetos" .
En el este diálogo muestra que el conocimiento no puede referirse a lo que se ofrece a los sentidos o cosas sensibles pues dichas cosas conducen al relativismo y el relativismo al absurdo; por ello es preciso suponer que el conocimiento estricto o absoluto necesita referirse a entidades absolutas a las que llamará Ideas; en muchas ocasiones Platón dice que la única alternativa al relativismo es su Teoría de las Ideas.
II. El uso del lenguaje y el problema de la referencia de los términos universales.
Según Platón, términos universales como los nombres comunes ("mesa", "casa",...), los adjetivos ("bueno", "bello',...) o los sustantivos abstractos ("vir¬tud", "belleza", "bien.', ... ) no se refieren directamente a las cosas individuales que se ofrecen a los sentidos (esta mesa concreta, este hombre concreto, este cuadro bello concreto, ...) sino a entidades universales como la Belleza, el Bien, el Hombre, ... Estas entidades o Formas son lo que tradicionalmente se denominan esencias de las cosas pero, desde su punto de vista, separadas de las cosas individuales, las cuales participan o imitan a dichas Formas (la mesa concreta es mesa porque de algún modo participa de la Idea de Mesa, ...); Aristóteles llamará a esta prueba argumento del "uno sobre muchos".
III. La posibilidad del conocimiento científico.
En el diálogo "Crátilo" Platón parte de la existencia del conocimiento para demostrar la existencia de objetos no sensibles e inmutables. Aristóteles llamará más tarde "argumento desde las ciencias" a esta demostración y se puede resumir del siguiente modo:
A. las cosas sensibles están en continuo cambio;
B. la ciencia no puede hacerse de lo que está en continuo cambio;
C. luego la ciencia no se puede referir a las cosas sensibles sino a entidades que
no cambian (entidades que Platón llamará "Ideas o Formas").
Brevemente, Platón consideró que el conocimiento absoluto (como el que poseemos de hecho en las matemáticas) sólo se puede alcanzar si existen entidades absolutas, y éstas son las Ideas."

EJERCICIO SELECTIVIDAD FILOSOFÍA PLATÓN

EJERCICIO SELECTIVIDAD FILOSOFÍA PLATÓN TEXTO
- Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la Idea del Bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
-También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo.
-Pues bien -dije-, dame también la razón en esto otro: no te extrañes de que los que han llegado a ese punto no quieran ocuparse en asuntos humanos, antes bien, sus almas tienden siempre a permanecer en las alturas, y es natural, creo yo, que así ocurra, al menos si también esto concuerda con la imagen de que se ha hablado.
-Es natural, desde luego -dijo.
-¿Y qué? ¿Crees -dije yo- que haya que extrañarse de que, al pasar un hombre de las contemplaciones divinas a las miserias humanas, se muestre torpe y sumamente ridículo cuando, viendo todavía mal y no hallándose aún suficientemente acostumbrado a las tinieblas que le rodean, se ve obligado a discutir, en los tribunales o en otro lugar cualquiera, acerca de las sombras de lo justo o de las imágenes de que son ellas reflejo y a contender acerca del modo en que interpretan estas cosas los que jamás han visto la justicia en sí?
-No es nada extraño -dijo.
-Antes bien -dije-, toda persona razonable debe recordar que son dos las maneras y dos las causas por las cuales se ofuscan los ojos: al pasar de la luz a la tiniebla y al pasar de la tiniebla a la luz. Y una vez haya pensado que también le ocurre lo mismo al alma, no se reirá insensatamente cuando vea a alguna que, por estar ofuscada, no es capaz de discernir los objetos, sino que averiguará si es que, viniendo de una vida más luminosa, está cegada por falta de costumbre o si, al pa¬sar de una mayor ignorancia a una mayor luz, se ha deslumbrado por el exceso de ésta; y así considerará dichosa a la primera alma, que de tal manera se conduce y vive, y compadecerá a la otra, o bien, si quiere reírse de ella, esa risa será menos ridícula que si se burlara del alma que desciende de la luz.
-Es muy razonable- asintió -lo que dices.
-Es necesario, por tanto -dije-, que, si esto es verdad, nosotros consideremos lo siguiente acerca de ello: que la educación no es tal corno proclaman algunos que es. En efecto, dicen, según creo, que ellos proporcionan ciencia al alma que no la tiene del mismo modo que sí infundieran vista a unos ojos ciegos.
-En efecto, así lo dicen -convino.
-Ahora bien, la discusión de ahora -dije- muestra que esta facultad, existente en el alma de cada uno, y el órgano con que cada cual aprende, deben volverse, apartándose de lo que nace, con el alma entera -del mismo modo que el ojo no es capaz de volverse hacia la luz, dejando la tiniebla, sino en compañía del cuerpo entero-, hasta que se hallen en condiciones de afrontar la contemplación del ser, e incluso de la parte más brillante del ser, que es aquello a lo que llamamos bien. ¿No es eso?
- Eso es.

CUESTI0NES:
1. Analice el alumno el significado que tienen en el texto las nociones de "región inteligible” y "mundo visible".
2. Analice el alumno el argumento en virtud del cual afirma el texto que la facultad educativa "y el órgano con que cada cual aprende, deben volverse, apartándose de lo que nace ... hasta que se hallen en condiciones de afrontar la contemplación del ser".

REDACCIÓN:
Educación y conocimiento de la verdad en el pensamiento de Platón.

RESPUESTA CUESTIÓN - 1:

Al enfrentarte a un texto de selectividad en principio debes actuar como si se tratara de cualquier otro texto que te pidan para comentar en la clase. La idea es que debes conocer qué dice el texto, de qué habla, que cuenta. Para ello debes: 1) leerlo entero de una vez antes de subrayar nada; 2) en la segunda lectura debes subrayar aquello que te parece más importante; y 3) escribe en el primer resumen todo lo que se te ocurra y ya después irás eliminando. No debes subrayar sin haberlo leído entero porque entonces corres el riesgo de que todo te parezca importante y de que subrayes demasiado. Y luego, una vez subrayado cuando lo pases al papel, cuando hagas el resumen, veras que hay cosas que te sobran, algo completamente normal. Hecho esto, estarás en condiciones de enfrentarte a las preguntas. Además con esta breve introducción habrás ido haciendo algo similar a “calentar motores”, pues hasta que no lleves un poco de tiempo con el texto, o con cualquier otra actividad, no logras el mayor rendimiento. A medida que vayas trabajando verás que te vas acordando de más cosas y serás capaz de relacionarlas mejor. Es más, si te vas acordando de cosas que has de desarrollar posteriormente puedes ir haciéndote una especie de guión o esquema.

Análisis del contenido filosófico del texto
Para contestar a este punto, debes tener en cuenta dos cosas: una, detectar los temas o problemas tratados en el texto (puedes anotarlos al margen con lápiz) y otra contestar a ellos con lo que sabes del autor. Con la suma de estos dos elementos y enrollándote recordando todo lo que sabes puedes escribir tu respuesta. No te debes asustar sino intentar, te lo repito otra vez, detectar los temas o problemas del texto. Luego, tu puedes caminar en la elaboración de tu respuesta metiendo lo que sabes del autor de cada tema detectado. Esto es clave. Fíjate, que en este texto se detectan tres temas o conceptos de Platón: el tema de la realidad (división de ella), el del conocimiento y el papel de la idea de la bien. Yo voy a escribir sobre ellos por este orden. Tu puedes hacer lo mismo con tus palabras, aunque yo intentaré no irme mucho por las ramas (no es fácil). Recuerda que citar alguna frase entrecomillada del texto para apoyar tu comentario siempre luce.

Hay en el texto planteadas cuestiones filosóficas esenciales al pensamiento platónico. Una de ellas se relaciona con el aspecto ontológico, la teoría de la realidad. En este fragmento se ve claramente una división de la realidad entre los órdenes visible e inteligible, tal y como fue formulada por Platón. Cabe recordar que el filósofo estableció la existencia, por un lado, de un mundo inteligible, en el que se hallarían las ideas y también los conceptos matemáticos, y un mundo perceptible o visible formado por las cosas y todo aquello que captamos a través de los sentidos. Ambos ámbitos son completamente diferentes, existiendo entre ellos una relación de imitación o copia, donde el mundo visible, el de los sentidos o las cosas, imita o copia al mundo inteligible. Este dualismo ontológico, división de la realidad en dos, se concluye de su teoría de las ideas. En este dualismo, el mundo de los objetos que captamos con nuestros sentidos es un mundo de sombras, tal como se expresa en el fragmento comentado. Un mundo copiado pero que los prisioneros toman como realidad, sin percatarse que la realidad auténtica se encuentra tras ellos. Sin embargo, los prisioneros toman las sombras por realidad. De este modo, los objetos y las cosas que nos rodean serían para Platón un mundo de apariencias y de sombras y lo importante es alcanzar el mundo de la inteligencia y el pensamiento que nos llevará a las ideas. Podríamos decir, entre paréntesis, que hoy en día resulta curioso cómo a través de los medios de comunicación, sobre todo la televisión, en cierto modo hay gente que toma por realidad lo que podemos considerar una realidad proyectada: lo que Platón llamaría el mundo de las sombras.

El segundo gran tema filosófico que se puede extraer del texto comentado, y que deriva de esa división de la realidad, es el problema del conocimiento. Si la realidad se halla escindida, dividida, en dos partes perfectamente diferenciadas, el modo de acceder a cada una de ellas, el modo de conocerlas, ha de ser forzosamente distinto. De una lado, el mundo de las cosas que nos rodean, es accesible a nosotros por medio de los sentidos y, según Platón, genera en nosotros opiniones (“doxa”), pero no ciencia. Es, por tanto un mundo del que cabe desconfiar. Frente a él se halla el mundo inteligible accesible únicamente mediante nuestra razón, y que nos produce el verdadero conocimiento, la ciencia (“episteme”). De este modo tenemos dos formas de conocimiento que se corresponden con las dos realidades existentes, opinión y ciencia. Ambos conocimientos poseen características distintas; así, mientras que las opiniones son inestables y susceptibles de error, la ciencia es por naturaleza segura y estable, al basarse en razones. Platón se refiere a esta distinción para señalar que muchos sofistas y políticos se mueven exclusivamente en el ámbito de la opinión. Y mientras que el objeto de la ciencia son las ideas, el de la opinión es el mundo físico o sensible. Para Platón el conocimiento auténtico lo constituye el relacionado con el mundo de las ideas, de ahí que encierre cierta dificultad alcanzarlo. Para lograrlo hay que ir ascendiendo desde el conocimiento matemático hasta las ideas en un proceso llamado dialéctico, el más elevado proceso de conocimiento para Platón y que da acceso a las ideas. Es a este proceso a lo que alude “al mundo de arriba” y la “ascensión del alma hasta la región inteligible”. En resumen, Platón distingue entre conocimiento intelectual, ligado a la razón y el mundo de las ideas y conocimiento sensible, relativo al mundo físico o de las cosas. Los sentidos nos proporcionan opinión y la razón verdadero saber o ciencia (“doxa” vs. “episteme”). De este modo se establece una correlación entre el dualismo ontológico (doble realidad), integrado por el mundo de las ideas y el de las cosas, y el dualismo epistemológico (dos modos de conocimiento), la razón (conocimiento intelectual) y los sentidos (conocimiento sensible).

Un tercer aspecto que puede verse en el texto se refiere a la importancia que en el ámbito de la ideas tiene la idea de Bien. Recordamos que Platón establecía una jerarquización entre las ideas, es decir, un orden o clasificación atendiendo a su importancia. Según esta clasificación de abajo arriba, en el nivel inferior estarían las ideas relativas al mundo físico (de mesa, por ejemplo), luego los objetos matemáticos, después los valores morales (la dignidad, por ejemplo) y en lo más alto, presidiendo y gobernando nuestras acciones estaría la idea de Bien. Con ello Platón nos da a entender que el bien, lo que es bueno para los seres humanos debe ser el valor que dirige y gobierna nuestro conocimiento y nuestro comportamiento. Esto significa que está por encima incluso de la idea de verdad. Lo que puede entenderse como que lo que nos hace buenos, lo que supone el bien para nosotros es más importante que la misma verdad. Hay aquí una sumisión del conocimiento a la moral, algo frecuente entre los griegos. Además, la idea de bien se identifica con la de belleza en la cúspide de las ideas. Lo que denota un concepto de belleza más ligado al alma que al cuerpo. Platón compara la idea de bien con el sol, en otro apartado de “La República”. Al igual que el sol ilumina nuestro conocimiento, el bien debe guiar y orientar nuestras actitudes y nuestros comportamientos tanto privados como públicos: tanto morales como políticos. Con toda claridad afirma Platón que “por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública”. Con ello nos está señalando el verdadero sentido de lo que habrá de ser el diseño de su estado ideal y que deberá se gobernado por el bien.

1/ Definir los conceptos de "lo visible" y "lo inteligible" según el texto.
Lo visible. La estructura de la realidad (ontología) platónica se compone de dos regiones perfectamente diferenciadas: mundo sensible y mundo inteligible. La primera integra los elementos perceptibles y la segunda, los inteligibles. A ellas corresponden dos facultades cognoscitivas, sentidos y razón. En el texto comentado Platón incluye en el reino de lo sensible, es decir, de lo visible, dos tipos de objetos, las imágenes y las cosas del mundo. Desde una vertiente epistemológica (del conocimiento) para alcanzar las imágenes debemos hacer conjeturas; mientras que de las cosas sólo podemos tener creencias. Esto demuestra la desconfianza hacia los sentidos que profesaba el filósofo, en línea con una amplia tradición filosófica que sitúa a la razón muy por encima de aquellos. En el texto queda patente esta desconfianza llegando Platón a referirse a lo visible como el reino de la “no verdad”. De él, seguirá afirmando, sólo se puede lograr opiniones (doxa) pero no ciencia (episteme). En el mito de la caverna el filósofo ateniense describe de manera gráfica ese ámbito de lo visible, presentándolo como lugar de oscuridad e incertidumbre, muy diferente al de lo inteligible, espacio de la luz. Los prisioneros están encerrados, encadenados, a sus opiniones, conjeturas y especulaciones. Es lo que da de sí el mundo de lo perceptible para un pensador idealista, que desconfía de los sentidos.
Lo inteligible. A diferencia de lo visible, esta región es fundamental en el pensamiento platónico. Se refiere a ella como la zona de la verdad, del conocimiento epistémico (ciencia). La validez de este conocimiento no reside en los sentidos, que sólo podrían proporcionarnos opiniones, sino en la propia razón humana. Ontológicamente lo inteligible es un ámbito compuesto de dos elementos, los objetos matemáticos y las ideas. A los objetos matemáticos se llega mediante el uso del pensamiento discursivo, que procede, a partir de unos supuestos dados, de manera deductiva para llegar a ciertas conclusiones. En este proceso es la propia razón humana la que interviene sin apelar a los sentidos. En lo más alto de este universo, constituido por aquello que sólo es accesible a nuestro intelecto, se hallan las ideas. Aquí se precisa el más alto grado de utilización de la razón para llegar hasta ellas, la inteligencia, que procederá dialécticamente. Retornando al mito de la caverna, Platón cree necesario liberar a los prisioneros de su error, alejarlos del mundo de los sentidos y de la oscuridad e introducirlos en el del conocimiento intelectual: en suma, en el bello mundo de las ideas."

REDACCIÓN FILOSÓFICA -ACLARACIONES-

1º) ACLARACIÓN ¿QUÉ ES UNA REDACCIÓN FILOSÓFICA?:
Aquí se busca valorar tu capacidad de argumentar con originalidad y creatividad. Para responder correctamente primero debes entender el tema propuesto, y a continuación realizar un breve esquema antes de empezar a escribir. Antes de redactar deberías saber cómo vas a introducir o plantear el tema, qué argumentos o tesis van a apoyar tus ideas, cómo vas a concluir. (Es lógico que se exige un conocimiento de la materia. Y que demuestres que lo has aprendido de un modo coherente y argumentado).

2º) EJEMPLO DE CÓMO EMPEZAR A REDACTAR
A continuación intentaré darte algunas orientaciones que pueden guiar la escritura de la redacción.

La introducción tiene la finalidad de interesar al lector, por lo tanto podemos contestar a cuestiones del siguiente tipo:
- Importancia del conocimiento para Platón, contextualizar "conocimiento y opinión" en el conjunto de la obra de Platón
- Relación entre ambos términos.
- Señalar la actualidad del problema.
- Puedes terminar estableciendo el plan el orden que vas a seguir en el desarrollo del tema.

El desarrollo debe llevarte a la conclusión que deseas establecer, pueden ser orientativos los siguientes puntos:.
- Si en la introducción te has propuesto una serie de puntos respeta el orden y no te olvides de tratar ninguno.
- Utiliza conectores argumentativos para indicar cada operación que estás llevando.
- Recuerda que aquí si puedes poner informaciones complementarias que ayudan a precisar y dar fuerza a tus argumentos. Debes realizar la exposición documentada y bien organizada.
- Conocimiento es recordar.
- La felicidad para Platón.
- Importancia de la educación
- Diferencia entre Opinión y Ciencia
- Dentro de la Opinión diferencia entre un conocimiento de conjeturas y un conocimiento de creencias.
- Hostilidad por Platón a los procedimientos democráticos atenienses de puro egoísmo personal, comodidad y ocio, y relativismo, convencionalismo de los sofistas.
- Descripción del conocimiento sensible
- Motor que impulsa al verdadero filósofo
- El tipo de saber que sería para Platón vulgar (el imitativo y el técnico o mecánico)
- Relación entre lo que nace, el cuerpo, el mundo sensible y la opinión.
- Esquema del conocimiento
- Participación de las sombras (cosas sensibles) con el mundo de las ideas.
- El liberar al alma de las cadenas corporales ......

La conclusión es donde se recogen los resultados de la exposición, y donde se puede dar algo por sentado, puede ser:
- Un breve resumen de lo desarrollado, es un recordatorio último.
Una serie de interrogantes que dan a entender que la problemática no tiene porqué estar cerrada, ni tener una solución definitiva.

CUESTIÓN DE ARGUMENTACIÓN -ACLARACIONES-

Se pide que el alumno demuestre sus destrezas en reconocer cómo ha sido elaborada una argumentación. Resaltar la estructura racional del pensamiento del autor señalando la manera cómo están vinculados entre sí un conjunto de presupuestos para llegar a la conclusión que se pretende afirmar.
Hay que detectar los puntos de partida, establecer y reconocer la conclusión, reconstruir los pasos intermedios que han llevado a esa conclusión y ver cómo se organizan y vinculan entre sí estos pasos intermedios. Se trata de encadenar causalmente las argumentaciones hasta llegar a lo que se quiere probar.
Aquí tampoco el alumno debe poner nada de su parte sino sólo que muestre si es capaz de reconocer la forma lógica y argumentativa del texto que se le propone. Por lo tanto, sólo hay que atender a la forma argumentativa y no a los contenidos, verdad o falsedad de las argumentaciones, y considerar que la aportación del alumno es la de descubrir o reconocer y no la de juzgar el contenido de los argumentos.

CUESTIÓN DE TERMINOLOGÍA -ACLARACIONES-

Es la cuestión que apunta al significado de alguna de las palabras contenidas en el texto.
El objetivo de la pregunta conceptual es que demuestres que eres capaz de entender los distintos lenguajes filosóficos. Ya que el buen conocimiento de los términos garantiza la posibilidad de la comprensión de la filosofía de ese autor.
Aquí, al responder, hay que ceñirse, como podría hacerlo un diccionario, exactamente a explicitar y hacer claro el significado que el autor le asigna.
Con las instrucciones que vienen a continuación pretendemos mostrarte cómo se puede extraer información sobre el significado de los términos a partir de un texto en el que éstos aparezcan.
Los textos contienen suficiente información como para realizar un análisis conceptual de manera satisfactoria.
Una vez hayas localizado los sujetos de la enunciación presentes en el texto, te proponemos llevar a cabo dos operaciones:

MARCAR PALABRAS
Es poder ver lo esencial. Es importante resaltar las palabras que conviene tener muy a la vista primero para el análisis y después para la redacción de la respuesta.
Nos interesa reconocer dos tipos de palabras:
Las palabras por cuyo significado se pregunta
Las palabras en las cuales nos vamos a apoyar para determinar el significado de un término.
Para reconocer estas palabras has de tener en cuenta los procedimientos mediante los cuales un filósofo intenta establecer el significado de una palabra o de una expresión:
Un procedimiento consiste en asociar a esas palabras otras que, según el filósofo, le convienen, produciendo así afinidades nuevas para el lector.
Palabras o expresiones que aportan parcialmente significado al término porque no le convienen, son de significado opuesto. Forman un campo de oposición alrededor del concepto cuyo significado buscamos, que puede ser inventado por el autor, o bien es el corriente para el sentido común o bien es utilizado por otros filósofos a los que se opone.
Palabras o expresiones que aluden recursos aclaratorios por parte del filósofo, los ejemplos, analogías, metáforas, comparaciones etc... en las que se apoya el filósofo para ilustrar el nuevo significado del concepto.
palabras (adjetivos, sustantivos y verbos) o expresiones breves que aportan parcialmente significado al término porque le convienen. Forman un campo de afinidad alrededor del concepto cuyo significado buscamos;
palabras (adjetivos, sustantivos y verbos) o expresiones breves que aportan parcialmente significado al término porque no le convienen. Forman un campo de oposición alrededor del concepto cuyo significado buscamos;
palabras o expresiones que aluden a imágenes, ejemplos, analogías, metáforas en las cuales se apoya el filósofo para ilustrar el significado de sus conceptos.

AGRUPAR LAS PALABRAS
Con las palabras marcadas, se trata de proceder a agrupaciones que nos muestren de forma clara y rápida cómo contestar a la cuestión. Aunque en cada caso las estrategias de agrupación de las palabras pueden ser diferentes, te proponemos tener presentes estas reglas:
Si es posible agrupación de palabras en dos campos opuestos, el de afinidad y el de oposición, ése ha de ser el primer paso.
Si en el texto hay más de un sujeto de la enunciación (porque el autor habla de otros o porque el autor mantiene varias posiciones), es muy probable que alguna de las agrupaciones de palabras deba de tener en cuenta los distintos puntos de vista de los diferentes sujetos de la enunciación.

CUESTIONES PLATÓN CAPS. 1-5

CUESTIONES PLATÓN CAPS. 1-5 • ¿Cuál es nuestro estado de acuerdo al conocimiento o a la carencia de él?
• ¿Por qué Platón nos compara con prisioneros? ¿Prisioneros de qué?
• ¿Es la vida un conjunto de engaños, tal y como señala el mito de la caverna o tan solo un conjunto de prejuicios de Platón?
• ¿Dónde tendría que estar el criterio que estableciera la verdad del mundo? ¿Y quién sería el que tendría que decirlo?
• ¿Somos prisioneros de la ignorancia? ¿Cómo podemos saber que existe otro mundo diferente al de la ignorancia y que es el mundo de la verdad? ¿Por qué tiene que ser así?
• ¿Por qué el prisionero querría aferrarse a lo que ve en el fondo de la caverna y no mirar a los objetos que se le mostraban como más verdaderos?
• Si desde el origen de la humanidad los hombres han vivido en la ignorancia (fondo de la caverna), ¿cómo puede haberse producido que alguien haya tenido la curiosidad de salir a averiguar lo que había fuera? Y si hemos sido, desde niños, obligados a vivir en la caverna, ¿quién nos ha obligado a ello sin que nadie pueda resistirse a ese poder?
• ¿Qué simbolizan las sombras? ¿Qué el sol?
• ¿Por qué razones se creen los prisioneros que viven en la verdad?
• Intenta describir la relación que existe entre un objeto y su sombra.
• Explica la metáfora: «... una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas» (516a).
• ¿Qué significa que «el sol» es la causa de todo lo que se ve? (516b).
• El prisionero que sale de la caverna, ¿se convierte en filósofo? ¿Qué son, entonces, los que siguen encadenados? ¿Por qué un filósofo alcanza la felicidad? ¿Desprecia el filósofo a los demás hombres porque no son como él?
• ¿Es cierta la afirmación de que un filósofo tiene que figurar como un ser torpe frente a los asuntos humanos? ¿Serviría el criterio «torpeza» para saber si alguien es filósofo o no lo es?
• Haz una exposición del pensamiento de los educadores del siglo V a.C. (los sofistas) y compárala con la filosofía propuesta por Sócrates, maestro de Platón.
• ¿Qué significa que el «ojo ya tiene visión pero que no mira hacia donde debe»? (518d).
• Identifica en la sección IV el pasaje que hace referencia al innatismo.
• ¿Por qué razón «ni los ineducados y apartados de la verdad son jamás aptos para gobernar una ciudad»? (519c). ¿Se puede hoy gobernar una ciudad o una república si no se tiene educación?
• Parece que, según Platón, fa ¡:-:sticia de una ciudad es que todos los ciudadanos repartan sus beneficios entre sí (inicio de la sección V) y que nadie tiene que tener privilegios sobre los demás. ¿Es eso justo? ¿Aunque se tenga que hacer a la fuerza? ¿Puede haber justicia sin libertad?
• ¿Cuáles son las obligaciones de quien ya ha descubierto la verdad y conocido las ideas? ¿Por qué razón no puede eludir sus obligaciones?
• Haz una descripción de los intereses materiales de los filósofos una vez estuvieran instalados como gobernantes.
• Platón habla de que el gobernante gobernaría por obligación y no por gusto, ¿por qué ahora los políticos luchan tanto entre sí para llegar al poder pareciendo que más que una obligación es un gusto?
• Platón habla de que hay quienes van a la política aspirando a hacerse ricos. ¿Ocurre así en la actualidad?
• ¿Sirve..el conocimiento de la verdad para lograr la justicia? Si conocimiento y justicia se identifican, ¿entonces sin conocimiento verdadero no puede haber justicia?
• ¿Juega el filósofo actual algún papel político en la sociedad?
• ¿Cómo evaluarías la justicia en Platón, justa o injusta?
• ¿Qué crees que es la justicia? ¿Tenemos un sentimiento «natural» de justicia?
• ¿Es posible que la verdad y la justicia sean el objetivo del mundo político en el que vivimos?
• ¿Qué opinaría Platón de los partidos políticos y del parlamentarismo en general?
• ¿Son compatibles verdad y justicia en la política real de hoy día si ya no lo era en la época de Platón?
• ¿Tiene que ser un filósofo, o un intelectual, el dirigente de la sociedad o tiene que ser un técnico en cuestiones políticas?
• ¿Se puede juzgar con categorías y valores del siglo XX un pensamiento social con casi dos mil quinientos años de antigüedad?
• ¿Tiene influencia en el mundo actual la filosofía política de Platón?

TEMAS DE REDACCIÓN
• Señala la relación que existe entre el mundo de las ideas y el conocimiento verdadero.
• Explica el mito de la caverna en relación a la teoría de las ideas (ser y conocer).
• Según Platón, ¿qué es la verdad? Razona si su idea de verdad tiene sentido para nuestro mundo moderno. ¿Varían los conceptos de verdad de acuerdo con los tiempos y las modas intelectuales?
• Los móviles de la política.
• La misión del filósofo en relación a la vida.
• Mundo sensible y mundo inteligible.
• El estado justo y la educación.
• El conocimiento de la verdad y la justicia.

LA JUSTICIA SEGÚN PLATÓN

LA JUSTICIA SEGÚN PLATÓN Al presentar su programa político, Platón se interesa también por la vida de cada persona individual. Al principio de La república, el personaje de Sócrates se pregunta, “¿qué es la justicia?”. La palabra justicia es, sin embargo, una pobre traducción de la palabra griega dikaisuné. Esta palabra abarca, tanto la moral individual, como la colectiva y se refiere, en consecuencia, al modo más recto de vivir, tanto del individuo, como de la sociedad en su conjunto. Al preguntarse qué es la justicia, Sócrates trata de abordar la cuestión más amplia de los derechos y obligaciones, del papel del individuo en la sociedad. Se trata de preguntas muy profundas e importantes, tan vigentes hoy, como lo eran en la época de Platón ¿Por qué debo ser bueno? ¿Qué le debo al estado y qué me debe éste a mí? ¿Qué se entiende por buena conducta?. En La república, lo público y lo individual están fundidos, puesto que la mente del individuo se forma a través del sistema político. Simplemente, Platón conoce muy bien la importancia del entorno en la formación del carácter.
Polemarco y la justicia tradicional
En La república, Platón, a través del personaje de Sócrates, comienza preguntando a Polemarco qué es la justicia. Polemarco, hombre formado en las tradiciones y convencionalismos de su época, busca la respuesta en los textos tradicionales y en los venerados poetas de su tiempo. Cita al poeta Simónides, quien afirmaba que había que dar a cada hombre lo que se merece. Esto es, en esencia, el tradicional `ojo por ojo': si alguien nos hace bien, le devolveremos bien; si alguien nos hace mal, paguémosle con la misma moneda. Ésta es la respuesta de Sócrates:
• Sócrates se pregunta si puede ser bueno hacer daño a alguien. Mucho antes de que Gandhi afirmara que el ojo por ojo sólo serviría para dejar ciego al mundo, Platón ya se cuestionaba si se podría levantar alguna clase de moral sobre la base de la venganza. Desde luego, puede resultar útil, pero no por ello es moralmente correcto.
• Sócrates habla de que toda persona posee lo que él llamaba areté, que puede traducirse como 'virtud' o `cualidad'. Señalaba que, si herimos a un caballo le haremos menos precioso y esto puede aplicarse igualmente a las personas. Maltratar a alguien no le hará mejor persona, sino que, por el contrario, le hará ser peor.
• Sócrates establece entonces una acertada analogía. Compara al gobernante con un médico, un símil que Platón utiliza extensamente en La república. El médico hace un juramento hipocrático: no hacer mal' ¿No debería aplicarse también a los gobernantes?.
• Para que un estado sea moral, debe ser capaz de extraer las cualida¬des morales de cada individuo. Aquí, Platón nos presenta también su programa educativo: no se puede obligar a nadie a ser bueno, a ser virtuoso (arete); se debe enseñar, para sacar a la luz las cualidades individuales de cada uno. La enseñanza es un proceso, no algo que se impone al individuo, y esto se consigue esencialmente mediante el método socrático.
• En consecuencia, ¿Puede considerarse recto (es decir, justo) rebajar las virtudes específicas (arete) del individuo? El estado, en su papel de educador, tiene mucho que perder si intimida a sus ciudadanos para ser virtuosos.

Trasímaco y su cínica idea de justicia
Habiendo quedado Polemarco en silencio, el personaje de Trasímaco expone su radical y poco corriente idea de la justicia. Trasímaco, sofista y experimentado maestro, fue un personaje real. No creía en la existencia de verdades eternas, y consideraba que las creencias y los valores dependían del tiempo y del lugar en que nos tocara vivir. Como buen relativista, niega las tradiciones. En este sentido, Trasímaco puede considerarse el opuesto de Polemarco. La premisa de Trasímaco es: el poder es justicia. No hay un concepto eterno de la justicia, sólo la ley del poder. Son los gobernantes quienes definen la justicia, pues son ellos quienes detentan el poder. De hecho, Trasímaco va aún más lejos, al añadir una segunda premisa: el que es injusto, es más feliz. Trasímaco nos presenta la imagen de un `superhombre': una figura fuerte, que dicta sus normas, establece sus propios valores y desafía la moral establecida. En consecuencia, el hombre injusto no sólo es más feliz, sino que también tiene más éxito.
Este cínico concepto de la justicia es, sin embargo, muy atractivo, y era importante para Platón refutarlo, pues la consecuencia es una sociedad carente de normas morales e interesada, exclusivamente, en la búsqueda del poder y de la felicidad ¿Cómo responde el personaje de Sócrates?
• Sócrates vuelve a la analogía con el médico. El primer interés del médico es hacia su paciente. Admitido esto, el médico ejerce su autoridad sobre el cuerpo del paciente, la autoridad que le conceden sus conocimientos, pero no lo hace para su propio y exclusivo beneficio. Recordemos el juramento hipocrático: procurar el bien del paciente.
• ¿Por qué, se pregunta Sócrates, no ha de ser el político tan profesional como el médico? La medicina posee conocimientos, es una ciencia, y los médicos la practican por el interés común ¿Por qué no puede haber una ciencia política?
• Platón sugiere que es posible el mismo profesionalismo en la política que en la medicina. La política no sería sólo materia de opinión, sino de conocimiento. Es posible convertir la política en una profesión noble.
• Platón afirma sólo que los políticos podrían ser como los médicos, no que lo sean. Toda la argumentación de Platón se basa sobre la creencia en la existencia de modelos universales y eternos (las formas). La práctica política y, por tanto, el recto proceder, la justicia, puede basarse en el conocimiento, no en la opinión, y si los gobernantes poseen ese conocimiento, pueden usarlo sabiamente por el bien común. Platón hace referencia a la ciencia, o sabiduría del médico, mediante la palabra techné. De la misma forma que un médico posee una techné para sanar, o el carpintero para fabricar muebles, el político tiene techné para gobernar.

Glaucón y el mito de Giges
El siguiente en entrar en escena es Glaucón, uno de los hermanos de Platón. Glaucón también es sofista, aunque algo más moderado que Trasímaco. Siente cierta afinidad por los puntos de vista expuestos por Sócrates, pero no le parecen completamente satisfactorios. En vez de presentar un ataque frontal y dogmático contra Sócrates, tal como lo había hecho Trasímaco, prefiere adoptar el papel de abogado del diablo, con la intención de pulir los argumentos expuestos hasta ahora y hacer una serie de proposiciones. Glaucón afirma que, lo primero que debemos hacer es comprender los orígenes de la justicia, antes de intentar determinar su naturaleza.
Glaucón rechaza las afirmaciones de Polemarco; nuestra idea de la justicia no viene de los dioses o de un reino eterno. Por el contrario, nos presenta la idea de un contrato social: en sus orígenes, el hombre formó las primeras sociedades, y se llegó a un acuerdo para establecer normas morales como protección. Se buscaba la justicia, no porque fuera una verdad eterna, sino porque resultaba conveniente para el bien común; proporcionaba seguridad y protección. El individuo obedece las normas por miedo, pues sabe que, si no lo hace, puede ser perseguido y castigado. La justicia es, entonces, un compromiso entre lo que deseamos (incumplir la ley y eludir el castigo) y lo que no deseamos ( sufrir la injusticia, sin remedio posible).
Glaucón expone una opinión sobre la condición humana no muy diferente de la expresada por Trasímaco: está en la condición humana ser egoísta, y la buena conducta no es más que un acto egoísta, ya que somos conscientes de la conveniencia de mantener el orden social. Aunque esto nos pueda parecer un acto de altruismo, el individuo ¡obrará injustamente si puede salir impune!.
Ser bueno, según Glaucón, va contra la esencia de la naturaleza humana. Para demostrarlo, Glaucón apela al mito de Giges: un día, mientras Giges, pastor al servicio del rey de Lidia, cuidaba del rebaño, un terremoto abrió una profunda brecha en la tierra. El pastor descendió hasta lo profundo de la grieta, donde halló, entre otras muchas cosas, un cadáver, del que tomó un anillo que éste llevaba en un dedo. Al encontrarse con unos pastores, compañeros suyos, estaba jugueteando con el anillo en el dedo cuando, de pronto, se dio cuenta de que sus compañeros estaban hablando de él como si no estuviera allí presente. Finalmente, comprendió que, girando el anillo de determinado modo, se volvía invisible. Al darse cuenta del poder que esto le otorgaba, Giges lo utilizó para seducir a la reina, asesinar al rey y ocupar el trono.

Glaucón pide a Sócrates que imagine la existencia de dos anillos con tales propiedades; uno para un hombre que se comporta ilícitamente, y otro para un hombre que siempre obra con justicia. En este experimento, se pregunta Glaucón, ¿sería capaz el segundo de resistir la tentación de aprovecharse de las ventajas que le daría el anillo? ¿Si pudiera robar en el mercado, asesinar sin ser descubierto y actuar como un dios, no se comportaría igual que el hombre injusto y, por tanto, dejarían de distinguirse? El hombre justo descubrirá pronto que la injusticia es la opción más ventajosa.

EL ALMA DEL ESTADO
Platón debe demostrar ahora que es preferible la justicia; no porque nos pueda reportar beneficios, éxito y bienes materiales, sino porque es buena en sí misma. En otras palabras, la naturaleza del hombre, su verdadera alma, es ser justo. Llegados a este punto, Platón plantea su propuesta de un estado ideal, su `república'. Porque, afirma, para entender el alma individual debemos entender el alma del estado, que es su extensión jurídica. Como la justicia es una característica, tanto del individuo como de la sociedad, nos será de ayuda, sostiene Sócrates, mirar primero hacia el estado -lo que sería como mirar la justicia a través de una lente de aumento- y, después, buscar algo semejante a escala individual.
Sócrates coincide con Glaucón en que existe `algo de Giges' en todos nosotros, pero también una gran capacidad para la razón y la bondad. Si algunos individuos se comportan como Giges no es por su propia naturaleza, sino porque la sociedad les ha hecho ser así.
Lo que Platón trata de mostrar es que, para que el hombre sea fiel a sí mismo, para ser capaz de ejercer su verdadera areté, debe ser alentado por el estado, su educador. Lo que falla es la sociedad ateniense, por producir individuos que sólo persiguen su propio beneficio, mientras que el `estado natural' sería aquel que permitiera al hombre comportarse conforme a su naturaleza: autodisciplina por el dominio de la razón. Atenas es una ciudad corrupta y debe purificarse mediante tres olas de cambios que barran el viejo sistema.

EDUCAR A LA CLASE DIRIGENTE

EDUCAR A LA CLASE DIRIGENTE Autor: David J. Melling Libro "Introducción a Platón" Págs. 130-145
Los ciudadanos del Estado ideal deberán distinguirse por sus capacidades y disposiciones naturales, y se especia¬lizarán en trabajos para los que están por naturaleza bien dotados. Los miembros de la clase de los guardianes necesitan un carácter dotado de especiales atributos si han de actuar eficientemente y han de mantener la estabilidad de la sociedad. Tanto los jefes como los ayudantes deben ser valientes y decididos, y desarrollar un compromiso de entrega total al bienestar de todos sus conciudadanos. Jefes y auxiliares por igual deben ser hombres y mujeres virtuosos. Para Platón, los hombres y las mujeres se hacen virtuosos sólo si tienen una visión correcta sobre qué es lo correcto y qué lo incorrecto, lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, lo sabio y lo estúpido. Una conducta virtuosa existe sólo cuando se basa en un conocimiento verdadero o en una correcta opinión. La adquisición de unos puntos de vista honestos necesita un sistema educativo eficaz para inculcar y desarrollar esos puntos de vista.
El método educativo propuesto en la República se basa en la concepción que Platón tiene de la psicología humana y en su análisis de la estructura de la personalidad humana. El contenido del sistema educativo se deriva de su concepción teórica de la naturaleza última de la realidad y de la escala cognoscitiva por la que es posible ascender desde el mundo de la ilusión de las imágenes hasta la intuición del bien en sí mismo. El objetivo de la educación que prescriben los guardianes tiene dos caras: el desarrollo físico, moral e intelectual del individuo y la creación de una clase de jefes y auxiliares que posean las cualidades personales, las capacidades físicas y mentales, las actitudes y disposiciones las destrezas y el conocimiento que se requieren para ejecutar las órdenes de los guardianes. La educación de quienes han de gobernar y guardar el Estado es demasiado importante para dejarla, como en la Atenas de Platón, a la iniciativa privada y a una decisión personal; hay que establecer un sistema estatal. Un sistema estatal existía en Esparta y algunos detalles de dicho sistema encuentran eco en el sistema que se hace proponer a Sócrates: el sistema educativo en el Estado ideal mantiene, sin embargo, en su espíritu profundas diferencias con el sistema de Esparta.
Los niños de la clase de los guardianes siguen un curriculum de tres disciplinas, música, gimnasia y matemáticas. El éxito en el desarrollo del carácter del niño depende de que se mantenga el equilibrio entre estas tres disciplinas del currículo.

a) Mousiké: artes liberales

Platón pensaba que las artes literarias, visuales y musicales tienen un poder inmenso para configurar y formar el carácter. Tienen, en consecuencia, un importante papel que desempeñar en la educación. Los relatos, canciones, poemas, representaciones teatrales, la música instrumental, y las obras de arte visuales no son meros objetos de interés estético; están llenas de significación, expresan ideas, valores y emociones. Exponer a un niño a una colección de obras de arte literarias, musicales y visuales elegida al azar es una locura pedagógica; equivale a exponer la mente del niño a la influencia formativa de una serie desordenada de ideas, valores y emociones que resultan tanto más poderosos si tenemos en cuenta el atractivo y el encanto de las obras de arte. Un sistema educativo correcto implica seleccionar muy cuidadosa¬mente las obras de arte que habrán de exponerse a los niños.
Los relatos son de gran importancia para los niños. En época de Platón, los niños de Atenas habían de vérselas con un denso programa de mitos y leyendas, sobre todo de relatos basados en los poemas de Homero y de Hesíodo. El sistema educativo que se propone para los guardianes implica el rechazo de la práctica totalidad del corpus homérico y hesiódico: las mentiras sobre la divinidad no son aconsejables como material educativo.
Platón insiste en que los relatos sobre dioses y héroes deben ser verídicos: la divinidad es perfecta, inmutable, profundamente verídica. Los relatos sobre la inmoralidad de los dioses, sobre dioses que adoptan cambios de actitud y que son ladrones, mentirosos y adúlteros no tienen cabida en la educación. Al argumentar así, Platón está siguiendo los pasos de Jenófanes y Heráclito; ambos fueron sumamente críticos con los estúpidos relatos que se contaban sobre los dioses. Algunos intérpretes de mitos han intentado defenderse de estas críticas recurriendo a interpretarlos mediante elaboradas alegorías que les proporcionaban un significado aceptable. Platón rechaza aceptar que la existencia de tales interpretaciones justifique el empleo de los mitos y leyendas que él condena. El propio relato tiene el poder de influir sobre el niño, independientemente de la interpretación que se le dé.
Los relatos que se utilizan en la educación de los niños deben tener un apropiado contenido moral. No deben socavar el desarrollo moral del niño con representacio¬nes de dioses y héroes que dan rienda suelta a una conducta inmoral; no deben enseñar que el obrar mal sea una fuente de felicidad, ni que una conducta virtuosa conduzca a la desgracia. Deben alentar una conducta virtuosa. Los relatos en los que se estimula el fraude, la cobardía, la intemperancia o la injusticia deben ser eliminados junto con aquellos relatos que estimulan una excesiva frivolidad.
En el caso de las representaciones dramáticas se precisa la mayor cautela; malo es que al representar un papel se le pida a uno ser, por así decirlo, dos personas a la vez; pero si además el papel implica representar acciones moralmente indignas, con ello se pone en peligro la salud moral del actor. Es permisible representar el papel de un personaje moralmente superior y dramatizar sus buenas acciones; en caso contrario las representaciones no tienen valor educativo, y la narra¬ción deberá sustituir a la representación dramática en todos los demás casos.
La poesía, la canción y la música tienen también importancia en el desarrollo del carácter. La endecha y la elegía, sin embargo, carecen de valor educativo, ni tampoco lo tiene ninguna forma de música que conduz¬ca a la autocomplacencia, laxitud, holgazanería, o al ebrio abandono del autocontrol. Estamos educando a guerreros y gobernantes, no a gente sensual y voluptuosa. Debemos preferir los tonos más recatados y sobrios de la lira a las más salvajes emociones de la flauta. El vigor marcial del modo musical dorio y la austera belleza del frigio nos proporcionarán el conjun¬to total de melodías que necesitamos; son indeseables para el sistema educativo estos cuatro modos: las cualidades melancólicas del mixolidio e hiperlidio y la febril sensualidad del jonio y del lidio.
Durante su desarrollo el niño deberá estar rodeado de objetos que encarnen y expresen el orden, la armonía y la belleza. De esta manera, los propios sentidos se transforman en un medio de educación moral e intelectual. El joven aprendiz de guardián adquiere así un gusto por el orden, la armonía y la proporción. Una apreciación de la belleza suficientemente desarrollada es en sí misma moralmente bastante educativa. La bondad y la belleza son, en última instancia, una misma cosa.
Una educación basada en la verdad, el orden y la armonía no sólo contribuye al desarrollo de una conducta virtuosa, una apreciación estética y un pensamiento racional: también proporciona al futuro guardián la capacidad de discernir aquellas cualidades de la belleza física, moral e intelectual que hacen que otra persona le considere como un amigo valioso. La amistad es tanto una parte de la educación como uno de sus objetivos: «el amor superior es el amor por el orden y la belleza de una manera autocontrolada y civilizada» (403 a). La belleza de carácter nos atrae, incluso si va unida a defectos físicos. El amor que se basa en el discernimiento de las buenas cualidades de otras personas puede expresarse por sí, mismo mediante el afecto físico, pero no se le debe consentir que degenere en libertinaje sexual. El desenfreno sexual conduce a los excesos del sensualismo a un hedonismo desenfrenado absolutamente impropio de la formación del carácter de los jóvenes guerreros y gobernantes. La base de la auténtica amistad no es otra que aquel amor de la belleza que es el contenido y fin de una educación liberal.

b) Gymnastiké: entrenamiento físico

El carácter equilibrado que precisa un miembro de la clase de los guardianes no puede lograrse solamente con una educación literaria, musical y artística; también se necesita una educación física que actúe como contrapeso y equilibrio. Los jóvenes guardianes deben entrenarse para alcanzar un alto nivel de destreza atlética, y de modo específico deberán someterse a un entrenamiento que los prepare para la guerra.
El entrenamiento físico que se administre a los jóvenes guardianes deberá ser simple y directo, destinado a proporcionar un buen estado de salud física. No es necesaria una dieta refinada, ni suculentos alimentos, ni elegantes reposterías. Los jóvenes deben estar preparados para las privaciones que soportarán en el campo, y no habituarse al desenfreno y al escuchimizamiento.
Se hace a Sócrates defender que la función del doctor y del jurista debe ser promover y mantener la salud donde ya existe, no la de intentar crearla donde no hay.
La práctica médica y el sistema de justicia que debes establecer como leyes en los Estados procurarán tratamiento a quienes estén bien formados en cuerpo y alma; en cuanto al resto, a aquellos que tienen cuerpos que no están sanos se les dejará morir, y a aquellos cuyas almas no están sanas y sin posibilidad de cura se les condenará a morir (409e¬410).

La medicina y la justicia deberán promover la buena salud y prevenir la enfermedad. Al menos en lo que concierne a la clase de los guardianes ello debería ser posible, ya que el régimen educativo a que se someten se ha diseñado para evitar la enfermedad a la que con tanta facilidad conduce un tipo de vida de lujo. Su educación es catártica: los purga de la influencia que pudiera dejar sobre su carácter la visión de riquezas materiales.
Además de un régimen sencillo y un entrenamiento físico recio como medio de preparar a los jóvenes guardianes para la ejecución de sus cometidos, Sócrates añade un nuevo detalle: incluso mientras son niños deben habituarse a contemplar enfrentamientos militares cuando los hay y aprender mediante observación la realidad de su puesto en la sociedad.

c) Matemáticas

El estudio de las matemáticas proporciona a los guardianes las bases de su educación superior. Las matemáticas proporcionan un excelente entrenamiento al pensamiento racional; explora el modelo de las relaciones numérica y cuantitativamente inteligibles. Son la puerta de acceso para el mundo de las formas y del verdadero conocimiento.
Las ciencias matemáticas que los guardianes estudiarán son la aritmética, las geometrías plana y sólida, la astronomía y la armonía. La inclusión de las dos últimas no debe inducirnos a confusión: Platón se interesa por los aspectos abstractos y matemáticos de la astronomía y de la armonía, no por los de las ciencias experimentales.
Los primeros pasos de la educación matemática deben empezar en la niñez, no como obligación, sino por medio de juegos educativos. Cuando los jóvenes guardianes se dedican de lleno a un exigente programa de entrenamiento físico a los diecisiete o dieciocho años, los estudios matemáticos quedarán a un lado. A los veinte años los jóvenes guardianes pasarán unas pruebas para ver si poseen aptitudes para los niveles superiores de educación.
Los estudios de matemáticas del curriculum proporcionan al estudiante un conocimiento de las realidades eternas, de los modelos inalterables de las relaciones. Los estudios matemáticos que cursan los jóvenes guardianes pretenden conducirles mediante el uso de diagramas visibles a razonamientos puramente abstractos sobre los números, figuras, movimiento y proporción. Las matemáticas ponen en relación el mundo de los sentidos con el mundo de las formas: comenzamos estudiando diagramas y terminamos infiriendo la naturaleza de las relaciones matemáticas que nos proporcionan un conocimiento de las formas matemáticas. Tal conocimiento es válido por sí mismo, y el estudio de las matemáticas es un eficaz mecanismo educativo. Sócrates también subraya que las matemáticas son un estudio de importancia para el personal militar.
El modelo de educación que se hace a Sócrates prescribir para los jóvenes guardianes está diseñado específicamente para asegurarles que no van a sufrir la laxitud moral y la debilidad física endémica de un estado de lujo. Un rígido control de los relatos, de la poesía, de la música y de los aparatos que ejercen influencia sobre los jóvenes guardianes es totalmente esencial, en tanto que el estilo de vida de la tercera clase va a presentar serias tentaciones a cualquier guardián cuyo desarrollo moral se haya contaminado al exponerse a las corruptoras influencias de canciones melancólicas, leyendas estú¬pidas y mitos sobre la inmoralidad divina o la voluptuosa música de las flautas. Durante su niñez y su juventud los guardianes necesitan un programa educativo de los que propone Sócrates con vistas a protegerlos de los peligros inherentes al grado de lujo autorizado en el Estado ideal. El sistema educativo es un sistema estatal: lo han organizado y lo mantienen los gobernantes para servir a las necesidades políticas del Estado; es una parte del sistema de reproducción de clases de los guardianes. Cualquier interferencia con el sistema educativo sería de consecuencias desastrosas para la estabilidad constitucional del Estado.
La descripción de la educación general de la clase de los guardianes desarrolla la metáfora terapéutica descrita en el Gorgias. Platón se debate entre la visión del Estado ideal como una comunidad terapéutica que posee en su sistema legal y educativo los medios para inculcar la salud física y moral y el hecho que todos los estados existentes se veían envueltos por una deprimente diversidad de enfermedades morales y políticas. Tal y como existe, el Estado es una calamidad, pero debería y podría ser un campo de entrenamiento para la virtud; sus leyes, un sistema de educación moral, y su constitución, la expresión de la justicia en términos de orden social.
En los libros VIII y IX de la República, Platón presenta los modelos de degeneración que conducen a las formas degradadas de la constitución política: la timarquía, la oligocracia, la democracia y la tiranía. Resulta significativo que la descripción que nos proporciona de los orígenes de la timarquía, el primero y más benigno grado de degeneración política, se basa en un defecto de educación de la clase dirigente. Si la educación de los gobernantes concede excesiva importancia al entrenamiento físico e inculca en ellos una actitud demasiado belicista, entonces la clase dirigente se dividirá entre sí y el poder político irá a caer a manos de los grupos agresivos, amantes del honor. A medida que envejezcan, los gobernantes de un estado timocrático desarrollarán un gusto cada vez mayor por la riqueza y el lujo. Cuando las riquezas se convierten en el objeto del interés político, la timocracia viene a ser sustituida por una oligarquía de plutócratas. En la oligarquía ya se han esfumado los últimos vestigios del Estado real: la oligarquía no es un Estado sino dos: una ciudad de los ricos dominando a la ciudad de los pobres. Cuando una codicia desmesurada desestabiliza el estado oligárquico, surge la guerra entre las clases del Estado; cuando el pobre desbanca al rico, aparece la democracia. En una democracia cada ciudadano es su propio gobernante; el estado democrático no posee una política consistente, ni un sistema eficaz de leyes. Cuando surge un hombre capaz de persuadir a la masa del pueblo para que le elijan a él como líder contra las clases más adineradas que continuamente buscan el restablecimiento de la oligarquía y la clase de zánganos que emplean todo su tiempo jugando a la política, aparece la tiranía, que es la peor de todas las formas de gobierno que ahora afectan al Estado.
La descripción que hace Platón de la degeneración del Estado se basa en el daño psicológico que le infligen los defectos del sistema educativo. El sistema educativo es una parte esencial de la estructura constitucional del Estado ideal. Resulta esencial por razones psicológicas: una vez que se ha autorizado la presencia del lujo en el Estado, se hace esencial que un cuidadosísimo programa educativo asegure que la clase de los guardianes adquiera una estabilidad psicológica, una firmeza y un equilibrio de carácter y la correcta proporción entre los elementos de la personalidad.
El filósofo gobernante es un hombre o una mujer cuya personalidad se halla bajo el gobierno del intelecto (nous): el tirano, en cambio, se halla dominado no sólo por el apetito (epithymía), sino por el más abyecto y más ingobernable aspecto del apetito, el eros.
Los primeros niveles de educación pueden ser suficientes por sí mismos para proporcionar al Estado los guerreros en los que confiar, pero no serán adecuados para la educación de los gobernantes. El primer nivel educativo proporcionará una educación liberal básica, un sano entrenamiento físico y una educación matemática básica, y desarrollará el carácter de los jóvenes guardianes de manera que puedan desempeñar sus funciones. Los gobernantes necesitan ir más allá de la opinión acertada suficiente para practicar la virtud, hasta llegar al genuino conocimiento de la naturaleza de los valores: en el caso de los más altos gobernantes, al conocimiento del bien mismo, si es que se pretende mantener el orden social y la vigencia de unas leyes correctas. La educación básica matemática debe ampliarse y desarrollarse a fin de hacer capaces a los gobernantes de comprender algo de los últimos modelos de la realidad.
Quienes a los veinte años dan muestras de aptitud para continuar, emprenden estudios superiores. Tienen que estudiar la interconexión de las materias que estudiaron cuando eran niños. Han adquirido una visión amplia a partir de las informaciones de sus estudios literarios, culturales y matemáticos; el conjunto de elementos de información que poseen debe ahora ser sintetizado y puesto en orden, de suerte que puedan alcanzar una visión de conjunto del corpus de información con que cuentan. Sus estudios se extenderán más allá de las interrelaciones meramente horizontales de los diversos cuerpos de información que han adquirido para explorar la relación existente entre lo que ellos han aprendido y la realidad. El éxito o el fracaso de los estudiantes en estos estudios supondrán la comprobación de sus capacidades para el estudio de la dialéctica.
Platón no ofrece ninguna información de exactamente qué es lo que se incluye en este grado inicial de estudios superiores: será suficiente con ocupar a los jóvenes futuros gobernantes en un sólido curriculum de diez años. Tal vez tengamos que ver a los estudiantes aprendiendo con unos tutores que han progresado enormemente en el estudio de la dialéctica, que puedan explicarles sobre la estructura del mundo inteligible todo cuanto pueda ser asimilado por unos alumnos que aún no han adquirido las destrezas del razonamiento dialéctico que habrán de elevarlos al conocimiento de la idea del bien. Tal vez también desarrollen sus estudios de ciencias matemáticas hasta alcanzar un nivel cada vez superior. Presumiblemente, los niveles más elevados en ciencias matemáticas conducen a la contemplación de teoremas de carácter extremadamente general que capacitan a los estudiantes para abarcar amplios campos de conocimiento matemático. Sin duda, en este estadio inicial de educación superior los estudiantes serán «inducidos» a practicar formas de razonamiento totalmente desconocidas en los niveles inferiores de estudio.
Hemos de suponer que los estudiantes de provecho se ocuparán de asuntos prácticos al mismo tiempo que del estudio. A los treinta años tendrá lugar un posterior proceso de selección: quienes hayan sido más asiduos en el cumplimiento de sus obligaciones y se hayan dedicado con mayor afán a cursar sus estudios, quienes hayan llevado a cabo las mejores demostraciones en los enfrentamientos, serán elegidos para estudiar dialéctica.
Qué entiende Platón en la República por dialéctica es algo difícil de precisar. En los diálogos de primera época está claro que la dialéctica es idéntica formalmente a la erística. El empleo de preguntas continuas de modo sistemático para reducir al ponente de una tesis a caer en sus propias contradicciones se llama erística; los tediosos acróbatas de la palabra Eutidemo y Dionisiodoro proporcionan en el Eutidemo una penosa exhibición de erística en su especie más necia y vacua. El empleo de preguntas continuas de modo sistemático para someter una aseveración a una prueba de consistencia se llama dialéctica. El Sócrates de los diálogos de primera época muestra cuánta efectividad puede proporcionar este test de preguntas dialécticas, y qué amplitud de puntos de vista pueden generar estas preguntas dialécticas. Formalmente no se pueden distinguir los modelos de preguntas usados por Eutidemo y Dionisiodoro y por Sócrates.
El Menón, a ojos de Platón, ha demostrado que el método de preguntas sistemáticas puede conducir desde la más salvaje ignorancia a la correcta opinión, y finalmente al conocimiento. Sea cual sea la naturaleza de la dialéctica que estudian los gobernantes, no puede identificarse totalmente con la dialéctica de los diálogos de primera época ni con el método de preguntas del Menón. En la República, la dialéctica conduce al conocimiento de las formas, y en última instancia al conocimiento de la forma del bien, y de ahí a las conclusiones que pueden extraerse a la luz del conocimiento del bien que los gobernantes han adquirido. La dialéctica en los diálogos de primera época y el método de preguntas sistemáticas del Menón no desempeñan esa función.
No es probable, sin embargo, que la dialéctica que estudian los gobernantes carezca por completo de relación con la dialéctica de los diálogos de primera época. El comentario que Sócrates hace sobre los efectos no deseables que el estudio de la dialéctica puede ejercer sobre los jóvenes carece de objetivo si la dialéctica a la que se refiere no resulta familiar para los lectores de Platón.
El método de la dialéctica -viene a decir Sócrates ¬es cambiar las hipótesis o postulados. Emplea únicamente la razón, sin ayuda de los sentidos, y es la vía para alcanzar el conocimiento del bien mismo. Y como el bien mismo es el principio de la inteligibilidad en virtud de la cual se hacen cognoscibles las formas, el practicante del método dialéctico que alcanza éxito y logra el conocimiento del bien llega a ser tan sólo capaz de alcanzar una visión sinóptica del conjunto del reino de lo inteligible.
La dialéctica comienza donde acaban las matemáticas: comienza con unas tesis teóricas derivadas como conclu¬siones de un proceso de una deducción hipotética; las somete, pues, a preguntas de carácter sistemático en busca de los principios que las subrayan y que son su fundamento. Repetirá sistemáticamente estas preguntas de carácter intelectual, tratando los principios así descubiertos como hipótesis, y buscará el mayor número de principios básicos en los que a su vez aquellos se fundamentan. Continuará así hasta que el practicante del método dialéctico descubra los primeros principios que son la base de toda verdad, la idea del bien. Una vez que haya alcanzado intuir la naturaleza del bien mismo él o ella podrán inferir la naturaleza exacta de las demás formas y la estructura de las relaciones entre las formas.
La dialéctica culmina con la comprensión. Intuir la naturaleza del bien es la suprema experiencia cognosciti¬va a que puede aspirar el ser humano, y ello no reduce al practicante del método dialéctico a una ciencia ilumina¬da; antes bien, le da a él o a ella una comprensión teórica que puede ser expresada mediante palabras y compro¬bada:
Si una persona es incapaz de definir la idea del bien de tal manera que gracias al relato que proporciona lo distinga de todos los demás, y luego se abra camino entre todas las «refutaciones» --como si fuera en medio de un campo de batalla, refutándolas con decisión, basándose no en la opinión sino en la realidad, apoyando firmemente su relato a medida que avanza-, seguramente no podrías afirmar que tal persona conozca el bien tal y como realmente es (¡ni ningún otro bien, si a eso vamos!) (534 b-d).
Quien practica la dialéctica y ha alcanzado el conocimiento del bien debe ser capaz de mostrar qué es el bien, y de defender su exposición frente a todo intento de refutación. Probablemente esto es lo que nos da una descripción de la vitalidad intelectual de la clase dominante que concibe Platón: el resultado de quien aspira a dominar la dialéctica deberá ser contrastado con las preguntas de carácter sistemático con las que estamos familiarizados desde los diálogos de primera época. No sólo tienen que conocer el bien los filósofos-gobernantes, sino que tienen también que ser capaces de demos¬trar sus conocimientos ante sus iguales.
Una vez que el que practica la dialéctica ha alcanzado a comprender la naturaleza del bien, él o ella pueden estudiar la naturaleza de la formación global de las ideas que dependen del bien para su existencia y su inteligibilidad. Esta clase de estudio será una ciencia a priori de la naturaleza última de la realidad, una pura metafisica deductiva.
El poema de Parménides, El sendero de la verdad, pudo haber proporcionado perfectamente a Platón el modelo de la futura dialéctica. A partir del sencillo principio esti («es/existe»), Parménides deduce su descripción del ser: razona dialécticamente hasta concluir que la realidad es una esfera del ser simple, eterna e incambiable. Platón miraba a Parménides con una reverencia especial y conocía muy bien su poema; lo cita en varias ocasiones. Platón no acepta todas las conclusiones de Parménides, pero sí cree que Parménides ha hecho una gran contribu¬ción a la filosofa. Su método dialéctico de razonar parece lo suficientemente similar al proceso de razonar descrito por Platón para que se le pueda considerar cuando menos como su prototipo.
Quien practica la dialéctica, pues, es capaz de explorar la estructura última de la realidad, y de comprender los principios básicos de todos los campos del conocimiento. Ha adquirido un conocimiento a partir del cual puede, en principio, derivarse la solución para los problemas de la sociedad.

VOCABULARIO PLATÓN -PRIMERA PARTE-

ALMA
Platón interpreta el alma principalmente en dos sentidos: el alma como aquello que permite a los seres vivos realizar actividades vitales y, en el caso del alma humana, el principio divino e inmortal que nos faculta para el conocimiento y la vida buena.
Como todos los griegos, Platón consideró que el alma es el principio que anima los cuerpos de los seres vivos, que les da vida y movimiento. Pero lo peculiar de su concepción se muestra en su visión del alma como principio de racionalidad y dotada de carácter divino. Para este autor el alma es la parte más excelente del hombre, gracias a ella podemos alcanzar la ciencia y realizar acciones buenas; el alma -al menos la parte más excelente- nos vincula con el mundo divino y está dotada de un destino inmortal.

ALMA CONCUPISCIBLE
Parte mortal del alma humana responsable de las pasiones, placeres y deseos sensibles.
En el "mito del carro alado", Platón representa el alma concupiscible con la metáfora del caballo malo, poco dócil y que dirige al carro hacia el mundo sensible. Es la parte del alma humana más relacionada con el cuerpo y en ella se encuentran los placeres sensibles y los apetitos o deseos sensibles (deseos sexuales, apetitos por la comida, la fama, la riqueza,...). Por estar tan íntimamente ligada al cuerpo se destruye cuando éste muere. La sitúa en el abdomen (hígado).

ALMA IRASCIBLE
Parte del alma humana en donde se sitúan la voluntad y el valor.
El "mito del carro alado" representa el alma irascible con la metáfora del caballo bueno y dócil a las instrucciones del auriga. Gracias a esta parte el auriga puede seguir a los dioses hacia el mundo de las Ideas y la contemplación de la Idea de Bien. En el alma irascible se encuentra la voluntad, el valor y la fortaleza. Platón no defiende con claridad ni su mortalidad ni su inmortalidad. La sitúa en el pecho (el corazón).

ALMA RACIONAL
Parte superior del alma humana, inmortal y divina. Gracias a ella alcanzamos el conocimiento y la vida buena.
El "mito del carro alado" representa el alma racional con la metáfora del auriga. Es la parte más excelente del alma, se identifica con la razón y nos faculta para el conocimiento y la realización del bien y la justicia. Es un principio divino y dotado de inmortalidad. La sitúa en la cabeza (el cerebro).

DEMIURGO
El Demiurgo es el ser divino que, según la teología platónica, produce el Universo.
El Demiurgo produce las cosas naturales: contemplando las Ideas y utilizándolas como modelos intenta plasmarlas o realizarlas en la materia, del mismo modo que un artesano intenta fabricar una mesa viendo el dibujo de una mesa. La materia informe y las Ideas son, por tanto, anteriores a la acción del Demiurgo, lo que muestra la distancia de esta concepción respecto del punto de vista cristiano para el cual Dios crea el mundo de la nada. A pesar de todo el Demiurgo, igual que el Dios cristiano, tiene una dimensión providencial pues produce las cosas naturales introduciendo en éstas una finalidad, aspiración o apetito que les lleva a buscar siempre su propia perfección o bien.

DUALISMO ANTROPOLÓGICO
Doctrina filosófica según la cual en el hombre encontramos dos principios con características y destinos distintos, el alma y el cuerpo.
En correspondencia con su dualismo ontológico, Platón defiende un claro dualismo antropológico: creerá que en el hombre encontramos dos principios opuestos: el cuerpo que nos vincula con la realidad material y pertenece al Mundo Sensible, y el alma que es el principio inmaterial, divino e inmortal y que nos vincula con el Mundo de las Ideas.
Para Platón el hombre se identifica más con el alma que con el compuesto de alma y cuerpo por lo que creyó que la encarnación del alma es una situación transitoria y contraria a su destino. La idea del cuerpo como el origen del mal y la ignorancia, y del alma como lo bueno y la dimensión positiva del hombre se concreta en su concepción del cuerpo como cárcel del alma.

DUALISMO ONTOLÓGICO
Platón defiende un claro dualismo ontológico al afirmar que la realidad está dividida en dos ámbitos totalmente distintos: el conjunto de las cosas espacio-temporales, mutables y abocadas a la muerte, al que da el nombre de Mundo Sensible, y el conjunto de entidades no espaciales ni temporales, inmutables y eternas, al que da el nombre de Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas.
Aunque los dos mundos tienen existencia y realidad, es el Mundo Inteligible el fundamental y primero, mientras que el Mundo Sensible tiene ser e inteligibilidad en la medida en que participa o imita al Mundo de las Ideas. Platón utiliza en ocasiones la expresión "Mundo visible" para referirse al Mundo Sensible.

IDEA DEL BIEN
La Idea del Bien es la entidad más importante de todas las entidades que pueblan el Mundo Inteligible.
El rango y funciones que Platón le otorga en su filosofía es tal que muchos autores la han identificado con Dios. Este filósofo creyó que la Idea del Bien tiene dos papeles fundamentales:
• crea las Ideas y el Mundo Sensible;
• da inteligibilidad o racionalidad a las ideas y al mundo Sensible.
La consecuencia de ello es que todas las cosas -y mucho más el hombre- aspiran de un modo u otro al Bien. La filosofía es precisamente expresión del afán por la comprensión definitiva de dicha idea ("la ascensión al ser" dice Platón).
En el mito de la caverna la Idea del Bien se representa con la metáfora del Sol.

MITO DEL CARRO ALADO
Alegoría que utiliza Platón para describir las partes del alma y el afán humano por el conocimiento y el ser.
En el diálogo " Fedro" Platón trata la cuestión del la esencia y partes del alma. Comienza señalando que parece más adecuada, dada la dificultad del tema, la exposición alegórica que la investigación racional e inmediatamente nos presenta el mito del carro alado: el alma es como una fuerza natural que mantienen unidos un carro y su auriga, sostenidos por alas. Los caballos y los aurigas de los dioses son todos ellos buenos; los de los hombres no. En nuestro caso, el auriga guía una pareja de caballos, uno hermoso y bueno, otro feo y malo, por lo que para nosotros la conducción resultará dura y difícil.
El alma tiene como tarea el cuidado de lo que es inanimado y recorre todo el cielo. Cuando es perfecta vuela por las alturas y administra todo el mundo; en cambio la que ha perdido las alas es arrastrada hasta que se apodera de algo sólido donde se establece tomando un cuerpo terrestre. A causa de la fuerza del alma, este cuerpo parece moverse a sí mismo y ambos -cuerpo y alma- reciben el nombre de ser viviente.
La fuerza del ala consiste en llevar hacia arriba lo pesado, elevándose hacia el lugar en donde habitan los dioses. Lo divino es hermoso, sabio y bueno y esto es lo que más alimenta y hace crecer las alas; en cambio lo vergonzoso, lo malo y todas las demás cosas contrarias a aquellas las consume y las hace perecer. Dirigidas por Zeus, las almas de los dioses y las de los hombres marchan por el cielo ordenando y cuidando todo. Después de realizar su tarea van a buscar su alimento hacia el mundo supraceleste, hacia la realidad que se encuentra más allá de la bóveda del cielo. En ese lugar se halla la Justicia, la esencia cuyo ser es realmente ser, el ser incoloro, intangible, cuya esencia es sólo vista por el entendimiento, piloto del alma, y alrededor de la que crece el verdadero Saber, pero no la ciencia de lo que nace y muere, de lo relativo, sino la ciencia de lo que es verdaderamente ser.
Las almas de los dioses, dado que son conducidas por dos caballos buenos y dóciles, ascienden sin problemas. La mente de los dioses se nutre de un saber y entender puro por lo que al ver lo que allí se encuentra, se alimenta, se llena de contento y descansa hasta que el movimiento, en su ronda, la vuelve a su sitio. Las almas de los hombres suben con dificultad pues el caballo que tiene mala constitución es pesado e inclina y fatiga al auriga que no lo ha alimentado convenientemente. Así se encuentra el alma con su dura y fatigosa prueba.
De las almas humanas, la que mejor ha seguido al dios y más se le parece consigue ver algo, otras no pueden alcanzar la visión del ser, por lo que les queda la opinión por alimento, "el porqué de todo este empeño por divisar dónde está la llanura de la Verdad, se debe a que el pasto adecuado para la mejor parte del alma es el que viene del prado que allí hay, y el que la naturaleza del ala, que hace ligera al alma, de él se nutre." Las almas que no han podido vislumbrar nada de lo que allí se encuentra se van gravitando llenas de olvido y dejadez, pierden las alas y caen a tierra.
Las siguientes tesis resumen la interpretación más sencilla del mito:
• el alma es el principio de vida gracias al cual los seres vivos pueden realizar los movimientos que le son propios; las cosas naturales están dirigidas y controladas por la divinidad (hipótesis providencialista y teleológica que luego encontraremos en gran parte de la filosofía posterior);
• el alma humana participa de algún modo de la naturaleza divina, pero también de un principio opuesto que la pervierte y la hace caer al mundo de la finitud, contingencia y muerte;
• la parte más excelente del alma humana es semejante a la mente de los dioses y, como la de ellos, se nutre del conocimiento;
• frente a la realidad física, más allá de la Naturaleza, en el "ámbito supraceleste", se encuentra la auténtica realidad, el ser verdadero caracterizado como la esencia que permanece siempre idéntica a sí misma, que carece de propiedades físicas ("incolora e intangible") y se ofrece solo al entendimiento (dualismo ontológico);
• nuestro destino está en ese mundo perfecto, mundo al que se llega básicamente mediante la Ciencia de lo absoluto (la filosofía o dialéctica) no mediante el conocimiento de lo relativo y mudable (la opinión);
• cuando se encarna el alma olvida aquello que ha conseguido vislumbrar en el mundo supraceleste (rudimentos de la teoría de la reminiscencia);
• es habitual también buscar la correspondencia de las partes del alma con los elementos que aparecen en el mito del carro alado: el auriga representa la parte racional, destinada a la dirección de la vida humana, al conocimiento y lo más divino que se encuentra en nosotros; el caballo bueno representa la parte irascible, aquello que permite al alma la realización de acciones buenas y bellas; el caballo malo y rebelde representa la parte concupiscible, aquello que fomenta en nosotros deseos y pasiones y que nos impulsa hacia el ámbito de lo sensible.

Este mito resume perfectamente la propuesta que recorre la totalidad de la filosofía platónica: realizar en esta vida y de forma radical la belleza, verdad y bondad (dado que "lo divino es hermoso, sabio y bueno y esto es lo que más alimenta y hace crecer las alas ").

TEORÍA DE LA REMINISCENCIA
Concepción platónica según la cual conocer es recordar.
En el diálogo "Menón", y con ocasión del estudio de la virtud. Platón presenta la teoría de la reminiscencia -o anamnesia-. Esta teoría se resume en la idea de que conocer es recordar. Seguramente Platón no defendía este punto de vista respecto de los conocimientos particulares como los relativos a hechos concretos (el conocimiento perceptivo del tipo "mi mesa es negra", ...) sino respecto de los conocimientos estrictos dotados de universalidad y necesidad, conocimientos como los matemáticos y los que pueda descubrir la dialéctica.
Platón consideró que estos conocimientos tan excelentes no pueden explicarse a partir de la experiencia meramente empírica o perceptiva y defendió una peculiar visión innatista: cuando conocemos una verdad de este tipo en realidad no estamos aprendiendo algo nuevo sino que nuestra alma recuerda una verdad a la que tuvo acceso antes de encarnarse y vivir en este mundo material, nuestra alma recuerda algo que conoció cuando vivía en el mundo de las Ideas. Brevemente: la teoría de la reminiscencia defiende la extraña tesis de que el alma vive sin el cuerpo en el mundo de las Ideas, percibe las distintas Ideas y sus relaciones, se encarna, olvida dicho conocimiento, y, gracias a la intervención de un maestro, consigue rememorar ese conocimiento olvidado. Esto es lo que ocurre con el esclavo que en el diálogo "Menón" logra, gracias a las oportunas preguntas de Sócrates, demostrar un teorema matemático.
La teoría de la reminiscencia es el complemento de la teoría socrática del conocimiento y de la enseñanza: enseñar no es introducir un conocimiento en la mente de un sujeto sino incitar al alumno a que descubra en su interior una verdad.

VIRTUD
Perfección del alma.
El tema de la virtud en Platón incluye dos cuestiones fundamentales: la relativa al modo en que se puede poseer la virtud y la relativa a su esencia o naturaleza. En cuanto a la primera cuestión vemos en este filósofo la huella del punto de vista intelectualista de su maestro Sócrates: quien posee una virtud posee un cierto conocimiento: no se puede hacer el bien o la justicia si no se sabe qué es el bien y la justicia, del mismo modo que no se puede hacer un trabajo físico determinado, levantar un puente o construir una mesa si no se tiene un conocimiento de ello. En cuanto a la segunda cuestión, el tema de la esencia de la virtud, Platón la concibe como el estado que le corresponde al alma en función de su propia naturaleza. Como en el alma humana encontramos varias partes, a cada una de efas le convendrá un tipo de virtud determinado: así, la virtud de la parte racional es la sabiduría o prudencia que consiste en el conocimiento de los fines verdaderos de la conducta humana, en el conocimiento de lo que se debe hacer en cada ocasión particular; a la parte irascible le corresponderá la virtud de la fortaleza, disposición de la voluntad merced a la cual podemos realizar la conducta que la prudencia enseña como adecuada en cada momento, realización que pasa en muchas ocasiones por la renuncia a placeres y beneficios propios; finalmente, a la parte concupiscible le corresponderá la virtud de la templanza: disposición moderada de los apetitos que le permite al alma no ser perturbada continuamente por deseos abundantes y excesivamente intensos.

EL MUNDO DE LAS FORMAS SEGÚN PLATÓN

EL MUNDO DE LAS FORMAS SEGÚN PLATÓN El mito de la caverna, no sólo aborda la búsqueda del filósofo, sino que también es una explicación de la teoría de las formas de Platón ¿Qué son las formas? En su obra El principito, el escritor y poeta francés Antoine de Saint-Exupéry recuerda cómo, en su infancia, vivía en una casa que, se suponía, escondía un tesoro. Nunca se encontró el tesoro, pero la sola posibilidad de su existencia, le prestaba a la casa un encanto y una belleza especiales. Como decía Saint-Exupéry, `lo esencial es invisible a los ojos'. Miguel Ángel solía replicar, cuando recibía elogios a su obra, que él se limitaba a retirar el mármol sobrante del bloque inicial, para dejar al descubierto algo que, en realidad, ya estaba allí desde el principio. En cierto sentido, las formas son "lo que ya está ahí", pero habitualmente no somos capaces de ver, mientras nos ocupamos del "mármol sobrante".

En La república, el personaje de Sócrates afirma que su analogía es una representación de la condición humana. El hombre está atrapado por el ilusorio mundo de los sentidos; somos como los prisioneros de la caverna. Platón pensaba que la capacidad para percibir la verdad oculta tras esta ilusión residía en el espíritu. Las formas son el mundo más allá de las sombras. Tomamos a éstas por el mundo real, pero son reales sólo en apariencia. No es casual la semejanza entre el mundo de las formas de Platón y el concepto de cielo de los cristianos, ya que la filosofía platónica tuvo gran influencia en el pensamiento cristiano.

Para Platón, éste no es el mundo real. El mundo real es invisible y yace más allá de los sentidos del tacto, la vista, el gusto, el olfato o el oído. Pero, ¿qué llevó a Platón a creer en la existencia de un mundo más allá de éste?

La forma de la belleza
Podemos contemplar la belleza de, por ejemplo, una flor, una obra de arte, una mujer hermosa... Pero ¿qué es la belleza misma? En otras palabras, ¿cómo reconocemos en objetos tan diferentes un mismo atributo? Bien podríamos contestar que lo aprendemos con la experiencia. Sin embargo, Platón consideraba que nuestro conocimiento de la belleza es innato- no nacemos como una `tabla rasa' sin ninguna clase de conocimiento, sino que nuestra alma ya contiene en sí todo el conocimiento. La dificultad estriba en dirigirse hacia ese conocimiento.

Otras formas
De hecho, no sólo la belleza, sino todo, posee una forma. Por ejemplo, un objeto tal como una mesa, posee la forma de una mesa. Aunque las mesas difieran entre sí en su tamaño, color, textura o cualquier otra propiedad, todas ellas poseen el atributo `mesa'. Del mismo modo, cuando un buzón, un coche o una manzana son de color rojo, todos ellos comparten la forma `rojo'.

Intentemos dibujar un círculo ¿Qué tal nos ha salido? Dependiendo del pulso de nuestra mano, el círculo presentará más o menos imperfecciones; puede que nos salga con forma de pera. Pero, ¿cómo sabemos qué es un círculo perfecto? ¿Cómo sabremos, cada vez que tratemos de dibujar un círculo, que no nos ha salido `del todo bien'? Para Platón, la respuesta es que existe la forma círculo, y esto nos dice algo sobre las formas: que son perfección. Cuando contemplamos una flor, no es perfectamente bella, pero participa de esa perfección. De igual modo, una mesa puede ser funcional, pero bien podríamos concebir otra mejor aún; otra más robusta y duradera.
Si somos capaces de apreciar que un mueble es mejor que otro, Platón se pregunta cómo podemos saber que es mejor ¿En qué consiste ese `mejor', que advertimos en uno más que en otro? Veamos cómo afecta esto a muchos aspectos de nuestras vidas. Si decimos que la sociedad, la calidad de vida, la moralidad, etc., están progresando, damos por supuesto que existe algo hacia lo que progresar. Platón, al igual que Sócrates, creía en la existencia de la verdad moral; que la moralidad no es relativa, algo dependiente de la sociedad o del momento. Si una sociedad afirma ser moralmente superior a otra, es lo mismo que afirmar la existencia de reglas morales universales.

Si regresamos al mito de la caverna, podemos decir que el viaje de nuestro prisionero hacia la luz del día es un viaje hacia el conocimiento. Mediante la verdadera instrucción, esto es, la que le convierte en filósofo, adquirirá conocimiento de las formas y, como filósofo, es su deber regresar a la caverna e iluminar a sus compañeros. Al mismo tiempo, las formas no pueden enseñarse, sino que están ya en nosotros mismos, pero nos negamos a reconocerlas, ya que el proceso necesario para ello es doloroso e incierto; nos expulsa de la seguridad de nuestras ilusiones. Para Platón, los prisioneros de la caverna son los ciudadanos atenienses, sumidos en la ignorancia. Incluso los que ocupan los puestos más altos, los políticos y los educadores de la Atenas de Platón, no están más cerca del conocimiento que los `más bajos'.
La forma del bien
En el mito de la caverna, la forma del bien está representada por el Sol, fuente de todas las cosas. Proporciona la vida y la luz que nos permite percibir las cosas. El Sol es responsable de las estaciones, del clima y de los alimentos.

Platón pensaba que existía una jerarquía entre las formas. Si bien existen formas particulares para la belleza, la justicia, para una silla o una cama, hay otra forma por encima de todas ellas: la forma del bien. Toda existencia y toda perfección, fluyen desde la forma del bien que, al igual que el Sol, da la luz y la vida a las otras formas. Por tanto, cuando se alcanza el conocimiento de la forma del bien, se logra la verdadera sabiduría. Cuando los padres fundadores de la Iglesia desarrollaron la teología cristiana se basaron en las formas platónicas. En el cristianismo, la forma del bien se convierte en Dios: la fuente de todas las cosas, inmutable, eterno, perfecto e invisible.

A continuación, presentamos un resumen sobre las formas platónicas:

• Las formas representan la verdad o realidad. No pueden ser alcanzadas por los sentidos, sino por medio de la mente. Esto es, a través del intelecto. La palabra `forma' es la traducción más habitual, aunque en griego, el término 'eidos' puede traducirse mejor por `idea". Sin embargo, esto podría sugerir que las formas o ideas, están en nuestro intelecto, mientras que Platón sostenía que éstas eran independientes de la mente.

• El mundo sensible (es decir, el mundo que experimentamos con nuestros sentidos) participa de las formas que contienen las imágenes de, por ejemplo, la belleza, la bondad, el bien, lo rojo, etc. Cuando reconocemos en un objeto la forma de la belleza, es debido a que nuestro intelecto recuerda el conocimiento que de esa forma adquirió antes de nacer. En otras palabras, nuestro conocimiento de las formas es innato, nacemos con él y, mediante la educación, aprendemos a recordarlo.

Las formas son eternas e inmutables, mientras que el mundo sensible es temporal y cambiante. No podemos conocer aquello que está en constante cambio, pues no permanece para ser conocido.

LECTURA RECOMENDADA: LA CAVERNA DE LAS IDEAS

LECTURA RECOMENDADA: LA CAVERNA DE LAS IDEAS Un joven y bello efebo aparece en el bosque aparentemente devorado por los lobos. Así arranca la intriga de La caverna de las ideas, sexta novela de José Carlos Somoza. Una intriga que se diluye dentro de otra intriga, la del traductor de la obra que, a pie página, crea otra trama que crece y se apodera de la novela. La caverna de las ideas (Alfaguara) es para su autor otro paso en su exploración del "juego textual, de la metaliteratura". José Carlos Somoza (La Habana, 1959) es autor de Cartas de un asesino insignificante (1999) y de Dafne desvanecida (finalista del Premio Nadal 2000), dos obras que, según explica el escritor, forman parte, junto a La caverna de las ideas, de una "especie de trilogía" en la que se explora e indaga en el aspecto lúdico de la literatura. "En aquellas obras anteriores el misterio era el misterio del autor; aquí, el misterio es el del traductor"."Yo", continúa Somoza, "me sentía incapaz de sentarme frente al ordenador a escribir un cuento. Me sentía incapaz de engañarme con una ficción". Para el autor, "la literatura no tiene nada que ver con la realidad. La supuesta novela realista es un gran embuste. Todas las grandes novelas realistas son tan fantásticas como las de Tolkien". "La realidad", añade, "es incomprensible e imposible de atrapar. Yo reniego de la novela realista. Por ello, para acercarme un poco a la realidad tenía que reflexionar sobre lo que estaba escribiendo. Y fue esa reflexión sobre el mecanismo de la novela, ironizar y reírme de ella, lo que me llevó a esta trilogía que ahora cierro".
Somoza ("ahora he recuperado la confianza en la literatura", dice) pide al lector "un juego con su propia fantasía. No me interesa el lector que busca en la narración una excusa para coger sueño, sino el que lee para implicarse en la trama. Me interesa implicarlo y desafiarlo, jugar con su fantasía". "Cuando se escribe", añade Somoza, " es cierto que es para los demás, pero yo creo que el primer lector es siempre el propio autor".
Músico y psiquiatra antes que escritor, Somoza cree que le mueve una "inagotable sed por saber cómo son los demás". "No investigamos marcianos, sino seres humanos. La sed por los demás es sólo una continuación de la sed en nosotros mismos".
La caverna de las ideas es una novela cuya trama se conoce a medida que el traductor ("él es el espejo que necesito") la va traduciendo, a medida que descubre que el mal acecha a sus protagonistas. El traductor va anotando sus impresiones y dificultades.
"Cuando se habla de este tipo de novelas se piensa que son dos a la vez, pero no es así", dice el escritor. "Se trata de una sola novela, de una sola cosa que no acaba de forma independiente. Aquí no se trata de conseguir una sorpresa pura, sino de buscar la sorpresa en relación con la trama".
Somoza habla de "la dura disciplina" de escribir, de las dificultades de "adquirir una responsabilidad en una sociedad en la que no nos han enseñado a no tener jefes". El escritor añade: "Conforme escribía La caverna de las ideas, notaba que había un personaje que quería aparecer, el del traductor. Los personajes siempre ganan al autor, y a mí éste me ganó".
Somoza explica que eligió la Grecia clásica ("por supuesto, se trata de un texto muy documentado") para esta novela negra porque es una época que le recuerda mucho "a la nuestra". "Me recuerda por su paz tensa, porque desde un punto de vista de contrastes es muy similar. Porque existen personajes que se mueven desde la cerrazón de su lógica a los que viven en la pura irracionalidad".

REDACCIÓN: EDUCACIÓN EN PLATÓN

REDACCIÓN: EDUCACIÓN EN PLATÓN Autor: Roy Jackson
Uno de los legados más duraderos de la filosofía de Platón, es la importancia que concedió a la educación. En la actualidad, la mayoría de nosotros considera la educación estatal como algo natural, pero en tiempos de Platón no se consideraba un deber del estado, y no era necesariamente algo estimable. La polis de Esparta, a la que muchos envidiaban por su estricta disciplina y su orden, era conocida por su renombrada estupidez. Aunque Esparta poseía un sistema educativo, el contenido y los métodos de enseñanza eran radicalmente diferentes de los que Platón proponía. Incluso en Atenas, los aristócratas eran los únicos que recibían una educación decente, y ésta se dejaba a la iniciativa de individuos y organizaciones privadas.

Platón no era tan radical como para proponer una educación igual para todos, sino que la educación que él describe se limita a la clase de los guardianes. Su polis ideal mantendría la esclavitud, mientras que la clase de los productores, probablemente, recibiría una instrucción limitada a lo necesario para realizar sus tareas adecuadamente. Sin embargo, consideraba de gran importancia una correcta formación para afrontar la responsabilidad de las tareas de gobierno, y pensaba que una buena educación favorecía los intereses del estado.

Uno de los aspectos importantes, es cómo pensaba Platón que debía enseñarse. Sus métodos educativos y su actitud respecto del proceso de aprendizaje, dice mucho sobre sus ideas en torno a la psicología humana y sobre su filosofía. Sócrates, claro está, pensaba que nada podía enseñarse, sino tan sólo encaminar a los demás en la buena dirección, y esta idea es la que Platón propone. No se puede obligar a nadie a aprender, ni podemos abrir las cabezas para meter los conocimientos en ellas. Sólo se puede mostrar el camino, para que cada cual piense por sí mismo.

LOS CUATRO ESTADOS DEL ENTENDIMIENTO
Las ideas de Platón sobre el proceso educativo van en la línea de sus convicciones metafísicas: la creencia en la existencia de una Verdad, una realidad, un mundo de las formas. La mejor educación posible es, por tanto, el acceso al conocimiento de las formas y, especialmente, a la forma del bien. El mito de la caverna es también una metáfora sobre el proceso educativo. Conforme el prisionero liberado realiza su particular viaje hacia la salida de la cueva y contempla por primera vez , con dolor, la luz del día, está llevando a cabo un proceso de aprendizaje. Otra forma de imaginárselo, es compararlo con el ascenso por una escalera, peldaño a peldaño, hasta llegar a lo más alto. Estos peldaños son los del entendimiento, y se dan cuatro pasos fundamentales:
Eikasia
La primera fase se encuentra al principio de la escalera, y es el punto en el que, a juicio de Platón, se encontraba la mayoría de los atenienses. En la caverna, está representado por los prisioneros atados al fondo de la cueva y, de igual forma, en el personaje de Polimarco, que rápidamente acepta la tradición y es incapaz de un pensamiento crítico. En un sentido metafísico, es la aceptación del mundo de lo aparente, que Platón lla¬maba eikasia, el mundo de las imágenes. Así, uno puede tenerse por persona moral, sólo porque los dioses lo ordenan.
Pistis
La segunda fase requiere un gran esfuerzo. Se necesita romper con la seguridad y comodidad de la creencia de que `Dios está en los cielos y todo está bien en la Tierra'. Es entonces cuando se empieza a desarrollar un pensamiento crítico, y se cuestionan por primera vez las convenciones. En La república, el personaje de Glaucón podría entrar en esta categoría. Platón llama a esto pistis o `confianza'. Se está ya en la fase de conocimiento, pero se siguen considerando válidas las creencias, aunque ahora es imposible justificarlas. Por ejemplo, se sigue pensando que, digamos, matar es un acto inmoral, pero no es posible sostener ni defender esta afirmación sustancialmente.
Dianoia
La tercera fase se encuentra mucho más arriba en la escalera del conocimiento. Platón la denominaba díanoia o `pensamiento'. En este punto se puede participar en un pensamiento razonado. No sólo se cree en las cosas, sino que se pueden defender mediante un discurso lógico y razonado. Aunque no se posee conocimiento perfecto, se ha llegado a la noción abstracta de realidad. A través del estudio de la ciencia, las matemáticas y la geometría, se traba conocimiento de los conceptos abstractos y universales. Como ejemplo un tanto burdo, consideremos un perro y un gato, y concentrémonos, no tanto en sus diferentes naturalezas (uno es un perro y el otro es un gato), sino en la unidad y la universalidad de la operación matemática, uno más uno son dos, para llegar a que un perro y un gato suman dos animales. Sí, evidentemente, ¡todos somos capaces de operaciones matemáticas más complejas que ésta!
Episteme y noesis
El cuarto y último escalón fue denominado por Platón episteme y noesis conocimiento e inteligencia, respectivamente. Éste es el estado verdaderamente filosófico, apartado por completo de lo aparente, y partícipe del mundo de las formas. Más que mediante el razonamiento a partir de unas premisas, se llega a las conclusiones mediante la aprehensión y la percepción de la estructura del conocimiento en su totalidad. Es el estado de iluminación, cuando el prisionero de la caverna es capaz de contemplar el Sol mismo. En un sentido algo más práctico, se puede llegar, mediante el método dialéctico de la conversación, hasta el verdadero significado de conceptos tales como la justicia.

EL CURRICULUM
Para ascender en la escala del conocimiento, los hijos de los guardianes, en la polis ideal de Platón, recibirían un estricto currículum educativo que consta de tres elementos:
• Mousike (artes liberales)
• Gymnastike (educación física)
• Matemáticas
Para ser buenos guardianes, es necesario mantener un buen equilibrio entre estos tres elementos.
Mousike (artes liberales)
Aunque mousike podría traducirse por `música', tenía un sentido más amplio en la época de Platón que en la actualidad, ya que cubría todas las artes liberales. Platón reconoce la gran influencia que la literatura, el teatro y la música tienen en la formación del carácter y es sabedor de su importancia como herramienta educativa. En nuestra sociedad, es bien conocido cómo los más pequeños aprenden nuevas ideas en las guarderías gracias a los juegos, los cuentos, la música y las canciones.
De igual forma, Platón pensaba que las artes podían tener una poderosa influencia negativa en el carácter. Los niños atenienses crecían a base de una abundante dieta de dramaturgos como Homero y Hesiodo. Platón los consideraba más perjudiciales que beneficiosos; el único resultado es un carácter como el de Polimarco, demasiado apegado a las creencias presentadas en sus obras. Como consecuencia de todo esto, Platón propone una revisión radical de la enseñanza de las artes:
• Prácticamente la totalidad de las obras de Homero y Hesiodo serían retiradas, ya que representan a los héroes y dioses tradicionales como consumados mentirosos, ladrones, impostores, adúlteros, etc.
• Sólo se promoverían aquellas historias que presenten a los dioses perfectos, honestos y veraces. Deben tener fuerte contenido moral, que aliente la conducta virtuosa, antes que predicar la inmoralidad.
• En los tiempos de Platón, los niños aprendían los mitos mediante la representación, lo que se denominaba mimesis ('imitación'). Platón pensaba que tales representaciones eran perjudiciales, ya que la interpretación de personajes inmorales podía dejar una marca indeleble en sus jóvenes espíritus. Por tanto, la representación se limitaría sólo a los personajes moralmente honestos. Los guardianes deben tener una unidad mental y no un carácter fragmentado.
También la música y las canciones deben ser limitadas. No puede permitirse ningún tipo de música que induzca a la ociosidad, la ligereza, la autoindulgencia o a una relajación del autocontrol. La música debería utilizarse sólo para expresar orden, armonía y belleza.
Gymnastike (educación física)
Un carácter equilibrado requiere también educación física o `gymnastike'.
• El entrenamiento físico ayuda a mejorar la salud y es una preparación para la guerra.
• La dieta será simple, con la exclusión de los manjares, como medida preventiva. p
• Los jóvenes guardianes visitarán los campos de batalla para presenciar las operaciones militares, como preparación para la edad adulta.

Matemáticas
Cuando Platón se refiere a que su polis ideal debe ser gobernada por reyes filósofos, a menudo se tiene en mente, erróneamente, al típico sabio `con la cabeza en las nubes'. Sin embargo, Platón imagina a su filósofo, no sólo con espíritu práctico, sino también experto en ciencias. Las matemáticas estimulan el razonamiento y debe favorecerse desde edades tempranas.
• Los niños más pequeños no deben ser forzados al estudio de las matemáticas, pero deben aprender sus técnicas mediante el juego.
• A una edad más madura, los jóvenes guardianes deben estudiar aritmética, geometría, astronomía y armonía.
El interés que Platón muestra por la moralidad de los héroes tiene un paralelismo con nuestra actual preocupación por la influencia de la cultura popular. Sin embargo, su afán censor es excesivo, y es discutible que la ignorancia de toda inmoralidad sea realmente beneficiosa. Platón fue el primer pensador que consideró la educación como algo importante en la formación del carácter, más que como mera instrucción o adquisición de conocimientos. No hizo ninguna mención a graduaciones, ni a exámenes, ni sobre la conveniencia de formar expertos en temas concretos.
El sistema educativo americano sigue las directrices platónicas, poniendo mayor énfasis en adquirir valores sociales y morales, y establecer vínculos con los demás, mientras que los objetivos académicos se reservan para la educación secundaria. También Platón hace un tratamiento especial de los más pequeños, cuya capacidad de razonamiento está aún limitada. Sin embargo, puede criticarse la imposición de la enseñanza de los valores sociales a una edad demasiado temprana, sin permitir al individuo que desarrolle la capacidad de discernir el bien del mal. Pese a esta concordancia, esta rigidez en la escolarización y censura excesiva, Platón consideraba que más adelante serían capaces de suficiente autonomía intelectual para investigar por sí mismos.
Más información relacionada con la educación según Platón

MÉTODO SOCRÁTICO: MAYÉUTICA

MÉTODO SOCRÁTICO: MAYÉUTICA La sabiduría, como está dicho, empieza en la ignorancia. Platón nos lo enseña en el siguiente texto:

SÓCRATES: ¿Es que no has oído que soy hijo de una excelente y vigorosa partera llamada Fenáreta?
TEÉTETO: Sí, eso ya lo he oído.
SÓCRATES: ¿Y no has oído también que practico el mismo arte?
TEÉTETO: No, en absoluto.
SÓCRATES: Mi arte tiene las mismas características que el de ella, pero se diferencia en el hecho de que asiste a los hombres y no a las mujeres, y examina las almas de los que dan a luz, pero no sus cuerpos. Ahora bien, lo más grande que hay en el arte de ayudar a parir es la capacidad que se tiene de poner a prueba por todos los medios si lo que se engendra es algo imaginario y falso o fecundo y verdadero. (...) Los que tienen trato conmigo, aunque parecen algunos muy ignorantes al principio, en cuanto avanza nuestra relación, todos hacen admirables progresos. Y es evidente que no aprenden nunca nada de mí, pues son ellos mismos y por sí mismos los que descubren y engendran muchos bellos pensamientos. No obstante, los responsables del parto somos él, Dios y yo.

La imagen de la partera es realmente interesante y atractiva. Sócrates libera el pensamiento de la ignorancia del interlocutor poniéndolo de cara a ella. Es un maestro sabio que se limita a señalar el problema sin dar soluciones. Él sólo muestra el obstáculo y señala el sendero... El resultado de ese parto, como mínimo, es un buscador un poco más cerca de la sabiduría.

El famoso «método socrático» o mayéutica se basa en la interrogación que Sócrates dirige a sus interlocutores, confesando su ignorancia. De esta manera, él los obliga a responder a preguntas acerca del tema en discusión y luego muestra cómo esas respuestas son absurdas, ilógicas, contradictorias o, simplemente, no contestan la pregunta.

La mayéutica es el arte de parir aquellas ideas que ya estaban en la mente de sus interlocutores sin que éstos lo supieran, dar a luz unos conocimientos que éstos poseen virtualmente pero que no conocían.

Uno de mis maestros decía siempre:
«Yo soy un extractor de espinas y todo mi trabajo se parece a la siguiente descripción:
Tienes una espina en tu pie, yo traigo una aguja (que indudablemente se parece a otra espina) para sacar la espina que hiere tu pie. Eso es todo.
Pero ambos debemos permanecer alerta. La primera y la segunda espina son parecidas, no existe diferencia cua¬litativa. Cuando la primera espina esté fuera, ayudada por la segunda, hay que tirar las dos.
Cuando algo que digo o hago saca una de tus dudas, no debes poner mis respuestas en el lugar que han dejado vacío tus preguntas.
Cuando te olvides de lo que ha sido respondido, olvídate también de la respuesta. De lo contrario, te creará problemas.»

No te enamores de las palabras, ni dependas de las ideas; son sólo herramientas, espinas que pueden usarse para extraer otras espinas, antes de deshacerse de ambas...

ACLARACIÓNES AL EJERCICIO DE PLATÓN

ACLARACIÓNES AL EJERCICIO DE PLATÓN EN LA VALORACIÓN CRÍTICA Y OPINIÓN PERSONAL
En la última parte de la redacción, debes mostrar tu capacidad de análisis y tu madurez. No debemos reducir la conclusión a expresiones del tipo: “Me ha gustado mucho .... porque habla del tema ... “ o frases así.
Valorar el texto consiste en analizar desde un punto de vista crítico las ideas expuestas, reforzar las tesis expuestas con argumentos propios, relacionar el tema con otros temas o con otros autores, orientar la opinión en decir si el tema lo consideramos de actualidad o no, si es original en su punto de vista .....
CONSEJO al Redactar una crítica : Sé respetuoso con el autor. Suele ser una persona informada y que conoce bien el tema que trata. No intentes ser polémico. Matiza tus opiniones y coméntalas.

TE RECUERDO

* Que la República de Platón es como un tratado de medicina política con aplicación a regímenes existentes en los tiempos de Platón. Que la Polis Ateniense considera Platón se encuentra en crisis, y en esto tienen mucha culpa los sofistas, por sus violaciones a los fundamentos tradicionales de la religión y la moral.
* Es necesario que no olvides que entiende por filosofía Platón, que en algunas partes del texto considera como arte, como herramienta idónea para forjar un pensamiento crítico, y abierto que ayuda a pensar. El filósofo requiere de mucha vocación, debe ser capaz de provocar inquietud, asombro y deseos de saber.

(HOY a muchos políticos no les interesa una población capaz de pensar seriamente, los alumnos muchos están contaminados por el aburrimiento, falta de interés por lo que no es útil o práctico, un rechazo hacia lo que enriquece el espíritu. El profesorado desmotivado, se pregunta cómo hacer clases interactivas si alguien al otro lado no escucha. Intelectualidad suena a aburrimiento. ¿cómo se podría hacer un buen programa de filosofía? Algunos han experimentado con el libro “El mundo de Sofía”, con medios audiovisuales, teatro ... pero ....)

* Para Platón necesitamos como unos espejos interiores (esencias o ideas) con los que poder contemplar la realidad. Es necesario educarnos en la adquisición de estos logos sólidos y estables, lo bello en sí, lo justo en sí etc..., una realidad que rebasa lo sensible. Un mundo de objetos estables y perfectos detrás de los objetos huidizos de los sentidos. La tarea del filósofo es explorar, investigar ese mundo de las ideas, para su posterior aplicación en los campos político, moral, religioso, artístico, científico etc...

(IMPORTANTE las Ideas no son simplemente conceptos o representaciones mentales: son realidades que existen con independencia de las cosas. Son la realidad misma. Cada Idea es única, eterna, inmutable e inalterable, solo captable por la inteligencia. Son causa de las cosas. Una cosa es bella gracias a la Idea de Belleza, y por eso podemos decir que lo es. De este modo Platón realiza una duplicación del Mundo: el Mundo inteligible y plenamente real de las Ideas, y el mundo sensible de las cosas. La relación entre ambos es descrita por Platón como participación o imitación)

* Si al hombre le es posible ponerse en presencia de estas realidades formales, es que ellas ya han sido contempladas en una vida prenatal, por lo que todo conocimiento es una reminiscencia.

(REMINISCENCIA: La teoría de las Ideas planteaba a Platón un grave problema ¿Cómo nos es posible conocer las Ideas si pertenecen a otro mundo distinto del nuestro?. Platón contesta con la reminiscencia y la dialéctica.
La Idea es una realidad separada, que sólo puede ser conocida por contemplación directa en el mundo inteligible. Pero el alma humana ha morado en ese Mundo y ha contemplado allí las Ideas. Al entrar en el mundo sensible y unirse a un cuerpo, olvida las Ideas. Sin embargo, al contemplar las cosas puede recordarlas. El conocimiento de las Ideas es un recuerdo de lo que ya hay en el alma. El conocimiento sensible sirve de ocasión para el recuerdo)

* Para Platón el hombre es un compuesto de alma y cuerpo; su cuerpo pertenece a este mundo, pero su alma tiene afinidad con las formas y es probable que sea eterna, y haya existido antes del nacimiento y exista después de la muerte.
* Para Platón el Estado ideal debe situar a cada ciudadano por sus capacidades y disposiciones, trabajar en lo que por naturaleza está bien dotado. Los guardianes y gobernantes deben ser valientes y decididos, de entrega total al bienestar de todos sus conciudadanos. Ser virtuosos, pero ¿cómo se hacen virtuosos? Desde una visión correcta de lo que es bueno y malo, justo e injusto, sabio y estúpido ... es por ello necesario un buen sistema educativo.
* Para Platón la educación de quienes han de gobernar y guardar el Estado es demasiado importante para dejarla a la iniciativa privada. Hay que establecer un sistema estatal.
* Las tres disciplinas: música, gimnástica y matemática las recibirán los hijos de guardianes y se mantendrán en equilibrio para un buen desarrollo del carácter.
* MÚSICA: que al igual que la artes literarias, visuales y musicales tienen gran poder en configurar y formar el carácter. Deben expresar ideas, valores y emociones con un apropiado contenido moral. No deben enseñar que el obrar mal sea una fuente de felicidad, ni una conducta virtuosa lleve a la desgracia. Los relatos en los que se estimula el fraude, cobardía o injusticia deben ser eliminados. Debemos rodear al niño de objetos que encarnen y expresen orden, armonía y belleza. Los propios sentidos son medio de educación moral e intelectual. Una educación basada en la verdad, el orden y la armonía contribuye a una conducta virtuosa, apreciación estética y un pensamiento racional.
* GIMNÁSTICA: El entrenamiento físico les proporcionará un buen estado de salud. Incluso de niños deben habituarse a contemplar enfrentamientos militares para aprender mediante la observación su puesto en la sociedad.
* MATEMÁTICAS: Proporciona la educación superior, el entrenamiento al pensamiento racional, el acceso al mundo de las Ideas y al verdadero conocimiento. Las disciplinas que estudiarán son: aritmética, las geometrías plana y sólida, la astronomía y la armonía.

VOCABULARIO: Euritmia significa buena disposición y correspondencia de las diversas partes de una obra de arte.

DIÁLOGO RELACIONADO CON EL PENSAMIENTO DE PLATÓN

DIÁLOGO RELACIONADO CON EL PENSAMIENTO DE PLATÓN - ¿Cuáles son en su opinión las ideas principales de Platón?

- Creo que hay que señalar dos sobre todo: una es la Teoría de las Ideas, la otra es la idea de que aprender es recordar, de que aprender algo es recuperar reservas de conocimiento que tuvimos en nuestra mente antes de nacer.

- Refirámonos a la segunda de ellas en primer lugar. A muchas personas les resultará extraña la creencia de que nazcamos sabiendo cosas. Pero en la cultura occidental son constantes las ideas relacionadas con ella. Los filósofos idealistas modernos han argumentado que ha de haber un conocimiento innato, o ideas innatas. En mi opinión, casi todas las grandes religiones creen algo parecido. ¿Cuál era la versión de Platón?

- La versión de Platón es que el conocimiento forma parte de la naturaleza esencial del alma. Es el conocimiento lo que el alma poseía antes de nacer. (Este es el periodo en el que empieza a creer que el alma existe antes del nacimiento, y su encarnación en nuestro mundo no es más que una dentro de una serie de reencarnaciones). Pero creo que para comprender la teoría del conocimiento es necesario volver a las primeras discusiones socráticas acerca de las definiciones de los conceptos morales.
Tomemos por ejemplo Laques, en donde se plantea la pregunta “¿Qué es el valor?”. Laques, el general a quien Sócrates ha pedido una definición del valor, sugiere que el valor es un tipo de resistencia. Sócrates le plantea algunas preguntas más, como hace siempre cuando le dan una definición. Pregunta «¿es indiscutiblemente una cualidad buena y admirable?». «Sí», responde Laques. A continuación Sócrates le va dando ejemplos de resistencia en los que Laques admite que la resistencia no es admirable en absoluto, como la temeridad...

- La testarudez, por ejemplo...

- Sí, la testarudez. O puede ser indiferente desde el punto de vista de la moralidad, como cuando un inversor gasta dinero, soportando las pérdidas porque sabe que al final obtendrá un beneficio. De modo que si la resistencia puede ser mala o indiferente moralmente, pero el valor siempre es bueno, entonces no es cierto que el valor sea igual a ésta; ni siquiera a la resistencia conducida por el conocimiento. Este es un modelo típico de discusión socrática.
Lógicamente, lo que ha ocurrido es que se le ha demostrado a Laques que sus creencias no son coherentes. Si reunimos todas sus respuestas, veremos que se contradicen entre sí. Esto significa que no todas pueden ser ciertas, pero no se indica cuáles son ciertas y cuáles no. Sin embargo, Sócrates, como siempre, presenta la situación de modo que la definición propuesta por su interlocutor -en este caso, la idea de que el valor sea un tipo de resistencia- se rebate y se demuestra que es falsa. Así pues, en la práctica interpreta las respuestas secundarias de Laques o bien como ciertas o bien como más cercanas a la verdad que la definición. Se convierten en la base para rebatir la definición diciendo «Esa es la respuesta que se debe descartar como falsa».

- Ha dicho algo que es de suma importancia para cualquier pensamiento serio. Todos tendemos a dar por sentado que mediante la discusión se puede alcanzar la verdad, sin embargo no hay nada especial en ella que indique que tenga que ser así necesariamente. La discusión más importante nos puede demostrar que nuestras conclusiones están o no conformes con nuestras premisas. Sin embargo, incluso si lo están, ello no implica que sean efectivamente ciertas.

- Supongo que estamos muy apegados a la idea de que mediante la discusión podemos alcanzar la verdad, a pesar de que si reflexionamos sobre ella, es bastante difícil de justificar. Sócrates no trata de justificarla. Se limita a hacer preguntas, reunir las respuestas para descubrir la contradicción y asegura haber rebatido la definición. Pero si uno se propone dar una teoría de lo que está haciendo, tendría que inventar algo como la idea que acabamos de señalar, que todos tenemos dentro de nosotros los medios para hacer que lo cierto venza a lo falso. Y eso es exactamente lo que hace Platón en Menón. Presenta, por decirlo de alguna manera, una teoría de la discusión socrática o filosófica según la cual todos tenemos en nuestras mentes el conocimiento de las respuestas a las preguntas «¿Qué es el valor?», «¿Qué es la justicia?» y las demás. Ese conocimiento, que está en nuestro interior, aunque no podamos acceder a él fácilmente, es lo que nos permite eliminar las respuestas falsas y demostrar que son incorrectas. Ese conocimiento es lo que va surgiendo en el transcurso de la discusión, en donde, como hemos visto, se utiliza una de las cosas que dice Laques para demostrar que otra de las cosas que dice Laques debe ser falsa.

- Por anteriores conversaciones con usted sé que, en su opinión, la teoría que acaba de exponer prepara el terreno para la otra de las dos teorías más importantes de Platón dentro del periodo medio, la Teoría de las Ideas. Esta es con mucho la más importante de las teorías de Platón; de hecho es lo que se ha llegado a entender por «platonismo». ¿Puede explicarla?

- Estas discusiones socráticas de las que hemos estado hablando se centran en la búsqueda de una definición: ¿Cuál es la definición del valor, o de la belleza, o de la justicia? Si está dentro de nosotros el conocimiento de las respuestas a estas preguntas, y poseemos ese conocimiento independientemente de nuestra experiencia del mundo en el que vivimos, el mundo en el que utilizamos nuestros sentidos y vamos de un sitio a otro; si nuestro conocimiento es anterior a todo ello e independiente de todo ello, entonces lo que conocemos -la justicia, la belleza, el valor- debe de ser independiente del mundo empírico en el que vivimos y anterior a él. Esta última tesis es la afirmación fundamental de la Teoría de las Ideas: la justicia, la belleza y otros conceptos semejantes existen anterior e independientemente de todas las acciones y personas justas, todos los objetos y personas bellas que podamos encontrar en el mundo sensible. La belleza y la justicia existen por sí mismas separadamente. Esta es la Teoría de las Ideas.

- La teoría de que hay otro mundo aparte de éste, un mundo ideal en el que existe todo lo que da valor y significado a nuestro mundo actual, ha tenido una gran influencia en toda nuestra cultura, ¿no es así?

- En el cristianismo, por citar el ejemplo más importante: la influencia del platonismo en el cristianismo ha sido enorme.

- Eso es cierto, sí. Pero creo que habría que andarse con cuidado a la hora de emplear frases como «el mundo de las Ideas» u «otro mundo». Platón las utiliza, pero el contraste al que se refiere no es, como podría imaginarse, un contraste entre un conjunto de cosas particulares y otro conjunto totalmente igual a él sólo que más perfecto, más abstracto y localizado en otro lugar, en algún cielo del más allá. El contraste al que se refiere es el contraste entre lo particular y lo general. Las preguntas, «Qué es la justicia?», «¿Qué es la belleza?», etc., son preguntas generales, preguntas acerca de la justicia y la belleza en general. No son preguntas acerca de lo que está aquí ahora... Es el contraste que debemos comprender.
Hay un párrafo en el Fedón en el que Sócrates sostiene que hacer filosofía es practicar para la muerte. En realidad es practicar el hecho de estar muerto [Risas]. ¿Por qué? Porque estar muerto supone que el alma se separa del cuerpo, precisamente porque no se piensa en el lugar ni el momento en el que el cuerpo está aquí y ahora. Porque si se pregunta «¿Qué es la justicia?», refiriéndose a la justicia en cualquier parte, en cualquier momento, la justicia en sí misma, no se está preguntando «¿Quién me ha hecho algún mal ayer u hoy?» Si se pregunta «¿Qué es la belleza?», no se está preguntando «¿Quién es la persona más hermosa de esta habitación?». Y si no se está pensando en el aquí ni en el ahora, entonces, en el sentido que le interesa a Platón, no se está ni aquí ni ahora. Se está donde está la mente, no porque se esté en un lugar concreto mejor, sino porque de ninguna manera estamos en ese sentido en el espacio. Estamos inmersos en generalidades. De modo que se puede emplear la expresión «mundo de las Ideas», siempre que se comprenda que su significado es el reino de las generalidades invariables.

- Las obras del periodo medio a las que nos estamos refiriendo ahora, Menón, Fedón, La República, El Banquete y Fedro, las escribió Platón en plena madurez, así que creo que es un buen momento para hacer una pausa y considerar su valor literario y otras cualidades estéticas. ¿Por qué se consideran obras maestras del arte literario?

- Son muy dinámicas y Platón posee una gran maestría y dominio del lenguaje, desde sus descripciones fluidas e imaginativas hasta el análisis austero, así como sus chistes y salidas ingeniosas. Señalemos además que tiene una gran capacidad para hacer que los pensamientos más complejos resulten claros como el agua. Y podría seguir añadiendo cualidades. En definitiva, sólo se puede decir que es un genio del arte así como de la filosofía.

- ¿Comparte usted la opinión general de que su obra maestra es La República?

- Sí.

- Creo que La República más que en ninguna otra obra donde Platón demuestra su creencia de que toda pregunta se relaciona con todas las demás; la investigación no debe detenerse jamás, porque cada «conclusión» conduce al siguiente problema. De este modo comienza con una pregunta directa, «¿Qué es la justicia», una pregunta típicamente socrática. Eso le conduce a la pregunta «¿Beneficia la justicia a su poseedor? El tema fundamental de La República es demostrar que, en efecto, la justicia es un beneficio para su poseedor; es lo que más necesitamos para ser felices, mientras que el hombre injusto es la más miserable de todas las criaturas.
Pero para demostrar todo esto se da cuenta de que tiene que exponer una teoría sobre la naturaleza humana. Divide el alma en tres partes: aquí es donde se aparta de la tesis de Sócrates de que la virtud es conocimiento. La virtud pasa a abarcar más que el conocimiento, a pesar de que el conocimiento sigue siendo su factor principal. Y la idea de que el conocimiento sea algo que pueda y deba controlar los factores no racionales del alma, también hace posible la idea de una sociedad ideal en la que gobierne el conocimiento. De este modo obtenemos una teoría política que describe un modo de vida mejor dentro de la sociedad. Al mismo tiempo, el énfasis que se pone en la idea de que sea el conocimiento el que gobierne, plantea la pregunta: «¿Qué conocimiento debe gobernar?; ¿qué es el conocimiento en cualquier caso, y por qué es mejor que la opinión?» De modo que se nos da una teoría del conocimiento, y la teoría del conocimiento a su vez se amplía hasta convertirse en una investigación sobre las ciencias. Hay una profunda discusión sobre la naturaleza del saber matemático. Se expone toda una visión de lo que supondría tener una total comprensión del mundo en el que vivimos con el fin de ratificar la afirmación de que esta comprensión debe correr de nuestra cuenta, tanto individualmente como en la sociedad; esta comprensión traerá los beneficios de la justicia, tanto para el alma individual como para la sociedad en conjunto.
Tras esta gran ampliación de la pregunta «¿Qué es la justicia?», la única conclusión natural es la visión de la vida después de la muerte y el mito de Er al final del libro. Puede decirse que La República hace posible la convicción de que la investigación no termina hasta la muerte.

- La República es un libro tan rico que no nos es posible seguir todas las ramificaciones que desarrolla, pero es indiscutiblemente uno de los libros más importantes de la historia de nuestra cultura, y espero que nuestra discusión anime a muchas personas a leer esta obra.

CAP. 5 LIBRO VII –LA REPÚBLICA-

CAP. 5 LIBRO VII –LA REPÚBLICA- RESUMEN
Reflexión general sobre el bien común y sobre la justicia. Los que han sido elegidos y educados para el bien y para el buen gobierno deben, en justa reciprocidad con lo que han recibido, pasar a ocuparse de él, cosa a la que acce¬derán por ser hombres justos.
ESQUEMA CAP. 5
• La ley de la ciudad (polis; politeia; política) busca el bien y la felicidad para todos y no quiere ciudadanos privilegiados.
• La justicia es un equilibrio (Do ut des; Te doy para que me des).
• Los sabios han de entregarse a la ciudad (polis; politeia; política) en justa reci¬procidad.
• ¡Hay que persuadirlos con palabras razonables!
• Y cuando se ocupen de ella, entonces brillará la luz.
• Es imposible que se nieguen a hacerlo porque son justos.
• Ellos son los verdaderos ricos, yendo al gobierno por obligación y no por gusto.
• Se evitarían las luchas intestinas de quienes creen que en el gobierno es donde pueden enriquecerse.
PALABRAS Y TÉRMINOS CLAVE PARA LA INTERPRETACIÓN
• ciudad/polis = para los griegos, en la época de Platón, la política está confinada a las ciudades-estado. No concebían estados grandes al estilo de los orientales.
• armonía = equilibrio, justicia
• unos hagan a otros... cada cual pueda ser útil a la comunidad = justicia con¬mutativa.
• reintegrar = justicia conmutativa.
• vivirá a la luz = guiada por la verdad y las ideas.
• filósofo = es el mejor gobernante por haber alcanzado el conocimiento de las ideas y además desprecia los bienes materiales.
MAPA CONCEPTUAL CAPS. 4-5

REDACCIÓN: POLÍTICA Y JUSTICIA EN PLATÓN

REDACCIÓN: POLÍTICA Y JUSTICIA EN PLATÓN Si la filosofía platónica ha dado pie a múltiples interpretaciones, no cabe duda en aceptar que la verdadera pasión de Platón fue la sociedad justa, tal y como él mismo confirma en la Carta VII, podemos decir que «El problema hacia el que se orienta desde el primer momento el pensamiento de Platón es el problema del Estado.».
Platón dedicó varios de sus diálogos al tema de la política. De hecho “La República”, para algunos la más importante y cuidada de sus obras, tiene como objeto el tema de la justicia y del buen gobierno. En esa obra Platón (libro IV) es muy cuidadoso al describir la correlación que existe entre la triple división del alma y las clases sociales, pues si la armonía entre las partes del alma es la justicia para los individuos, la armonía entre los tres estamentos sociales es la justicia en la sociedad ya que la sociedad es reflejo de los hombres que la forman.
También describió la forma de vida en común que habrían de llegar los gobernantes para despejar de sus intereses todo ánimo de lucro o de dirigirse al gobierno para el enriquecimiento personal (libro IV).
La teoría política -o ese deseo de lograr una sociedad justa- presupone otros elementos que también están presentes en la filosofía platónica:
1.- un conocimiento de la verdad (identificación entre el filósofo y el gobernante).
2.- una educación adecuada (para descubrir las ideas que inspirarán toda acción política).
Ahora bien, ¿qué es la política? Partiendo del gran presupuesto de toda la mentalidad helénica de que el hombre es un ser social y de que debe vivir con los demás a causa de sus limitaciones, la convivencia organizada se convierte en una necesidad. La convivencia de los hombres se organiza a través de la política (de polis = ciudad) que, como máxima característica, busca la justicia. Por lo tanto, sólo cuando podamos saber qué es la justicia (como cuando nos preguntábamos qué es la belleza) es cuando podremos ser justos; sólo entonces, también, es cuando podrá existir una sociedad justa. Por lo tanto, se hace preciso que haya unos profesionales (en este caso los filósofos) de la verdad que puedan alcanzar ese conocimiento (en realidad, que puedan descubrir ascendentemente la esencia de la justicia) y que luego se encarguen de dirigir la sociedad (actuando desde ese principio de justicia).
La dialéctica, por cuanto que es el conocimiento de la verdad a través de las esencias, es la condición de quien persiga una sociedad justa. De este modo, la dialéctica resulta ser:
1.- el último y más perfecto grado del conocimiento del ser.
2.- el mismo proceso de ascender (educación) de la ignorancia al conocimiento y luego aplicarlo a los asuntos humanos.
Ello hace que la política platónica -la propuesta de una sociedad justa tal y como se expone en la República, dependa de que haya unos ciudadanos dispuestos (y disponibles) a recibir una educación (un proceso educativo, que en el mito de la caverna es la ascención desde el mundo de las som¬bras al mundo de la luz) planificada por unos fundadores y que como fines tiene:
1.- descubrir el mundo de las ideas.
la.- por lo tanto, reconocer la verdad.
lb.- por lo tanto, reconocer los errores del mundo sensible.
2.- aplicarse posteriormente a la acción de gobernar.
3.- preparar a futuros gobernantes en el mismo proceso educativo que, repitiéndose, les llevará a descubrir las mismas verdades y actuar de la misma manera.
Parece un contrasentido que una sociedad no aspire a la justicia (Aquí, el problema estribaría en cómo cada grupo humano entiende la justicia, pero eso también justifica el empeño platónico de la inmutabilidad de las ideas), lo que hace de esta cualidad el contenido básico de la política. Precisamente para evitar las distintas concepciones sobre la justicia, Platón, como una idea más, la supone única e inmutable, instalada en el mundo de las ideas y que una vez descubierta a través de la educación guiará y regulará irremediablemente la acción entre los hombres. La esencia (idea) de justicia será el patrón que iluminará todos los actos de los políticos para conseguir el bien de la sociedad y la armonía entre sus partes. Aquí, por tanto, el aspirante a gobernante se identifica con el filósofo y ambos, que en realidad son lo mismo, buscan la verdad, la justicia y el bien.
La justicia, según Platón, es:
1.- El equilibrio entre todas las partes sociales. Armonía.
2.- Las partes sociales son los tres estamentos sociales.
3.- Esos estamentos o clases sociales responden a una clasificación de las almas. (en
los hombres hay tres clases de almas: sensitiva, irascible y racional).
4.- Hay, por tanto, tres clases sociales: pueblo, guerreros y gobernantes.
5.- La justicia (armonía) tanto en el hombre como en la sociedad es que cada componente se ocupe de sus menesteres.
6.- La misión de la clase del alma sensitiva (productores) es trabajar.
7.- La misión de la clase del alma irascible (guardianes) es vigilar, proteger y defender. 8.- La misión de la clase del alma racional (gobernantes) es dirigir la sociedad bajo la
idea de bien y justicia.
En lo expuesto se observa la idea de justicia en Platón (idea sometida a los mismos condicionantes ideológicos que tienen todas las ideas en todas las sociedades) refleja los valores de su ideología.
Por lo tanto, Platón, absolutamente interesado por la política y la justicia, se ocupa de planificar:
1.- La organización y la vida de la clase gobernante.
2.- Las enseñanzas que los futuros gobernantes habrán de seguir (lib. VII de la República).
Al objeto de:
1.- Gobernar bajo las ideas de bien y justicia, descubiertas como esencias y por medio
de la dialéctica.
2.- No codiciar nada y no tener nada en propiedad sino todo en común.
La aspiración de Platón es que el papel del gobernante se identifique con el del filósofo; filósofo (como su nombre indica: amante del saber) es aquel que ha descubierto la verdad (el saber verdadero) y sólo ése podrá ser gobernante porque sólo el filósofo es quien descubre el bien y la justicia en su forma esencial y se somete a ellas para dirigir su vida y la de la comunidad.

REDACCIÓN: La revolución educativa de los sofistas y la reacción platónica

REDACCIÓN: La revolución educativa de los sofistas y la reacción platónica Con relación a la filosofía anterior, en el siglo V a. C. se observa un cambio absoluto en la temática que va desde lo material a lo espiritual, o de los problemas de la physis a los del anthropos. Las cuestiones en torno al ser humano adquieren en Grecia un prestigio hasta entonces desconocido, mientras que las corrientes en las que pervivió la filosofía natural decaen enormemente, perdidas sus ambiciones globalizadoras y pasando a ser saberes especializados, anunciando el origen de las ciencias naturales.
La renovación intelectual griega va de la mano de los sofistas, que aportaron aires nuevos a la sociedad helénica y consiguieron transformar las actitudes de la gente frente a la filosofía, logrando interesar al público. Mientras que los filósofos del siglo VI a.C. eran creadores solitarios que especulaban en sus alejadas colonias sobre los arjai o primeros principios del mundo físico, los sofistas son pensadores urbanos con una problemática que interesa a la mayoría de la gente porque se ocupa de la naturaleza humana. Se ponen de moda; interesan sus conocimientos (Aristófanes, el comediógrafo, se quejaba de que mientras los teatros estaban vacíos, los salones de los sofistas rebosaban de público), pero sobre todo interesan sus actitudes, estrechamente relacionadas con la renovación de la cultura y de la sociedad griega. Con ellos, aunque no sin dificultades y oposiciones, la filosofía gana prestigio social. Aparece el interés por los temas humanos: sociedad, política, gobierno, ley, comercio, etc. y a través de ellos, de sus enseñanzas, el demos ve la posibilidad de afianzarse en lo que antes era el privilegio de los aristócratas, pero que ya había sido revocado por medidas democráticas: el poder.
Si bien la problemática de la educación no era nueva en Grecia, remontándose en sus cánones clásicos a Homero y a los poemas aristocráticos de Teognis y Píndaro, es la actitud de los sofistas quien la plantea con formas e intereses diferentes, coincidiendo con el esplendor democrático de Atenas, aunque desde otra perspectiva también se la pueda interpretar como una continuación de los pasos iniciados por el pensamiento filosófico del siglo VI a.C.; continuación de la actitud porque si bien los primeros filósofos habían arrancado del mito el logos de la racionalidad, los sofistas, no preocupados básicamente por la problemática natural, hacen lo mismo con respecto al hombre: pretender eliminar los mitos de la condición humana. Y fue a través de la educación como los sofistas ejercieron su arte o técnica poniéndola a disposición de un público que no estaba atado a un pasado aristocrático.
La educación en manos de los sofistas capacitaba para la adquisición de determinadas artes (habilidades), destrezas y mañas, todas suficientes para alcanzar el triunfo en la vida social y pública, especialmente en las asambleas políticas (democracia). En este sentido sí que parece lícito afirmar que los sofistas fueron una revolución en Grecia: pusieron la educación al alcance de todas las clases sociales (algo que anteriormente estaba reservado a las aristocracias; uno de lo mitos derribados por los sofistas), aunque ese alcance estaba circunscrito a quienes lo pagaran (lo cual constituía otra piedra de escándalo para la tradición que nunca había concedido valor económico a las enseñanzas).
Es, por tanto, la creciente demanda social de educadores la que impone los servicios de los sofistas; éstos eran maestros ambulantes (otro escándalo ya que en Grecia el vivir de modo permanente en una misma ciudad era demostrar vinculaciones con una tradición) que estaban dispuestos tanto a enseñar conocimientos como a capacitar a cualquier joven para convertirlo en un hombre públicamente brillante. Los sofistas era educadores, portadores de una técnica (techné), capaces de infundir y desarrollar las virtudes (areté) y habilidades de sus alumnos.
Pero si por una parte compartían el problema de la educación con el pasado, se diferenciaban de él, al menos, en dos cosas: (1) sistematización del saber, como no había ocurrido en la educación anterior; (2) aportación de ideas críticas a los valores de la tradición, lo que les hizo entrar en sucesivos conflictos.
Sus enseñanzas abarcaron todos aquellos asuntos que podían constituir la preocupación por el hombre, la vida social y el interés político; especialmente daban clases de retórica, discutían sobre las costumbres de los pueblos, argumentaban sobre la justicia, daban enseñanzas sobre legislación y, sobre todo, enseñaban retórica, lenguaje y argumentación. O, en una palabra, mostraban los aspectos de la naturaleza humana en sustitución de la problemática natural. El hombre, pues, y todo lo que le circunda, se convierte en objeto de reflexión filosófica crítica y de docencia. Es el origen y los comienzos de la filosofía de la cultura. Sus enseñanzas afectaban, entre otras, las cuestiones sobre las relaciones entre las clases sociales, las relaciones entre los estados, entre los libres y los esclavos, el origen y el fundamento de las leyes, la religión, los dioses, etc., temáticas que fueron expuestas por los sofistas de un modo desgarrador y que conmovieron los cimientos de la tradicional educación griega, abriendo una brecha en el desarrollo de la filosofía: desde ellos la filosofía ya siempre fue algo distinto.
De entre sus múltiples enseñanzas lo que más interesó a los griegos fue su constante referencia al principio de la convención (nomos) que cobró una dimensión especial: la ley dejó de ser mostrada como algo inmutable, vinculada a determinados sectores aristocráticos y se la presentó como el resultado de un pacto entre los hombres que puede ser variado conforme las circunstancias lo prefieran. Por lo tanto, se podía decir, que la acción humana no era una y definitiva (como lo es la acción de la physis) sino que estaba sujeta a un evidente relativismo que refleja los intereses y valores sociales. De este modo, uno de los problemas que más interesó es, precisamente, el de las relaciones entre naturaleza y convención. Hubo sofistas que al distinguir entre ley natural y ley social hacían descansar el fundamento de la leyes sociales en las leyes naturales: la bondad de la primera dependía de lo que se acercara o se alejara de la segunda. La ley natural, decían, es inapelable y principio de todo, mientras que la ley social tiene que estarle sometida. De esta distinción se derivan dos posicionamientos antagónicos: (1) por naturaleza todos somos iguales, todos tenemos las mismas necesidades básicas, etc., lo cual, adicionalmente, des¬truía la supuesta prioridad que los ciudadanos se dan entre sí, pero también la primacía que los griegos creían tener sobre el resto de los pueblos (bárbaros). (2) La naturaleza nos ha hecho a unos más fuertes, más listos, etc. y a otros más débiles, menos inteligentes, por lo tanto la diferenciación social es reflejo de la naturaleza a la cual es preciso someterse. Estas dos posturas, una igualitaria y otra elitista, originadas dentro de los propios sofistas, se enfrentaron entre sí.
A fin de cuentas, la revolución de los sofistas consiste en una crítica a los valores que hace tambalear muchas creencias tradicionales de Grecia; y esa revolución en el pensamiento se asocia estrechamente con la revolución social de la democratización del país. El relativismo, reforzado al comparar países y constituciones de otros pueblos, como lo opuesto a la fijeza de las costumbres, se convirtió en el más importante caballo de batalla puesto que desde él se podía arrasar con todas las creencias morales al dejar de ser lícito que algo pudiera ser universalmente verdadero o que pudiera tener fuerza para ser impuesto sobre los demás hombres, con lo que dejaba de existir el punto de referencia para la verdad y los valores.
Ahí es donde Sócrates, ateniense, reacciona. Aunque no hay duda de que los sofistas eran la renovación en Grecia, especialmente en Atenas, el popular Sócrates se opuso a esos aires de novedad acudiendo a su mismo terreno. Sencillamente, a Sócrates le parecía inaudito que no pudiera existir un conocimiento definitivo, claro y verdadero sobre las virtudes morales de los hombres, lo que le llevó a rechazar los puntos de vista del relativismo de los sofistas convencido de la necesidad de que determinados principios y valores no podían ser resultado de la convención entre los hombres, sino una necesidad de la convivencia y de la naturaleza humana; pensaba, además, que la realización del mal era consecuencia del error pues nadie lo hace queriendo. Los males de Atenas eran consecuencia de los errores que le atacaban, por lo que optó por la tarea de educar a sus conciudadanos, mediante su muy especial método mayéutico (dialogar con alguien para hacerle sacar lo que ya estaba dentro de él) e irónico (Al afirmar que él no sabía nada y dejar derrotados a sus contrincantes les hacia ver que ellos, por mucho que creyeran saber sabían aún menos que él), para que alcanzaran la felicidad a través del bien.
Platón, siguiendo los pasos de su maestro, también reaccionó contra los sofistas y contra todas las enseñanzas de renovación que significaron los sofistas en el mundo helénico. La democracia ateniense, estrechamente asociada a los sofistas, después de haber mantenido intensas guerras con el resto de los griegos queriendo instalar la hegemonía de Atenas sobre el resto de los helenos, había degenerado en una sucesiva lucha entre partidos e intereses personales que la habían sumido en la decadencia. Reaccionando contra ese estado de cosas, Platón proyectó construir un modelo ideal de estado en el que los que tuvieran que gobernar fueran los mejores (aristocracia), pero sometidos a un proceso educativo que les hiciera ver las ideas de justicia y bien. Lo que Platón opina de los sofistas y de su educación conviene dejarlo sus mismas palabras en Menón 91.
Para Platón, después de todas sus experiencias políticas y sociales, no cabe duda de qué es la educación: la sucesiva elección de determinados individuos que van mostrando crecientes capacidades para elevarse a un grado de abstracción tal que les permita comprender y ver las realidades conceptuales. Sólo esos tienen que ser educados y no la totalidad de los individuos, pues para ser zapatero, comerciante o escultor no se necesita tener conocimientos superiores y basta con los tradicionales de la música y la gimnástica. ¿Para qué han de querer las clases inferiores tener conocimientos que no van a poder desarrollar? Por contra, los mejores, aristoi, que son los más capaces, son los que han de tener los mejores estudios. Si en los sofistas la educación pretendía ser democrática, aunque pagando, en Platón, siendo gratuita (o así se puede sospechar) sólo está dirigida a unos pocos elegidos.
Le educación en Platón está completamente al servicio de los fines del estado, que es quien organiza la vida de los hombres.
Es probable que los métodos adoptados entre los sofistas y Platón difieran (porque en rea¬lidad sabemos muy poco de las enseñanzas de la Academia y de las doctrinas no escritas de Platón), afirmándose que, de acuerdo con los primeros, el alumno «recibía» conocimientos. mientras que Platón buscaba que los «descubriera» por sí mismo, pero es que los fines perseguidos por unos y otro son bien distintos. Los sofistas nunca diseñaron una ciudad ideal a cuyos fines tenía que someterse todo, sino que enseñaban para que la gente actuara en la realidad en la que vivía, lo cual no es una diferencia pequeña, mientras que Platón inventó una forma de gobierno y pretendió diseñar una educación para unos ciudadanos a los que les presupone una transmigración del alma y que, por lo tanto, son porteadores de conocimientos innatos. De esa educación se obtiene una consecuencia: como todos los alumnos han contemplado lo mismo y como eso sólo es una cosa, las ideas, sólo hay una verdad y un método para conducir el alma y educar. Aquel que esté capacitado para recordar mejor las ideas será uno de los elegidos para la educación, el resto no.
Lo que más puede sorprender en la educación platónica, evidentemente reservada para los mejores (aristocracia, pero no una aristocracia de sangre sino de capacidades que por virtud de la eugenesia se podrían promocionar), es la unanimidad que tendrían los alumnos en sus opiniones y conocimientos. Platón nunca prevé la existencia de disidencias en el conocimiento. La verdad es una y una vez descubierta es inamovible. Es posible que, como se dice, la forma dialogante de Platón aparezca como abierta a la discusión, pero eso debe corresponder a determinadas etapas (quizá mientras se permanezca en la gruta o mientras se camina por las ciencias propedéuticas) cuando aún es posible rechazar, gracias a las sucesivas selecciones, al alumno que disiente o no actúa como se espera que lo haga, pero no en la etapa final del conocimiento. Aunque la justificación racional de ello parece evidente: si la verdad es una, toda discusión en torno a ella es vana. Sólo consiste en «ver» cual sea esa verdad y seguirla fielmente.